lunes, 8 de junio de 2009

Sin Misericordia

Capitulo II

Ni siquiera supo como fue que llegó a ese punto.

Sus dedos enredados a sus cabellos, que se sentían suaves pesen a estar todavía húmedos por la lluvia de la mañana. Y su boca ¡Oh su gloriosa boca! Que retribuía a la diestra perfección sus besos. Ella suspiraba y él se sentía transportado a otra realidad, otro mundo. Una sensación tan maravillosa como sus caricias mismas. No supo cuanto abarcó ese primer beso, pero si fue consciente que a ese le siguieron muchos más conforme su necesidad por ella era saciada. Sentía que era capaz de absorber su vida misma, su esencia. Esa una adicción muy fácil de contraer.

Lentamente fue frenando la pasión de sus caricias, hasta convertirlos en roces pequeños y cariñosos que arrancaron una exquisita risita de los turgentes labios femeninos.

Abrió los ojos y la miró. De pronto se sintió azorado por su abrupta reacción. Se había propuesto poner distancia entre ella y él, y eso era lo que menos había hecho. Se sentía extraño y… renovado. Como si esos besos le hubieran dado la energía necesaria que solo hallaba en aquel alimento color grana. Frunció el ceño al recordarlo, pues por un mísero instante volvió a sentirse como un ser humano.

- Lo siento…- replicó en una voz muy pequeña, muy impropia de él. Sin embargo no hizo el menor movimiento de separarse de ella. Sus manos aún se encontraban anudadas a su cabello, y su cuerpo hambriento reclamaba sentirse más próximo a ella.

- Doctor…- parpadeó esos increíbles ojos verdes y su voz fue en extremo inestable.

- Ash- la corrigió con urgencia. Como si le resultara vital oír su nombre de esos labios femeninos.

Ella asintió -Ash…- y se quedó viéndolo como hipnotizada.

Este sintió una dolorosa punzada de comprensión y se mordió el labio antes de poner espacio entre ambos. Sin embargo no llegó muy lejos, pues la muchacha en pocos segundos volvió a cerrar la distancia entre los dos. Se veía sorprendida, y algo dolida.

- ¿Por qué?- preguntó en ese tono de voz suave y que rimaba a la perfección con toda ella.

Volvió a mirarla; sus mejillas se encontraban llenas de excitación, sus labios muy húmedos y purpurinos; denunciaba brío y lozanía a los gritos. Y de pronto se sentía hambriento otra vez, tenía ganas de besarla, de sentir su calor, su suavidad…

- ¿Eres consciente de lo que acaba de ocurrir?- le preguntó tras una larga pausa en la que notó como la respiración de ella se aquietaba.

Misty asintió expectante. Pero él no dijo más nada. Guardó silencio y centró la vista en el suelo. Ella dio otro paso y le tomó la barbilla, tuvo un pequeño sobresalto al notar su piel fría como el mármol, pero se mantuvo allí, acariciándole las mejillas con ternura.

- Me has atraído desde la primera vez que te vi… cuando rechazaste mi invitación para bailar ignorándome por completo… Y cuando apareciste en mi carruaje disculpándote por esa tonta ofensa, supe que no era algo simple que se acababa con un mero coqueteo…- acercó su rostro al suyo en el gesto más atrevido que hiciera en su vida -Desde ese día la duda me roe…He tratado de ser indiferente a ti pero no puedo… Siento que te necesito… que me haces falta. Que no estaba completa hasta que te conocí…- cerró los ojos y aspiró una larga bocanada de aire, como si le costara mantener el control sobre si misma -No sé lo que pasa conmigo, siento que me has enloquecido, que has arrebatado con tu aliento toda mi fuerza de voluntad… y que no tendré un solo segundo de paz sino vuelvo a hacer esto…-

Lo besó enardecida. Enredando los brazos tras su cuello, pegando su cuerpo contra el suyo que se aplastó bruscamente contra el filo del escritorio. Soltó un suspiro ronco al notar como ella lo guiaba en la caricia, perfeccionando sus besos y haciéndolo más adicto a ellos.

La interrumpió jadeando, notando que sus labios se sentían anormalmente tibios. Que todo él se sentía explotar. Su cuerpo estaba liviano y lleno de euforia.

- No es por mí por quien te sientes atraída…- le dijo finalmente peleando con su voz, con la exigencia que sentía de unirse a ella otra vez. Misty lo miró con sorpresa, luego meneó la cabeza -Es lo que hay dentro de mí lo que te atrae. Te sientes tentada a probarme, a degustarme…-

Ella volvió a sacudir la cabeza, sostuvo sus mejillas otra vez pero ya no se alarmó al notarlas frías como hielo. Acercó sus labios hasta casi rozar los suyos y se detuvo cerrando los ojos.

- ¿Sientes eso?- le preguntó con un hilo de voz.

¿Si lo sentía?. ¡Claro que si!. Peleó con la urgencia de arrebatarle la boca, de morderle los labios, de sentir su respiración agitada en su mejilla, el paseo de sus manos en su cabello, su cuello, regalando vida y calor a su paso…

- ¿Lo sientes…?- ella volvió a preguntar y su voz fue más pequeña. La punta de su nariz rozó la de él.

- No es normal, ni está bien- respondió finalmente. Centrando sus ojos en los de la joven. Esta sonreía dulcemente.

- Entonces no estaba equivocada…-susurró -Sientes algo por mí…-

Que ella se mostrara tan calmada ante lo que decía, contrastaba con el torrente de emociones que bullían dentro de él. Ni en todos los años que llevaba de eternidad se imaginó que esa angelical criatura terrestre pudiera hacerle revivir a flor de piel sentimientos que yacían sepultados en lo hondo de su memoria. Finalmente quebró el freno que se había auto impuesto y dejó que sus manos hambrientas la tomaran de la cintura, mordió con igual desesperación sus labios, probando el sabor dulce de su boca, y luego dejó una débil huella de besos que se dirigieron a su garganta. Con cierto estremecimiento corrió el cuello del vestido que ella llevaba, liberando la tez pálida y tibia… La vida secreta de sus venas se adivinaba con total precisión, y el aroma frutal de su piel había llegado al punto máximo… Sin embargo no se sintió afectado en absoluto. La tenía completamente a su merced, lo sabía, y el deseo innegable de su naturaleza salvaje había desaparecido como por arte de magia ¿a que se debía?. No le importó de momento, y se concentró en besar el blanco cuello con toda la delicadeza de la que pudiera ser capaz, agradeciendo a quien fuera aquel inigualable instante en el que volvía a sentirse un ser humano.

Se detuvo bruscamente. Los labios de ella lo siguieron por inercia como buscando recomenzar el ósculo. Él le tocó la nuca con sus manos frías, esperaba que retrocediera, pero la muchacha volvió a sonreír con ese mohín tierno y femenino, como si no notara su desesperación o la temperatura anormalmente baja de su propia piel.

- ¿Vas a seguir negando algo que es tan obvio?- le preguntó Misty con sorprendente calma, relamiéndose los labios que ahora estaban más rojos y turgentes que nunca.

- No- le respondió. Corrió el pulgar por el nacimiento de su cabello y notó como se estremecía imperceptiblemente -Pero… hay cosas que tengo que aclarar…-

- ¿May?-

- Entre otras cosas…- suspiró. Era increíble estar así frente a ella y no sentirse afectado en absoluto.

- ¿Necesitas tiempo…?-

Lo pensó. Él disponía de todo el tiempo posible, era relativo, eterno, pero ella no. Ella era una simple mortal que envejecería cada año hasta desaparecer…

- ¿Ash?-

- Tiempo es lo que no tenemos…- susurró en un hilo de voz. Ella parpadeó -Escucha- soltó su cabello y la tomó de la barbilla, si le molestó la acción no lo demostró, se mantuvo atenta a lo que diría a continuación -Espérame en el parque al atardecer…-

- Pero…- se detuvo ante el sonido repiqueteante de la lluvia que se oía en el techo, le hizo un gesto como indicándole ese pequeño contratiempo.

- Es imprescindible para nosotros… Por favor-

Misty asintió con gracia -Está bien-

Él besó sus manos tibias, luego la soltó y retrocedió un paso -Será mejor que regreses, ya te he… entretenido por mucho tiempo. Van a echarte de menos-

Ella volvió a acomodar el abrigo sobre sus hombros, cerrando de esta forma el pequeño escote de su vestido y se dirigió a la puerta cerrada. Puso la mano en el picaporte y se volvió de pronto con expresión preocupada. Por un momento volvió a ser la niña que todavía era.

- Yo…- empezó con cierta duda -No suelo comportarme de esa forma… Es la primera vez que dejo que mis sentimientos se desborden…- parecía en extremo apenada y avergonzada -Por favor no vayas a pensar que… tengo un comportamiento vulgar… Nunca antes…-

Le preocupaba lo que pudiera pensar de unas cuantas palabras ebrias de pasión, y de unos besos que habían salido de un ruego mutuo.

Él sonrió enormemente y a grandes zancadas volvió a aproximarse, sus manos la tomaron antes de que lo pensara siquiera. Sus labios descendieron con prisa sobre los de ella sepultando su tonta explicación. Misty suspiró contra su boca y sus pestañas vibraron mientras su cuerpo volvía sumirse en el éxtasis.

- No tienes que explicar nada- Dijo después de separarse. La voz ronca del joven demostró cuan afectado se encontraba. Tantas emociones a las que debería volver a acostumbrarse. Rozó los labios enrojecidos de la muchacha con el pulgar -Te conozco más de lo crees, y sé que no has hecho nada malo, ni inapropiado… Aunque muchos lo pondrían en tela de juicio- le sonrió -Pero yo no. Me gusta que seas impulsiva…- ella se sonrojó -Ahora ve-

Abrió la puerta con cuidado y con ternura la empujó hacia fuera, ella le hizo un gesto final con su mano y desapareció por el pasillo.


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Miró sus manos, y se preguntó por centésima vez porque se sentía tan calmado, tan satisfecho. Tan en paz consigo mismo; como si hubiera logrado realizar algo satisfactorio y emocionante.

Se sentía en extremo humano. Y vulnerable.

Había olvidado lo que era experimentar tales sensaciones; en su mundo actual no había lugar para la satisfacción, la plenitud y la calma. Constantemente se sentía ansioso, incómodo y… hambriento. Y aunque le había llevado muchos años acostumbrarse a esa constante sed, con el tiempo había aprendido a aplacar el incesante deseo.

Y no se había alimentado desde la mañana y no se sentía alterado en absoluto. ¿Realmente unos cuantos besos lo habían saciado de tal modo, que podía pensar con calma y serenidad?. Sonrió, y aspiró una larga bocanada de aire. ¿Cuánto hacía que no sonreía de aquel modo? Ya ni lo recordaba…

Esa angelical criatura terrestre lo había devuelto a la vida en todo el amplio sentido de la palabra.

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May anduvo arriba y abajo, arrastrando el ruedo de su costoso vestido por el suelo de mármol. Se sentía en extremo ansiosa y preocupada. Intuía que algo andaba mal… terriblemente mal.

- ¿Señorita?-

Se volvió al sonido de la voz. Su doncella, una muchachita joven y pálida que apenas había dejado de ser una niña, estaba de pie junto al umbral de la puerta mirándola con sus grandes ojos castaños. A veces actuaba de mucama y de asistenta; disponía sus vestidos y le arreglaba el cabello. Era una muchacha sencilla, modesta y… callada.

May la miró en ese momento como si nunca lo hubiera hecho; su ansiedad en su pico más alto, sus ojos encendidos de adrenalina, sus mejillas llenas de excitación. Voló sin mediaciones hacia la indefensa jovencita que permaneció como clavada en su lugar, y relamiéndose de antemano clavó una mordida certera en su cuello. La pobre doncella apenas se debatió como un pajarillo asustado, pero acabó sin poner mayor resistencia.

Los minutos pasaron, soltó el cuerpo inerte que cayó a sus pies y se tocó los labios. El sabor de la sangre humana era algo único, exquisito. Difícilmente podía compararse con la de los animales; esa sangre insípida y viscosa que nunca lograba saciarla. Degustó profundamente el liquido en su paladar, relamiéndose los labios. Abrió los ojos y observó finalmente el espectáculo monstruoso en el que se había convertido su persona. Había arruinado el vestido de satén, tenía el escote manchado horriblemente al igual que el ruedo y gran parte de la falda. Sus dedos chorreaban el líquido carmesí, al igual que su barbilla; sangre seca seguía una huella cuesta abajo por su garganta y desembocaba en el cuello del vestido.

Miró sus manos teñidas de rojo, y bajó la vista hacia el cuerpo sin vida de la doncella. Sintió repugnancia, asco. El suelo era una horrible pintura; charcos secos y frescos que despedían un tenue olor metálico. Debía limpiar eso inmediatamente antes de que Ash llegara.

Corrió a la cocina, mientras pensaba como deshacerse de ese cuerpo sin vida.


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La lluvia se había vuelto monótona y vacía, para esas horas era un gentil eco que ya era dolorosamente familiar.

La joven estrujó el pañuelo entre sus manos enguantadas mientras veía como el cielo gris iba oscureciéndose. ‘No vendrá’ murmuró su mente. La tarde caía en aquel cielo plomizo, perdiéndose en la noche que comenzaba a levantarse.

Otros veinte minutos más y la oscuridad dejó caer su manto. Finalmente se convenció de que no vendría, se aproximó a la ventanilla para decirle a su cochero que emprendiera el camino de regreso, cuando la puertecilla del carruaje chirrió indicando una nueva presencia. Aún en la pequeña luz que el farol desparramaba se adivinaba el semblante pálido y desmejorado del flamante doctor. Le costó algo de esfuerzo sentarse frente a ella.

- ¡Dios mío!- exclamó la joven asustada acercándose a él -¿Qué te ocurre?-

El joven alzó la vista, sus ojos tenía un leve tinte dorado que estremecía. Se quedó tieso, respirando aceleradamente.

- ¿Ash?- intentó nuevamente arrodillándose frente a él. Se quitó los guantes y le tocó la cara; su piel estaba fría como el mármol, como un trozo de hielo.

- Misty…-respiró este trabajosamente, observándola; el suave perfume corporal de su cuerpo se concentraba terriblemente en aquel pequeño espacio -Abrázame…- le imploró sin siquiera pensarlo.

Ella aceptó de inmediato esa orden. Se sentó junto a él y lo rodeó con sus brazos, olvidando que estaban en un lugar publico, que apenas le conocía, y que su comportamiento no era el adecuado para una muchacha de su cuna y estirpe. Pero las normas de educación y etiqueta parecían no existir en ese momento, cuando solo era consciente de que hacía unas pocas horas había confesado que sentía algo profundo por ese hombre, y este de alguna forma le había correspondido.

Ni siquiera supo cuanto abarcó ese abrazo. El calor de su cuerpo parecía un bálsamo que intentaba calmarlo. Se mantuvo junto a ella, rodeándola a su vez con sus brazos. Se sentía tremendamente sediento, pero por alguna razón desconocida podía aguantar todo el tiempo del mundo.

- ¿Qué ocurre?- oyó la voz suave, melodiosa de la joven. Eso le hizo cosquillas en la nuca.

Él la alejó con suavidad y la miró; sus ojos eran dos esferas de pureza, sus labios y mejillas semejantes al rubí.

- Entiendes que esto es una locura ¿verdad?- le preguntó a su vez con voz queda. Como si no hallara otra cosa para decir, o como si fuera indispensable que ella lo supiera.

Misty asintió, se acercó más a él. Estaba tremendamente pálido y temblaba imperceptiblemente -¿Qué ocurre?- se mordió el labio -¿Te arrepientes?. ¿Es eso…?-

Había tal súplica en sus ojos, y le rogaba silenciosamente que su respuesta fuera negativa, que no hubiera marcha atrás, que enfrentarían juntos todos los obstáculos que se interfirieran. Se vio urgido a contestar -Claro que no, no. Nunca me arrepentiré… Pero… hay muchas cosas… cosas en torno a mí que no… no…-

- No me importa- Misty lo interrumpió. Le sonrió, y su sonrisa pareció aliviarle; darle algo de la serenidad que buscaba -Me conformo con saber que sientes algo mínimo por mí…-

- Y lo siento. Siento algo por ti que nunca había sentido antes…-le tomó el rostro con las manos, como si le fuera vital experimentar la tibieza carnal de su piel -Y no es algo mínimo, es algo inmenso, tan poderoso que me inquieta…- la joven sonrió más todavía, y de pronto a él no le interesaron las palabras, ni lo erróneo de aquella situación pues estaba besándola con toda la pasión que un momento así podía desplegar. Con toda la avidez contenida, deseando fervientemente que ella saciara su ansiedad… que espantara todas las quimeras que se extendían sobre ellos.

Su ropa estaba húmeda, podía advertirlo mientras la acercaba a su cuerpo, y sus besos se hacían más urgentes, mas apasionados, más hambrientos… Intentaba responder de igual manera pero pronto se dio cuenta que no podía seguir su ritmo. No podía. Se sentía tonta e inexperta, y temió que eso le jugara en contra.

- ¿Qué pasa…?- le preguntó él al notar que ella se había alejado y ya no respondía con igual fervor a sus caricias.

Misty volvió la cabeza y lo miró. Estaba terriblemente sonrojada, y parecía tan pequeña e inocente -Yo…- titubeó -No puedo… no sé… Nunca había estado en una situación así y no…- se mordió el labio esperando que la entendiera.

Ash rió sonoramente. Y entonces se dio cuenta de que era la segunda vez en el día que reía de aquel modo. ¿Y la ansiedad que sentía donde estaba?. ¡Había desaparecido otra vez como por arte de magia!. Y todo debido a ella… ¡Ella!. Cuyos besos poseían el poder de volverlo a la vida… y de saciar su hasta entonces eterna sed.

- ¿Tienes idea de lo que me haces hacer…?- le preguntó sonriendo. Cielos que se sentía maravilloso poder hacerlo. La tomó de la barbilla con ambas manos -Me devuelves la vida con cada beso, Misty. Nunca debes avergonzarte de la pasión que brota dentro de ti…-

Ella se sonrojó aún más -Es que yo… Siento que ni siquiera puedo compararme contigo…-

- Es que no tienes que compararte conmigo- le susurró divertido -Eres única ¿lo entiendes?-

Ella asintió todavía con las mejillas encendidas, se mordió el labio antes de acabar con la distancia que los separaba y unir sus labios en otro beso afiebrado. Esta vez Ash dejó que fuera ella quien tuviera el control, él solo se limitó a seguirlo mansamente a donde fuera. No duró mucho, pero si fue en extremo tierno e inocente.

Ambos sonreían cuando se separaron. Parecía contagioso, y ella ya no se sentía tan abochornada.

- ¿Entonces?- preguntó Ash con voz tierna -¿Estas segura de que quieres intentar algo conmigo?-

Misty ni siquiera necesitaba pensar la respuesta -Si- y añadió con absoluta convicción -Estoy dispuesta a seguirte hasta el fin del mundo con tal de ver a donde nos va a llevar esto-

- No será fácil… Muchos pueden no entenderlo y juzgarnos-

- Lo sé- Misty tomó aire. Sabía que estaba tomando la decisión más importante de su vida, y que con eso podría ser rechazada por la sociedad, y por su familia -Pero quiero estar contigo-

- Yo también-

Ambos se quedaron en silencio. Un silencio cómodo y amistoso, que era roto por el suave sonido de la lluvia que golpeaba contra el techo del carruaje. Ash se encontraba sumido en sus cavilaciones; entendía que había una barrera tangible entre ellos: una barrera de eternidad, de su horrible naturaleza, y de hechos extraños, pero no se encontraba listo para hablar. Necesitaba afianzar su relación con ella antes de confesarle la verdad.

Además estaba May. Y no sabía como actuaría la mujer al enterarse de las nuevas. Aunque hacía tiempo que lo venía sospechando, a estas alturas era algo que ya no se podía evitar. Esperaba que lo entendiera.

- Será mejor que vayas. Sé lo que estás pensando- ella habló con voz suave. Ash volteó a verla confundido -Sé que tienes un deber con May, y que no te será fácil romperlo… Si necesitas tiempo para arreglar las cosas con ella…yo te esperaré todo lo que sea necesario…-

- Tiempo es lo que no tenemos…- le reiteró tal y como lo hiciera antes en el hospital. Se tocó el cabello en una acción inconsciente -Lo que hay entre May y yo es mera formalidad… es… largo de explicar. Ya no hay nada que nos una, salvo un compañerismo impuesto a la fuerza por el destino, pero que ha cambiado desde que apareciste tú. Ella sabrá entender-

Misty le tocó las mejillas -Esa aura de misterio que te rodea me atrae más y más hacia ti…-

Él asintió con cierto pesar. Sus palabras de pronto le recordaron que muy en lo profundo todavía era un depredador y que esa terrible naturaleza de la que renegaba constantemente lo había revestido con las armas más seductoras para atraer a sus presas.

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miércoles, 6 de mayo de 2009

Five Themes

Nota: Basado en el ABC Contest, pero como ese era muy largo (ni siquiera puedo acabar con el de 101 Kisses, me voy a meter con el del abecedario? Jojo ni loca!) Decidí hacer este que abarque nuestras cinco lindas vocales. El 'reto' es hacer un drabble con una palabra que empieza con la correspondiente vocal ¿se entiende?. Bueno, veremos como sale, estoy poniendo mi máximo esfuerzo ^^

Disclaimer
: Pokémon no me pertenece, sola la idea en si

Pairing: Ash & Misty

Themes: Anónimo, Escudo, Invierno, Oscuridad y Usurpación

Nota de hoy 6 de mayo...
Queria subir los 5 one shots todos juntos, pero estoy tremendamente trabada en 'Oscuridad' una sidestory de 'La noche en tus ojos' y estoy peleando para conservar el hilo del one shot, y para no salirme de la trama original... En cuanto lo termine tambien lo subiré, junto con 'Usurpación' que ya está terminada.

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

Anónimo:

Leyó la carta mientras estaba arrodillada en el suelo. Sus piernas desnudas chocaban con los fríos mosaicos del gimnasio, pero a ella parecía no importarle.

Te amo desde que te conocí. Tal vez no te diste cuenta antes, reconozco que a veces no soy muy bueno con las palabras…
Quería que lo sepas, quizás algún día reúna el suficiente valor para confesártelo personalmente…

Misty dio vuelta la carta buscando al hacedor de tan breve confesión de amor. Pero no halló nada. La hoja no tenía firma, ni detalles, dándole a entender que era de alguno de esos pretendientes anónimos que a diario recibía en el gimnasio.

Aunque no le gustaba admitirlo no era una muchacha común. Ser la menor de tres hermanas famosas le daba un protagonismo que la incomodaba; a eso había que sumarle su papel como la Líder más joven de todos los gimnasios de Kanto, conocida por su amabilidad y benevolencia hacia los entrenadores que recién comenzaban.

Y no solo eso… Su gracia natural era algo que iba más allá de la fama que tenía por ser la 'cuarta hermana sensacional', o por ser el miembro más joven del comité de Kanto. La belleza era algo que no había pedido, que había llegado solo con el correr de los años convirtiéndola en una criatura agraciada y perfecta. Sin embargo ella seguía viéndose como la niña de diez años que un día salió a buscar su lugar en el mundo.

Meneó la cabeza y leyó la carta por segunda vez. Por un momento se permitió soñar cosas imposibles. Como que ese admirador anónimo no era otro que aquel joven nativo de Pallet town que había robado su corazón hacía muchísimo tiempo atrás…

De pronto sonrió con tristeza. En ocasiones seguía siendo tan ingenua como una niña pequeña. Ocasión como esa en la que soñaba despierta con algo que era remotamente lejano.

'Nunca cambiarás, Misty'

Se puso de pie y guardó la carta en uno de los bolsillos de su short. Caminó silenciosamente hacia los acuarios, su silueta pronto fue fácilmente engullida por las sombras errantes de la noche.

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Afuera del edificio un alto joven observaba el firmamento lleno de estrellas. Había crecido mucho con el correr de los años, y los constantes viajes lo habían cambiado tanto física como mentalmente. Sin embargo había algo que se mantenía imperturbable, y eso se reflejaba en la carta anónima que había volcado en el buzón privado del gimnasio horas atrás.

Se sobó la nuca despeinando aún más su alborotado cabello negro. Para algunos retos rebosaba de valentía y confianza en si mismo, más sin embargo a la hora de hablar de sentimientos se hallaba confundido, cobarde y muy torpe.

Años de conocerla y aún no era capaz de decirle lo que significaba para él…

Suspiró y miró la puerta cerrada con tristeza e impotencia; metió las manos en los bolsillos y rompió a caminar hacia la calle, hacia la estación de trenes. Los hombros encorvados, la mirada baja y perdida en el suelo.

Quizás otro día…

Quizás otro día y podría reunir la suficiente valentía para confesarle -y esta vez no a través de un papel sin firma- esos tibios sentimientos que ella le inspiraba.


…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…


Escudo:

Él lo sabía.

Lo tenía muy presente mientras la besaba con voracidad y sus manos expertas recorrían aquel cuerpo esbelto buscando el modo de desvestirla con mayor facilidad.

Apresó sus cabellos con violencia, echándole la cabeza hacia atrás para mirarla como hacía siempre con todas ellas, mientras su vestido de cocktail caía lentamente al suelo enseñando la atrevida Lingerie que llevaba puesta debajo.

Observó sus ojos eran grises, no verdes; y sus cabellos eran negros, no rojos como su mente persistía en hacerle ver. Sus labios estaban bien pero no le quemaban, sus besos eran apasionados, sí, pero no poseían aquella loca desesperación que solía enardecerlo cuando era ella quien lo besaba.

Él lo sabía.

Y seguía sabiéndolo mientras daba rienda suelta a los deseos de su cuerpo, volcándose dentro de esa desconocida que no era nada, que no consistía nada. Solo un bonito rostro ignoto que servía al propósito de sustituir. De aliviar. De escudar.

Porque él las usaba de escudo.

A todas ellas. Las usaba para escudar sus sentimientos, para protegerse, para defenderse de aquella otra mujer, aquella hechicera pelirroja que le había dado a escoger entre el amor y su sueño. Había escogido lo más conveniente para él; fama, gloria, reconocimiento.

¿De que le servía perder a una insignificante mujer, cuando podía tener todas las que quisiera con solo un chasquido de sus dedos?

Y todas ellas eran un escudo. Un escudo. Porque cada vez que volvía a ver a esa pelirroja necesitaba desesperadamente protegerse y defenderse.

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

Invierno:

Coff, coff -Si, tengo mucha tos, Gary…- coff, coff - Y… también me duele mucho la cabeza y… y la garganta…- bajó el tono de voz volviéndola débil y dolorosa -C-creo que tengo gripe… O un catarro terrible… ¡coff!- siguió tosiendo ruidosamente a través del teléfono que mantenía pegado a su oído -Si, claro que iré al doctor. Gracias por darme el día, Gary… Si, si, adiós…-

Apenas colgó el teléfono, exhaló un grito de alegría juvenil y se arrojó de un salto a la cama sin hacer. Tan solo vestía boxers una prenda poco recomendable a la situación, considerando el frío clima de allá afuera y la nieve que se amontonaba en la ventana, la cual podía apreciarse tranquilamente desde el lecho.

- No suenas muy enfermo para mí- sentenció una mujer que se hallaba semi oculta entre las sábanas revueltas. El color encendido de su cabello destacaba como nunca entre las almohadas blancas.

- Claro que estoy enfermo. Tú deberías cuidarme y darme una medicina especial…- él replicó descorriendo las mantas y revelando la bien proporcionada silueta femenina. Estaba casi desnuda salvo por la pequeña prenda de encaje inmaculado.

La observó a su antojo, sonriendo con picardía mientras sentía su corazón acelerarse ante tan seductora visión.

- ¿Vas a quedarte ahí viéndome todo el día?- le interrogó ella con voz normal. Finalmente rodó hacia un lado, medio cubriéndose con sus delgados brazos -Muero de frío Ash…-

- Lo siento- se dejó caer junto a ella abracando su cuerpo con ternura y atrayéndola hacia si -¿Mucho mejor?-

- ¿No te quedaste a hablar, cierto?- arqueó una ceja delicada y lo miró con esos increíbles ojos verdes. Él le devolvió un mohín risueño- Gracias, sí, estoy mucho mejor- le respondió.

Los ojos castaños chisporrotearon de risa -Es que conozco muy bien a mi esposa-

- ¿Así?- ella le dio un golpecito en el pecho. Eso solo ensanchó la risa en los labios masculinos.

- Así es, deseaba pasar este frío día de invierno conmigo en la cama, y tuve que mentirle a mi jefe para satisfacerla…-

- ¡Ketchum eres un…!. ¡Tú deseabas pasar el día conmigo en la cama!-

Él se rió estrepitosamente y la besó en la mejilla -Muy bien, ya me tienes Misty. ¿No te agrada que le haya mentido a Gary para quedarme y estar así contigo?-

- Claro que me agrada Ash…- su voz tomó un tono más seductor a medida que corría sus largas uñas cuidadosamente manicuradas a través del pecho masculino -Pienso que deberías hacerte el enfermo más seguido… Este vaticina ser un invierno muy crudo y recién está empezando…-

- Despreocúpate- contuvo el aliento y soltó un suave gemido -Planeo hacerlo todas las semanas hasta que llegue la primavera…-

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

viernes, 6 de febrero de 2009

Meu Anjo

Capitulo 25
-Epílogo-

Se dio la vuelta, buscando una posición más cómoda, y el sol le dio de lleno en la cara. Apretó los párpados ignorando la molesta intromisión, pero para su mala suerte ya estaba despierto. Así que abrió los ojos y suspiró al notar las cortinas corridas que dejaban entrar con tanta libertad al astro intruso; era responsabilidad suya ubicarlas en su correspondiente lugar la noche anterior para evitarse despertares como aquel, pero tuvo que reconocer que estaba tan cansado que se durmió así sin más.

Sin ánimos de levantarse, se cubrió los hombros con las sábanas y dio media vuelta, dándole la espalda al sol y encontrándose con una muy agradable visión. Sonrió lentamente, al tiempo que se acercaba a la mujer allí tendida, y susurró como si no quisiera despertarla, pero sabiendo que lo haría de todas formas.

- Hay una hermosa mujer en mi cama…-

Aquello arrancó una pequeña sonrisa de ella. Sus labios se suavizaron, al tiempo que arqueaba sugestivamente una ceja, pero sin proferir palabra.

- Casi puedo decir que es un prodigio despertar y verla a mi lado, señora Ketchum…- ante sus palabras la mujer abrió los ojos. Los tenía grandes y profundos del color de la turquesa, bordeados por largas pestañas negras. Parpadeó algunas veces centrando en él su atención -¿A que se debe tal milagro?- prosiguió.

- ¿Quizás a que sea domingo?- respondió ella en un susurro y volvió a cerrar los párpados por un instante.

Él rió entre dientes, se acercó todavía más estirando los brazos y abarcando la silueta de su compañera. Sus labios pronto se acoplaron íntimamente a la mejilla femenina -Pues me alegra que sea domingo entonces, señora Ketchum…- le besó el lóbulo del oído y siguió dejando huellas por el cuello de la mujer. Su piel estaba tibia y suave, producto de las horas de sueño.

Esta soltó esa risilla suave y perezosa que conocía muy bien, antes de responder con cierto titubeo a sus caricias -Ash… los niños…-

- Están durmiendo…- la atrajo fácilmente a su pecho, ubicando su peso sobre él. Su mano izquierda se coló entre su cabello, mientras la restante se acomodaba a su cintura, advirtiendo el sedoso genero del camisón que llevaba puesto -Demasiada ropa para mi gusto- murmuró contra su mejilla.

Ella había puesto fin a su reserva y respondía asiduamente a esos besos que comenzaban a escalar en intensidad. Él invirtió la posición de sus cuerpos, y cuando pensaba deshacerse de aquella bendita prenda -que conocía muy bien- pero que componía un bonito obstáculo a sus propósitos, se oyó un agudo grito, y una voz infantil que gritaba muy cerca de ellos.

- ¡Doen!. ¡Mamá y papá están peleando…!-

- No están pelando, tonta- respondió al rato otra voz infantil, pero en un tono de superioridad -Están haciendo…-

- ¡DOEN!- Ash lo censuró, sacando la cabeza desde el borde de la sábana viendo a su hijo de diez años que estaba parado en el umbral de la habitación con una sonrisa maliciosa. A su lado una niña pequeña también estaba observándolo en tanto abrazaba un pikachu de felpa, algo descolorido -Si sabes lo que es bueno, cierra la boca…-

- Claro papá- respondió el niño, riendo ante la incomodidad que le había causado a su progenitor. Acto seguido desapareció de la puerta, perdiéndose por un pasillo de paredes claras.

Misty volvió a acomodarse en el lecho, sonrió a su frustrado esposo y depositó un fraternal beso en su mejilla -Lo siento cariño, pero parece que la mañana ha comenzado oficialmente y no hay tiempo para el romance…-

- Dímelo a mí- respondió este en un murmullo.

La mujer salió del calor de la cama, cubriendo con una gruesa bata su aún delgada silueta y caminó hacia el umbral donde la pequeña continuaba, descalza, abrazando con aprensión a su muñeco.

- ¿Qué haces ahí princesita?- colocó la mano entre su vistoso cabello color mandarina, antes de alzarla en brazos -¿Quieres quedarte con tu papá?-

La niña asintió con entusiasmo y se abrazó a su cuello. Misty volvió a caminar los pasos hacia su lecho y la depositó entre las sábanas donde Ash la tomó para luego arroparla junto a sí.

- ¿Tienes frío Ciel?- preguntó él en un susurro, a lo que la pequeña contestó afirmativamente haciéndose un ovillo en sus brazos.

Misty observó a ambos con ternura, y luego de depositar besos en sus mejillas se alejó para preparar el desayuno.


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El niño estaba tan concentrado en untar jalea a su plato de tostadas que no advirtió la presencia de la mujer hasta que ella lo abrazó por detrás revolviendo su cabello ensortijado que era extremadamente similar al suyo.

- Buenos días cariño- dijo Misty con acento alegre.

- ¡Mamá, me despeinas!- exclamó disgustado el pequeño intentando zafarse, para finalmente quedarse quieto con aires de mártir mientras su madre cumplía con su ritual zalamero.

- Me lo tomaré como pago por lo que le has hecho a tu padre…- Misty sonrió pellizcándole la mejilla manchada de diminutas pecas. Aparte del color encendido de su pelo, también había sacado la tonalidad cristalina de sus ojos.

- Yo no tengo la culpa de que papá y tú vivan en una constante telenovela…- sentenció el jovencito volviendo a acomodar el fleco que caía en desorden cubriendo sus ojos. La verdad era que adoraba a su madre, pero era extremadamente adusto a los arrumacos.

- En algunos años quizás lo entiendas- Misty encendió una hornalla y colocó una tetera llena de agua, encendió también la tostadora y colocó las rodajas de pan.

- ¡Claro que no!. ¡Yo nunca tendré una novia, las chicas lo único que hacen es molestar y lloriquear todo el día!- replicó convencido, comiéndose de un bocado la tostada que acababa de untar antes de que ella lo interrumpiera.

Misty rió entre dientes -Eso mismo era lo que tu padre decía cuando tenía tu edad…- notó la cara sorprendida del niño y agregó -¿Por qué desayunas tan temprano?-

- Tynan, Taylor y yo hemos decidido cruzar el bosque Verde en bicicleta y hacer un picnic en…-

- Doen- Misty se giró poniendo en mínimo la hornalla. Su hijo la miró con expresión inocente -¿Planeas molestar a tu hermana?-

- Claro que no, mamita- cruzó los dedos tras de sí y volvió sonreír.

- Y hablando de ella, ¿Soly ya se ha levantado?-

- Está encerrada con Aislin en su habitación y no me permiten entrar- refunfuñó -No hacen más que hablar en cuchicheos y reír como tontas…-

Misty meneó la cabeza en actitud conocedora, miró al niño - ¿De que crees que hablen?-

- No creo que sea de la nueva especie de Pokémon que el padre de Taylor descubrió…- se encogió de hombros.

- Es cierto cariño, no hablan de eso- Misty preparó el café y colocó las tostadas en un plato, puso una nueva ronda de panes para dorarse y llevó todo a la larga mesa; allí dispuso las tazas para cada integrante de la familia. Cuando volvió, Ash estaba parado junto al refrigerador con la niña pequeña en brazos. Se acercó a él y le dio un rápido beso en los labios.

- Hey- le dijo este -¿Ya está el desayuno?. Ciel y yo morimos de hambre ¿no es cierto princesa?-

La niña asintió riendo, observando a su madre con sus enormes ojos castaños iguales a los de su padre.

- El desayuno ya está listo- contestó Misty y les indicó la larga mesa tendida -Yo iré en busca Soly y Linn-

Ash pasó junto a ella hacia el comedor. El niño lo siguió de cerca con su taza en la mano.

- ¿Soly planea salir?- preguntó en cuanto depositó a la niña en una silla y la aproximó a la mesa, para luego tomar lugar a su lado.

- No lo sé. Tú eres su padre ¿cierto?. Deberías saberlo- Doen contestó con una mueca, pero al ver la expresión asesina del hombre asintió raudamente -La respuesta es si, padre. Va a salir con Dawlish y su grupo de amigos-

Ash apretó los labios por un segundo 'Ser padre de una adolescente es el trabajo más dificultoso del mundo…' miró a la pequeña Ciel que hacía burbujas con la leche de su taza y no pudo menos que sonreír 'Menos mal que a ti te falta mucho, cariño…'

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Escuchó las risitas desde antes de llegar a su puerta. Un enorme cartel escrito en dorado que portaba la palabra Soleil le avisaba a quien pertenecía la habitación. Golpeó suavemente con los nudillos haciendo que los sonidos del interior cesaran inmediatamente.

- ¡Te he dicho que no molestes Doen!- se oyó una voz juvenil con acento enojoso.

Misty sofocó una sonrisa -No soy Doen…-

La puerta se abrió de inmediato tras sus palabras, dándole lugar a la silueta alta y agraciada de una adolescente en sus tempranos quince. Misty esbozó un gracioso mohín al ver a su hija mayor. El cabello negro y lleno de bucles que le pasaba la cintura le daba un aspecto de alabastro a su piel, debido a eso sus ojos claros resaltaban de un modo imponente. Era delgada, el short extra-corto que tenía puesto en eso momento daba evidente cuenta de ello. Soleil sonrió alegremente al ver a su madre, la abrazó con cariño y la metió dentro de su habitación, donde otra muchacha también la esperaba.

El parecido entre ambas chicas era notable, tuvo que reconocer la mujer pelirroja; salvo la diferencia del color de ojos y el largo de sus cabellos (el de Aislinn apenas le pasaba los hombros y era extremadamente lacio) podrían haber pasado por mellizas.

- Hola niñas- Misty besó y abrazó a su sobrina con ternura, luego se giró en la habitación y se sentó en el borde de la cama cuidadosamente hecha. Miró el atuendo de su hija y arqueó una ceja -¿Piensas salir así vestida Soly?- antes de que esta respondiera, agregó -Creo que no necesito decirte que tu padre te enviará de regreso a tu habitación si te ve así…-

La nombrada se sentó frustrada en el borde opuesto de su cama- ¡Pero…!- exclamó, para luego cubrirse el rostro con las manos, permaneció así unos segundos luego suspiró -Tienes razón mamita, es que…-

- Yo le advertí que tío Ash se enojaría mucho- Aislinn intervino alzando una mano, al contrario de su prima vestía jeans y una blusa holgada estilo oriental color lila, se acercó a su tía y se dejó caer a su lado apoyando la cabeza en sus rodillas.

- Ponte algo más cómodo, cariño- Misty sugirió con una sonrisa acariciando el cabello de su sobrina como solía hacerlo cuando esta era pequeña. Soleil se paró frente a su armario y suspiró resignada -Escucha nena, sé que esta salida es especial, pero lo que te pongas no hará que Dawlish cambie lo que siente por ti. Debes ser tú misma…-

- ¡Mamá!- la joven se volvió con el rostro ferozmente ruborizado. Se mordió el labio -¿Cómo… como lo sabes…?-

Misty ahogó una risa y le hizo una seña de que se acercara a ella. Soleil así lo hizo y se acuclilló hasta quedar a su altura. La mujer le tocó el cabello ensortijado y las mejillas -Has crecido junto a él, era normal que esto pasara algún día…Duplica y yo lo hemos previsto desde que ustedes eran pequeños… Además -rió con evidente humor -También tuve tu edad, hija, con tu padre pasó algo similar… aunque él dio muchísimas vueltas antes de confesar lo que sentía por mí-

- ¿En serio?. Papá no parece ser muy…. Quiero decir que no me lo imagino en una situación así, siempre es tan seguro de si mismo… y…- miró hacia abajo con cierto pesar -Dawlish no le agrada-

- ¡Eso no es cierto!. Es solo que tú eres su princesita y quiere protegerte- le tocó las mejillas sonrosadas. Había mucho de si en esa niña que lentamente se volvía mujer -No quiere que te lastimen, cariño. Y las heridas del corazón son las que más tardan en cicatrizar…-

- Lo sé, y también sé que Dawlish sería incapaz de lastimarme, mamá…- se sonrojó otra vez.

Misty asintió con cierta pena ¿Era aquel un pequeño síntoma de que pronto su primer pajarillo abandonaría el nido?. Desechó esos pensamientos y se puso de pie, se dirigió al closed de la joven y extrajo un gastado jean azul. Se lo tendió -¿Por qué no pruebas con esto?-

Soleil asintió y se cambió detrás del biombo pintado de rosa, mientras su madre peinaba el cabello de su prima. Aquel era un ritual que a pesar de los años no había cambiado, ella seguía ayudándolas a peinarse como cuando eran pequeñas.

Luego fue el turno de Soleil, Misty se dedicó a recoger en una simple cola de caballo el hermoso pelo de su hija, luego sonrió con satisfacción al verlas listas y añadió con un leve murmullo -Es mejor que vayamos a desayunar antes que tu padre en persona venga a buscarnos…-

- Te dije que papá era un dictador- la joven sentenció con falso enojo -¿No te lo dije?-

- Siempre lo has dicho, cariño-

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- Iba a mandar a la oficial Jenny a buscarlas- Ash declaró bebiendo su cuarta taza de café -¿Qué las ha demorado tanto?-

Las jovencitas tomaron asiento mientras Misty desaparecía dentro de la cocina buscando más café y tostadas.

- Seguro Soly no encontraba que ponerse para su salida con Dawlish…- Doen rió en voz baja, orgulloso de saber como molestar a su hermana -Y conociéndola, todavía no se ha inventado la prenda que haga que luzca bien…-

- Doen- Ash arqueó una ceja -¿Otra vez ese chiquillo?-

- Esta vez es una salida en conjunto, tío Ash- Aislinn acudió en el rescate de su prima -También irán Ian, Avril y yo por supuesto…-

- Mamá estaba hablando con nosotras- la joven respondió a la anterior pregunta de su padre, tras sonreír con alivio a su salvadora -Además no es como si Doen no fuera a molestarnos…- miró al niño de reojo- ¿Acaso no es lo que planean hacer esos niñatos y tú?-

- Para tu información, no. Tynan, Luca, Taylor y yo solo pasearemos por los alrededores del bosque Verde y haremos un picnic. No eres tan importante como para malgastar un día entero en ti…-

- Basta ya, Doen- Ash lo cortó con seriedad -Deja de molestar a tu hermana, ella es demasiado grande para saber lo que hace…-

Soleil lo miró de soslayo, luego se concentró en morder una tostada con los ojos bien abiertos. Misty finalmente se sentó a la mesa junto a ellos depositó un nuevo plato de tostadas calientes, y sonrió mientras se servía una enorme taza de café.

- Por supuesto que Soly sabe lo que hace, es una muchacha muy inteligente- manifestó alegremente.

Doen miró a su madre con fijeza -¿Consideras que está bien que Dawlish y ella sean novios?-

- No- Ash se adelantó dando una negativa rotunda.

- ¡Papá!- la joven prorrumpió con cierta impotencia mirando a su progenitor.

- Eres muy joven para pensar en esas cosas, ser amigos está bien y es correcto, pero…-

- Si mal no recuerdo, tú y yo nos pusimos de novios a esa misma edad y un año después nos casamos cariño ¿lo recuerdas?- Misty lo cortó tranquilamente.

- ¿Qué?-

- ¿Cómo…?-

Las exclamaciones de los jovencitos no se hicieron esperar. Obviamente ninguno conocía bien la historia y observaban a los dos adultos con fascinación y respeto.

- No puedes comparar- finalmente Ash respondió enviándole un silencioso mensaje de 'Gracias por tu ayuda' con la mirada.

- ¿Por qué no?. ¿Qué hay de diferente?- Misty pestañeó suavemente 'De nada' y le sonrió con ironía -Tenías la misma edad que ella cuando confesaste que yo te gustaba ¿lo recuerdas?-

- ¿En serio?. ¡Que romántico!- Aislinn exclamó emocionada

- No viene al caso, Linn. Estamos hablando de Soly aquí, y ella es casi una niña…-

- Yo también tenía quince años en ese entonces…-

- ¡No es lo mismo!. ¡Misty deberías ayudarme no hundirme!- exclamó el hombre frustrado dando un leve golpe de impotencia en la mesa.

Soleil sonrió encantada -¿De verdad papá y tú se casaron a los dieciséis?. Nunca me lo contaste mamá…-

- Si, ¡y que nosotros lo hayamos hecho no significa que tú también podrás hacerlo jovencita!- Ash exclamó rápidamente.

- No entra en mis planes casarme a los dieciséis, papito- Soleil le lanzó una ojeada intimidadora muy similar a las que Misty solía enviarle.

- ¿Lo ves?. Tu hija tiene más sentido común que tú…- Misty se acercó a él y le dio un ligero beso en la mejilla -Deja de ser tan carcelero, cariño, no te queda-

- ¿Puedes confiar en mí, papá?- la voz de la joven parecía un gemido de suplica, lo miró con esos increíbles ojos verdes.

- Si confío en ti, princesita- Ash extendió el brazo sobre la mesa y le tocó la mano con cariño -Solo que no quiero que nadie te haga daño-

- Dawlish no va a hacerme daño, y…- bajó la cabeza -Si lo hiciera, ya es hora de que aprenda a valerme por mí misma, no puedo estar dependiendo de ustedes todo el tiempo-

Ash se quedó en silencio por unos segundos. No supo que responder, su pequeña hija estaba convirtiéndose en adulta con sorprendente rapidez y ni si quiera podía pensar en asimilarlo.

- Está bien cariño- respondió Misty en su lugar, viendo que su esposo se había quedado anonadado. Advirtió que el resto compartía dicho silencio y preguntó amablemente -¿Alguien más desea café?-


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- He acomodado todo en esta cesta- Misty decía dirigiéndose a su hija mayor quien tenía en brazos a su pequeña hermana. Estaban en la cocina y había pasado una hora desde el desayuno -Puse emparedados, frutas, algunas porciones de tarta de manzana que sobraron de ayer y una botella de agua mineral… ¿crees que esté bien?-

- Es perfecto mamá- Soleil asintió con un gesto -Solo seremos los chicos y yo-

- Si, hija, pero esos muchachos no se llenan con nada…-

La joven rió, aseguró a su hermanita contra la cadera y se acercó a su madre -Papá no lo ha tomado bien ¿cierto?. Está encerrado en su estudio desde entonces-

Misty esbozó una sonrisa intentado despejar el ánimo de la muchacha -Todo esta bien, Soly, no te preocupes por él-

- No quiero que papá y tú discutan por mi culpa-

- ¡Nunca discutimos, cariño!-

Soleil le lanzó una mirada escéptica y rompió a reír suavemente -Si, claro…-

- Bueno- Misty la interrumpió con gesto culpable -Es normal que las parejas tengan algún intercambio de palabras-

- Si tú lo dices- la joven se encogió de hombros -¿Esta todo listo?-

- Si- asintió dando una palmada a la cesta.

- ¿Y que harás el resto del día?-

- No lo sé, supongo que quedarme con esta belleza aquí en la casa- tomó a Ciel de los brazos de la joven y la abrazó dándole un beso -¿Qué dices, nena?-

La pequeña asintió con gran sentimiento.

- Ya ves, podemos alquilar algunas películas- se dirigió a Soleil -Nos arreglaremos la mar de bien…-

Se oyeron unos pasos apresurados y Aislinn se asomó por la puerta -Los chicos ya están aquí…- dijo con ansiedad.

La otra jovencita tomó la canasta y se palpó nerviosamente el cabello, sus mejillas encendidas denotaban su excitación.

- Te ves muy bien, hijita- Misty le aseguró, luego se giró a la otra muchacha que inocentemente también tomaba nota de su vestuario y peinado -Tú también, Linn-

Las jovencitas asintieron y luego de mirarse la una a la otra con nerviosismo se encaminaron por el pasillo hacia la puerta de entrada. Misty las seguía sonriendo conocedoramente con la niña pequeña en brazos. Se ajustó la bata rosada antes de salir.


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Un amplio jardín era lo que mas llamaba la atención de la inmensa casa, eso y el césped prolijamente cuidado que resaltaba su intenso color esmeralda. Rosales blancos y rojos cubrían las rejas de los ventanales, lirios silvestres de varios colores circundaban el delgado camino que conducía a la calle, donde cuatro jóvenes montados en bicicleta esperaban.

- ¡Buenos días tía Myst!- saludó uno de ellos agitando alegremente su brazo, era alto, de cabello castaño oscuro y ojos color añil. Cortésmente se acercó a Soleil y tomó la gruesa canasta de sus manos para luego colgarla fácilmente al manubrio de su rodado.

- Hola Dawlish- Misty lo saludó cariñosamente con un gesto, viendo con ternura como su hija se acercaba avergonzada hasta él para luego darle un tímido beso en la mejilla. Tras lo cual se sentó en el asiento trasero de su bicicleta.

Notó que Aislinn también hacía lo propio subiéndose a la bicicleta de Ian, y no pudo menos que sonreír. Su sobrina estaba visiblemente abochornada al igual que el jovencito que iba a llevarla. Este no era tan alto como el otro muchacho, era demasiado serio y formal, pero sus ojos verdes irradiaban tanto calor que servía para derretir su fría apariencia. Aislinn obviamente lo sabía.

- Hola tía Myst- la saludó una hermosa joven de cabello verde oscuro y grandes ojos azules, el joven junto a ella le hizo una graciosa inclinación de cabeza, y por un momento su cabello rubio brilló bajo la luz del sol.

Misty se apresuró a responder -Hola Avril, hola Derek- se acercó unos pasos hacia ellos sobre el inmaculado césped -¿A dónde irán?-

- Daremos una recorrida por el bosque Verde y finalizaremos en la reserva del abuelo, Soly tenía deseos de visitar a la señora Delilah, así que pasaremos un rato por allí también- Dawlish manifestó con seriedad.

- Haremos una parada en el bosque para comer, si es lo que te preocupa tía- intervino finalmente Ian con acento responsable. Dawlish lo miró de soslayo algo molesto.

Misty sonrió internamente, Dawlish tenia una personalidad de líder innata, herencia de Gary obviamente, y ella encontraba divertido como su sobrino Ian ponía en tela de juicio todo lo que dijera. No lo hacía a propósito, a su modo consideraba que debía proteger a su prima tal y como su tío Ash se lo había pedido incontables de veces.

En ese momento la puerta de entrada se abrió y los rayos del sol iluminaron la alta silueta del susodicho. Tenía una expresión seria y casi asesina en su semblante.

Soly se cubrió parte de la cara con una mano, mientras su padre seguía caminando a través del césped hasta detenerse junto a su madre, quien lo miraba fijamente con el ceño fruncido en desaprobación.

- Buenos días tío Ash- saludó Ian con educación haciendo retroceder su bicicleta hasta el borde del cordón. El resto lo imitó saludando y moviendo sus rodados para ganar fácilmente la calle cuando se decidieran a partir.

Dawlish maniobró su bicicleta con igual destreza y se enfrentó por un segundo a los oscuros ojos marrones que desde que tenía memoria intentaban intimidarlo. Ahora sonrió con el mayor descaro posible y elevó confiadamente su brazo en el aire mientras empezaba a pedalear con soltura.

- ¡Hasta pronto señor K…!- gritó con alegría genuina, y ganó velocidad rápidamente haciendo que su acompañante se aferrara a su cintura con mayor fuerza. El resto lo imitó despidiéndose

- ¡Ten cuidado jovencito!. ¡Si algo llega a ocurrirle a Soly me encargaré personalmente de azotarte…!- se aproximó a la calle viendo que ya estaban a una cuadra de distancia y su risa despreocupada llegaba flotando hasta él. Hizo bocina con sus manos y repitió a los gritos -¿Me has oído Oak?. ¡Te azotaré…!-

Misty lo golpeó en el brazo con el puño cerrado, Ash volteó a verla ofendido sobándose con la mano -¿Qué?- Preguntó confundido.

- ¡Tú!- exclamó Misty -¿Cómo te atreves?- volvió a darle otro golpe y se encaminó visiblemente molesta a la casa.

Ash se tocó la cabeza confundido y la observó alejarse. Sus pasos rápidos le daban un delicioso toque cadencioso a sus caderas. Él sonrió complacido, la seducción innata de Misty no había desaparecido con los años, y esta era bien consciente de que mantenía la vista fija en su cuerpo -y sobretodo en ese lugar curveado donde la espalda perdía su nombre…-

Volvió a sonreír para sí, como quien sabe un secreto, y luego de unos minutos la siguió.

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Cuando entro a la casa pudo oír la voz de la mujer que provenía de la cocina, parecía molesta mientras el sonido de las puertas de las alacenas al abrirse y al cerrarse se reproducía con un eco espantoso.

- ¿Qué ocurre?- preguntó apareciendo en la habitación soleada. Misty aún no se había cambiado, vestía la misma bata rosa del desayuno. No tenía a Ciel en brazos, y frente a ella se hallaba la conocida mochila negra de su único hijo varón.

Misty lo miró rasgando los ojos, suspiró -Doen también saldrá de picnic-

- ¡Genial!- contestó, recordando los previos hechos de la mañana antes que el nombrado jovencito los interrumpiera, y los beneficios que podría obtener tras su ausencia. Obviamente su esposa no pensaba igual que él, pues frunció graciosamente el ceño -¿No es genial?-

- Claro que no, el niño planea molestar a Soleil-

- Me parece correcto que vigile a su hermana- Ash respondió casualmente, se inclinó frente a ella, una hoja de mármol inmaculado que a veces actuaba de mesada los separaba, apoyó los codos en el borde cerca de la mochila y de las manos de ella.

- Ash deja de comportarte como un incivilizado. No está bien que pelees así con ese jovencito…- le recriminó dándole la espalda mientras se inclinaba ante la heladera que acababa de abrir, demás está decir que él sonrió satisfecho ante la visión que estaba regalándole.

- Muy bien, prometo ser más civilizado la próxima vez…- mantuvo la vista fija -Y prometo tratar de un modo civilizado a Dawlish-

Misty lo miró, guardo un par de manzanas en la mochila de su hijo y cerró el cierre. Intentó seguir molesta con él, pero la cara de inocencia que este le mostraba pudo más, soltó una risita y le tocó los antebrazos que todavía continuaban apoyado en la mesada de mármol -¿Qué voy a hacer contigo Ketchum?-

- Tengo un par de ideas al respecto ¿quieres que te las diga?- preguntó con picardía asiendo con facilidad las manos de ella y logrando que se inclinara más hacia él.

- Creo que puedo imaginarlas…- Misty lo besó riendo, olvidando su previo enojo.

- ¡Oh, por favor!. ¿No pueden al menos esperar a que yo me vaya?- Doen gruñó con fastidio tras entrar en la cocina y hallar a sus padres en pleno momento romántico. Tomó su mochila y continuó con su melodrama -Hay menores en esta casa por si no lo sabían…-

- Exacto hijo- Ash le sonrió soltando a su esposa y palmeando el hombro del jovencito. No lucía avergonzado ni nada semejante, poseía una sonrisa que a cualquiera intimidaría. El muchachito lo miró -Podrías llevarte a Ciel contigo ¿verdad?-

- ¡Claro que no!. ¡No soy niñera!- exclamó el niño ofendido.

Misty sonrió por lo bajo, se despegó de la mesada, la rodeó; besó a su esposo en la mejilla y a su hijo en la frente -Con el permiso de ustedes voy a realizar algunas llamadas…-

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Media hora después Doen se había arrepentido de planear salir con sus amigos. Tía Melody le había pedido a Misty -aunque estaba seguro de que había sido al revés- que enviara a Ciel a su casa para que jugara con Eileen, que tenía la misma edad de su hermanita, así que él iba a ser el encargado de escoltar a la pequeña hasta la casa de su tía, y luego tendría toda la libertad de salir con sus amigos.

Estaba seguro de que sus padres traidores tenían que ver en eso. Obviamente su madre quería descansar un momento de él y de sus hermanas y gozar el resto del día en tranquilidad junto a su padre, lo cual hacía mucho tiempo que no sucedía.

- Pobre mamá…- razonó en voz alta mientras de la puerta del garaje sacaba su bicicleta azul, maniobrando entre los vehículos de los adultos - Creo que la entiendo…convivir con nosotros es un desastre- se detuvo un momento y se puso la vieja gorra que había pertenecido a Ash, luego siguió caminando con el rodado a la par. Llegó al frente de la casa observando desganado que ellos ya estaban allí.

Su madre seguía en bata y tenía en brazos a Ciel, a quien apretujaba contra su pecho como si súbitamente cambiara de idea. Doen sonrió esperanzado, quizás si y podría aguar la fiesta de Soleil…

- Vamos cariño, no es como si nunca lo hubiéramos hecho…- Ash le decía consolándola, la mano en su hombro. Volteó al ver al niño y le hizo un gesto de que se acercara -Doen creo que ya eres lo suficientemente grande como para saber de responsabilidades ¿cierto?-

- Sí, señor- contestó algo ofendido. La mayoría de las veces era más responsable que su progenitor mismo.

- Cuidaras de tu hermana en todo el camino, no te excederás en velocidad y antes de caiga el sol la traerá de regreso ¿lo has oído?-

- Sí, papá- apretó los dientes.

Misty se acercó a él con la niña en brazos -¿Lo harás verdad, hijo?- sus ojos estaban brillosos y… eso lo desarmó. Suspiró profundamente.

- Lo prometo mamá. Cuidaré de Ciel y la traeré a la casa sana y salva-

- Gracias Doen, confío en ti- Misty le dio un sonoro beso en la mejilla, luego depositó a la pequeña en el asiento trasero y le enseñó a aferrarse de la cintura de su hermano con fuerza -Sujétate fuerte, princesita, y abre las piernas. Doen, tú ve con cuidado -

- Sí, mamá- el jovencito acomodó la mochila para que no le molestara a la niña. La miró de soslayo; Ciel tenía los ojos abiertos desmesuradamente pues era la primera vez que daría un paseo con él, sin embargo no parecía asustada sino todo lo contrario. Se veía fascinada, para su corta edad era toda una aventura cruzar la ciudad en bicicleta hasta la casa de su tía Dy. Con sus padres siempre lo hacía en auto, pero era bueno probar otros medios de vez en cuando.

- Adiós mami, adiós papi- sonrió agitando la mano, mientras Doen ponía en funcionamiento el rodado y este cruzaba el césped hasta la bajada que daba a la calle.

- Dile a tía Melody que me llame en cuanto lleguen ¿de acuerdo?- Misty se acercó al borde de la acera, observando con no poco temor como su hijo pedaleaba alejándose rápidamente de ellos.

- ¡Sé cuidadoso Doen!- Ash exclamó y se aproximó hasta la mujer rodeando sus hombros con cariño. Permanecieron así los dos hasta que la silueta del niño se perdió de vista.

- Estaba tan ensimismada pensando en Ciel y en lo pequeña que es, que olvidé darle a Doen un horario de regreso…- murmuró la mujer mirando hacia la calle vacía. El conjunto de árboles que cubrían los alrededores le daba un aspecto familiar y acogedor al barrio; con sus casas grandes y sus jardines multicolores. Fue esa una de las razones principales que los impulsaron a mudarse a aquel selecto lugar de Viridian city.

- El niño sabe a que hora debe regresar, cariño- Ash la abrazó uniéndola a su cuerpo. Besó su mejilla -Te preocupas demasiado…-

- No es eso, pienso que le estamos dando demasiada responsabilidad a Doen, y él recién acaba de cumplir once años… todavía es un niño-

Ash sonrió por lo bajo -Él empezará su viaje pokémon al termino del invierno, tendrá que acostumbrarse a ser responsable-

Misty asintió, de hecho ese era un tema en el que no quería meditar demasiado… Miró a Ash, él sonría con picardía, sin duda maquinando alguna diablura de las que eran tan característicamente suyas, le dio un suave codazo en el costado borrando su gesto travieso -Porque tú eras tan responsable en tu viaje Pokémon ¿cierto?-

- No lo era hasta que te conocía ti ¿Qué te parece?- sonrió de oreja a oreja e inclinándose colocó una mano en su espalda y la otra bajo sus piernas. Con facilidad la alzó y recorrió a grandes zancadas la distancia que lo separaba de la casa.

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- Y ahora que estamos a solas -como hace mucho tiempo no lo estamos- podemos tener un pequeño descanso de los niños…-

- Algo me dice que no es precisamente descanso, lo que tienes en mente-

Misty miró la atractiva cara de su marido. Su piel seguía morena y radiante, con pequeños gestos de expresión junto a sus ojos castaños que le sentaban de maravilla. Su cabello seguía igual de alborotado, aunque al tono negro perfecto se sumaban ahora unos suaves toques de gris en las sienes que él nunca reconocería. Su cuerpo lucía más tonificado, más firme. Después de todo tenía 33 años, tampoco era el fin del mundo.

Acarició la mejilla bronceada antes de que los labios masculinos se apoderaran de los suyos en esa deliciosa danza sensual que tan bien conocía. Sintió que su cuerpo descendía y que su espalda encontraba el apoyo de algo suave que soportaba fácilmente el peso de ambos. Sus brazos se enredaron a su cuello sin importarle el cambio de escenario, atenta tan solo al peso familiar sobre su cuerpo.

Ash estaba murmurando algo contra sus labios mientras sus manos se movían con precisión desanudando el lazo de su bata, pero Misty no ponía atención a lo que decía, concentrada en retribuir a sus caricias y a dejarse desvestir.

- Por favor, Myst… por favor… ¿intentémoslo si…?-

Misty lo interrumpió de golpe consciente de lo que había oído. Abrió los ojos advirtiendo finalmente que estaban recostados en el mullido sillón de la sala. Su respiración estaba agitada en tanto observaba la expresión suplicante en los ojos castaños que tanto amaba.

- Por favor- él le dijo claramente, ahora sostenía sus manos por sobre su cabeza.

Ella cerró los ojos por un segundo -No. Ya hemos hablado de esto antes…-

- Pero…- Ash se incorporó sentándose en el suelo junto al sillón, parecía decepcionado y triste. Sus hombros se bajaron levemente.

Misty se sentó, acomodó el ruedo de su corto camisolín de seda y buscó con la vista su bata, estaba en el suelo junto a los pies desnudos del hombre. Miró la espalda masculina y los músculos tonificados que tensaban la tela de su camiseta negra. Extendió la mano y le tocó el hombro, al no notar rechazo se acercó por detrás y lo abrazó, sus brazos parecía cortos al tratar de rodearlo.

- Ash…- lo llamó con ternura, hundiendo la nariz en su cuello -Lo siento-

Él se volteó. La claridad del día entraba por la ventana ubicada en la pared atrás de ella, e iluminaba sus rasgos con amplia libertad. Su rostro poseía líneas finas y suaves, poesía sin duda de la madre naturaleza. Labios turgentes, ojos profundos y cautelosos que podían embravecerse como el mar en cuestión de segundos. Sin embargo su cuerpo señalaba su madurez; sus curvas eran pronunciadas y firmes; después de todo era madre de tres hijos, y su contextura había llevado de maravilla cada uno de esos procesos volviéndola una mujer exuberante en todo el sentido de la palabra. Su genio no había variado con el paso de los años, pero se podía decir que Ash había aprendido a como sobrellevarlo.

- Esta bien- apoyó la nariz en la mejilla de ella -Yo no tenía porque presionarte; tienes razón, ya lo habíamos hablado y ambos habíamos llegado a un mutuo acuerdo…-

Aunque sus acciones finalizaron en una caricia, su voz había sonado triste y apagada. Misty lo notó y no pudo evitar sentirse algo culpable.

- Lo siento- Ash reiteró besando ahora su mejilla. Luego hizo ademán de incorporarse por lo que Misty tuvo que soltarlo. Se irguió y una vez de pie le dedicó una débil sonrisa, mientras se sobaba la nuca -Ya que tengo tiempo disponible, terminaré unas planificaciones que Lance me había pedido, también tengo papeleo atrasado…-

Misty frunció levemente el ceño, pero agregó con naturalidad -Claro, te avisaré cuando el almuerzo esté listo- y se dirigió a su estudio sin darle un beso siquiera.

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Frente al espejo de cuerpo entero se miró con ojo crítico. Tenía 32 años, aunque no los aparentaba. Los tres embarazos habían dejado una huella invisible que solo ella podía notar, trataba de cuidarse a si misma con una intensidad que por momentos parecía obsesión.

Suspiró mientras terminaba de vestirse, una camiseta gris y un gastado jean. Se recogió el pelo en una cola de caballo y salió al pasillo.

Desde la 'conversación' de la mañana que Ash estaba encerrado en el estudio. El sonido del rock pesado -gusto que obviamente compartía con Doen- se escuchaba en cada lugar recóndito de la casa, y Misty se preguntaba como le era posible trabajar a puerta cerrada con semejante ruido. Demás está decir que ella odiaba ese estilo de música, sus preferencias abarcaban precisamente lo opuesto; la música clásica por ejemplo, Bach, Beethoven y la calma que emanaba de sus composiciones, y que como bonus mantenía su mal genio bajo control.

En la cocina miró el reloj de pared ubicado junto a la ventana, las agujas marcaban casi la 1:30 pm. Abrió la heladera y se inclinó a ver que era lo que podía hacer que fuese rápido pero a la vez especial y consistente para los dos.

Estaba preparando una ensalada cuando el teléfono empezó a sonar. Se secó las manos con el delantal que colgaba de su cintura y caminó unos pasos hasta donde el aparato sonaba.

- Hola-

- Hey Myst-

- Melody- dijo reconociendo a su amiga de tantos años, luego reaccionó ante el llamado y su corazón de madre tomó el mando de la conversación -¿Ocurrió algo con las niños?. ¿Les ha pasado algo…?-

- Tranquilízate, todo está bien. Las niñas están bien, Duplica ha traído a Zoe así que las tres están en el cielo. Doen y el resto de los muchachos se han quedado en la casa, Tracey los está 'supervisando'- rió levemente -Esto se parece una guardería como entenderás…-

- Siento pena por ti- Misty se giró con el teléfono sandwichado entre su cabeza y hombro. Guardó la ensalada en la heladera y sacó un recipiente que contenía jamón, queso y demás embutidos -¿Para eso me llamaste?-

- No, claro que no- hizo una pausa y Misty pudo oír que otra voz femenina decía algo desde el otro lado de la línea -Escucha, Duplica aún continúa aquí y estábamos recordando que hace mucho que no nos juntamos las tres a charlar como lo hacíamos en los viejos tiempos- soltó una pequeña carcajada -El oficio de ser madre y esposa a la vez nos mantiene ocupadas las 24 horas del día…-

- Es verdad- Misty sonrió asintiendo.

- ¿Bien, qué dices?. ¿Vienes a pasar la tarde con nosotras?. Duplica trajo una tonelada de bizcochos, con la que se podría alimentar a un regimiento, y necesitamos de tu ayuda para acabarla…-

Misty miró el emparedado que acababa de preparar -Oh, no lo sé…-

- ¡Vamos Myst!. ¡Por nosotras y los viejos tiempos!- la voz de Duplica, tan jovial como siempre se oyó del otro lado en ese encantador modo convincente.

- Es que…- intentó explicar.

- ¡Oh vamos!. Te hemos librado de los niños durante todo el día, ¿y no eres capaz de pasar un rato con tus amigas del alma…?-

Las palabras de Duplica la hicieron reír. Observó el reloj, eran pasada las 2, suspiró -Está bien, en media hora estoy allá-

- Sabía que no ibas a fallarme. Le diré a Melody, prepararemos litros de café para terminar con la torre de bizcochos. Te esperamos-

Y con eso la conversación se terminó. Misty dejó el teléfono en el borde de la mesada y sonrió. Duplica siempre se las arreglaba para hacerla reír en las situaciones más insólitas… Sonrió una vez más y entonces su mente le recordó algo que había olvidado durante su conversación con las muchachas.

Ash.

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Float through the sky, And look through my eyes And then you will see what happens. Nowhere to hide, look deep down inside In life you must take your chances And come with me and you will see My love is like la la la la la... So come with me and you will see One love...

Ash estaba con los ojos cerrados escuchando la canción que sonaba a todo volumen en su equipo musical. Completamente concentrado en la melodía, marcaba el ritmo golpeando el escritorio con la pluma que tenía en la mano.

Era la cuarta vez que sonaba el mismo tema.

So come on and shine with me Like the beautiful star you are. So come on and shine with me Shine with me.

Sacudió la cabeza recordando súbitamente porque se había encerrado allí en primer lugar. Intentó bloquear el sentimiento de impotencia que explotó en todo su cuerpo.

Shine on, shine on, shine on! one love!

Apretó los parpados con fuerza, en simultáneo con la voz del intérprete que daba esos gritos 'Heavy' que a Misty tanto le ponía los pelos de punta y su voz se elevó junto a la del cantante.

Shine on, shine on, shine on! one love!

La puerta se abrió en ese momento, la silueta delgada de una mujer se hizo presente por un momento como si fuera un haz de luz, algo similar a una fantasía. Él parpadeó consecutivamente esperando que esta se desvaneciera pero ella continuaba junto al umbral y portaba una bandeja cuadrada en sus manos.

Shine with me
Shine with me…

Obviamente era real y esperaba cortésmente a que él apagara el equipo. No lo hizo, tomó el control y bajó el volumen hasta un modo razonable, donde pudiera oírla y contestarle.

Misty tomó aire y entró. Advirtió el escritorio prolijamente ordenado y se extrañó 'Tengo mucho papeleo atrasado' le había dicho, pero por lo visto no había tocado ni una sola cosa de la oficina.

- Pensé que íbamos a almorzar juntos- le dijo Ash sorprendido, se levantó de la silla y fue a su encuentro -Podríamos usar la mesa de la cocina y…-

Misty negó con su cabeza con suavidad, intentó sonreír. Apoyó la fuente en un costado del mueble -Voy a salir ahora-

- Oh-

- Si, iré a casa de Melody-

- ¿Le ocurrió algo a los niños?- Ash la miró de pronto.

- No, no- Misty sacudió sus manos abiertas frente a él -Vamos a pasar la tarde juntas, ya sabes, charla de mujeres. Duplica también está ahí y como hace mucho que no nos vemos…-

Ash asintió. Una expresión dolida apareció en sus ojos. Le dio la espalda y examinó la bandeja con fingido interés; un sándwich de jamón, queso y tomate, una ensalada verde y un vaso lleno de jugo de naranja hasta el tope.

- Bueno…- Misty se mordió el labio dándose cuenta que había vuelto a ofenderlo -Antes de que caiga el sol estaré aquí…-

- No- él se giró sonriéndole -Toma tu tiempo Myst, hace mucho que no ves a las muchachas, yo me haré cargo de los niños. No te preocupes-

Misty asintió no muy convencida, se acercó para darle un beso y en el último momento sus labios acabaron rozándole la mejilla. Frunció el ceño al incorporarse ¿estaba evitándola?. Tomó el control del equipo que estaba justo en una esquina del escritorio y lo apagó. Era como la quinta o sexta vez que 'Shine with Me' se repetía. Ash la miró con sorpresa.

- ¿Esta todo bien?- le preguntó en voz baja, y para darse más seguridad colocó una mano en su hombro.

- Claro que si, Myst- Ash le dedicó una pequeña sonrisa.

- Entonces… ¿podrías besarme como se debe?- prosiguió en un tono de voz aún más bajo.

Ash suspiró, tomó la barbilla de la mujer entre sus manos y guió sus labios hasta los de ella, fundiéndose en un beso suave y cuidadoso. Al finalizar apoyó su frente contra la de ella y por un segundo respiró ese aroma natural que para estas alturas era tan familiar para él.

- Te amo- susurró Misty contra sus labios, luego se alejó para mirarlo; allí estaban los oscuros ojos que tan bien conocía, y estos ahora reflejaban serenidad y calma.

- Cariño yo también te amo- Ash le sonrió -Y en serio, toma tu tiempo con las muchachas, te lo mereces-

Misty rió, se impulsó y le dio otro rápido beso en la boca -Nos vemos en la tarde- puso sus manos tras la espalda y se alejó.

Ash sonrió cerrando los ojos y tomó el control para volver a encender el equipo musical.

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Misty miró las nubes en el cielo, estaban inmóviles, pero ella sabía que se movían con lentitud, avanzando en cámara lenta y que en su estado actual no contaba con la suficiente paciencia como para comprobarlo. Suspiró y quitó su atención del firmamento. Peor. Los ojos de sus amigas se mantenían fijos en ella esperando una respuesta.

Se acomodó en la silla de jardín y entonces observó el césped amarillento bajo las suelas de sus zapatillas -Ash quiere que tengamos otro bebé- dijo al fin.

- ¿Lo dices en serio?- Duplica tomó la palabra -¿Pero porqué?-

- Soleil pronto irá a la universidad…- Misty respondió todavía con su mirada baja -Doen comenzará su viaje Pokémon al termino del invierno…La casa quedará grande y vacía…-

Melody la escuchó en silencio, observándola con el ceño fruncido durante todo ese tiempo. Finalmente le preguntó con suavidad -¿Qué opinas tú a todo esto?-

Misty alzó la cabeza, era la primera vez que alguien le hacia una pregunta tan directa. Ni siquiera Ash se había detenido a interrogar cual era su punto de vista. Entró a sacudir la cabeza -No- dijo claramente.

- ¿No quieres?-

- No, no quiero quedar embarazada otra vez, pero él no lo entiende. Hemos discutido mucho al respecto, hemos analizado la situación y sé que podemos solventar la llegada de otro bebé pero… no puedo…-

- ¿No puedes?- Melody le preguntó otra vez -¿Por qué no puedes?-

- ¡Mírame Dy!. ¡No puedo embarazarme a estas alturas de mi vida!- miró a su amiga casi con furia -También hay cosas que deseo hacer; como acabar con mi carrera y obtener mi titulo, dar clases en algún instituto especializado, volver a dirigir el gimnasio es otro de mis sueños… ¡No quiero pasarme todo el día en casa sintiéndome esclavizada…!- se dio cuenta de lo que decía y de lo horrible que había sonado. Se cubrió la boca con la mano y sus ojos parcialmente se hicieron más brillosos -No quise decir eso… ¡Amo a los niños, amo a mis hijos con toda mi alma!-

Duplica le apretó la mano libre con cariño -Claro que si, Myst- la consoló con ternura y le ofreció una taza de café.

Supo que las otras dos se miraban con inquietud mientras bebía la tibia infusión. Al menos ese era un rasgo que no había variado con los años. Seguían preocupándose por ellas mismas como cuando eran niñas y jóvenes.

Melody fue la primera en tomar la palabra, ahora lucía el cabello más corto, pero siempre lo llevaba recogido. Su vestuario era ligeramente más elegante y acorde a su estatus de madre y esposa.

- Discúlpame por lo que voy a decirte, Myst, pero tú sabes que te quiero mucho y la confianza que hemos tenido durante tantos años me da libertad de hablarte como lo estoy haciendo ahora…-

La mujer pelirroja dejó la taza en el borde de la mesa de jardín, juntó las manos sobre las rodillas y se concentró en los turbios ojos azules que la miraban con fijeza.

- Creo que deberías replantear alguna de las cosas que dices, no todo es como tú lo piensas. También creo que deberías explicarle a Ash el porque no quieres tener otro bebé, él seguro no debe entenderlo y ha de estar sufriendo mucho…- miró a Duplica con gravedad antes de agregar lo siguiente -Realmente creo que eres muy egoísta-

Misty se hizo para atrás como si le hubiera asestado un golpe.

- Yo creo lo mismo, amiga- Duplica intervino con suavidad -Es egoísta hasta cierto punto…- suspiró -Puedes hacer todo lo que dices aún estando embarazada, bien sabemos que tener un bebé no es una enfermedad…-

- Lo sé- Misty asintió apretando los dedos sobre su regazo.

- Deberías ponerte en el lugar de Ash, pienso que lo ocurrido con Soly años atrás, le ha dejado una huella enorme de inseguridad…-

- Creí que ya habíamos acabado con eso-

- Pues no. Esto que nos estás contando afirma que no-

Misty suspiró -Dios… Voy a volverme loca-

Hubo un momento de silencio y meditación. Duplica se concentró en beber otra taza de café, mientras sus ojos descansaban en la fuente repleta de bizcochos. Melody mantenía los parpados cerrados, a los lejos se oían las débiles voces de las niñas, sus risas les llegaban con la brisa vespertina que poco a poco comenzaba a levantarse. Pasaron quince o veinte minutos de igual quietud.

- Deberías pensar su propuesta… No es tan malo si te pones a analizarlo- Duplica dijo de pronto. Volvió su mirada a la pelirroja y le sonrió con ternura.

- Es cierto- Misty murmuró rendida. Entendiendo a lo que se refería, exhaló con calma el aire de sus pulmones y volvió a inhalar otra bocanada. Acarició la argolla matrimonial que descansaba en su mano izquierda -No sé en que momento de la vida me volví tan… mezquina. Ash ha dejado de lado muchas cosas solo para darme el gusto a mí, y yo… Yo no puedo darle el gusto en una sola cosa que me ha pedido…-

- No es darle el gusto- Melody intervino rompiendo la quietud con voz suave- Es estar de acuerdo y disfrutar de lo que decidan…-

- ¡Ya lo creo que lo disfrutarán!- Duplica exclamó soltando una risita pícara -El método de concepción es, de hecho, muy disfrutable-

Las mujeres restantes estallaron en agudas carcajadas

-Duplica sigues siendo tan delicada-

- Y tú tan testaruda- sonrió y le un mohín travieso -¿Puedo contar con que seré tía por cuarta vez?-

Misty asintió con cierta renuencia, a su lado Melody rió quietamente. Se puso seria por un momento -Solo que tengo un pequeñísimo problema…-

- ¿Un problema?-

- Un problema que se llama DIU-

- Pero para que estamos nosotras- Melody se incorporó del respaldo de su silla de jardín y levantó un dedo guiñándole un ojo -Una llamada y puedes tener solucionado ese tema hoy mismo…-

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La noche se cernía sobre la gran casona ubicada al pie del cerro. Sin embargo no era muy tarde, pero considerando la época otoñal las sombras ahogaban al sol a una hora más temprana.

Misty observaba la ventana descubierta desde el cómodo sillón donde estaba instalada, tenía los dedos presionados sobre las rodillas y se sentía algo incómoda. Ahogó un suspiro.

- Pobre de Ash, de seguro debe odiarnos…-

Giró la cabeza al oír la voz de su amiga. Duplica venía a su encuentro con un vaso de agua en las manos. Ella seguía conservando su esencia en el modo de vestir; el jean ceñido que llevaba junto a la blusa ultra ajustada daban evidente cuenta de ello, al igual que sus zapatos de taco aguja. Su filosofía era 'Soy una mujer joven y hermosa, no me avergüenzo de mi cuerpo y quiero que todos lo sepan…'

A Gary obviamente parecía no importarle las sexistas ideas de su mujer, y la dejaba hacer con toda la libertad posible.

- Le prometí que estaría en casa antes de que cayera el sol- observó el cielo oscuro frunciendo el ceño- Y ya es de noche-

- Hum- Duplica le dio el vaso con agua mientras meditaba lo que su amiga había dicho -Quizás puedas enmendarlo, ¿eh?- se sentó a su lado siempre sonriendo -Yo podría ocuparme de Doen por este noche, él podría quedarse en casa y dormir en el cuarto de Taylor, a los niños les encantará la idea-

Misty sonrió -¿Harías eso por mí, Duplica?-

- ¡Claro!-

- Soly y Ciel pueden quedarse aquí- la voz de Melody se oyó desde algún lugar lejano antes de que su silueta fuera fácilmente visible. Venía acompañada de dos niñas de 6 años; una pelirroja y otra morocha que volaron hacia ella apenas la hubieron visto.

- ¡Mami!-

- ¡Tía Myst!-

La aludida se incorporó del sillón para abrazar a las pequeñas. Le dio un cariñoso beso a su sobrina menor, y luego abrazó a su hija.

- ¿Te gustaría quedarte a dormir aquí?- le preguntó, a lo que Ciel asintió con gran entusiasmo, sus ojos castaños abiertos desmesuradamente en regocijo -Bueno…- observó a Melody -Gracias por resolverlo-

- No tienes que agradecer, después de todo Linn se quedó anoche en tu casa. Sería como que te estoy devolviendo el favor…-

Misty sonrió. Se incorporó del sillón, depositando a la pequeña en el suelo, luego se giró y atrapó a las dos mujeres en un apretado abrazo.

- Gracias amigas, no sé que haría sin ustedes-

- Eso ya lo sabía, Myst- sentenció Duplica haciéndola reír abiertamente -No puedes hacer nada sin mí…-


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Era noche cerrada cuando Misty estacionó su pequeño deportivo azul en el garage de la casa. Mientras se orillaba a la acera advirtió las persianas bajas de todos los ventanales a la vista, las luces estaban apagadas a excepción de la habitación que daba a la calle; el living. El brillo del televisor encendido era perfectamente legible desde afuera.

'Debe estar muy molesto' Razonó ella para si mientras cerraba la puerta del coche. Caminó hacia el frente oyendo como el portón automático del garage se cerraba a sus espaldas.

Entró por la puerta trasera, desembocando en la cocina. Dejó su bolso a un costado de la mesa y se aproximó sigilosamente hacia la sala-living y sacó la cabeza con cautela. Él estaba completamente absorto en el programa de televisión que estaba viendo y parecía no haberse percatado de su llegada, cuando ella sabía que si lo había hecho. Suspiró con lentitud y volvió sobre sus pasos, tomó el teléfono y marcó el conocido número del Delivery que utilizaban para celebrar eventos importantes.

Minutos después, y tras cortar la comunicación dispuso la vajilla fina sobre la mesa de madera. Dejó todo ahí para acomodarlo bien después, mientras salía por la puerta de la cocina y se adentraba a la sala con suma rapidez subiendo la escalera con igual prisa.

Ash desvió los ojos del aparato para verla, ella le hizo una sonrisa apresurada sin frenar su ascenso.

- Buenas noches, cariño…- le gritó cuando estaba casi en el piso de arriba.

Él apretó el mute en el control y respondió alzando la voz para que lo oyera -Te demoraste mucho. Los niños aún no han llegado…-

- ¡Si lo sé, lo siento…!-

Y ahí se acabó la conversación, pues el sonido de que ella se encerraba en la habitación fue más que evidente cuando la puerta cerrada retumbó de un golpe en toda la casa. Ash suspiró y se sobó la nuca. Se encogió de hombros por un levísimo instante e inmediatamente retomó a su programa de televisión.

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Se miró en el espejo siguiendo aquel ritual tan conocido para ella. Mirarse con ojo crítico y aceptarse tal cual era, tal cual como los años la iban hermoseando a su modo.

Recogió su cabello aún húmedo por el baño, con un broche negro, uniéndolo en un nudo flojo en el centro de la cabeza, lo suficientemente fácil para que Ash pudiera desamarrarlo cuando llegara el momento justo… Luego se vistió con el vestido favorito de él. Esa prenda que solía usar siempre que celebraban algo y que curiosamente también era de color negro.

Se calzó los zapatos haciendo juego y luego aplicó las gotas estratégicas de perfume. Uno muy caro que Jay le había obsequiado durante uno de sus viajes a Francia.

Finalizado todo se volvió a mirar con satisfacción. El vestido era largo y simple, la seda tan suave que parecía que no llevaba otra cosa más que su propia piel. No era muy ajustado, ni poseía grandes adornos, tenía un escote cuadrado, muy moderado y a un costado de su pierna derecha una abertura muy conveniente para que pudiera caminar y desplazarse con mayor soltura.

Pero era el contraste perfecto entre la seda negra y su piel de mármol lo que causaba un efecto impactante. Se veía tan pálida, tan sensual que sabía que contaría con el regalo constante de sus ojos durante toda la velada.

Revisó el orden de la habitación por última vez antes de abrir la puerta y salir a enfrentar el nuevo destino que había entretejido para sí después de esa noche.

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Al menos contó con la satisfacción de que Ash no la viera descender, así que pudo encerrase en la cocina y ultimar los pocos detalles que faltaban. Dispuso la comida francesa con elegancia y sacó la botella de vino tinto, la favorita de ella, y la dejó a un costado del plato para que él pudiera abrirla

Sonrió felizmente al observar como había arreglado la mesa, y se apretó fugazmente el pecho al notar que le brotaba algo de nerviosismo. Le pareció infantil, con todo lo que había ocurrido entre ellos era meramente insólito sentir temor a estas alturas de la vida.

Se ordenó tranquilizarse y exhaló y aspiró aire unas cuantas veces, antes de erguirse con esa altivez propia en ella y salir de la cocina, moviéndose con deliberada lentitud.

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Ash mantenía su atención en el canal deportivo, mientras un nuevo torneo empezaba, tras finalizar el anterior (que curiosamente también había visto) pero no podía enumerar que equipos se habían enfrentado, ni cual era la especialidad, ni el deporte que lo había caracterizado. Se podría decir que buscaba mantener la mente ocupada de cierto tema familiar que le rondaba por la cabeza. Eso y la ausencia deliberada de su pequeña esposa, que no hacia otra cosa más que escaparse de él.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no reparó en la mujer que se acercaba, hasta que la tuvo frente a si, obstruyéndole deliberadamente la imagen del televisor.

La miró de pies a cabeza, sorprendiéndose inmediatamente por el sensual atuendo que había escogido para ponerse.

- Hey- se acomodó de golpe en el respaldo de su sillón favorito. Frunció el ceño -¿Tienes alguna fiesta y no me has avisado?-

Misty negó lentamente con su cabeza.

- ¿Acaso vas a salir sola?-

Misty rió suavemente y siguió negando con la cabeza. Se acercó a él y le quitó el control de la mano. Con la elegancia propia de un felino se desplazó otra vez por la habitación y apagó el televisor.

- Tú y yo tendremos una cena- dijo simplemente.

- ¿Fuera?. ¿Debo ponerme un esmoquin?. ¿Con quien cenaremos?- preguntó a borbotones, mientras volvía a incorporarse de golpe - ¡Los niños!- exclamó de pronto -Aún no han regresado ¿con quien se supone que vamos a dejarlos?. Mira la hora que es y no…-

Misty rió ante su exabrupto de palabras, volvió a acercarse apresuradamente a él, ya olvidando su andar seductor, y sin más se inclinó atrapando su rostro entre las manos y besándolo con ansiedad, sepultando lo que sea que iba a decir.

- No tienes que ponerte nada, luces perfecto- Misty le susurró a pocos centímetros de sus labios -Y por los niños, no te preocupes que está todo arreglado-

- ¿Qué quieres decir con eso?- prosiguió Ash notando con cierta sorpresa que ella seguía inclinada ante él y que su escote le quedaba justo a la altura de los ojos.

- Que los niños no molestarán por esta noche, y que podremos estar los dos solos como tú tanto querías…- le sonrió y volvió a besarlo.

Ash correspondió a sus besos con voracidad, de golpe se detuvo, su respiración sumamente agitada.

- ¿Entonces porque te vestiste así?-

Misty reprimió una carcajada, chocó su nariz con la de él mirándolo con gesto risueño -¿Tenías que hacer esa pregunta en un momento como este?- lo besó rápidamente -Porque quería verme bien para ti, ese es el porque-

Él sonrió y de un movimiento sentó a la mujer en su regazo. Deslizó la mano por la abertura del vestido alcanzando su pierna desnuda -Tú siempre te ves bien para mí… -ella se sonrojó -Así que planeaste esto tú sola…-

- Nop, lo hice con ayuda de las muchachas. Melody y Duplica se hicieron cargo de Soly, Ciel y Doen así podríamos estar a nuestras anchas por esta noche…-

- Eso significa que tenemos la casa libre para nosotros…- Ash susurró deslizando la mano hacia arriba trepando lentamente por su rodilla.

- Así es…-

- No sabes la cantidad de ideas que tengo en mente, y tú estas en todas ellas…- le dijo en un susurro ronco.

- Pues, podríamos ponerlas en práctica luego de cenar…-

- No es apetito de comida lo que tengo en este momento…- le apartó el cabello de la garganta y le dio un beso húmedo que la hizo estremecer.

Misty le dio un golpecito de advertencia -Ash…-

- De acuerdo ¿quieres cenar?. Haremos lo que tú quieras- le sonrió y le besó suavemente la sien.

Aquellas palabras hicieron que Misty se encogiera débilmente por un segundo. Volvió la cabeza para verlo -No es lo que yo quiera, sino lo que queramos hacer los dos-

- Está bien…- la sujetó de la barbilla para que siguiera observándolo -Me encanta que hayas organizado esto, Myst… Creo que lo necesitábamos…-

Misty asintió.

- Es bueno saber, que aún puedes sorprenderme- rió levemente, ella le hizo una mueca -Señora Ketchum, es usted una caja llena de sorpresas…-

Misty sonrió para si, se acercó y le dio un pequeño beso en los labios -Quizás… podemos escribir a Paris esta noche, y en unos nueves meses tendríamos otro pequeño obsequio esperándonos…-

Ash la miró con la boca abierta -¿No estás bromeando, verdad?-

Ella negó lentamente, siempre sonriendo -Quiero que tengamos otro bebé-

- Yo también lo quiero…- la besó con fuerza una, dos, tres, cinco veces. Mordiendo, saboreando sus labios de un modo desesperado. No supo ni como fue capaz de ponerse de pie con ella en brazos, todavía siguiendo el ritual de esos besos hambrientos. Subió la escalera que conocía de memoria con los ojos cerrados, y entró a la habitación que compartían, finalmente depositando a la mujer en el suelo. Su cabello caía ahora en un desorden delicioso cubriendo sus hombros desnudos.

- ¿Segura de que no vas a arrepentirte…?- le preguntó en un hilo de voz, observando sus ojos verdes que lucían tan claros y límpidos como una gota de lluvia a punto de romper.

- No hay vuelta atrás, Ash. Me encargué de que así sea-

Le besó la sien con ternura, antes de que sus labios descendieran por la curva de su mejilla alcanzado su oído donde le susurró de igual forma:

- Gracias Myst-

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El amor es paciente, es benigno; el amor no es celoso ni envidioso; el amor no es presumido, ni orgulloso; no es arrogante, ni egoísta, ni grosero; no trata de salirse siempre con la suya; no es irritable, ni quisquilloso; no guarda rencor; no le gustan las injusticias y se regocija cuando triunfa la verdad.

El amor nunca deja de ser…

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Nota:

Tenía esta secuela rondando por mi cabeza casi por espacio de 2 años… Hum, no me gusta mucho como quedó, si bien la idea central está fielmente plasmada siento que le falta algo… no sé.

-Soy un poco indecisa jajaja-

Me demoré porque estuve muy enferma, aún estoy en tratamiento pero al menos tengo el suficiente tiempo de sentarme a escribir sin gritar de dolor. Les debo una actualización, esta semana fui mucho al medico y no me dieron ganas -ni tiempo- para finalizar, solo pude acabar con este epilogo.

Bueno, nada más que acotar, salvo decirle a mi amiga Blue que adoro como está llevando adelante mi obsequio n_n, y que ahora que ya termine con este chap -ultimo- de Meu Anjo me dedicaré a los demás fics.
Besitos!

Sumi Chan

Shine with Me © P.O.D . No está tan mala la música pesada, yo la escucho, POD es una muy buena banda. De quien heredé el gusto? De mi hermanito obviamente, esta todo el santo día escuchando eso, y ya conocen el dicho 'sino puedes contra ellos, únete' :P

viernes, 5 de diciembre de 2008

Sin Misericordia

-Capítulo 2-

- Baila usted con magnificencia, doctor-

El joven le dirigió una mirada risueña. Era más alto que ella y por ende podía ver por encima de su cabeza. Su mano se sentía pequeña y tibia entre las suyas tan grandes, mientras la guiaba en el perfecto vals a través del abarrotado salón. Cerró los ojos dándose una pequeña pausa para disfrutar aquel familiar perfume a flores cítricas.

- Ya le he dicho que puede hablarme por mi nombre de pila- la miró de perfil. Ella sonreía viendo hacia otro lado. En aquella oportunidad vestía de negro y la palidez de su piel resultaba evidente y tentadora. -Mi experiencia en el arte, se debe al tiempo que he practicado asiduamente… Pero créame que al principio parecía tener dos pies izquierdos- Se apresuró a agregar antes que su mente despertara del letargo

Calló el hecho de que había tenido mucho tiempo -años- en los cuales aprender a gusto y medida, pero ese era un detalle que no debía importarle.

Ella rió y finalmente lo miró.

No. Sus ojos no eran tan solo azules, había un levísimo toque de esmeralda justo en el centro, cerca de las pupilas. Había que mirarla con mucha atención para detectarlo.

- ¿Qué?- preguntó algo azorada al notar su deliberado escrutinio.

- Perdón- sonrió disculpándose -No puedo dejar de admirar algo bonito cuando lo veo…-

Volvió a reír y a ocultar sus mejillas rojas de él. Dieron una pequeña voltereta y el paisaje nocturno se extendió por completo a través de uno de los ventanales. La luna brillaba en todo su esplendor como una esfera de plata suspendida en un trozo de terciopelo negro. La noche era bellísima, el clima agradable para la época.

- Que bueno que finalmente ha dejado de llover- comentó la joven y levantó la mirada hacia él -En general adoro este clima húmedo, pero mi padre lo aborrece; es que las cosechas y los campos se pudren debido a la falta de sol. Este ha sido un año muy malo debido a las lluvias…-

- No sabía que una señorita de sociedad tuviera conocimientos sobre la agricultura de la región-

- Oh- bajó la cabeza, arrepentida por su atrevimiento -No lo tome a mal, de ninguna manera quise inmiscuirme en un tema de…-

- Lady William- él la apaciguó tomándola de la barbilla. Era el primer acercamiento que tenía con ella y lo había hecho a ciegas. Sus dedos de mármol se sentían cálidos al contacto de su piel -Me parece completamente generoso de su parte interesarse en el estudio de la agricultura y brindarle ayuda a su anciano padre, cuando este aún no posee un heredero hombre-

- Gracias por la comprensión, doctor- al ver que él arqueaba una ceja, añadió - Ash-

- Eso está mejor- la pieza había acabado por lo que la dejó ir. Se acercaron al ventanal en mutuo acuerdo, le ofreció una silla y la muchacha se dejó caer con gracia. Extrajo un abanico del diminuto bolso que llevaba anudado a su muñeca y comenzó echarse aire. Sus mejillas y sus labios tenían el sugestivo color del rubí. Le indicó el asiento de al lado para que siguiera haciéndole compañía.

- Lamento haberla extenuado-

- Oh, no. Es que estoy algo fuera de forma. Adoro bailar, no tiene que disculparse- le confió acomodando un rizo detrás de su oído -Y esta es una magnifica fiesta-

- Ya lo creo-

- Aunque su prometida debe estar disgustada conmigo por haberle robado toda su atención…-

Ash la miró de soslayo. Ella no parecía apenada por eso, por otro lado se veía increíblemente viva y fresca. El brillo que despedía su pálida piel era algo único. Casi cautivante.

Sintió que su respiración comenzaba a agitarse y se ordenó guardar serenidad. Había logrado con éxito apaciguar las llamas de su antigua naturaleza. Y no quería destruir con una salvaje acción el delgado lazo de comunicación que estaba manteniendo con ella.

- May es una mujer comprensiva y para nada celosa- dijo con absoluta convicción.

- Lo imagino. La mayoría de nosotras en su lugar obraríamos de manera completamente diferente…-

- ¿Usted también?-

- Créame que si- sonrió -Algo me dice que soy increíblemente celosa-

- Perdone mi atrevimiento ¿está usted comprometida?-

- Aún no- rió -Pero mi padre me pondrá en 'subasta' de un momento a otro…-

- Eso debe causarle un profundo disgusto-

Ella meneó la cabeza- Mi padre ha logrado convencerme de que es lo mejor para mí. Él teme que su vida se escape sin verme casada con un hombre responsable. Creo que quiere asegurarse que mis hermanas y yo estemos bien antes de que él…- se le fue perdiendo la voz.

- Entiendo- le tocó el hombro desnudo con comprensión. Su piel era tibia y suave al tacto. Parecía frágil y completamente maleable.

- Perdón la interrupción- sonó una voz femenina con un suave acento extranjero. La dama estaba frente a ellos y su expresión era inescrutable -¿Milord?-

- Le ruego me dispense lady William- Ash murmuró solemnemente tras entender la fría cara de su prometida, se puso de pie con presteza y la tomó del brazo con educación.

- Por supuesto, doctor- la joven le dedicó una graciosa inclinación de cabeza -Lady Maple ha sido un placer-

La morena le dedicó una sonrisa seca y le indicó a su prometido que se moviera

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- ¿Qué es lo que pretendes? - May le recriminó mordazmente mientras él se servía una copa

- ¿Puedes bajar la voz?. No es necesario que todo Londres te oiga- bebió el brandy con rapidez y se giró a verla -¿Qué es todo esto?-

- Creí que deseabas evitarla. Alejarte de ella todo el tiempo, y sin embargo…- May lo miró con lástima -¿Por qué te torturas?. Casi podría decir que eres su sombra…-

- Exageras-

- ¿Quieres hacerte de su cuerpo?. ¿Es eso?- May se mordió el labio.

- ¡Claro que no!-

- Si la deseas no tienes más que dar rienda suelta a tu instinto… Después de todo ciento de mujeres jóvenes mueren todos los días por causas desconocidas en este país…-

- ¡No es mi naturaleza la que proclama mi cercanía hacia ella!- la cortó indignado -Por mas extraño que parezca no deseo su sangre-

May decidió sentarse. Observó el pliegue de muselina de su falda que se enredaba en tono a sus piernas -No entiendo…-

Él se tocó la cabeza con un gesto distraído -Tampoco yo, May-

- Entonces vayámonos de aquí-

- No puedo-

- ¡Si puedes!. No hay nada que pudiera atarte a este lugar… Hay cientos de regiones, países por recorrer, quizás hasta encontremos gente igual a nosotros…-

Él la miró -No puedo dejar el hospital, estas personas me necesitan-

- ¿Te necesitan?. ¿No será que tú los necesitas a ellos para abastecerte?-

Aquello pareció molestarlo sobremanera, se aproximó a ella y la tomó de la nuca levantando su cabeza con fuerza. La mujer emitió un leve chillido, más por sorpresa que por dolor.

- No vuelvas a repetir algo así- le dijo en un tono de voz bajo y amenazante
-Mi trabajo es el que nos mantiene como personas normales en este lugar, deberías agradecer que no se levantaran sospechas en torno a nosotros…-

May lo miró con fijeza, a pesar de que su rostro estaba cerca de él, no había más que tensión. Tragó con dificultad, Ash ahora estaba tirándole los cabellos en el agarre.

- Reputación que se está comenzando a perder gracias a tu misteriosa amistad con la hija del alcalde… ¿no crees que se sospeche el que pases tanto tiempo con ella en todos los eventos sociales y dejes de lado a tu prometida?-

Él la dejó ir y retrocedió unos pasos. May se masajeó el cuello por inercia y se acomodó el cabello desplegándolo sobre sus hombros, mantuvo sus fríos ojos azules fijos en el joven durante todo el tiempo -¿Qué acaso las leyes de decoro y etiqueta que has estudiado con tanto ahínco no te han hablado del desaire que puedes causarle a la sociedad estando a solas con una mujer soltera cuando tienes un compromiso formal?. ¿Lo has olvidado?-

- Estas llevando esto demasiado lejos-

- ¡Tú lo estás llevando demasiado lejos paseándote en toda fiesta con esa mujer!-

- ¡Bien!- volvió a acercársele con los ojos encendidos y le tomó el rostro con ambas manos -¿Y que quieres que haga entonces?. ¡Dímelo!-

May levantó su mano pálida y fría como el mármol y le tocó la mejilla -Déjala Ash. Olvídate de ella… o…- bajó la vista por un segundo.

- ¿Qué?- la instó

- Hazte de su cuerpo, de su sangre… es la única manera-

- ¡No!- la soltó y le dio la espalda enfurecido.

- Entonces déjala…- May se había levantado y se le acercó por detrás hasta abrazarlo, con suma confianza apoyó su mejilla en su espalda -Por favor aléjate de ella...-

Ash miró el techo por un segundo, luego se volvió y la abrazó también -¿Es lo que quieres?-

- Si-

Intentó sonreír -Esta bien…-

Los labios de May encontraron los suyos en un beso frío y monótono.


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- Sabía que podía encontrarlo aquí-

Ash levantó la cabeza de la planilla que estaba llenando. Sostuvo la pluma inmóvil en el aire al notar el sonriente rostro femenino que se encontraba del otro lado de su escritorio. Se sorprendió al no haberla oído entrar.

- Buenos días, doctor- ella lo saludó haciendo una leve inclinación de cabeza.

- Lady William- Ash se incorporó saludándola a su vez con una reverencia y le hizo una seña de que se sentara frente a él -¿Qué la trae al hospital en este horrible día?-

- Creo que mi padre ya ha hablado con usted, no hay mucho que decir- ella le sonrió excusándose. Tenía el cabello levemente humedecido, por la lluvia quizás.

Él se aclaró la garganta -¿Está segura de que desea volcar todo su tiempo libre en este lugar?-

- Así es. ¿Es eso acaso tan extraño?-

- No, no, la verdad es que se necesita mucha ayuda, y desde luego, veo que se siente muy preparada para darla-

- Si. ¿Cuándo cree que puedo empezar?-

- Mañana mismo a primera hora-

- Muy bien- ella se puso de pie acomodando con las manos el ruedo húmedo de su vestido, al hacer la acción la sutil fragancia –ya tan familiar- inundó la pequeña habitación, y él la miró con unas ansias que nunca antes había sentido. Calculó mentalmente la poca distancia que los separaba y sin pensarlo se puso de pie. En menos de un segundo estaba detrás de ella, con la vista clavada en su cabello.

La joven se dio vuelta al acomodar la capa sobre sus hombros, y advirtió la silueta del joven prácticamente sobre la suya. La duda bailó asiduamente en sus pupilas al preguntar con voz queda.

- ¿Doctor...?-

Él la observó fijo, consciente de que su respiración se habia agitado y que sus pupilas muy dilatadas seguían la fragilidad nata de su cuello. El color de sus mejillas igualó por un momento el de su cabello, al igual que sus labios.

Ash tragó con dificultad y sin pensarlo sus fríos dedos se anudaron con fuerza a un extremo del abrigo de ella, eso hizo que la joven se inclinara en su dirección, la duda aún presente en sus ojos. Él aspiró el aroma natural que emanaba de su piel y no se preocupó en ocultarlo.

- Veo que ha seguido mi consejo- la voz masculina fue ronca y contenida –Y ha echado las flores cítricas en el agua de su baño...-

Misty no hizo más que asentir mansamente, en tanto su cabeza se acercaba cual imán poderoso a él, y sus labios ascendían sedientos como nunca al encuentro de ese hombre, que desde que hubo aparecido fue el motivo de sus desvelos y pensamientos.

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Al que no le guste la tematica del fic, pues que no lo lea. Este es mi obsequio para mi queridisima amiga Blue y me interesa que a ella le guste ^^

Besos a todos