lunes, 28 de abril de 2008

Tierra Audaz





Capítulo 02.

- Ven aquí, cariño- Misty extendió las manos, tenía las mangas de la camisa arremangadas hasta la altura de los codos. Alex estaba sentada, quieta, en el centro de una bonita bañera de porcelana llena de agua tibia -Ven, cariño, pronto te sentirás mejor…-
Alex le extendió los bracitos y Misty la tomó, envolviendo su pequeño cuerpecito en una inmenso toallón blanco que el dueño de casa le había facilitado. Caminó con ella, saliendo del cuarto de baño -sencillo, rustico- y siguió por un corto pasillo, cuyo suelo de madera retumbaba bajo sus pies.
- ¿Pikachupi?- el pequeño roedor apareció tras una de las puertas, y le hizo señas de que entrara a la habitación.
Misty lo siguió. Era una habitación sencilla, pintada de blanco, y aunque las paredes estaban desnudas, la cama era bastante amplia y parecía cómoda. Su equipaje estaba allí.
- Gracias pikachu- le acarició la cabeza al animal y sentó a la niña en el medio del lecho. La cubrió bien con la toalla, y abriendo su maleta, sacó varias prendas para vestirla.
El roedor se había acercado a la ventana, y desde ahí miraba hacia fuera. Sus orejas estaban bajas en señal de decepción. Misty lo observó por encima de su hombro, mientras vestía a Alex.
- ¿Está ahí afuera?- preguntó en un susurro.
No necesitó que el pokémon le respondiera. Sabía de antemano la respuesta.
- Está evitándome ¿cierto?- secó el cabello de la niña con suavidad, mientras apoyaba la cabeza húmeda en su pecho -Pensé que se había alegrado de verme…- sonrió con tristeza.

- Así que de verdad eres tú…- ella se había acercado hacia él, extendiendo su mano. Sonreía y el sol de la media tarde sacaba destellos de fuego a su largo cabello.
- Misty…- soltó inseguro. Pero fue más para si; como para cerciorarse que no había olvidado su nombre luego de tantos años. Miró su mano extendida y vaciló un poco antes de estrechársela. No es que el peso de la niña le incomodara -ella era liviana como una pluma-, era más bien como si temiera lo que pudiera ocurrir si tomaba esa mano pequeña entre las suyas.
- ¿Cómo has estado?- prosiguió, mostrándole otra vez esa tentadora sonrisa que por dentro lo perturbaba.
- Bien, ¿y tú?-
- Bien- ella asintió, y dando una media vuelta observó el verdor esmeralda que los rodeaba -Había olvidado lo hermoso que es este lugar…- Ash asintió, aunque no eran los alrededores lo que estaba viendo -No creí que tú siguieras aquí… Te imaginaba en la ciudad, en una oficina tras un escritorio, ostentando el titulo que tanto te costó poseer, y que tan abruptamente has delegado a otro…-
- Veo que no estás tan desligada del tema- alzó una ceja acompañando la afirmación.
- Hay algunas noticias que logran filtrarse. Yo aún sigo siendo líder de gimnasio, y esa noticia alborotó a toda la Liga, puedo decirlo-
- Oh- a él no pareció importarle, miró a la niña que sostenía en sus brazos. Las pequeñas mejillas estaban coloradas y sus ojos verdes parecían grandes y húmedos, pero no dejaban de verlo con fascinación -Será mejor que entremos ya, tu hija necesita un baño tibio y una aspirina con urgencia-
Ash entró a la casa y Misty lo siguió sin decir palabra. Por dentro era tal y como ella lo había imaginado; simple, rústico y cómodo. Él acercó una silla y sentó a la pequeña ahí, luego desapareció tras una puerta, Misty alcanzó a ver un refrigerador así que presumiblemente aquel lugar fuera una cocina.
- ¿Cómo te sientes, Alex?- preguntó con ternura inclinándose junto a la pequeña y acariciando sus cabellos negros. Esta solo se acercó a ella y apoyó la cabeza en su pecho -Pronto te sentirás mejor- le prometió aflojando el nudo de sus zapatillas y quitándoselas.
Para ese entonces Ash volvió con un vaso con jugo de naranja y una cucharita.
- Trocé una aspirina- dijo acuclillándose junto a la joven y extendiéndole la cuchara para que le diera el medicamento. Observó con atención como animaba a la niña a abrir la boca y a tragarse aquel polvo blanco que acompañó con un largo sorbo de jugo. Luego de lo cual la felicitó estampándole un suave beso en la frente.
- Puedes darle un baño con agua tibia- él sugirió, todavía conmovido ante la escena maternal que había presenciado.
- Si, sería perfecto. ¿Puedes indicarme donde está el baño?-
- Sígueme- otra vez alzó a Alex y se limitó a recorrer la estancia hasta detenerse frente a una habitación, cuyas paredes azulejadas se dejaban entrever por la rendija de la puerta entreabierta -No te preocupes por tus cosas, te las traeré…-
- Pero…- Misty lo miró abriendo sus ojos -No queremos serte de molestia, Ash. Podemos ir a un hotel o…-
Él no respondió, la estudió fijamente por unos segundos antes de entregarle a la niña y pasar junto a ella apresuradamente -Las toallas están en el closed. La casa no es muy grande pero puedes instalarte en la habitación de invitados. Pikachu te la mostrará… Yo… iré a traer tu equipaje-
Y antes de que Misty pudiera decir algo más, Ash ya había desaparecido…

Deslizó los dedos por la mejilla regordeta de Alex y advirtió aliviada que su temperatura era normal. Ladeó la cabeza para verla, y descubrió que se había quedado dormida en su pecho mientras estaba perdida en su mundo de recuerdos.
La acunó unos segundos, antes de correr las mantas de la cama, y acostarla. Pikachu estaba sentado en una esquina del colchón y la miraba minuciosamente, primero a ella, y luego extendía sus diminutos ojos marrones hasta la pequeña, como si estuviera escaneándolas.
- ¿Pikachu, puedes cuidarla en tanto yo hablo con Ash?-
El roedor asintió entusiasmado y se acomodó en el colchón tratando de no despertar a Alex. Misty le acarició la cabeza, y luego salió.

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Aún quedaban pocas horas de sol, según lo que podía ver en los trazos del cielo. Ash meneó la cabeza disgustado. Eso significaba que le quedaban solo algunos momentos más antes de enfrentarse otra vez con ella.
Ella…
Su corazón pegó un brinco en su pecho, maldiciendo la suerte que la llevó a ponerla en su camino de nuevo. Al parecer alguien allá arriba estaba tan ensañado con él que persistía en traer cosas de su pasado a su tranquilo y sereno presente.
Frunció los labios, y observó el auto azul que recientemente había traído de la carretera. Era un modelo antiguo, y aunque viejo, se conservaba en buen estado. Viéndolo detenidamente no rimaba con Misty -o con la nueva personalidad que le habían dicho que tenía- ella hubiera preferido un descapotable, un deportivo. Algo llamativo y costoso.
Su apariencia actual tampoco hacía justicia a la imagen mental que se había hecho de ella al pasar los años. La imaginaba elegante, sofisticada, cosmopolita. Llena de todos esos atributos refinados que una mujer de mundo debía tener.
Sin embargo se había presentando ante él vistiendo con simpleza, al natural. Con un automóvil todavía más simple…
Y sin embargo a él le gustaba así. Simple, libre. Le recordaba a la niña despreocupada que solía acompañarlo en su viaje Pokémon. A esa adolescente generosa y enérgica que lo enloquecía de las más diversas formas.
Sacudió la cabeza al advertir el hilo que tomaban sus pensamientos. No era bueno que sus ideas empezaran a revoletear en torno a su reciente invitada, ya le resultaba demasiado incómoda esa situación si encima le sumaba el hecho de que aquella era una mujer con compromiso.
Con una hija más específicamente. Una niña que sin duda contaba con un padre en algún lugar del planeta.
- Hola otra vez-
No se sobresaltó al oír su voz. Fue como si hubiera sabido de antemano que Misty iría a verlo. Se giró.
- ¿Qué ocurre?. ¿Le pasó algo a la niña?-
- No, ella está durmiendo. Su fiebre parece haber disminuido- caminó hacia él.
- ¿Entonces qué, la habitación es incómoda para ti?. ¿Necesitas algo más?-
Ella lo estudió fijo algunos segundos -¿Realmente deseas que estemos aquí?. Alex y yo podemos ir al pueblo y buscar una posada…-
- Sería completamente descortés de mi parte- la interrumpió -Además, creo que aún somos amigos ¿cierto?- fue una pregunta retórica, y sin embargo dio vistazos furtivos a su mano izquierda. No, no había ningún anillo comprometedor - Y los amigos tienden a ayudar en las situaciones difíciles-
Una débil sonrisa se dibujó en los labios femeninos en forma de agradecimiento. Vio su viejo auto y caminó hacia él poniendo las manos en los bolsillos -Gracias por traerlo, Ash. Así como lo ves, representa parte de mi patrimonio -se echó a reír observando con cariño a su vehiculo -Soy una Líder de gimnasio bastante modesta-
- Indigente, diría yo- él se unió a su tono de broma, notando que aún seguía vestida con la misma ropa de su llegada -Yo te imaginaba portando diamantes, y viajando en limousine-
- Te has hecho una imagen bastante distorsionada de mí, ¿eh?-
Dejó de sonreír, y un tono serio siguió a sus palabras -Desapareciste por casi cinco años… ¿Qué imagen querías que me hiciera?-
Misty lo miró -No desaparecí. Siempre estuve en el gimnasio. La vida ha sido demasiado dura para nosotras ahí dentro -
- No solo para ti- comentó en voz baja. Detrás de ellos había una enorme vaya de madera y Ash se apoyó de espaldas a ella. El silencio volvió a extenderse.
- ¿Qué es este lugar?- Misty miró con atención el cerco redondo que los rodeaba y que se extendía hasta una edificación más pequeña en la que no había reparado antes.
Él se dio la vuelta y dejó caer los brazos al costado de la madera, sonrió levemente y su mirada se fijó a lo lejos, en las praderas vírgenes -Tú hablaste de patrimonio y de cambios-
-¿Si?- lo animó.
- Yo también poseo un pequeño patrimonio…- cerró los ojos -Solo que está algo… como decirlo, loca-
Misty lo miró sin entender, extendió los brazos también sobre el cerco, al tiempo que Ash emitía un silbido largo y agudo.
Pronto la elegante silueta de un animal se hizo presente ante sus ojos, salió trotando de aquel edificio y dio una vuelta de reconocimiento dentro de la vaya. Era una hermosa yegua que se notaba que aún estaba en sus épocas de potranca. Una ponyta. Pero no cualquier ponyta, su pelaje era tan blanco como la nieve, las crines de su cuello y cola eran largas y se teñían de varios matices de rojos y naranjas. Pero lo más sorprendente -y llamativo- eran sus ojos; grandes, de un cristalino azul mar.
El animal examinó a los dos individuos con recelo, y relinchó con desconfianza alejándose al otro extremo de la cerca. Hundió la cabeza en el bebedero mientras nerviosamente agitaba las crines de su cola.
- ¡Oh Ash es hermosa!- Misty exclamó con sinceridad, los ojos brillantes y una sonrisa en los labios. Con determinación se apoyó en la cerca y estuvo a punto de saltarla con la obvia intención de ir a su encuentro.
- No Misty- Ash la frenó sujetándola del brazo con firmeza, sus huesos eran pequeños y delicados, no parecía tener la fuerza habitual de una curtida muchacha de campo para manejar un caballo al galope -Aún no está domesticada. Es huraña. Da patadas, muerde y golpea. Está loca-
Misty observó al animal con admiración. Nunca había visto un caballo erguirse con tanta sutileza y elegancia, revoleando sus crines al viento y brillando como fuego bajo el sol. Le parecía exótico y maravilloso.
- Tú eres el que está loco- dijo dedicándole una ojeada de soslayo -Porque se nota que aún así adoras a esta yegua-
Él asintió -Supongo que siento debilidad por ella. En cierta forma su carácter me recuerda a alguien- dijo sin pensar.
- No lo dudo- observó el cielo. Comenzaba a teñirse de colores oscuros y sombríos -Será mejor que vaya a ocuparme de la cena, Alex puede despertarse de un momento a otro-
- ¿Eso quiere decir que has aprendido a cocinar?- Ash estuvo a punto de dejar escapar una risita. Sin duda recordaba aquellos fracasos culinarios, allá cuando era adolescente.
- Con una niña en la familia no tienes idea de todo lo que he aprendido…-
La sonrisa de él murió -Claro, lo imagino-
- ¿Te espero para cenar?- ella alzó una ceja al notar el cambio de ánimo.
- No sé a que hora me desocuparé de aquí, aún tengo mucho que hacer. Lo mejor es que tú y tu hija cenen sin mí, ella es pequeña y…-
- Te esperaremos- echó a caminar hacia la casa dejando zanjado el asunto.

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Abrió el grifo del agua y dejó que esta se regara sobre su cuerpo junto al jabón de glicerina cuyo perfume a limón se mezclaba con el del champú. Levantó la cara hacia la lluvia artificial y cerró los ojos, sintiendo que su cabeza, su cabello se refrescaban, y que todo su inquieto ser se apaciguaba bajo el suave cantar del liquido.
Sin duda un baño era lo que necesitaba para sentirse mejor y calmar esa ansiedad extraña y poco característica en ella, que obviamente tenía que ver con ese lugar y con los recuerdos del pasado.
Abrió los ojos un segundo sintiendo la espuma disolverse de su cuerpo 'Esto parece ironía del destino' se dijo con amargura. No había sabido nada de su paradero por años, y de repente terminaba encontrándose con él y hospedándose en su casa… Lo que le recordó el hecho que inicialmente la había llevado a Pallet Town. No podía demorar por más tiempo el asunto de la pequeña, y a pesar de que encontrarse con Ash era algo con lo que había soñado miles de veces, Alex era una prioridad mucho más importante -urgente- que un viejo amor que pertenecía al pasado, y una niña que abarcaba su presente y todo su futuro.
Soltando un suspiro cerró el grifo del agua. Tomó una toalla blanca y la envolvió alrededor de sus curvas, notó como esta fue empapándose gradualmente al contacto de su cuerpo. Secó el vapor del espejo y se miró; estaba pálida y sus mejillas rosadas debido al reciente contacto con el agua, su cabello lucía oscuro y completamente lacio. Anudó la toalla a un costado, recordando cuanto había anhelado un baño apenas hubo visto al joven, y sin embargo ahora que ya se lo había dado no podía decir que se sintiera más segura de sí misma.
Se secó con rapidez teniendo muy presente que todavía no había preparado la cena. Se puso una larga camisola estilo oriental de color blanco y un jean negro aún más gastado que el anterior. Entró a su habitación en puntillas viendo con tranquilidad que Alex seguía durmiendo, se acercó al pequeño roedor y le hizo un gesto de agradecimiento. Luego se sentó en una esquina de la cama a desenredarse el cabello, terminado lo cual se lo recogió en un rodete el cual ciñó con un fino palillo de madera.
Al menos de apariencia estaba mucho mejor que a su llegada.

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Las cosas habían salido bastante bien hasta ahí, Misty tuvo que reconocerlo. Su auto ya estaba a disposición nuevamente, Alex estaba descansando en un lugar cómodo, ella estaba limpia y más optimista respecto a todo, y Ash se había mostrado muy cortés y considerado.
Todos esos detalles lo hacían merecedor de la pequeña cena que se estaba cociendo en el horno. La heladera estaba llena y las alacenas bien provistas -en eso se notaba la mano femenina-, y conociendo a Ash, él no se preocuparía en comprar nada. Todavía recordaba con nitidez aquellas ocasiones en que ella ayudaba a Brock con las compras y la cena, mientras Ash se 'lavaba las manos' de todo lo que tuviera que ver con 'llevar una responsabilidad'. Gruño inaudiblemente, considerando esos detalles se preguntaba como haría Ash para mantener limpia esa casa. Aún no le había dicho si existía alguna 'señora Ketchum', lo cierto era que no había reparado en su mano, pero imaginarse al joven casado era tan extraño como imaginar que ella pudiera ser madre.
Se rió de su propia ocurrencia, al tiempo que recordaba lo que se estaba cocinando en el horno. Se colocó las manoplas y abrió la portezuela. Aun faltaba tiempo para que el queso se derritiera. Por ende le quedaba tiempo para poner la mesa.
Cuando el teléfono comenzó a sonar.
Movió la perilla de cocción al mínimo y se alejó de la cocina preguntándose desde cual lugar de la casa sonaría aquel aparato.
Tardó bastante en hallarlo, iba por el sexto llamado cuando atendió.
- ¿Hola?-
Del otro lado hubo un largo silencio que le hizo recordar que 'esa' no era su casa, y por supuesto aquel no era su teléfono.
- ¿Hola?- repitió con más educación notando por primera vez la habitación en la que se encontraba. Era una pequeña biblioteca. Había una computadora portátil a un lado, y contra la pared del fondo una repisa llena de trofeos. Reconoció entre ellos el de la Orange League.
- Hola, lo siento. Creo que me equivoqué de número- finalmente una joven voz femenina respondió.
- Esta es la casa de Ash Ketchum- se apresuró a agregar.
- ¿Si?-
- Si-
- Oh…-
Sin duda la mujer parecía haber sufrido una gran impresión. Misty se preguntó si no se habría desmayado por su culpa.
- Escucha ¿podrías darle a Ash un mensaje?-
- Claro- genial y encima iba a inmiscuirse más en la vida del joven. Ash iba a agradecérselo con todas sus fuerzas…
- Dile que May ha llamado, y que en un par de horas lo llamaré otra vez. Dile que algo grave ha acontecido en Cerulean City. Muchas gracias…-
El rostro de la joven pelirroja perdió su color al oír el nombre de su ciudad natal, tardó varios minutos en identificar con quien estaba hablando.
- ¿May?. ¡May soy yo, Misty!- pero solo oyó el tono muerto de la línea. May ya había colgado.
Salió de la biblioteca algo preocupada. ¿Qué podía ser tan grave que ocurriera en su ciudad como para que llamaran a Ash?. Estaba segura que tenía que ver con ella y la niña.
Al parecer Lily y Violet no habrían podido con Daisy. De las tres era la única que podía llegar a hacer algo, y al parecer lo primero que se le había ocurrido fue alborotar a toda la liga Pokémon. '¿Es que acaso no lo entienden?' quiso gritar de frustración
'Alex también tiene derechos, y aunque sea pequeña para darse cuenta de ellos, yo no dejaré que crezca sin ver a su padre. No cuando yo sé lo que es crecer sin uno… Ella tiene derecho a verlo'
Sus pies la habían llevado de nuevo a la cocina, allí se detuvo momentáneamente sin saber que hacer.
- ¿Mamá Misty?- una pequeña silueta apareció en el umbral detrás de ella refregándose los ojos. - Hola cariño- la joven fue hasta allí y se inclinó tocándole con suavidad la frente. Su temperatura seguía normal -¿Te sientes mejor?-
- Ajap- volvió a refregarse los ojos, acompañándolo de un ligero bostezo.
Misty sonrió y le acarició el cabello -Vamos al baño, te lavaré la cara-
- ¡No!- protestó la niña sacudiendo la cabeza -Yo. Yo lo haré, pikachu me acompañará- el roedor se veía por sobre su hombro -Yo soy grande-
La joven no pudo menos que sonreír ante esa fuerza de carácter que le recordaba tanto a sí -Muy bien- asintió.
La pequeña se alejó correteando, seguida del infaltable pikachu. Ella se permitió suspirar con alivio. Ver a Alex así era lo único que pedía; que fuera feliz, despreocupada. Después de todo ya tendría edad suficiente como para afrontar los problemas que la rodeaban, hasta entonces que su niñez fuera llena de sonrisas y puestas de sol.
Se tranquilizó y soltó el aire que no sabia que estaba reteniendo. Se acordó de la cena y apagó el horno. Luego se dedicó a abrir puertas buscando los platos y los cubiertos. Había dispuesto todo junto a la mesada de mármol, cuando la puerta principal se abrió y Ash entró con aire resignado.
- Hola- ella le sonrió al joven.
- Hola- se apoyó algunos segundos contra la madera y la observó. Mantuvo dentro el gesto de sorpresa al ver su cambio de vestuario, en lugar de eso se dedicó a oler el aire -¿Qué es eso que huele tan bien?-
- Es la cena… hice pizza-
- ¿Pizza?. ¿Me has hecho pizza?- parecía un adolescente diciendo eso y se encaminó con esa misma expresión infantil hasta la puerta del horno.
- Tienes tiempo a lavarte si lo deseas, aún no termino de poner la mesa-
- Claro- él se volvió y le sonrió ampliamente, agradeciéndole con ese gesto el que hubiera elegido su comida favorita para cocinar.
Rodeó la mesa y salió hacia el pasillo todavía manteniendo aquella sonrisa de adolescente como si nunca le hubieran hecho la cena, cuando ella sabía que existieron muchas otras cenas antes que esa, cientos de platos suculentos, que no podían compararse con una triste y desgarbada pizza…
Su mente estaba metiéndose en un terreno muy extraño. De pronto se dio cuenta que se estaba comportando como la mujer dócil que espera en la puerta a que su marido vuelva a casa tras una larga jornada de trabajo.
¿Cómo podía ella disfrutar ese papel cuando siempre estuvo orgullosa de su independencia?. ¿Ella, que salía sola de los problemas, que dirigía un gimnasio sin ayuda de nadie, y que ahora estaba allí para darle el apellido que merecía a la pequeña Alex?.
Se irguió de hombros. Nada ni nadie podría echar abajo el autocontrol, la autonomía, la sensatez que la naturaleza le había dado. De eso estaba segura.

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- Esta está estupendo- Ash comentó con satisfacción dando una gruesa mordida a su porción.
Tenía el cabello húmedo y en la habitación flotaba el suave aroma de su loción. La muchacha trataba de no prestar atención a esos detalles.
- Estupendo- repitió Alex en voz alta sin quitar sus ojos de encima del joven. Misty no pudo menos que sonreír. La niña estaba embelesada con él.
Bueno ¿y quien no?. ¿Acaso ella no estaba también embelesada con él…?. Sintió sus mejillas enrojecer parcialmente. Algo muy grave le estaba ocurriendo a la muy sensata Misty.
- Tendré que darte un premio por esto- Ash siguió diciendo con sincero entusiasmo, dándole otra mordida a la nueva porción que tenía en la mano.
- Premio a mamá Misty- Alex asintió y Ash le guiñó el ojo con ternura, luego se inclinó y le sirvió jugo de naranja en el vaso.
- Alex, cariño ¿que se dice?- Misty la miró con seriedad.
- Ah, sip. Gracias papá-
- No, no ¡Alex!- sintió una especie de dejabu, junto a un profundo bochorno. Se giró a él que seguía muy impresionado -Ash lo siento…- la miró, varias arrugas cruzando su frente -la niña es pequeña y no sabe lo que dice…-
- Eso lo entiendo-
- Además creo que está algo encandilada contigo…- sonrió rogando que el entrecejo de él se suavizara.
- Porque no tiene padre ¿no es cierto?. O si lo tiene…- el rostro de la joven se puso pálido - ¿Por eso viniste hasta aquí…?. Recuerdo que mencionaste que venías a ver al profesor Oak…-
- No creo conveniente mantener esta conversación delante de ella- consiguió decir con voz temblorosa -Los niños no son culpables de las decisiones de los adultos-
¿Por qué de repente le parecía que lo decía por él?
Estaba a punto de acotar algo cuando en ese instante el teléfono empezó a sonar. Ash se levantó mirándola y cruzó la cocina. De un mueble que ella no había visto tomó un teléfono inalámbrico de color blanco.
- Oh, olvidé decirte que llamó May…- repuso Misty inocentemente mientras mordía su porción de pizza.
Él la miró con desagrado. Le decía con toda la tranquilidad del mundo que había llamado May, como si contestar el teléfono en su casa no trajera consigo todo tipo de repercusiones. Miró el tubo que tenía en la mano, podía dejar que sonase y sonase, pero conociendo a May (y sabiendo de antemano que era ella) no descansaría hasta averiguar quien era la compañía femenina que la había atendido.
- Hola- contestó finalmente saliendo -Si May, imaginé que eras tú ¿Quién más podría molestar a esta hora?. Estoy cenando…-se quedó en silencio -¿Qué ha ocurrido qué?. No, no puedo creerlo… ¿Cuándo…?-
Misty lo oía a pesar de que se había ido de la cocina, pero; o bien tenia un oído muy agudo, o el joven estaba hablando casi a los gritos. Escuchó los pasos que volvían y temió lo peor. Él apareció en el umbral y la miró fijamente, por un momento sus ojos parecieron tan negros como el pedernal.
- Adivina que May, ella está aquí… -la joven del otro lado chilló tan fuerte que tuvo que quitarse el auricular del oído. Ash miró hacia el techo con resignación ¿Por qué tenía que ser tan bulliciosa?. Dirigió su atención a la pelirroja; sus ojos habían aumentado el doble de tamaño haciendo su rostro más pálido, y la nueva porción se había quedado olvidada en su mano alzada, dividida entre llevarla a la boca o ponerla nuevamente en el plato. Estaba absorta mirando y comprendiendo todo.
- Misty fue quien te atendió antes, si… ¿Qué?. ¡Por supuesto que no!. ¿Cómo crees?. No, no lo sabía de antemano…No, no sé… La niña también está aquí, si, es hermosa…- sonrió a Alex quien le devolvió el gesto - Te he dicho que no lo sé… ¿¡Como voy a preguntar eso!?. Es un tema que no me concierne… No, no creo que debieras en tu estado… Bueno, si quieres…- suspiró -Está bien, adiós-
Dejó el teléfono en la mesada y se volvió lentamente. Misty estaba en la misma posición de antes, la porción de pizza -fría para este entonces- en su mano alzada. Los labios ligeramente entreabiertos, los ojos grandes y sorprendidos parecían dos trozos de zafiros de lo oscuros que estaban.
- Era May- dijo sencillamente. Se sentó junto a Alex viendo que ya no comía y la observó con ternura, la pequeña también lo veía fijamente -¿Te apetece una manzana?-
Esta asintió vigorosamente.
Él se levantó y abrió la heladera, sacó dos frutos rojos y se los tendió -Uno para ti, y otro para pikachu. Ve a dárselo y prepárate para ir a la cama-
La niña se bajó obediente y tomó las dos manzanas. Sonrió a ambos adultos y desapareció por la puerta corriendo ruidosamente.

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Misty se sentía a la deriva.
Ahora era el momento en el que Ash le pediría explicaciones. Entendía de sobra que aquel llamado tenía que ver con lo que ella había hecho. Se ordenó calmarse y actuar con sensatez. Dejó la pizza en su plato y con gran tranquilidad se sirvió jugo de naranja, lo bebió con lentitud, y tras dejar el vaso vacío en la mesa, se dirigió a él.
- Dispara- le soltó sin rodeos, con calma.
- May me llamó- él volvió a tomar asiento frente a ella -Dijo que te habías llevado a la niña de Cerulean City y que tus hermanas armaron un escándalo por eso…-
- Lo imaginé-
- Lo que no entiendo…- Ash la miró- Es el porqué tendrían que armar un revuelo si…-
- Yo no avisé que me iría- confesó con algo de culpa, interrumpiéndolo -Simplemente un día me harté de la situación y me fui. Lily y Violet me apoyaron, pero Daisy…- suspiró y se sirvió más jugo, lo bebió -Daisy no entiende nada que vaya más allá de si y su imagen… Y la niña necesita conocer a su padre, algo de lo que la han privado desde que nació…-
- Por eso estás aquí-
- Si…-
- Y por eso estabas de camino hacia la granja del profesor-
Ella asintió y supo que Ash no se animaría a hacer la pregunta, así que se limitó a responderla -Tracey es el padre de Alexandra-
Él se hizo hacia atrás en la silla como si estuviera amortiguando una trompada, aquel había sido un golpe muy bajo de su parte -de la de ambos- Observó a la joven, sintiendo un nudo de frustración en su estomago.
- Tracey no volverá hasta dentro de una semana-
- Si somos de molestia, Alex y yo podemos…-
- No estoy diciendo eso- la interrumpió- Ya te dije que tu hija y tú pueden quedarse aquí el tiempo que sea necesario hasta que Tracey regrese. Pero puede que este se demore más de la cuenta-
Misty dejó entrever una débil mueca -Crees que Alex es mi hija-
- ¿Es una pregunta?-
- Es una afirmación. Crees que Alexandra es mi hija-
- Desde luego, me lo has demostrado de todas las formas posibles…- dijo acompañando la frase con un movimiento. Ella sonrió y él encontró muy complicado pasar por alto ese gesto agradable e infantil -¿O no?-
Misty apoyó los codos en la mesa, y acercando su tronco dejó caer la barbilla entre las manos, mantuvo un largo silencio antes de decir -Tú sabes la respuesta, Ash- él frunció el ceño -Tú más que nadie conoce la respuesta…-

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Consequences



Capitulo 1


No supo bien que fue lo que la despertó. Pero lo hizo de golpe, abriendo los ojos súbitamente, aspirando con desesperación grandes bocanadas de aire, como si hubiera estado nadando en la piscina y de pronto saliera a la superficie buscando oxígeno.
Se sentó en la cama todavía sintiendo esa sensación de ahogo que ahora se traslada a sus miembros. Se ordenó serenarse lentamente en tanto recuperaba su ritmo de respiración normal, la conciencia le volvía y aquel familiar dolor agudo comenzaba a taladrarle la cabeza.
Entonces lo recordó. Resaca. Saldo de una larga noche sin freno.
Se llevó las manos a las sienes y gimió
'Nunca más volveré a tomar una gota de alcohol…'
Movió con precaución las piernas a un lado de la cama y se incorporó. Agradeció en silencio que aquella acción no le trajera otras consecuencias desagradables que fueran mas allá del simple mareo normal que sentía. Ya de pie y segura que estos podían mantener firmemente su peso, se examinó a si misma; su vestido lucía arrugado, retorcido y sucio, producto de haber estado en una fiesta descontrolada, de haber bebido incontables tragos, y finalmente por haberse dormido con él puesto, sin siquiera correr las mantas al hacerlo. Demasiado cansada, mareada y eufórica como para preocuparse por una simple prenda de vestir, o por correr las sábanas al acostarse.
Tampoco podía precisar con exactitud a que hora había sido eso. Ni siquiera recordaba como había llegado, o quien la había traído. Solo contaba con la ligera sospecha de que había sido junto con el amanecer.
'Bueno…no todos los días tu mejor amigo cumple su 10º aniversario como Maestro Pokémon…'
Se encogió de hombros ante aquel razonamiento lógico, pero cambio de idea al notar que el dolor de cabeza se incrementaba con aquel pequeño gesto. Cerró los ojos y aferrándose del cabezal de la cama dio algunos pasos hacia el baño.
Empujó la puerta con ambas manos y rehusó mirarse en el espejo, abrió el botiquín y sacó las pastillas para la jaqueca, llenó un vaso de agua y habiendo puesto dos capsulas transparente en su mano, las tragó junto con el líquido sin mayor inconveniente. Luego abrió la llave de la ducha, y más tarde se relajó bajo la tibia lluvia artificial.

♣..♣..♣

Cuando salió del cuarto de baño se sentía más relajada, quizás algo abombada por el efecto de las pastillas, pero feliz en cierta forma de que el taladrante dolor de cabeza hubiera desaparecido.
Alisó las arrugadas sábanas y el cobertor sobre la cama, y arrojó el vestido manchado en el cesto de la ropa sucia. Luego se dirigió al espejo, y cepillo en mano, empezó con la rutinaria tarea de poner orden a sus cabellos.
- ¿Qué es esto?- murmuró en voz alta, su atención fija en una diminuta marca morada en el centro de su cuello, que destacaba a simple vista por lo pálido de su piel.
Con su atención todavía puesta en el espejo, presionó la pequeña hematoma con el dedo índice, pero no le causó el más mínimo dolor o molestia.
Obviamente no era tan ingenua como para no saber que era eso, y como se lo había causado. El tema era que desconocía quien era el responsable de semejante 'obsequio'.
Olvidando el hecho de que no había acabado de desenredar su cabello, se tiró boca arriba en la cama, recreando lo poco que podía acordarse de la fiesta, en busca de algun detalle que expusiera como se había hecho lo que tenía en el cuello. Pero sus recuerdos estaban a la deriva. Ni siquiera tenía en claro como había acabado el festejo y que había hecho después. Solo sabía que había bebido mucho y había bailado como si fuera la última fiesta a la que asistiera en su vida…
'Lo ultimo que recuerdo es que estaba hablando con Duplica… y bebíamos algo, no recuerdo que era… Después…' se apretó los ojos soltando un suspiro
Hay un vacío en mi memoria, no puedo precisar ni como llegué a casa…'
Rodó de costado en la cama y se permitió cerrar los ojos. Había una imagen, difusa, borrosa, que bailoteaba en su mente pero no podía retenerla lo necesario como para entender de que se trataba. Se esforzó, trayendo la escena una y otra vez hasta que fue capaz de darle un sentido coherente.
Dos manos…la imagen era borrosa, pero eran dos manos. Una grande, descomunal, masculina… ¿y la otra?. Era pequeña, delgada y pálida. Claramente de una mujer. Una estrecha argolla dorada decoraba uno de sus dedos. Y estos estaban entrelazados, entrelazados a los del hombre ¿en un gesto de cariño?. Los dedos de él aferraban los de ella con firmeza, como intentando transmitirle contención…
Apretó un poco más los párpados al notar que la escena en su memoria cambiaba, y una nueva imagen se hacia presente. Luchó con su escaso control para retenerla lo suficiente y analizarla.
Un brazo desnudo, y la muscular curvatura de un hombro… piel morena, fuerza. Y los dedos masculinos agarrando una mano. Su mano… Un rostro, la imagen se abría como si fuera ella en persona quien estuviera viendo aquello. Un rostro familiar…
'¿Ash…?'
Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos cuantos gritos histéricos y pasos presurosos que se acercaban a su habitación. Se sentó en la cama al tiempo que la puerta volaba hacia la pared.
- ¡Misty!. ¿Qué demonios significa esto?-
Daisy, Lily y Violet gritaron a la vez esgrimiendo un grueso periódico.
- ¿Qué significa, que?- se tomó el cuello con una mano.
- Esto- Daisy le arrojó el periódico a la cara -Lee el encabezado-
Misty lo recogió del suelo con fastidio.

'¡El casamiento del año!. El famoso Maestro Pokémon Ash Ketchum (25) y la atractiva líder de Cerulean City, Misty Waterflower (25) anunciaron que se casaron en secreto tras la fiesta que la Liga Pokémon organizó anoche para agasajar al flamante Maestro y a sus diez años de carrera. El enlace se produjo esta madrugada en Viridian City (lugar del festejo) y luego de que la pareja reconociera mutuamente sus sentimientos.
Tras una improvisada 'Noche de Bodas' los recién casados se comunicaron a esta redacción para compartir la alegría de su unión, con la intención que allegados a ellos supieran por este medio…'

La joven se echó a reír a carcajadas soltando el periódico. Desde el suelo, las grandes letras negras que ilustraban la noticia parecían girar compartiendo su risa.
- ¿Qué es tan gracioso?- preguntó Lily arqueando una ceja.
Misty se limpió unas cuantas lagrimitas risueñas y contestó aún riendo.
- ¡Ustedes!. ¡Y que encima se crean algo como esto…!-
- ¿Entonces es mentira?-
- Por supuesto que es mentira-
Violet miró a sus dos hermanas y se acercó a la pelirroja.
- ¿Que significa este anillo entonces?-
- ¿Anillo?. ¿Cuál ani…?- pero tuvo que tragarse sus palabras a la fuerza. Violet tomó su mano izquierda (que curiosamente era la que sujetaba su cuello) y la esgrimió ante sus propios ojos. Y ahí estaba. La delgada argolla dorada en su dedo anular.
Alzó la vista con una mueca ofendida y usó la mano libre para tratar de quitárselo.
- No tengo idea de cómo llegó eso hasta ahí-
- Obviamente Ash debió de habértela puesto durante la… ceremonia…-
Se detuvo un segundo, aquello era inútil. Y el anillo no se movía de su lugar -Deja de decir tonterías Lily- disparó su mirada asesina a las otras dos jóvenes -¡Yo no me casé con nadie!-
- ¡Ese no es el problema!- Violet exclamó tomándose las mejillas -Por años supimos que tenías algo por Ash, y… lo hemos aceptado, después de todo se estaba tornando demasiado obvio. Pero… ¿Qué nos hagas esto a nosotras?- Misty la miró entrecerrando los párpados - ¡Casarte en secreto y sin siquiera invitarnos…! -
Ella revoleó los ojos -Sabía que por ahí vendría el reproche…-
- ¿Misty como has podido?. Reconozco que eres mayor de edad pero…-
- Daisy te creía más inteligente que ellas dos. Realmente ¿oyes lo que estas diciendo?-
La nombrada soltó un suspiro de fastidio. Se sentó junto a la joven pelirroja en su cama, observó el periódico en el suelo.
- Allí lo dice, y tienes un anillo en el dedo que lo confirma…-
Misty gimió de exasperación. Se levantó de un salto, corriendo a sus dos hermanas del camino. Agarró una chaqueta y un par de zapatillas.
- ¿A dónde vas?-
- Iré a ver a la otra parte involucrada- hizo equilibrio mientras se ponía el calzado - Ash tiene que aclarar todo este asunto-
- Si están casados legalmente no hay nada que hacer-
- Obviamente te olvidas de algo Lily -se subió el cierre del abrigo -También existe el Divorcio…-
Las tres hermanas mayores menearon la cabeza al unísono, Misty las ignoró y siguió su camino hacia la puerta.
- Al menos una de nosotras ha tenido una buena noche…-
- ¡Oh. Estoy completamente de acuerdo contigo, Violet…!-
Las tres estallaron en risitas haciendo que la joven pelirroja se detuviera en el umbral, sus dedos rozando el picaporte. Miró a sus hermanas arqueando una ceja -¿Qué quieren decir?-
Lily sonrió maliciosamente antes de mirarla y señalar su propio cuello con un dedo.
Misty entendió de inmediato, y por primera vez desde que todos esos recuerdos, y la plática había empezado, un profundo rubor de vergüenza tiñó sus mejillas. Aquel gesto incontrolable de su parte acarreó más carcajadas, se mordió el labio y acabó por abrir la puerta.
- ¿Aun sigues pensando en pedir el divorcio?-
La voz de Daisy murió entre las carcajadas, apenas cerró la puerta, su rostro tan rojo como su cabello.

♣..♣..♣


Sentado frente al escritorio, el gran Maestro Pokémon Ash Ketchum sostenía su cabeza con una mano, masajeándose la frente con la restante, en tanto intentaba leer el grueso encabezado del periódico a través de los lentes oscuros que servían para disminuir su resaca.
Su mirada resbaló hacia la alianza en su dedo, había hecho eso muchas veces desde que había empezado el día, y como esas tantas veces soltó la misma agria exclamación entre dientes.

'¡El casamiento del año!. El famoso Maestro Pokémon Ash Ketchum (25) y la atractiva líder de Cerulean City, Misty Waterflower (25) anunciaron que se casaron en secreto tras la fiesta que la Liga Pokémon organizó anoch…'

Prorrumpió otra maldición y dio vuelta el periódico. Se echó hacia atrás en la silla y los anteojos demasiados grandes, se tambalearon en la punta de su nariz; esta vez no se ocupó en acomodarlos y se quedó así, con la nuca apoyada en el respaldo de su asiento, mirando el inmaculado techo de su oficina.
Había hecho eso cada vez que las imágenes que no quería recordar desfilaban muy campantes por su memoria. Y ahora ahí estaban otra vez, haciéndole sentir la peor basura del mundo por recordar detalles y aspectos íntimos de su mejor amiga (esposa según el periódico matutino), que traicionarían el sello de amistad que los unía por tantos años…
'Como si la amistad no se hubiera quebrado ya…' dijo en su mente, y se redondeó las sienes con los dedos
'Es imposible dejar de pensar en ella de esa forma…Y aunque sé que soy vulgar y estoy traicionándola… no puedo dejar de hacerlo…'
Suspiró ruidosamente. Al contrario de Misty él estaba medianamente más lúcido respecto a lo ocurrido la noche anterior. Todavía no tenía muy en claro como habían llegado a ese punto; pero los detalles pertinentes a lo ocurrido durante ese momento bailoteaban de forma muy nítida en su mente, redoblando su bochorno e incomodidad.
Cerró los ojos en un intento de alejar sus recuerdos, cuando a lo lejos pudo oír el eco de una voz histérica y muy familiar…
- ¡Deje de felicitarme!-
- Pero Sra Ketchum…-
- ¡No soy la señora Ketchum…!-
Ash soltó un respingo y se puso de pie, se preparó mentalmente para el ciclón que se le avecinaría apenas la puerta se abriera. Y esta se abrió, segundos después, mostrando a una furiosa pelirroja, seguida de una joven morena que llevaba una carpeta en las manos.
- Dile a tu secretaria que deje de felicitarme…- demandó la recién llegada entre dientes, mostrando esa expresión intimidante que ponía al manifiesto en que punto de enojo estaba. Y por la forma en que relampagueaban sus ojos, había llegado al máximo.
Ash se les acercó, haciéndole un gesto a la joven -Puedes retirarte Eve-
Ella sonrió ampliamente -Puedo posponer su agenda, señor. Así puede salir a almorzar con su esposa…-
La furia contenida con que Misty lo miró, hizo que se apresurara a agregar:
- No, muchas gracias Eve. Retírate…-
- Claro- la secretaria sonrió oprimiendo la carpeta contra su pecho, volvió sobre sus pasos -Felicidades otra vez, señor. ¡Hacen una pareja preciosa!-
Y la puerta se cerró dejando un tenso, tenso silencio.
Misty suspiró intentando calmarse, y se acercó a él con el fatídico periódico extendido. Tomó aire tratando de aplacar de antemano el volumen de su voz.
- ¿Puedes explicarme que significa esto?-
La pregunta, hecha en un extraño y calmado tono, hizo que el joven retrocediera unos cuantos pasos, extendiendo la mano derecha en un gesto casi de súplica.
Pero ella no había terminado -Ash…- siguió con calma, alzando en conjunto su mano izquierda de modo que él viera el anillo que continuaba trabado en su dedo -¿Qué broma es esta?-
El joven apretó los ojos antes de levantar su propia mano izquierda y enseñarle el suyo. La espió tímidamente por encima de sus dedos -¿Tal vez tú puedas explicármelo a mí?-
- Oh, por Dios es cierto…-
Ash iba a asentir; cuando en menos de un segundo el periódico se halló en el suelo, y la joven que lo blandía a menos de dos pasos de su persona, con las manos en el aire, listo para abofetearlo.
- ¡COMO PUDISTE…!-
Alcanzó a sujetarle las muñecas antes de que cometieran su objetivo. Los ojos de Misty eran tan oscuros como el mar embravecido, y apretaba los labios con tanta fuerza que casi se veían blancos.
- ¿Por qué el culpable tengo que ser yo?- le preguntó Ash todavía sujetando sus muñecas.
- ¡P-pues… pues es obvio del porque!. ¿No has leído el periódico?-
- Claro que lo he hecho- la miró fijamente, sus rostros estaban muy cerca, y el de ella se encontraba sonrojado. De rabia, decidió -Pero no he hallado nada que pueda señalarme como el principal culpable-
- Obviamente eres muy lento para leer entre líneas…- Misty forcejeó, sus movimientos la pusieron en una situación aún más incómoda. Al parecer había olvidado que aunque no le gustara, Ash tenía más fuerza que ella. Sus manos eran el doble de grandes que las suyas, y en una curiosa contradicción se sentían muy suaves contra su piel.
- ¿Crees que podamos hablar civilizadamente y sin que me abofetees?- arqueó una ceja acompañando su pregunta.
Ella gruñó la respuesta y Ash la soltó todavía inseguro de cual podía ser su siguiente acción, pero al ver que se alejaba de él tomando aire una y otra vez, supo que se encontraba a salvo… por el momento.
Misty se sentó en la silla frente al escritorio, esperando que él empezara.
- Esta situación me tiene tan confundido como a ti…- dijo luego de correr los papeles del mueble, y tras sentarse en una esquina de cara a ella.
- No lo parece-
- Sabes muy bien que no suelo perder el control de esa forma. Para eso estás tú…- al ver que la joven comenzaba a incorporarse otra vez, se apresuró a replicar con una débil sonrisa alzando otra vez las manos -Era una broma…-
- ¿Cómo puedes hacer una broma en un momento como este…?-
- Es una forma de liberar la tensión…- ahora fue su turno de tomar aire e intentar hablar en serio -Lo del matrimonio es cierto-
- ¿Por qué lo dice el diario?- señaló el objeto que yacía a varios pasos de ellos en el suelo.
- No…-
Se tocó la alianza con los dedos -¿Por los anillos?-
- Huh, no exactamente…-
Misty hizo una mueca, como si adivinaba lo que Ash diría a continuación.
- Tengo el acta, y los papeles que así lo ameritan-
Ella pensó por un momento -¿Por qué no los has quemado?-
- Aunque lo hiciera, no es en el único lugar donde el matrimonio está asentado…- la ironía fue latente en su voz -Pensé que lo adivinarías, usualmente te destacas por saber de antemano ese tipo de cosas…-
- No sé todo lo que ocurre en el mundo-
- ¿No?- siguió con su tono irónico -Siempre me ha parecido que si-
Misty resopló, aprovechó la involuntaria pausa para terminar de serenarse y encarar el tema más serio de la cuestión. Se acomodó los mechones de cabello que cubrían sus ojos, en tanto intentaba armar una frase corta, que expusiera sus dudas y que él la entendiera de inmediato sin necesidad de repetirla.
Ash observó por lo bajo sus gestos. Normalmente, la joven no era de poner especial atención a su aspecto, en eso se diferenciaba del resto de las Waterflower, y sin embargo, era lo que estaba haciendo en ese momento. Se estaba acomodando el cabello, y las arrugas -invisibles- de la ropa, y por la forma involuntaria en que sus dedos temblaban supo que estaba nerviosa. ¿Nerviosa Misty Waterflower?
Las manos de ella se dirigieron al extraño pañuelo anudado a su cuello, y por primera vez advirtió como iba vestida; de jeans y zapatillas, su usual atuendo. Por alguna razón no pudo evitar recordar como la había visto la noche anterior. Con aquel ajustado vestido negro…
Misty no era de usar atuendos femeninos, no lo había hecho nunca desde niña y mucho menos lo hacía ahora. Pero cuando la vio con aquel ¿diminuto? vestido en medio de la fiesta que la Liga había organizado, con las manos juntas, y la sonrisa delineada en sus labios suaves, mientras esperaba su turno para felicitarlo, entendió que el mundo había estado perdiéndose de algo muy bueno. Silenciosamente agradeció el hecho de que la joven no expusiera tan a menudo los encantos que la naturaleza le había dado. No eran celos, solo… solo que era extraño advertir que la pequeña que él había conocido, de pronto se había vuelto toda una mujer. Y los detalles de que había descubierto eso la noche anterior volvieron a bailotear en su memoria…
Bajó la cabeza, avergonzado del hilo que habían tomado sus pensamientos. Su mente era extremadamente traicionera…
Cuando levantó la vista, Misty estaba viéndolo con expresión azorada, tenía las manos en la base de la garganta y al notar que contaba con toda su atención se desanudó el pañuelo.
- ¿Qué hay de esto?- preguntó en voz baja y tímida.
Al ver la diminuta marca amoratada fue instantáneo que se sonrojara -¿Quién te hizo eso?-
Ella arqueó una ceja, obviando su propio bochorno -Creo que tú sabes quien fue…-
Ash desvió la vista, su rubor fue en aumento -Yo… no recuerdo muy bien lo que pasó…-
- Yo tampoco…- apoyó el pañuelo en sus rodillas y observó atentamente el diseño de la seda, se aclaró la garganta sin dejar de mirar el delicado objeto -¿Hay… alguna posibilidad de que nosotros hayamos…?-
- ¿Hayamos?- la miró sin entender.
Misty se mordió el labio -Hayamos… hecho…- lo miró suplicante -¡Ugh, sabes a lo que me refiero!-
- Ah…- volvió a bajar la vista aún más sonrojado que antes. Instantáneamente de decir algo, solo guardó silencio estudiando sus dedos como si de pronto encontrara algo sumamente interesante de ver.
La pequeña esperanza de Misty se hizo trizas con ese silencio. Se encogió en su asiento.
- ¿Quieres decir que… si?-
- Huh… huh…-
Las mejillas de la joven se pusieron tan rojas como su cabello, enterró la cara entre las manos sintiendo que el fuego del infierno entero había subido con el único fin de avivar las llamas de su vergüenza.
- ¡Que… que horror…!- gimió lastimosamente, diciéndose para sus adentros que jamás podría volver a ver a Ash a la cara sin sonrojarse como un tomate. El solo pensamiento hizo que se encogiera un poco más, como si pudiera esconderse totalmente tras sus delgados brazos.
Él advirtió su bochorno y olvidando de momento el suyo, se le acercó con preocupación viendo su pequeña silueta hecha un ovillo en el asiento. Le puso la mano en el hombro y se detuvo.
- Mist…-
Quiso sonar tan casual como cualquier otro momento en donde le brindara ayuda, había actuado de apoyo y consuelo muchas veces en el pasado, y era natural que esta vez quisiera hacer lo mismo. Pero no fue así. El cuerpo de la chica se tensionó visiblemente bajo su mano, pese al calor suave de su piel que se le antojó vergonzosamente familiar.
- Suéltame-
La palabra salió como un disparo, a pesar que fue dicha con voz suave. Misty no levantó la cabeza ni lo miró, siguió en su posición previa varios segundos más.
Ash obedeció retrocediendo los pasos que había avanzado, y volvió a apoyarse contra el escritorio. Imitó su silencio, centrando su mirada en el suelo, mientras apretaba los puños.
- Solucionemos esto- Misty replicó, sintiéndose incapaz de levantar la cabeza. Observando solo los prolijos zapatos marrones de su compañero -Quiero el divorcio. Este matrimonio es un disparate-
- Estoy de acuerdo, hablaré con mi abogado-
- Bien- reunió la fuerza necesaria y se incorporó del asiento, evitó mirarlo durante la maniobra y una vez más se concentró en borrar las arrugas invisibles de su ropa. Echó un mechón de cabello tras su hombro, y lo observó rápidamente de soslayo, Ash no se había movido ni un ápice. Arqueó una ceja al notar por primera vez lo extraño que se veía con esas enormes gafas -¿Por qué traes anteojos oscuros?- le preguntó con curiosidad.
- Tengo resaca-
Soltó un suspiro de impaciencia -¿No has tomado algo para eso?-
- No-
- ¿No?- repitió con incredulidad. Se mordió el labio algunos segundos antes de acercarse a él y quitarle los anteojos -Esto no sirve de nada…- advirtió la incomodidad del joven que escaló grados a la suya, pero decidió ignorarla de momento. Lo tomó del brazo y lo tironeó hasta la silla en la que ella estaba sentada anteriormente.
- ¿Qué haces?- Ash no pudo evitar preguntar, aturdido de que la muchacha que tan reacia había estado a verlo o a dejar que se aproximara siquiera, ahora lo escoltaba con tanto cuidado.
- Obviamente no tendrías que haber venido, no sin antes tomar algo para disminuir el malestar- le golpeó el hombro indicándole que se sentara. Y así lo hizo - Le pediré a Eve que consiga algo; aspirinas, un té de hierbas, algunas galletas, o tostadas…- se dio la vuelta para irse, cuando la mano de Ash la frenó sujetándola de la muñeca.
Las mejillas de Misty se encendieron, giró lentamente sobre sus pies.
- ¿Que?-
No pudo evitar ver el contraste entre los largos dedos morenos contra su piel pálida, antes de levantar la vista y encontrarse con los ojos de él. Y secretamente deseó no haberle quitado los lentes, de otra forma no hubiera tenido que verse de frente con esas enormes irises marrones, en esos momentos tan confusas y desconcertadas como sentían debían estar las suyas propias.
- ¿Por qué haces esto?- le preguntó finalmente, y la presión de su mano se incrementó en su brazo.
- Eres mi mejor amigo, Ash…-
- No- el negó con su cabeza - ¿Por qué haces esto…?-
- Eres mi mejor amigo a pesar de todo…- Misty reiteró con voz suave y se mantuvo estática en su lugar -E-entiende que… que esto es complicado para mí…Yo… No saber lo que hice ayer en la noche…- por un segundo su alianza brilló bajo la pálida claridad que rebotaba entre ellos -Despertar una mañana y descubrir que de pronto has hecho algo…-
- Estupido- él replicó con acento cortante.
Lo miró con cierta duda -¿Para ti no lo es?-
Ash le sostuvo la vista y se encogió de hombros.
-No tienes que hacer esto- murmuró luego de algunos segundos
- Eres mi amigo, Ash- repitió -Mi mejor amigo, por supuesto que iba a preocuparme por ti… A pesar de los hechos recientes, eso es algo que no va a cambiar-
Ash la soltó desviando la vista de ella.
Misty se refregó la mano inconscientemente apretándola contra su pecho. Sintió pena.
- Solo voy a pedirle a Eve algo de lo que mencioné antes, luego me iré…- caminó hacia la puerta y lo observó por sobre su hombro -Enviaré a mi abogado para que hable con el tuyo…- bajó la vista -Lamento todo esto…-
Salió rápidamente cerrando la hoja de madera tras su espalda.
- No lo lamentas tanto como yo…- Ash susurró y se cubrió el rostro con las manos.

♣..♣..♣

'¿Qué voy a hacer ahora…?. He dormido con mi mejor amigo… No recuerdo lo que hice, o como empezó… Él me vio desnuda…Puedo estar embarazada en estos momentos…'
Las frases desesperadas, bruscas, se agolpaban contra las paredes de su mente, intentando ilustrar el torrente de pensamientos que bullían en su cabeza. Y repetirlas para sí una y otra vez no estaba ayudando en nada, solo aumentaba la crudeza de la situación.
Por primera vez se detuvo a considerar lo serio que el problema era. No hablaba solo de lo que había hecho, sino de un cambio rotundo. Un cambio que abarcaba todos los aspectos de su vida.
Y si parte de aquello era cierto, su vida daría un giro terrible…
Se tocó las sienes con las puntas de los dedos y apretó los parpados con fuerza 'Detesto todo esto…Detesto no saber lo que hice, detesto ver a donde llegamos…'
- ¿Qué haces aquí todavía?. Creí haberte oído decir que te ibas…-
La voz potente la despertó de su apartado mental. Alzó la vista y se encontró con Ash, este le devolvió el gesto arqueando una ceja, una taza en la mano camino a su boca.
Ella se tocó las mejillas rogando que no las tuviera tan ardientes como las sentía -Debía cerciorarme que Eve trajera todo tal y como se lo pedí-
Él hizo una mueca, señaló la taza antes de beberla y ocultar un gesto de repugnancia -Si lo hizo, y sacando esta cosa desagradable que me has obligado a beber el resto es altamente comestible-
Misty sonrió de costado ante la infantil respuesta. Obviando el problema principal se acercó a él -Esa cosa desagradable, como tú la llamas, ayudará a que tu estomago no salga de tu boca de un modo lamentable…-
- ¿Debo agradecértelo?-
- Técnicamente sí-
- Bueno, gracias entonces-
Misty apoyó las manos en el escritorio y se inclinó ligeramente -De nada- espió el contenido de la taza -No es tan malo ¿o si?-
- ¿Y encima lo preguntas?-
- Es un preparado que mis hermanas suelen tomar en situaciones similares a la tuya…- Se apresuró a agregar -Nunca lo he probado, no suelo beber demasiado y por supuesto no suelo tener ese tipo de resacas…-
- ¿Seguro que no?- le preguntó con sarcasmo.
Misty apretó los labios, por si fuera poco sus mejillas volvieron a sonrojarse.
- Como sea- Ash suspiró, complacido consigo mismo por incomodar a la joven -Esta cosa sabe horrible-
- Es una mezcla de diferentes hierbas-
- Con razón tiene ese sabor a pasto…- Misty soltó un respingo -¿Quieres probarlo?. Así tal vez te convenzas de que no estoy exagerando…-
Ella volvió a suspirar. Accedió con un movimiento de cabeza e inclinándose un poco más, alargó la mano para tomar la taza. Ash la detuvo con un gesto, también se había inclinado y sostenía el recipiente sin intensiones de soltarlo, y al parecer con otro plan en mente.
Misty detestó el no poder controlar el asalto que sacudió sus sentidos cuando la taza finalmente besó sus labios. La mano de Ash la sostenía con firmeza, en tanto las suyas temblaban apoyadas torpemente en el filo del escritorio. Ni hablar del bochorno que sentía era bien legible en las motas purpurinas que oscurecían sus mejillas.
Tragó el primer sorbo no muy segura de lo que bebía, o de cual era su sabor. Consciente tan solo de la porcelana contra su boca, de la mano grande y firme que la sostenía evitando que se quemara o se derramase. Viéndose en esos ojos marrones que le devolvían una expresión difícil de interpretar…
Si la situación hubiera ocurrido en otro contexto, Misty hubiera aprovechado muy bien aquel sensual momento, alentada quizás por aquellos sentimientos tibios que siempre había abrigado hacia el Maestro. Sentimientos contradictorios que había sabido esconder muy bien en su fuero interno, pero que al parecer la noche pasada habían tenido un efecto devastador, embriagados de tragos en ese ambiente extraño y mareante…
¿Qué tanto le había dicho?
La mano libre de Ash tocó la de ella que descansaba en el borde del escritorio, y se quedó allí quieta, sobre la suya. Misty levantó la vista, la taza se había alejado de sus labios, conservando cierta distancia entre ambos, aún suspendida en el aire.
Ella se alejó por decisión propia, quitando ambas manos del mueble, y rompiendo esa atmósfera incómoda.
- No es tan malo como dices- replicó en un tono que intentó ser normal. Tomó el blister de pastillas que descansaba junto a la bandeja, y al cual había visto apenas entró a la oficina, y se lo tendió -Ahora tómate dos de estas y te sentirás mejor-
Ash dejó el pocillo y agarró lo que le ofrecía sin siquiera rozar sus dedos. Ninguno de los dos hizo el mínimo esfuerzo de verse, evitando en los minutos siguientes cualquier contacto visual.
Se tomó ambas pastillas con un simple trago de agua, en tanto ella ordenaba todo dentro de la bandeja. A continuación, la joven acomodó el escritorio, limpiando las migas y cualquier rastro de líquido que pudiera haber quedado impregnado en la madera. Volvió a acomodar solícitamente la fuente, esta vez poniendo el vaso que él acababa de usar.
- ¿Qué haces?- le preguntó con curiosidad.
- ¿Acaso no es obvio?. Me llevaré esto, creo que aún tienes trabajo por hacer…-
- Eve puede encargarse de llevárselo- rodeó el mueble y se plantó ante ella. Habían transcurrido solo un par de minutos pero la jaqueca comenzaba a disminuir, y ya no se sentía tan mareado.
- Eve no es tu mucama, es tu secretaria- replicó Misty frunciéndole el ceño, en tanto sus manos pequeñas se perdían bajo la basta superficie de la bandeja y todo su contenido.
- Tú tampoco lo eres- le retrucó él arrebatándole el objeto fácilmente. Hizo una mueca de fastidio y se encaminó hacia la puerta, justo cuando esta se abrió de par en par, dándole paso a la estilizada silueta de una joven mujer de cabello castaño. Grandes ojos azules refulgían de su rostro pálido de cólera.
Observó estupefacta la escena; Misty se había aferrado al brazo de Ash tras su abrupta entrada y no se había movido de su posición pese a los segundos que habían transcurrido desde su llegada. En tanto el joven se había quedado inmóvil, varios pasos delante de ella, con la bandeja en las manos.
El humor de la recién llegada afloró en una carcajada seca -Muy domestico, Ash ¿practicando?- señaló con un dedo el objeto que llevaba en las manos.
Este suspiró, mezcla de resignación y fastidio -May…-

♣..♣..♣

miércoles, 9 de abril de 2008

Traición


CAPITULO UNICO

Dedicado a:
Mi prima Coty, mi mejor amigo Fede, y a mi 'hermana' Andrea. Nada más que decir, ellos entienden.

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

- ¿Entonces tienes mucho trabajo?- la voz cristalina de Misty se oyó por sobre el barullo que sus hermanas estaban provocando. Afirmó el auricular a su oído para oír la respuesta que ya conocía.
- Mucho papeleo- se excusó suspirando mientras lo escuchaba jugar con algo entre sus dedos. Una lapicera quizás - A veces me arrepiento de haber tomado este trabajo…-
Ella soltó una pequeña carcajada escéptica -Si, tal vez pienses algo así en otra vida, Ash-
- Hey- él interrumpió su soliloquio de risas.
- ¿Qué?-
- Te amo-
Misty detuvo su sonrisa a la par que una profunda arruga se marcaba en su entrecejo. Se mordió el labio por unos segundos -También yo, Ash-
- Dilo-
Titubeó -Te amo-

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…


Observó la pantalla vacía del televisor en tanto sus hermanas iban y venían a su alrededor, portando trajes vistosos y hablando entre ellas a los gritos. La arruga seguía marcada bajo los flecos de cabello rojo y su mirada fija en la pantalla apagada del televisor. A su lado, el teléfono inalámbrico yacía al descuido entre los almohadones blancos del sillón.
- Como que, ¿Myst?- Daisy se detuvo junto a ella, la mano en el aire no muy segura de tocarle el hombro.
La otra reaccionó, observó a su hermana con ojos grandes y perdidos -¿Necesitan ayuda?-
La rubia sacudió la cabeza en una clara negativa. Aseguró un vestido de tafetán rosa bajo su brazo y medio se inclinó -¿Qué ocurre Myst?-
- Nada, nada. ¿Por qué?-
- Te ves rara-
- Imaginaciones tuyas- sonrió y triunfante se puso de pie, volvió la vista a su lugar por algunos segundos y recogió el teléfono con mano firme -Nos vemos al rato, Days-
- ¿Cómo que, vas a salir?-
- Si- se encogió de hombros -Duplica y yo tenemos algo que arreglar-
- Muy bien. Le diré a Lily que te guardé algo de la cena-
- No, no te preocupes, Days. Adiós-
La rubia la observó alejarse, había algo extraño en su manera de caminar. Normalmente Misty no ponía suficiente empeño en su forma de moverse. Sin embargo ahora, un ligero toque sutil y femenino teñía la forma en la que sus pies se movían. Una altivez y un toque soberbio que todas las Waterflower conservaban como rasgo instintivo.
Daisy rasgó los ojos. Aquello no estaba gustándole.

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

La joven pelirroja apreció tiempo después. Sin duda demasiado arreglada teniendo en cuenta que su novio de dos años se encontraba fuera del país en asuntos de trabajo. Una falda corta de jean, sandalias sin taco y una blusa estilo hippie de color celeste. Aseguró el bolso tejido a su hombro mientras se acomodaba las mechas húmedas y rebeldes de su cabello.
- Me voy muchachas- dijo a modo de saludo antes de desaparecer tras la puerta sin esperar respuesta. Caminó por el sendero que llevaba hacia la calle, luchando con la necesidad de hacer un llamado telefónico. El viento de verano, tibio y húmedo le dio en la cara animando a que tomara el celular de su bolso.
Se mordió el labio, para luego dejar que las arrugas cruzaran su frente una vez más. Localizó el número deseado y esperó, el llamado se repitió una quinta vez hasta que la conocida voz masculina atendió. Seria.
- ¿Qué ocurre cariño?. Estoy en el medio de una junta-
Ella sonrió avergonzada -Lo siento. Solo… solo…- un nudo quemante subió a su garganta aguando sus ojos. Se lo tragó -Solo quería decirte que te extraño y te amo mucho…-
Un suspiro - Yo también te amo Myst-
Cerró los ojos como si aquella frase le doliera -Sé que me amas Ash, solo es que a veces necesito que me lo recuerdes-
- Y lo haré siempre que sea necesario cariño- otra voz se oyó de fondo hablándole de un modo rápido y ansioso -Tengo que dejarte Myst, el presidente solicita mi presencia en el salón de juntas-
- Claro-
- Nos veremos de aquí a un par de semanas ¿de acuerdo?-
- Claro, rogaré que el tiempo pase volando. Adiós Ash-
- Adiós Myst-
No fue hasta que oyó el click del otro lado que quitó el celular de su oído y lo guardó en el bolso. Se tocó la frente intentando suavizar el entrecejo fruncido y miró a su alrededor. Sus pasos la habían llevado al parque de Cerulean City, tomó uno de los senderos adoquinados y entro a caminar hacia el centro, hacia una enorme fuente de agua. No había hecho más que detenerse allí, cuando unos conocidos pasos se oyeron por detrás.
- Llegas tarde-
Ella se giró con una sonrisa culpable en sus labios. Se acercó a saludarlo extendiéndole las manos.
- Lo siento Tracey-
Pronto, el saludo formal se convirtió en un abrazo compartido, que duró más que los pocos segundos normales que uno hubiera esperado.

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

- Entonces ¿lo has visto?- Duplica mantuvo su compostura ante la joven pelirroja que acababa de sentarse frente a ella en aquel concurrido café en el centro de la ciudad.
Esta solo asintió solemnemente antes de beber de su taza.
Duplica meneó la cabeza en desacuerdo.
- ¿Qué?- Misty preguntó.
- ¿Y encima lo preguntas?. ¡No está nada bien lo que están haciendo!-
- ¿Y que quieres?. ¿Qué me quede de brazos cruzados ante lo que siento?-
- No, pero…-
- Fuiste la primera en estar de acuerdo conmigo- Misty le reprochó.
- Lo sé, pero no creí que la situación abarcara estas proporciones…- replicó con un suspiro. Observó a su amiga -¿Cómo te sientes?-
Ella no respondió inmediatamente. Volvió a tomar su taza y le dio un largo sorbo -Hoy hablé con Ash-
- ¿Lo hiciste?. ¿Le has dicho algo?-
Meneó la cabeza -No tuve el valor…-
- Myst, sé que es complicado para ti pero… ¿no podrías dejar las cosas como están ahora?-
- Espero que sea una broma- Misty la miró, la otra sola parpadeó inocentemente -¡Duplica, no hay forma de que esto quede así!. Conoces de cerca como esta situación me lastima…-
- Lo sé, amiga, lo sé- le apretó la mano con cariño -Pero conozco a ambos de tanto tiempo que… Olvida lo que dije, estoy contigo siempre y te apoyaré y te ayudaré en todo-
- Gracias Duplica- los ojos de la pelirroja se humedecieron -Tracey me dijo lo mismo-

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

El teléfono sonó varias veces antes de que alguien se dignara a atender.
- Gimnasio de Cerulean City…- la voz de Lily salió agitada por la carrera que se había hecho desde los acuarios hasta la biblioteca.
- Hola Lily-
- Hey Ash- la joven de pelo oscuro frunció el entrecejo -¿Cómo que, en que puedo servirte?-
- ¿Misty se encuentra por ahí?. He tratado de llamar a su celular pero lo tiene apagado, hace días que no sé nada de ella-
El ceño de la joven se frunció un poco más -Misty no está aquí, salió en la mañana con Duplica y Tracey y no dejó dicho a que hora venía-
- ¿Con Tracey?-
- Ajá-
- Ah- la confusión fue evidente en la voz del muchacho -¿Puedes decirle que me llame en cuanto llegue?-
- Claro- la joven se inclinó con el aparato sandwichado entre su cuello y hombro -¿Pasó algo malo?-
- No, no. Solo que tendré que demorarme un poco más en el viaje-
- Está bien, en cuanto llegue le diré que se comunique contigo-
- Gracias Lily-

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

Duplica se quitó el flequillo de los ojos y observó a su amiga que iba y venía por el living del Imite House, su cabello rojo amarrado a un costado con una cinta negra que hacia juego con el vestido oscuro que llevaba puesto. Se refregaba la frente conforme sus paseos por la habitación aumentaban.
- ¡Ya Misty por Dios!. Estas poniéndome histérica- replicó la joven de cabello verde alzando una mano en el aire para ilustrar lo irritada que se sentía -Solo llámalo y punto-
Misty se frenó de cara a ella, su rostro contraído demostraba la lucha interna que estaba sufriendo -No puedo Duplica. No tengo suficiente valor…-
- Vamos, si puedes- la nombrada le extendió el celular - Hazlo-
Misty tomó el teléfono con temor, lo sostuvo en sus manos sin saber que hacer.
- Necesitas privacidad, estaré en mi habitación arreglando los trajes para el próximo espectáculo…- se puso de pie dispuesta a salir de allí.
- No espera -Misty la frenó con un gesto, la miró con sus ojos húmedos -Quédate, no puedo hacer esto sola y… temo que me echaré a llorar apenas escuche su voz…-
Duplica le apretó el brazo con comprensión y volvió a sentarse en su sillón azul -Está bien me quedaré aquí, y no vas a llorar, porque juro que te golpearé si lo haces-
Misty sonrió débilmente y se sentó junto al sillón en el suelo. Tomó aire una y otra vez, y abriendo el aparato, busco en la agenda el número que tanto conocía, para luego presionar el botón verde que iniciaba la llamada.
El sonido se repitió una y otra vez en su oído.
- Misty…-
Abrió los ojos por completo al oír su voz. Sintió que su vista se tornaba borrosa y apretó los parpados, despegando los labios para finalmente responder.
- Hola Ash. Perdóname por no llamarte antes-
- Me tenías preocupado. Llevo casi una semana sin saber de ti-
- Lo sé, lo siento. He estado muy ocupada con el gimnasio, y he estado en la liga Pokémon ayudando a Lorelei-
- Has salido mucho con Tracey según lo que Lily me dijo-
- Si- Misty asintió olvidando que no podía verla, observó los pliegues de la falda que se alisaban marcando el contorno de sus piernas -Tracey me ayudó mucho en un par de cosas-
Ash rió de otro lado -Comenzaré a ponerme celoso si sigues pasando tu tiempo con él, y harás que me arrepienta de que sea tu 'asistente', la próxima vez le encargaré a Brock de que te cuide…-
Misty casi se echó a llorar al oír aquello, presionó los labios con tanta fuerza que se pusieron blancos.
- No tienes que preocuparte. Yo conozco muy bien mis sentimientos-
- Yo también cariño. Te amo-
Las lágrimas se convirtieron en un torrente sin control que descendía por sus mejillas-Oh Ash, también te amo…-
Él pareció satisfecho con la respuesta -Escucha Myst, tengo malas noticias. Tendré que quedarme una semana más aquí, sé que esto altera nuestros planes pero…-
- No te preocupes- lo interrumpió con su mejor tono neutral, rogando que su voz no saliera temblorosa -Entiendo la cantidad de trabajo que debes tener-
- Gracias Myst, eres un ángel. ¿Entonces nos veremos en una semana?-
- Claro Ash-
- Dilo…-
- Te amo-
- Yo también Myst. Cuídate-
Ni bien oyó el 'click' del otro lado, dejó el teléfono en el suelo y subiendo las rodillas bajo el vestido sepultó la cabeza en ellas dando rienda suelta a su amargura. Sus hombros se contrajeron y los sollozos resultaban audibles a pesar de ser ahogados por la tela de la falda. Duplica se acercó a ella con tristeza y se arrodilló a su lado cubriendo el lloroso cuerpo de la muchacha con sus brazos.
Ni bien advirtió la presencia solícita de su amiga, Misty se volvió a ella sepultando el rostro húmedo en su hombro.
- Y-yo- yo lo amo Duplica…- sollozaba sin vergüenza empapando la blusa de la joven -Yo… yo lo a-amo…-

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

- Como que, explícame otra vez porque sinceramente no lo entiendo- Daisy estaba diciendo mientras su hermana menor bajaba las escaleras con una maleta pequeña.
- Dije que iré a visitar a Ash- Misty respondió al descuido sin prestarle demasiada atención a la rubia.
- Pero si él te dijo que vendrá en unos días ¿Por qué no solo lo esperas aquí?-
La joven pelirroja la observó, y la otra advirtió finalmente su rostro pálido, y las profundas ojeras bajo sus ojos, producto de escaso sueño y llanto.
- Quiero darle una sorpresa- no sonrió al decir aquello.
En ese momento la puerta principal se abrió y un joven de cabello largo entró, llevaba un bolso cruzado a media espalda.
- ¿Nos vamos ya Myst?-
Daisy miró a ambos alternadamente, arqueó una ceja -¿Qué tiene que ver él en todo esto?-
- Tracey es parte de la sorpresa, ahora deja de hacer tantas preguntas -le dio su equipaje al joven -Estaremos de vuelta en unos días, deséanos suerte-
Daisy solo asintió sin emitir palabra, observó a ambos que salieron de la casa, y se abrazó a si misma sintiéndose tremendamente desilusionada y triste.

…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

Observó su imagen en el espejo y se deseó valor para hacer lo que tenía que hacer.
Se veía bonita y simple. Como siempre. Se soltó el cabello y se puso unos zapatos sin taco. El espejo no mentía, el rubor galopante de sus mejillas se debía a la adrenalina que estaba fabricando su cuerpo. También se sentía segura y valiente, como si tuviera que escalar el monte Everest.
Salió del lujoso ascensor y caminó con firmeza por el pasillo alfombrado; como lo sospechaba, su presencia en el edificio levantó decenas de murmullos y gestos de asombro y perplejidad. Obviamente nadie esperaba que ella se hiciera presente allí.
- Señorita Waterflower…-la secretaria tardó sus buenos minutos en cerrar su boca, (que se hallaba abierta desmesuradamente nomás al verla) ponerse de pie y correr hasta ella para intentar frenar su marcha -Lo siento, no puede pasar…-
- ¿Olvidas quien soy?-
- Por supuesto que no, señorita Waterflower. Pero el señor…- se quedó sin habla al ver al hombre joven y atractivo que se detuvo a unos metros de ella.
Misty sonrió en reconocimiento, y cruzando a la pobre muchacha, se dirigió decidida a la inmensa puerta de madera la que abrió sin golpear.
La luz del sol fue lo primero que vio apenas entró a la oficina y cerró la puerta tras de si. El sol que la obligó a parpadear reiteradas veces antes de enfocar sus ojos verdes en las dos siluetas que se habían quedado inmóviles tras reconocerla.
Él estaba recostado en su sillón, la corbata semi desecha, su rostro pálido. Ella -y al fin sabía ahora quien era ella- estaba sentada en una esquina del escritorio frente a él.
- Hola cariño, ahora veo cual era la causa que te mantenía anclado a este lugar-manifestó inclinando la cabeza hacia un lado, mostrándose tranquila y serena. Sus ojos se desviaron hacia la mujer que la veía con una mueca de pánico en su rostro. Semejante a la de él -¿Qué tal Giselle?-
- Misty ¿Qué haces aquí?- Ash se puso de pie e hizo ademán de acercarse a ella, pero se detuvo a los pocos pasos.
- Vine a liberarte de una obligación, ya que veo que no eres lo suficientemente hombre para hacerlo tú mismo- se giró hacia Giselle que aún continuaba sentada en el borde del mueble -Es todo tuyo -señaló al joven con un gesto -Tuyo, todo tuyo. Aunque no puedo asegurarte que no te haga a ti lo mismo que me ha hecho a mí-
Un silencio sepulcral se extendió tras sus palabras.
- ¿Desde hace cuanto lo sabes…?-
- Desde hace mucho- bajó la mirada -Solo esperaba que vinieras a decírmelo, pero al parecer te sentías demasiado bien besándome y diciendo que me amabas, mientras por dentro pensabas que se lo decías a ella…-
- ¡No Misty, no es así!. ¡Nunca fue así!-
Giselle se sintió tremendamente ofendida por ese comentario. Se bajó del mueble y se colocó el abrigo, tomó la cartera del respaldo del sillón, pasando junto a ambos con la cabeza en alto.
- Cuando esto se solucione llámame- pronunció al aire, sin volverse, pero los dos sabían a quien estaban dirigidas específicamente esas palabras.
- No tendrá que esperar mucho tiempo- Misty murmuró.
Él la miró de arriba abajo. Se veía tan tranquila y calmada. Sinceramente debido a su carácter, hubiera esperado otra reacción.
- He tenido mi tiempo para asimilarlo- dijo ella como si adivinara sus pensamientos - Y he contado con el apoyo de amigos invalorables-
- ¿Tracey?-
- Entre otros. ¿Qué?. ¿Vas a decirme que te pones celoso?-
Ash desvió la cabeza hacia un lado con ceño fruncido.
- Tracey fue el primero en descubrirlo, y sabe Dios que me costó mucho creerle…-hizo una pausa -Pero empezamos a seguirte, a investigar tu horario… fue más fácil de lo que suponíamos. Siempre fuiste tan despistado…-rió brevemente -Los detalles saltaban a la vista. Solo quedaba que vinieras a decírmelo, lo que por supuesto nunca hiciste-
- Dime específicamente como lo descubriste-
- No. Eso se queda aquí- se tocó la sien, y sonrió al ver la cara de disconformidad que él le puso.
- Yo…- la miró para luego bajar la cabeza apenado -Sé que no vas a creerme pero, no sé cuando todo empezó…-
- Evidentemente cuando empezaste a aburrirte de mí-
- Es imposible aburrirse de ti…- Ash murmuró viéndola de soslayo, ella le devolvió el gesto -Y creo que tampoco es lógico que culpe a Giselle…-
- Desde luego que no- dijo Misty con ironía -Después de todo es completamente normal que venga otra mujer y seduzca a tu novio-
- Ella no…- se cortó y frunció los labios -¿Por qué no hablamos de esto en un par de días, a mi regreso, cuando estemos más calmados?. Podemos encontrar una solución razonable y…-
- No hay solución razonable, Ash. Y no hay regreso- Misty tomó aire antes de dar el ultimátum con la escasa fuerza que le quedaba -Esto está terminado. Estuvo terminado desde el instante en que decidiste meter a Giselle entre nosotros-
- ¿Qué harás entonces?-
- Volver a Kanto, seguir con mi vida ¿Qué?. ¿Creíste que eras tan imprescindible para mí que te rogaría de rodillas que la dejaras para que volvieras conmigo?- rió al ver la expresión de él -No, Ash-
- Pero…- no supo que decir. Allí estaba su primera novia, la mujer que podía dar vuelta su mundo sin proponérselo ¿que era esa emoción confusa que estaba sintiendo? -Debemos hablar, no puedes tomar esto a la ligera…-
- ¡No lo estoy tomando a la ligera!- sus ojos se aguaron, parpadeó para evitar el escozor -Eres una basura, una completa y maldita basura…- su voz se quebró y se mordió el labio para mantener algo de la dignidad que estaba resquebrajándose. Sacudió la cabeza y dio un pequeño giro sobre sus talones -Que tengas una buena vida Ash Ketchum- le dio la espalda y aprovechó para pasarse una mano sobre los ojos.
Él se había acercado unos pasos a ella, pero se detuvo indeciso. Miles de sentimientos contradictorios bullían en su interior; amor, impotencia, cariño. Culpa.
Culpa.
Misty terminó de recorrer los pocos metros que la separaban de la puerta y la abrió. La alta silueta de un joven se dibujó ante sus ojos, y sin pensarlo mucho le extendió las manos en un claro gesto de necesidad.
El pedido no se repitió dos veces, Tracey dio un paso y abrazó a la infortunada muchacha. Su mirada severa encontró la del hombre que solía ser su amigo, y meneó la cabeza en un gesto repulsivo.
'Se llama amistad' le dijo a la silenciosa pregunta que inundaron sus ojos marrones. Volvió la vista hacia la joven pelirroja, cuyos ojos se desviaban hacia otro lado, y la afirmación salió por si sola.
- Pero lo que tú hiciste se llama traición-

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Bajo la Lluvia


-no les haría nada mal darse una leidita de los demás chaps antes de empezar esto… Pueden leerlos aqui.... Bajo la Lluvia-

Bajo la lluvia 03

Gary POV

- Adiós Gary- sus manos de muñeca me cubrieron suavemente.
Contuve el aliento saboreando esa tibia sensación de encontrarme entre sus brazos. Oí unos murmullos molestos y abrí los ojos separándome de inmediato. Sus hermanas estaban hablando en voz baja y me miraban riendo de un modo extraño. ¿Acaso era tan evidente?.
- Gracias por traerme- el sonido de su voz me hizo verla de golpe.
- Ah, no fue nada- me rasqué detrás de la cabeza -¿Estarás bien?-
Sonrió -Creo que sí. Verás, esta es mi casa-
Me sonrojé. Yo y mí enorme boca que hablaba por si sola…
- ¿Gary?- Misty me apretó el brazo -¿Serías tan amable de pasarme mi bolso?-
- Ah, si claro- '¡Despierta tonto!'
Le entregó el bolso a una de sus hermanas y finalmente se volvió a mí -¿Quieres entrar un rato?-
- Eh… no- jugué con las llaves del auto y dije sin pensar -Tengo cosas importantes por hacer-
Ella me miró, sus pupilas convertidas en piedras, la boca se le contrajo ligeramente en un gesto de fastidio -Supongo que descuidaste tu trabajo por mí ¿verdad?- ¿había un tono desdeñoso en su voz normalmente suave? -Lamento haber interferido en tu vida, espero que esto no te traiga mayores problemas -me extendió la mano en forma casi abrupta -Entonces será hasta siempre, dudo que vuelva a ir a la liga. De ahora en adelante mis hermanas se encargaran del aspecto legal y la parte externa del gimnasio-
- Oh…- entrelacé sus dedos a los míos sintiéndome muy decepcionado. Secretamente había acariciado la esperanza de verla en las reuniones y los eventos que la asociación realizaba a menudo.
Bien, pues este era el baldazo de agua fría a mis tibias intenciones…
- Será como dices -La solté bruscamente -Adiós-
Sentí que me observaba muy sorprendida- Adiós-
Me di la vuelta y a grandes zancadas caminé hasta mi BMW. Arranqué a gran velocidad y me fui. Ok, esto era todo. Tras una semana de sentirme inquieto, incómodo y nervioso, con un humor de perros y cansado; luego de conocer una parte de mí cuya existencia carnal ignoraba, me encontraba listo para el manicomio.
Había sido una prueba difícil de soportar esos tres días que duró la convalecencia de Misty. Ella se comportaba como un ángel, atendiéndome y brindándome compañía. Y yo me sentía como un demonio. Desde luego los pensamientos que tenía hacia la muchacha estaban lejos de ser santos y recatados.
Oh, mi preciada libertad…
Bien, ahora que ya la tenía ¿Por qué sentía que me faltaba algo?. Dios me estoy volviendo loco…
---…---…---…---…---…---…---…---…---…---
Misty no fue tan fiel a su palabra. Un mes después la vi en el cocktail que Brock Slate organizó para la nueva inauguración de su gimnasio en Pewter city. Ash también estaba allí.
Traté de ignorarlos a ambos hablando con Tracey, la investigación de mi abuelo -de la que él estaba ahora a cargo- había avanzado mucho y estaba poniéndome al tanto de las últimas novedades. A pesar de que lo que Tracey decía era importante, no podía quitarle los ojos de encima a la linda pelirroja.
Quizás era la forma en la que el vestido azul pálido revelaba las íntimas líneas de su cuerpo dándole un aspecto de porcelana a su piel. O la manera en que llevaba recogido el cabello, cubierto ahora de bucles que caían en desorden sobre sus hombros desnudos. Vaya que se veía hermosa esa noche.
Volteó un minuto de su charla con Duplica y me sonrió haciéndome una sutil seña con la mano. Le retribuí. Cuando volví a verla descubrí que se acercaba hacia nosotros y me entró pánico. Venía sonriendo y sus ojos habían adquirido el mismo azul descolorido de la falda. Me giré para esperarla, cuando vi que a cierta distancia Ash nos estaba mirando fijamente y comenzaba a acercarse también. Misty lo notó, pero en vez de seguir me espió con tristeza por lo bajo y rompió a caminar abruptamente hacia la derecha, despareciendo tras la puerta que conducía al parque. Segundos después y luego de dirigirme una ojeada severa, Ash pasó con rapidez tras ella perdiéndose tras el mismo lugar.
En mi mente pude imaginar al dedillo la tierna escena de la reconciliación. Los besos anhelados y las nuevas promesas de amor ferviente.
Me despedí de Tracey y los demás, y me fui. Soy un tonto. Por treinta días albergué esperanzas que esa misma noche se hicieron trizas.


---…---…---…---…---…---…---…---…---…---

Al otro día metí unas cuantas mudas de ropa en un bolso y salí de viaje. En el avión puse al tanto a mi hermana de mi partida y por primera vez sentí su tristeza hacia mi situación. No quise oír sus argumentos y luego de darle las indicaciones pertinentes sobre mi casa y oficina, le corté sin esperar su consentimiento.
Esta era mi vida acabada, muerta. Tenía que encontrarla y recuperarla. ¿Dónde?. No lo sé pero en algún día debía estar esperándome…
Sin embargo el viaje que debía durar unas cuantas semanas acabó extendiéndose por un año. Al cabo del cual, parecía que mi corazón estaba conmigo otra vez.


---…---…---…---…---…---…---…---…---…---

Pero los días comenzaron a tornarse grises y lluviosos, por lo que resolví regresar. No sé porqué pero odiaba la lluvia.
Ver el cielo cubierto y amenazante me deprimía. Pensé que no había mejor forma de deprimirse que estando en mi propia casa.
Nada más alejado de la verdad. Había empezado la estación húmeda y las tormentas me recibieron a mi regreso. ¿Pero que importaba?. Ya estaba aquí de todos modos.
La primera semana evité la oficina y esquivé con éxito los llamados insistentes de mi hermana. Sabía que había estado guardando por doce meses su discurso de sermones contra mí y a toda costa quería librarme de ellos…
Al otro día, mañana gris y lluviosa de primavera, resolví salir a caminar. El ejercicio es bueno para no pensar y yo necesitaba desesperadamente mantener mi cabeza ocupada para no hacer ninguna locura.
Mis pies me llevaron a esa plaza. Lugar que inconscientemente odiaba al igual que la tormenta infinita que caía del cielo. Si, ahora no solo me deprimía el clima húmedo sino que también lo aborrecía. Pero lo mas notable de mi 'nuevo' descubrimiento era que el coraje coincidía justo con el día lluvioso en que aquella pelirroja había irrumpido en mi vida.
- Detesto la lluvia- farfullé por lo bajo y como reafirmando esto, pisé una baldosa suelta embarrando todavía más mis empapados pies -La odio...-
Cerré el paraguas que a estas alturas no me había servido de mucho y proseguí con mi caminata incierta. Este lugar me torturaba de una forma que por momentos resultaba patética. En todo ese tiempo no había hecho otra cosa más que pensar constantemente en ella. Y a la vez trataba de hacerme a la idea que Misty era feliz con Ash y…
Resoplé. ¿Por qué era tan complicado enamorarse?
- Vaya, y al fin te dignas en aparecer…-
Me quedé inmóvil al oír esa inconfundible voz femenina detrás de mí.
- Llevo siete días viniendo a este lugar desde que me enteré que llegaste-
Volteé incrédulo. Misty estaba parada frente a mí sonriendo. Su apariencia era tal y cual como la recordaba; solo su cabello denotaba el cambio, estaba más largo y parecía oscurecido. Llevaba el paraguas abierto en una mano, mientras que con la restante se abanicaba el sonrojado rostro. No había dudas de que se había echado una larga carrera hasta aquí.
- Hum, hola Gary- se tocó la mejilla -Caminas muy rápido-
Abrí la boca para contestar pero no pude decir nada.
- Mírate, estás todo mojado -se acercó frunciendo el ceño -Te enfermarás, cúbrete-
- Yo…- tartamudeé -Tengo un paraguas aquí-
Pareció no importarle el hecho pues me cubrió con el suyo, y yo tuve que contener el aliento al notar lo cerca que estábamos. Extrajo un pañuelo del bolsillo y me secó la cara con suavidad. Me miró.
- May dijo que no has contestado a sus llamados y estaba muy preocupada. Te fuiste tan de golpe que me sorprendió. ¿Tienes problemas con la policía?-
Reí aliviando un poco mi tensión -No, en realidad necesitaba hacer este viaje-
- Ya veo…- se detuvo en su acción -¿Te pasó algo Gary?- involuntariamente acercó su rostro- Te has comportado muy extraño conmigo. Esa vez en el cocktail de Brock te fuiste sin siquiera despedirte-
Su cercanía era muy peligrosa. Apreté los puños para evitar el súbito impulso de abrazarla y besarla que corrió por mis venas. Retrocedí un paso poniendo parte de mis sentidos a salvo -Bueno, tú y Ash…-
- Ash y yo ¿que?- preguntó con cautela -Nosotros terminamos. Creo habértelo dicho durante mi estadía en tu casa-
Sin darme cuenta dejé caer mi paraguas - Oh…-
El clima pareció variar y tranquilizarse. Ella estaba apenada y nerviosa, pude notarlo.
- La verdad…- sonrió tímidamente poniendo su delicada mano sobre mi mejilla rasposa, por varios días sin afeitar -Estoy enamorada de otra persona- bajó la mirada -Solo que… no estoy muy segura si él siente lo mismo…-
Mientras hablaba se acercó colocando su otra mano en torno a mi rostro. Observé sus ojos claros expectantes, pidiéndome permiso antes de dar el siguiente paso. Incliné la cabeza, ella se puso en puntas de pie y nuestros labios por fin se encontraron. Rodeé con mis brazos su pequeña forma y le retribuí una y otra vez.
El beso se profundizó haciéndonos olvidar por un momento la leve llovizna que caía sobre nosotros y los paraguas que yacían olvidados a un lado. Solo era consciente de su cuerpo, su abrazo, su boca suave sobre la mía y la forma en la que murmuraba mi nombre entre besos cada vez más duros y exigentes.
Pasaron varios segundos más hasta que finalmente Misty se apartó. Me miró sonriendo, levemente agitada. Yo alcé una mano y con la yema de los dedos le acaricié los labios.
- Te amo- le dije casi sin pensar.
Su sonrisa se volvió mas ancha, tomó mi mano entre las suyas y la unió a la que estaba en su cintura. Luego me abrazó y me impulsó hacia ella dándome otro beso. Un beso más intimo.
- Yo también te amo, Gary- susurró después viéndome con esa expresión que para mí era tan familiar encontrar en sus ojos.
Y quizás era la lluvia, y quizás la odiaba. Pero esa mañana la tormenta hizo que Misty se viera para mí, más hermosa que nunca.


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Siempre me he maravillado de las vueltas que da el destino.
Durante toda mi vida lamenté mi existencia. La muerte de mis padres, la perdida de mi mejor amigo, el hecho de que mi abuelo nunca estuviera en casa para May y para mí, mi niñez floja que me impulsó a madurar de golpe en un mundo de adultos, a conocer los sinsabores de una adolescencia precoz cuando todavía era pequeño… Si, la infancia dejó huellas dolorosas que aún pesan en mi espíritu.
Luego vino el viaje Pokémon y el turno de ocupar siempre el segundo lugar en los torneos, de estar continuamente a la sombra de otro. De mi ex mejor amigo en este caso. A soportar el peso de la mediocridad bajo un titulo que nada tenía que ver con mi personalidad ni conmigo. Pero la gente suele ser extremadamente cruel en ocasiones… Así que esta era la vida que me había tocado vivir. Perdiendo más de lo que ganaba. Restando más que sumando.
Pero se acabó. Gracias a Dios se acabó.
La mujer pelirroja que duerme en mi cama -mi esposa, vale aclararlo- siempre me recuerda que tan importante soy en su vida; y que si no fuera por Ash Ketchum, ella y yo nunca nos hubiéramos conocido. Tiene razón. Así que solo me resta decir que todo lo que viví no fue tan malo, y lo pasaría otra vez -y muchas más- con tal de tener el resultado que hoy ven mis ojos.


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Nota:
Después de ¿4? Años me dignó a traer la conclusión de esta historia!. Debo decir que me gustó -Misty y Gary hacen linda pareja a mi parecer- y puse mucho empeño a la hora de finalizar esto -a pesar de que estaba escrito en un viejo cuaderno, allá sepultado en la caja de 'viejas ideas' la cual estaba llena de polvo… O.o-
En fin, que nadie se asuste! Sumi Chan sigue fiel al pokeshipper, aunque variar de vez en cuando no le hace mal a nadie, nop?. Y creo que esto esta bueno para que Ash se de cuenta de una vez por todas de lo que se puede perder por prestarle tanta atención a los pkmn :P
Y como sigo en esta racha de actualizar fics viejos -no sé porque me ha dado nostalgia por mis 'primeros hijos'- esta semana subiré el 3er capitulo de 'Cuando las cosas solo ocurren'
Nada más que decir, se me cuidan!
Sumi chan