miércoles, 24 de septiembre de 2008

Tierra Audaz

Capítulo 04.

Cuando regresó de la biblioteca las mujeres estaban preparando el almuerzo. De la puerta de la cocina salía un delicioso aroma a carne al horno que le recordó ruidosamente que no había probado bocado desde el desayuno.

Él tan acostumbrado a las conservas en lata, consideraba aquello un manjar digno de la realeza, y sabía que si todos los días seguía consumiendo comida casera, cuando ellas se fueran las extrañaría sobremanera… a su comida, claro.

- Le decía a Misty que rara vez te preparas un almuerzo tan hogareño- May comentó con esa sonrisita que lo sacaba de quicio, apenas hubo puesto un pie en la habitación.

Misty simplemente lo miró con una sonrisa culpable. El delantal de cocina le quedaba muy bien, aunque seguramente ella ya lo sabía.

- No tengo tiempo para cocinar- le respondió él desafiante, pero en seguida supo que aquello era lo que May esperaba que contestase.

- Claro que no, Ash. Si tú cocinas ¿Quién cuidará de la yegua, cierto?- siguió la morocha con su monologo mientras pelaba unas papas, también tenía un delantal de cocina, aunque más grande y vistoso-Pero un día de estos podrías preparar algo, solo para demostrarle a Misty que no eres tan… inútil-

- ¿Y porque habría de querer hacer eso?- le refutó antes de siquiera pensarlo. Misty mantuvo la vista pegada a las batatas que cortaba en rodajas finas, como si tuviera temor de equivocarse y cortarse un dedo. Intentó arreglarlo -Quiero decir que ella no… que no creo que se quede tanto tiempo como para hacer algo así…- finalizó tontamente.

- ¿Y cuándo vendrá Tracey?- May cambió de tema siempre sonriendo, al parecer satisfecha de que él siguiera incómodo.

A Misty también pareció importarle el tema porque lo miró expectante, olvidando la verdura que estaba a punto de rebanar.

- Bueno…- empezó intentando recordar lo que el nombrado le había manifestado por teléfono. Todo el tiempo Tracey había sonado emocionado y nervioso, pero cuando le dijo que Misty y la niña estaban en su casa, casi juró que escuchó un sollozo proveniente del otro lado de la línea; y entonces comenzó a hablar a borbotones, agradeciéndole el que las alojara en su casa, rogándole que las cuidara, en especial a la pequeña, y que tardaría unos tres días en regresar, pero que haría todo lo posible por hacerlo antes -Dijo que demorará un par de días, pero que vendrá lo más rápido que pueda. Al parecer debe dar unas conferencias y no puede desligarse de ellas…-

- Bien- May añadió alegremente -Eso significa que Myst se quedará aquí por tres días más, tiempo suficiente para que la lleves a dar una vuelta por el pueblo y alrededores, y para que una noche de estas te dediques especialmente a hacer la cena…-

- ¿Qué?- explotó Ash molesto y avergonzado.

- ¿No decías hace un rato que no habría tiempo suficiente para cocinar?. Vamos Ash, no seas tan cómodo, no pretenderás que Misty, tu invitada, y yo, una mujer embarazada, nos encarguemos siempre de la comida ¿verdad?-

- Yo de verdad no creo que…- empezó Misty, apenada.

- Muy bien, May- la cortó el joven con aire de mártir para evitar que esta siguiera incomodándolo -Mañana Alex y yo nos ocuparemos de la cena, mientras tanto ustedes dedíquense a hacer nada-

- Genial, querido- May sonrió angelicalmente, aunque al par restante le dieron escalofríos -También mañana puedes llevar a Misty a dar una vuelta por el pueblo, estoy segura de que debe estar ansiosa por ver los lugares que conoce…-

- La verdad no quiero ser de molestia- Misty comentó al ver que el ceño de Ash se fruncía ante las sugerencias de la morocha. Según su razonamiento, no se moría por pasar tiempo con ella como May se lo había asegurado.

- Tonterías, no eres de molestia Myst- May le dio una palmada en la mano y procedió a cortar las verduras que la pelirroja había dejado sin hacerlo. Lo miró -¿Cierto Ash?-

- ¿Quieres dar una vuelta por el pueblo?- le ladró el nombrado con cara de pocos amigos, haciendo que la pobre muchacha retrocediera tan pálida como un papel. Se tragó la vergüenza que insistía en incendiarle la cara y volvió a preguntar con suavidad, viendo que May lo observaba amenazante extendiendo el grueso cuchillo con una mueca peligrosa -Tengo cosas que comprar, tal vez te gustaría acompañarme…-

Misty sonrió de repente -Claro Ash- luego se pasó la mano por el cabello en forma distraída, él no dejó de observar la acción -¿Por qué estás tan molesto?- preguntó con suavidad.

May dejó escapar una risita, terminó de cortar las verduras y las dispuso todas en una bandeja previamente aceitada y luego la metió en el horno junto a la carne que se cocía ruidosamente -Es que hace mucho que no tiene una cita…-

Misty soltó otra risita, sus mejillas se colorearon pero no parecía estar avergonzada. Le sonrió dulcemente haciendo que el joven deseara que la tierra lo tragase. May estaba pasándola de lo lindo a costa de él. No le pareció justo.

- ¿Dónde está Alex?- preguntó Misty de pronto.

- Jugando con pikachu en la galería- respondió Ash sintiéndose un poco mas seguro del tema de conversación.

- Se ha pegado mucho a él-

- Y viceversa. Supongo que hace mucho que no tenemos una compañía tan encantadora. A él le gustan los niños…-

- Y a Alex los pokémons- sonrió silenciosamente agradeciendo el cumplido- Aquí hay mucho lugar para estar con ellos, eso la entusiasma mucho…-

- ¿Quieres decir que en el gimnasio no…?-

- No es lo mismo, allí está encerrada entre cuatro paredes. Aquí tiene kilómetros y kilómetros de libertad-

May abrió un mueble y sacó un mantel, platos, vasos y cubiertos que colocó en la mesada. Aprovechó la pausa en la charla de ambos y dijo con firmeza -Ocúpense de poner la mesa mientras yo me encargo del horno. Hay demasiada gente en esta cocina tan pequeña y eso altera mis nervios-

- Yo puedo ocuparme de la carne mientras tú descansas- Misty se dio la vuelta preocupada -Descansa May, ya has hecho mucho por hoy- le sugirió tocándole el hombro a su amiga, notando que fruncía el ceño ligeramente.

- ¿Qué?. Claro que no. Ash y tú pongan la mesa- ordenó sin inmutarse.

El joven la fulminó con la mirada antes de tomar los objetos y desaparecer seguido por la pelirroja, rumbo al comedor.

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- ¿Qué dijo Tracey?- Misty le preguntó mientras cubría la hermosa mesa de madera con el mantel blanco.

Él dispuso los platos con una precisión casi militar, la miró de soslayo pero ella estaba concentrada en esparcir los cubiertos -Se sorprendió al saber que estaban aquí, luego se emocionó mucho. Sobretodo cuando le dije que tú insististe en localizarlo…-

- Lo supuse, pobre Tracey- Misty sonrió con tristeza. Dobló las servilletas con cuidado. Hasta en los más mínimos detalles era así de prolija- Él sabe que yo no le guardo rencor pese a lo ocurrido-

Ash la miró arqueando una ceja. Sacudió la cabeza desechando cualquier pensamiento que desmereciera a su amigo, pero lo cierto era que después de lo que le había hecho a Misty -por supuesto, especulando- no tenía ni siquiera derecho de verlas; ni a ella ni a la pequeña.

Ese descubrimiento: el que ella lo quisiera tan incondicionalmente como para perdonarle el abandono, hacía que la sensación de sentirse traicionado se hiciera más y más grande sobre su pecho.

- ¿Alex lo conoce?- preguntó.

Misty meneó la cabeza con suavidad -Lo vio hace tanto tiempo, cuando aún era un bebé. Ni siquiera lo recuerda-

- Eso es duro- dijo con suavidad. En realidad no sabía que decir, y tenía una lucha interna con sus sentimientos.

Ella alzó la cabeza al oírlo, se acercó a él y le apretó la mano -Siempre me sentiré en deuda contigo por lo que estás haciendo, Ash. Gracias, aunque para ti no debe significar la gran cosa-

Él observó los pálidos dedos junto a su piel morena ¿Por qué escogía ser tan dulce en un momento como aquel en el que se debatía entre odiarlo, odiarlos a ambos por lo que le habían hecho?. Ella también lo había traicionado…

- No tienes que agradecer- le respondió con voz ronca.

Misty volvió a sonreírle cerrando los ojos, los labios suaves, y cercana. Muy cercana.

- Lamento el tiempo de distanciamiento, Ash… me hubiera gustado estar a tu lado cuando…- sus dedos hicieron presión en la mano de él, e inmediatamente supo a lo que se refería -Lo lamento de veras… pero por favor no me odies, yo también pasé malos momentos…-

- Yo…- se sentía prisionero de ella, de esos dedos frágiles que le quemaban la piel como una brasa -Misty no tienes que…-

- Si, si tengo- asintió acompañando las palabras, sus ojos verdes inmersos en los de él -¿Podemos empezar de nuevo…?-

¿Cómo decirle que no a ese gesto de súplica?. Ni siquiera pudo pensar en negarse, estaba completamente vencido antes que ella empezara a hablar. Asintió mansamente rogando por dentro que lo soltara.

Misty le dedicó otra de esas sonrisas cálidas y lo dejó ir, volviendo otra vez a la cocina en busca de lo que faltaba.

Ash suspiró y se tocó la frente. No recordaba haberse sentido tan abochornado en situaciones pasadas. Observó la mesa; lucía elegante y familiar. No supo en qué, o porqué, pero los detalles femeninos resaltaban como si tuvieran luz propia. Tal vez fuera por la forma en la que ella había doblado las servilletas, blancas e inmaculadas como el mantel, o la manera en la que había dispuesto los cubiertos… En general, todo el conjunto exhalaba un aire hogareño.

- May dice que la carne ya casi está- Misty volvió con un plato lleno de rodajas de pan que colocó en el centro -Es genial…-

- ¿Qué? -le preguntó sin entender -¿El almuerzo?-

- No- ella rió brevemente -May es genial. Debe serte de mucha ayuda ¿no?- no lo miró al hacer la pregunta, se concentró en alisar una arruga inexistente del mantel.

Ash se encogió de hombros -Es una entrometida y una mandona- observó el techo -Siempre quiere que se haga lo que ella desea…-

- Bueno, está embarazada- Misty le recordó cortante ¿Qué acaso no sabía que las mujeres embarazadas son sensibles, y producen más hormonas de lo normal? -Tienes que cumplir sus antojos sin quejarte-

- ¡Ja!. Deberías pasar una temporada con ella y haber si luego me dices lo mismo- rió entre dientes, pero al notar que el rostro de la joven se veía serio y melancólico añadió -Además, no soy yo quien debe cumplir sus antojos-

- ¿Huh?-

- Bueno, aquí esta la carne adobada- May entró alegremente portando sin dificultad una larga bandeja de la cual se desprendía el delicioso aroma -Es la especialidad de Misty- pasó entre ellos y colocó el recipiente en la mesa. Observó la cara pálida de la pelirroja y ladeó la cabeza -¿Myst?-

Esta asintió sonriendo, meneando la cabeza para indicarle que no ocurría nada -Iré a buscar a Alex- giró sobre sus talones dirigiéndose a la puerta de calle.

May se volvió amenazante al joven, le frunció el ceño -¿Qué le hiciste?-

- ¡Nada!- se defendió Ash y procedió a sentarse ignorándola por completo. Por otro lado, una vocecita le decía internamente que nunca jamás llegaría a entender a una mujer. Y de todas las espécimen que poblaban la faz de la Tierra, esa pelirroja especialmente, era la más difícil de comprender.

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- Tienes que pasarme esta receta- May decía con la boca llena. Rebosante y muy satisfecha.

- No deberías comer tanto. Al bebé puede caerle mal- Misty la miró con preocupación. Masticaba despacio y sus modales eran tan elegantes como refinados. Ash no paraba de compararlas.

- El doctor dijo que…-

- El doctor dijo que debes cuidarte ¿lo recuerdas?- Ash la interrumpió- Yo estuve ahí, dijo que debías alimentarte bien, no que comieras como si no tuvieras un mañana-

Alex encontró el comentario gracioso, soltó una pequeña carcajada y le extendió su vaso vacío al joven indicándole que le sirviera jugo.

- Está completamente pegada a ti- May comentó observando con tristeza la mitad de la jugosa carne que ocupaba su plato -Desde que tengo memoria que te han atraído los niños…- cortó un trozo con precaución y al no escuchar reprimendas se lo metió en la boca, masticándolo con deleite -No alcanzo a comprender como puede ser que no tengas ninguno propio…-

- May, creo que no es un tema conveniente para hablarlo en la mesa- Ash la cortó. No estaba de humor.

Misty los miró con una ceja arqueada ¿Cómo May decía algo así?. Ash parecía molesto, durante todo el almuerzo había estado a la defensiva. Ciertamente ese momento breve de amistad que habían compartido antes se había esfumado por completo convirtiéndose en una realidad cruda donde la hostilidad reinaba en primer plano.

- ¿Me pasarás la receta?- May volvió a la carga al nota que la conversación decaía -Debes enseñarme a prepararlo, a Drew le encantará-

- ¿Drew?- Misty se volvió a ella con interrogación.

- Si, ¿recuerdas el muchacho ese con el que siempre discutía?-

- Sabe a quien te refieres- intervino Ash. Misty asintió- Era tan obvio…-

- Es cierto ¿no te recuerda a nadie?- May le lanzó con una muequita maliciosa, se giró a Misty -Bueno, Drew y yo… tú sabes…- la morena se tocó el abultado vientre con las manos y sonrió algo avergonzada -Asumo que omití el detalle de quien era el padre de mi hijo ¿cierto?-

Misty se sonrojó toda; desde el cuello hasta las orejas -¿Drew y tú?-

- ¡Si!- May sonrió con obvia felicidad -Hace casi un año. Él y yo deseábamos tener una familia, y pues…-

- Me alegro mucho por ti, May-

- Gracias Myst- aprovechó que Ash volvía a servirle jugo a la pequeña Alex y adelantó su vaso vacío para que hiciera lo mismo. Él le frunció el ceño -¿Y tú has estado viendo alguien después de todo?-

Misty titubeó -Yo…-

- ¡May!- Ash la regañó dejando con tanta fuerza la jarra sobre la mesa que el liquido se sacudió de arriba abajo - ¿Qué no te han enseñado que no debes meterte en lo que no te concierne?-

- Bueno- se defendió la muchacha sonriendo desvergonzada -Era una simple pregunta…-

Ash empujó el plato vacío a un lado y se levantó -Gracias por el almuerzo estuvo delicioso. Si me disculpan, tengo cosas que hacer- habló rápido y salió de igual manera sin darle tiempo a alguna de las muchachas para que contestara. Coronó su salida dando un tremendo portazo.

Misty se encogió débilmente soltando un suspiro.

- Tranquila- May le apretó la mano. Ella sonría con dulzura -No es contigo con quien está molesto…-

- ¿Estas segura?-

May soltó una carcajada y meneó la cabeza - Completamente. Solo está… molesto consigo mismo. Se ha dado cuenta de que ha llegado el momento en el que tiene elegir si quiere continuar con esta realidad, o comenzar una nueva vida, lejos de todo esto…-

- ¿Y porque tiene que cambiar?. ¿Quién lo obliga a hacer eso?-

May la miró con la misma sonrisa, tardó varios segundos en responder - Nadie lo obliga, Myst. Es una decisión que él solo tiene que tomar; y está muy asustado-

- A todos nos asustan los cambios- Misty agregó suavemente.

- Quizás debas ir y decírselo. Tus palabras y tu presencia le darán el envión que requiere- May cerró los ojos y se tocó el vientre, seguramente el bebé estaba moviéndose -Ash te necesita, no puede hacer esto solo…-

Misty se mordió el labio y soltó una risita nerviosa -May; deja de llenar mi cabeza con fantasías ridículas-

- No creo que ese sea el problema- May la miró -Las fantasías estuvieron siempre allí, yo solo las ayudé a despertarse…-

Misty se sonrojó. Decidió que por el momento había habido demasiada charla, por lo que se puso de pie para recoger la mesa. Alex aún seguía sentada en su lugar, durante todo ese tiempo la había ignorado completamente. Estaba seria y la contemplaba con el entrecejo fruncido.

- Mamá Misty- la llamó con su vocecita infantil.

- ¿Si cariño?-

- ¿Es malo lo que May ha dicho?-

- ¿Porqué?- Misty se inclinó ante su sobrina tocándole el cabello ensortijado con obvio cariño.

- Porque te has puesto triste y tú no eres así. Te ves tan triste como mamá Daisy…-

Los ojos de Misty brillaron por un par de segundos, sin embargo sonrió esforzándose por ocultar todo signo de vulnerabilidad. Alzó a la pequeña y le dio un sonoro beso en la mejilla -No estoy triste, cariño. May y yo hablábamos temas de adultos y tú no lo entenderías-

- Pero hablaban del señor Ash, y él siempre parece estar triste y… enojado…-

May soltó una risita ante eso -Es que él no tiene novia, y los chicos que no tienen novia están siempre enojados y de pésimo humor-

- Mamá Misty tampoco tiene novio-

- ¡Alex!-Misty se sonrojó.

May volvió a curvar los labios, se dirigió a Alex -Entonces quizás podríamos hacer algo para ligarlos-

- ¿Mamá Misty y Ash?- preguntó la niña abriendo mucho los ojos.

- ¡May!- Misty frenó a la morocha con un falso gesto amenazante.

La nombrada la ignoró rotundamente -¿Qué te parece Alex?-

La niña miró a la joven pelirroja con detenimiento, luego sus sonrosados labios se elevaron en una sonrisa de consentimiento -Me gusta-

- Genial- May asintió con otra sonrisa, le guiñó el ojo a la ruborizada muchacha y añadió como si no pudiera decir otra cosa: - Tienes una sobrina muy inteligente-

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- No puedo creer lo que haces - Misty guardaba los platos del almuerzo con aprensión -Involucrar a la niña en todo esto…-

May la observaba divertida, apoyada en el borde de la mesada -Haces tanto escándalo por nada-

- ¿Escándalo por nada?. Ash me detesta y tú sigues empeñada en lograr que de alguna manera él y yo… él y yo… bueno, me entiendes perfectamente-

- Misty; creo que estás un poco paranoica. Para empezar; Ash no te detesta; segundo no estoy haciendo nada que no desees internamente, y tercero debes dejar que todo fluya normalmente-

La nombrada la miró con el entrecejo fruncido, lentamente soltó un suspiro en tanto sus mejillas se encendían notablemente. May sonrió con obvia intención pero no agregó nada más, lentamente volvió sobre sus pasos y se alejó por el corredor que conducía hacia las habitaciones.

Misty terminó de ordenar los vasos y los cubiertos y espió el exterior a través de la ventana; Ash estaba apoyado en el cerco de la yegua con la pequeña Alex a su lado, tenía la cabeza inclinada a un costado en señal de que estaba escuchando lo que la niña le decía. Se veía renovado y tranquilo y parecía encajar perfectamente en aquel cuadro del agreste Pallet Town. Sea cual fuere lo que había ocasionado ese cambio, no quería echarlo a perder con su presencia. Y estaba muy segura que el mal humor de Ash recomenzaría si la veía revoloteando a su alrededor.

Soltó otro suspiro y se persignó al encierro obligatorio que ella misma se había impuesto.

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- ¿Cuándo podrás soltarla para que la monte?- Alex preguntaba con su vocecita infantil al alto adulto que la precedía, el cual contemplaba en tranquilo silencio las verdes praderas que se extendían más allá de la vista.

- Aún no está preparada para ello, cariño. Es mala, huraña y debe acostumbrarse a la presencia de la gente para que vuelva a ser feliz…-

Sus propias palabras lo sobresaltaron, por un momento le pareció que estaba hablando de si mismo, como si él tuviera que acostumbrarse a la presencia de la gente que conocía para volver a vivir… exactamente igual que aquella potranca que era su vida misma.

- ¿Y una vez que se acostumbre podrás soltarla y yo podré montarla las veces que quiera?- Alex siguió con su monologo apoyada confiadamente en las maderas de la cerca.

Ash la miró y esbozó una pequeña sonrisa -Claro cariño-

- Mamá Misty también podrá montarla ¿cierto?. Ella y yo podemos venir a visitarte en las próximas vacaciones…-

Intentó mantener la sonrisa ante esa perspectiva. Por un lado moría de ganas de que se fueran y su casa volviera a ser como era; tranquila y solitaria, pero por el otro sabía que extrañaría esa comida casera, las charlas familiares a la hora de la cena, y el sentir el perfume a champú femenino flotando por las habitaciones.

- Claro que pueden venir, Alex-

- A Sirena le encantará que mamá Misty esté aquí para cantarle-

- ¿Sirena?- Ash se volvió para mirar a la pequeña.

Alex señaló a la ponyta con su dedo regordete -Es el nombre que mamá Misty le dio ¿recuerdas?-

Él asintió a regañadientes. Había olvidado que gracias a May su querida yegua tenía un nombre ridículo y cursi. Aunque muy en el fondo el nombre no le disgustaba en lo absoluto. No señor.

- Creo que pertenece a ella antes que a mí…- sonrió con tristeza y añadió notando que la niña no le había entendido -Creo que 'Sirena' ha reconocido finalmente quien es su dueño, y ese no soy yo-

Los ojos verdes la niña se abrieron de asombro -¿Le vas a obsequiar Sirena a mamá Misty?-

Ash no contesto, sus ojos se centraron en el caprichoso animal que para ese entonces se encontraba en la cerca opuesta a la de ellos. Siguió observándola hasta que los ojos le comenzaron a arder, entonces sintió un pequeño tirón a su mano derecha.

- Ash; a ti te gusta mi mamá Misty ¿cierto?- Alex le preguntó a quemarropa apretando su mano.

Él se atragantó con algo inexistente, sus mejillas se encendieron como dos ají tomates y contempló mudo a la niña que esperaba con gran seriedad su respuesta.

- Yo…- intentó articular. Se trabó y volvió a sonrojarse como un adolescente.

- Ya… Lo sabía…- Alex asintió con una gravedad demasiado mayor para su edad -Ella es muy bonita, y es muy buena…- él seguía sonrojándose -Y haría bonita pareja contigo-

- Alex…- Ash intentó interrumpirla -No creo que…-

- ¿Por qué no solo lo intentas, Ash?- la niña volvió a mirarlo con esa gravedad adulta y madura. Sus ojos en ese momento eran tan similares a los de Misty que le pareció que ella misma estaba hablándole -Inténtalo-

El joven se quedó mudo viéndose en esos dos espejos verde aguamarina, inconscientemente asintió como si toda la vida hubiera estado esperando esa orden.

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Misty acabó de ducharse y salió del cuarto de baño secándose el cabello. De la habitación principal escuchó el sonido bajo y familiar del televisor. Caminó hasta allí con cuidado y asomó la cabeza por la rendija de la puerta; May estaba durmiendo dándole la espalda, a su lado se hallaba Alex viendo la pantalla con los ojos bien abiertos.

- ¿Mamá Misty?- preguntó la niña en cuanto la vio.

- Todo bien cariño ¿Qué haces ahí?-

- Tía May me pidió que la acompañara mientras dormía la siesta, estaba viendo caricaturas conmigo. Dijo que estaba cansada…-

Eso hizo que Misty entrara a la habitación preocupada, se quitó la toalla dejando caer su cabello en desorden. Se acercó a la cama.

- Estoy bien, Misty- se oyó la voz adormilada de la morena quien habló sin abrir los ojos- Solo necesito dormir una siesta…-

- Claro- la aludida respondió palmeándole con suavidad el hombro. Se giró a la niña -Alex apaga el televisor y ven conmigo-

- Pero quiero quedarme aquí…-

May finalmente abrió los ojos -Déjala Myst. Yo le pedí que me hiciera compañía… además el sonido del televisor me relaja bastante-

- Bueno, si es así- Misty murmuró sintiéndose un poco fuera de lugar. May volvió a acomodarse dándole la espalda y Alex sentándose más plácidamente en el somier -Iré a ver que puedo hacer hasta la hora de la cena…-

Pero ninguna de las dos dijo algo, así que se limitó a salir del dormitorio con la sensación de que la habían desterrado de un lugar importante y privilegiado. Se acomodó el cabello con los dedos antes de que se le formaran las odiosas ondas que eran tan imposibles de peinar. Siguió hasta su habitación y abrió la puerta con cuidado. El pequeño roedor amarillo la recibió apenas la vio. Estaba sentado en la cama y sus ojos castaños se encendieron notablemente al advertir su presencia.

- Pikachupi- balbuceó en su idioma extendiendo los bracitos.

Ella se acercó y le tocó la cabeza en tanto se acomodaba en la cama para luego sentarlo en su regazo - ¿Qué ocurre pikachu?-

El roedor bajó las orejas en un gesto melancólico -Pikapi…-

Misty entendió, pero no supo que responder. Para ella era un completo misterio el comportamiento del joven, y se dio cuenta que también lo era para ese pequeño amigo que lo había acompañado desde la infancia. Reavivó la caricia en la cabeza del pokémon y murmuró con confianza -No te preocupes pequeño, en cuanto esto se solucione y nos marchemos de aquí, Ash volverá a ser el mismo de siempre-

Pero el roedor no tomó con agrado la noticia, achicó los ojos, y de un salto se bajó del regazo de la muchacha parloteando una larga sarta de 'pikas' y 'chus' en variada intensidad y tono. Molesto, se encaminó a la puerta y le dedicó una última mirada de disgusto que rápidamente se transformó en un gesto triste y opaco, para luego desaparecer sonoramente por el pasillo

Misty se miró las manos con aprensión. Entendía al pequeño pokémon y a sus esperanzas, las cuales eran similares a las que ella tenía, pero…

Se puso de pie con decisión y se miró en el espejo diminuto que colgaba de la pared. Se pasó el cepillo por el cabello varias veces hasta que le quedó medianamente lacio y dócil. Se puso un jean azul oscuro y una entallada blusa escocesa en tonos de azul y rojo que le había pertenecido a Daisy. Se calzó las zapatillas y dándose coraje salió al pasillo.

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El sol estaba ocultándose cuando la joven finalmente salió. El paisaje exterior tenía un precioso matiz dorado-anaranjado gracias a la variación de la luz solar. Las praderas resplandecían, y la tierra bajo sus pies tenía el color del cobre y la canela. La brisa era agradable, y el momento tan propicio, tan gustoso que ella inmediatamente se puso de buen humor.

Caminó los pasos que la separaban del joven que parado en medio de la pradera dorada observaba impasible a la lejanía. Ash tenía un aspecto tan relajado, se veía tan familiar en aquel paraje de esmeralda y oro que Misty supo que nunca podría arrancarlo de aquel campo sin sentirse culpable.

Él había sentido sus pasos, pero esperó tranquilo y complaciente hasta que la muchacha se detuvo a su lado.

- Este es mi momento favorito del día- le confió en un susurro sin voltear a verla.

- ¿Por qué?- ella preguntó imitando su tono suave. Ligeramente feliz de que él no se hubiera marchado al notar su presencia.

- En unos minutos te lo demostraré- la miró de soslayo y le sonrió con gratitud.

Misty notó el cambio en su rostro; en el calor amistoso de sus ojos marrones y en la sonrisa sincera de la boca masculina, y se preguntó quien habría sido capaz de obrar tal milagro.

- ¿Dónde están May y Alex?- preguntó con preocupación.

- May esta tomando una siesta y le pidió a Alex que la acompañara- contestó Misty aspirando el aroma de la hierba a su alrededor: orégano, albahaca, romero, laurel… ¿pimienta?

- Sabía que tanta actividad acabaría agotándola, a veces es tan obstinada…- Ash miró el cielo por un momento encogiéndose de hombros, luego se giró a ella haciéndole un gesto -Ven-

Rompió a caminar para su asombro tomando una curva. Misty lo siguió sin perder tiempo, preguntándose a donde la llevaría puesto que estaban rodeando la casa y la cerca, y se dirigían por un camino largo y serpenteante hecho a pie que se encontraba muy escondido a la izquierda.

Siguieron por esa huella por largos minutos, parecían adentrarse en los inicios del bosque y la casa se reducía notablemente a sus espaldas. La vegetación se multiplicaba al igual que la melodía misteriosa que se escapaba de los árboles que la pasaban en altura. Misty miró a los lados con aprensión recordando que su temor infantil hacia los insectos seguía latiendo completamente ileso, y si Ash lo recordaría.

- Ya estamos cerca- dijo él y dio un giro cerrado hacia la derecha metiéndose aún más en el bosque.

Ella no contestó, se limitó a seguirlo rogando silenciosamente que aquello no se tratara de una broma cruel. El cielo anaranjado para ese entonces, apenas se vislumbraba, pero los débiles rayos dorados se filtraban a través de las hojas. Aquello le gustaba, sonrió para tranquilizarse.

- Aquí- oyó que Ash decía y le ofreció la mano para caminar hacia arriba por lo que parecía ser una colina pequeña. Misty la tomó y ascendió con él quedándose inmediatamente sin aliento.

El cielo entero se desplegó ante sus sorprendidos ojos; estaban en un inmenso claro que actuaba a modo de mirador. Parte del pueblo rural y sus verdes colinas se veían desde allí bañados con la mágica luz del atardecer.

- La vista desde aquí es bellísima- comentó ella en un intento de decir algo que ilustrara la admiración que sentía.

- Por eso es mi hora favorita del día -le respondió Ash y sonrió elevando los brazos con una carcajada despreocupada -Se puede ver casi todo desde aquí… las casas del pueblo, la feria, el río, el laboratorio del profesor… las colinas…- le explicaba mientras se los señalaba, ella a su lado seguía cada gesto. Su mano rozó su mejilla al añadir -Mi casa…-

El débil punto blanco de allá abajo, rodeado de canela y esmeralda. Parecía imposible que hubieran caminado tanto, que estuvieran a esa altura, y que la casa fuera tan pequeñita ante sus ojos…

Y la mano de él le había rozado la mejilla sin querer…

La luz en el cielo seguía apagándose, el canto de los árboles se oía en la brisa que los envolvía. Estaban cerca, pero a la vez separados. La mano de Ash volvió a rozarle la mejilla, pero esta vez con toda intención; y le tocó el cabello que se envolvió cual seda a sus dedos.

Misty no dijo nada, sabía que era un momento que no volvería a repetirse. Él también lo sabía. Su mano la tomó de la nuca, y con una violencia propia de su forma de ser atrajo su rostro hasta atrapar los labios femeninos en un beso desesperado y hambriento.

Misty ahogó un suspiro y colocó una mano en su pecho para apaciguarlo, pero esta trepó rápidamente a su cuello y se enlazó junto a la otra que ya estaba allí, renuente a separarse de él. Su cuerpo se fundió junto al suyo, al igual que sus labios que iniciaron una danza lenta y muy necesaria.

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Nota:

Gracias a todos por los saludos de cumpleaños! Son muy buenas, chicas. A Blue grax por su obsequio -como siempre sublime amiga! tienes un verdadero genio entre manos ^^- y a Liz esperaré ansiosa el suyo, ^^


Las adoro!

Solo dos chaps mas y este fic termina!