viernes, 25 de enero de 2008

SMS

SMS

-Mensaje de Texto-

Nota: He robado impunemente esta idea!!!. Lo confieso! …En fin, la idea original pertenece a una autora en inglés, yo solo me tomé el trabajo de reeditarla y agregarle un par de cosas, jejeje. El resto -el argumento y eso- es de mi autoría…

Por cierto, ninguna de las marcas aquí mencionadas me pertenecen u.u

……-……-……-……-……-……-……

- ¿Y que le has dicho tú?- Duplica se acomodó en la alfombra mientras untaba más mascarilla en la cara de su amiga. Sus dedos estaban embadurnados de una sustancia verde chillón que casi igualaba el color de su cabello.
- Pues nada- Casey habló con una esquina de sus labios, la mascarilla empezaba a secarse y por ende a endurecerse -Quiero que quede bien en claro que Todd no va a controlar mi vida. No estaré sentada por la eternidad junto al teléfono esperando a que se le ocurra llamarme, además…-
Beepbeep- Hello moto!- beepbeep- Hello moto!- beepbeep
Cinco pares de ojos -incluyendo a las muchachas que se encontraban en el salón de belleza- se volvieron a una joven de cabello castaño que avergonzaba intentaba frenar la melodía de su celular.
- ¿Qué?- preguntó inocentemente antes de clavar su azul mirada en la pantalla de su teléfono e intentaba leer el mensaje.
- Ya es el cuarto, May- Misty replicó entre dientes sacudiendo frente a sí su mano. Marina acababa de pintarle las uñas de un rojo brillante.
- ¿Que tal si es alguien que tiene que contactarla de urgencia?- Dawn deslizó un cepillo entre su suave cabello azul.
- ¿Si, quien?- preguntó Misty con incredulidad.
- Ash-
La joven pelirroja frunció el ceño y se encogió de hombros -Típico-
- Oh no- May echó un mechón de su lacio pelo detrás de su hombro y sonrió -No tiene nada que ver con fastidiarte, ni siquiera sabe que estoy aquí con ustedes. Le inventé que iría al cine con Duplica-
- ¿Por qué conmigo?- protestó la peliverde, y tapó el frasco de crema -¿Alguien que quiera exfoliarse?-
Las muchachas miraron la cara de Casey y decidieron que mejor declinarían la oferta.
- Es divertido enviarse sms con él- May prosiguió y sus dedos se movieron con rapidez sobre el teclado de su Motorola.
- Más divertido es intentar descifrarlos- Misty comentó entre dientes en tanto Marina proseguía a pintar las uñas de su otra mano.
- ¿Qué diría Drew si supiera que estás enviándote mensajes con él?- Dawn preguntó con malicia evidente y enroscó un grueso rulero en un mechón de su pelo.
- ¿Y que tiene de malo?. Es solo una conversación amistosa- May rió en voz baja.
- ¿Podemos leer lo que te ha puesto?- Casey añadió con su voz cada vez mas apretada. A su lado, Duplica le dio un codazo para recordarle que no debía hablar.
- ¡Claro que no!- May aferró su delgado celular contra su pecho. Miró el ceño fruncido de Misty y se apresuró a agregar -¡Fue el último mensaje, ya no molestaré más!. Lo prometo-

……-……-……-……-……-……-……

"Rose! ¿Por qué hiciste algo tan estupido como eso?"
"Oh, Jack! No podía irme sin ti…"

Beepbeep- hello moto!- beepbeep- Hello moto!- beepbeep

Esta vez los cinco pares de ojos quitaron su atención del televisor y se enfocaron en el resplandor azul que interrumpía la sobrecogedora oscuridad de la habitación. May alargó el brazo y tomó su celular inocentemente.
- May dijiste que era la última vez-
- Lo siento, pero la conversación está interesante, Misty-
La joven pelirroja reprimió un suspiro de fastidio y sepultó su cabeza en el hombro de Marina.
- Vamos May, al menos dinos de que están hablando-
- ¡Claro que no, esta es una conversación privada!-
Misty tornó el control remoto y la película siguió su desarrollo. El Titanic empezaba a hundirse bajo los horrorizados ojos de la tripulación…

Beepbeep-Beepbeep

Ahora se volvieron a Duplica, cuyo aparato resbalaba en sus manos vibrando. May gritó de emoción y se sentó junto a ella, abarcando casi todo su lugar y casi tirando a Casey de la cama. Apoyó la cabeza en el hombro de la peliverde y leyó junto a ella el mensaje. Ambas eructaron en agudas carcajadas, olvidando al resto de las espectadoras que confusas se miraban entre si.
Misty volvió a suspirar y apretó el play de su control remoto, la trama siguió mostrando los cuerpos que flotaban en aquel mar congelado…
- Este película apesta- Misty sentenció revoleando los ojos, hacia las dos muchachas que entre risitas proseguían a tipear en sus celulares.
- Tú siempre estas mirándola- Marina agregó en voz baja. Dawn asintió- Titanic siempre ha sido tu debilidad-
Celine Dion apareció tras los títulos cantando aquella canción melosa que otro tiempo la hacía suspirar. Misty se mordió el labio y apagó el DVD.
- ¿Qué haremos ahora?- preguntó.
Pero la pregunta flotó en el aire sin que nadie la respondiera. Al dúo de risitas se había sumado Dawn, quien con su Nokia se sumaba al plan de molestar a Ash.
- ¿Por qué tienen que hacer esto?- preguntó en voz baja, para si misma.
- Myst…- Marina susurró.
- Se suponía que era nuestra noche. Noche de chicas, sin hombres ¿recuerdas?-
- Yo si, al parecer ellas no-

……-……-……-……-……-……-……

'Hey Dawn, toy completamnt aburrdo e casa. Tiens algo q hacr ahora?' -sms recibido-

La joven de pelo azul leyó el mensaje en su celular y se lo enseñó a las muchachas que estaban sentadas junto a ella. Casey había decidido lavarse la cara, al ver que no podía sonreír, además esa crema verde le daba un aspecto de lo más extraño. Ellas rieron, y Dawn procedió a responder.

'Ash, estoy en casa de Misty -noche de chicas, tú sabes-. Y estamos muy entretenidas hablando de "cierto" entrenador guapo que nos hace suspirar a todas, jejejejeje'-sms enviado-
- No puedes decirle eso- May estalló en risitas cubriéndose la cara con la mano.
- Hay que hacer algo para que esta noche sea divertida- Dawn miró a Duplica -Esto es solo el comienzo-
Pasaron diez minutos y esta vez el celular de Duplica sonó mostrando un nuevo mensaje. La joven se mordió el labio.
'Ey, Dup, sabs q Dawn y las dmas estan e/ casa d Mist pasandol bien sin Uds?'-sms recibido-
- Bien May ¿Qué le respondo?. Fue tu idea-
- Dile que lo sabíamos pero que de todos modos queríamos ver una película -y que no fuera Titanic- Misty revoleó los ojos hacia ella- Y por eso vinimos al cine-
'Ya lo sabía, pero los pijama-party de Misty suelen ser aburridos… así que decidimos hacer algo más emocionante' -sms enviado-
- No puedo creer que le hayas escrito eso- Casey se agarró la frente -No puedes caer en el juego de May-
- Ya lo ha hecho- rió Dawn, cuando su Nokia plateado empezó a sonar mostrando un mensaje nuevo. Se acurrucó junto a las tres muchachas y extendió el celular frente a ellas para leer.
'Hey, las chiks parecn estar pasandol bien sin Uds. Dup dic q las reunions d Mist son aburridas' -sms recibido-
Dawn rió entre dientes, y acercó la pantalla a sus ojos claros. Sus dedos se movieron con precisión.
'La reunión se ha tornado ahora super interesante. Quieres saber porque?. El nombre de cierto 'maestro' Pokémon ha flotado en nuestras conversaciones por más de dos horas. Tienes idea de quien puede tratarse?' -sms enviado-
Pasaron tres minutos y el celular plateado volvió a sonar.
'Siéntans librs d hablr d mi, srtas. Siempr sup lo cotzado q soy, pro no imagin q Uds tamb m desearan' -sms recibido-
- ¡Es un presumido!- May soltó una risita.
Dawn se acomodó en la cama de Misty y cruzó las piernas en tanto pensaba que responder. Observó de soslayo la expresión fulminante de la dueña de casa y sus dedos se movieron por si solos sobre el teclado.
'Si, pues no eres el único ejemplar masculino por el cual todas suspiramos. Misty conoció a alguien…Pregúntale a Duplica si quieres mas detalles' -sms enviado-
- ¡Hey!. ¿Por qué a mí?. Deja de meterme en problemas Dawn!-
- Duplica shhh- le hizo un gesto con la mano de que se callara.
En eso el celular de la joven de cabello verde empezó a vibrar.
'Dup, como sta eso d q Mist s sta viend c/ un chico?' -sms recibido-
- ¡Dawn como pudiste decirle eso!-
- Claramente está celoso- May rió y se echó de espaldas en la cama.
- Bien ya es suficiente- Misty se había puesto de pie. Tenía los brazos cruzados y por la blancura de su piel, el carmín de sus uñas resaltaba al máximo. Sus ojos poseían una expresión determinante y furiosa -Exijo me digan ahora mismo que esta pasando, no toleraré que nos sigan excluyendo a Marina y a mí de lo que sea que están haciendo. Se supone que esta es nuestra noche, y ustedes no han hecho más que filtrar a un hombre-
- Misty, es solo Ash- May dijo tranquilamente.
- ¿De verdad quieres saber que estamos haciendo?-
- Duplica no-
- Casey cállate- la pelirroja se inclinó frente a su amiga con una expresión siniestra - Quiero saber, quiero saber porque Ash insiste en arruinar mi velada-
- Muy bien, le dije que tenias un nuevo novio, y que la única que sabia algo al respecto era Duplica-
- ¿QUÉ HICISTE QUE?-
- Oh vamos Myst, no es para que lo tomes así. Fue algo para divertirnos un rato…-
Beep. Beep. Beep.
El celular de la peliverde hizo acto de presencia otra vez.
'Dup contstam. Mist tien novio?' -sms recibido-
Lo leyó en voz alta y clara, ajena a la tormenta que estaba formándose en las jóvenes a su alrededor.
- Dawn, voy a matarte y no va a importarme que Paul me odie-
- Haces una montaña de un grano de arena- la joven de pelo azul la miró con ojos rasgados -¿Por qué te preocupa tanto lo que Ash piense?-
Cinco risitas siguieron a la pregunta, a la par que un incendiante rubor trepaba por las mejillas de Misty.
- Si, Myst ¿Por qué te preocupa tanto?- May añadió alzando una ceja.
El rubor de la joven pelirroja fue en aumento más aún viendo que Marina se mordía el labio inferior procurando no estallar en carcajadas.
Beepbeep- Hello moto!- beepbeep- Hello moto!- beepbeep
May extrajo su celular del bolsillo, como lo supuso era un mensaje de Ash, y al parecer estaba desesperado por obtener respuesta.
'Mist tien novio vrdad?' -sms recibido-
- Está muerto de celos- Dawn se encogió de hombros.
- No- Misty negó con la cabeza apretando los puños a los lados de su cuerpo -¡Solo que sabe que NO tengo novio!-
- Porque eres demasiado transparente y le cuentas todo- Casey replicó meneando la cabeza- Y sin embargo él a ti no te dice nada de lo que hace-
Misty iba a contradecirla pero se dio cuenta que la joven de cabello violeta tenia razón. Ash nunca le platicaba de lo que hacia o de con quien salía. Nunca le hablaba de su vida, de sus amores; como si tuviera otra existencia la cual nunca compartía con ella.
- Respóndele Duplica- Dawn la comandó al ver que la dueña de casa se había quedado estática como si descubriera una horrible verdad que recién ahora le era develada.
'Bueno, supongo que es el novio…¿Cómo llamarías tú a una persona que desliza su lengua hasta tu faringe, y que no puede quitar las manos de ti en todo el día?' -sms enviado-
- ¡DUPLICA!- Marina exclamó escandalizada -Creo que se te fue la mano-
- Dawn dijo que estaba bien- la peliverde refirió inocentemente -Quizás con esto, Ashy boy se de cuenta de lo que se está perdiendo por no tener coraje a hablar…-
- Yo siempre dije que entre ellos dos había un tema de 'cuestión de piel'- Marina murmuró- Pero nunca lo aceptaron-
- Porque ambos son demasiado orgullosos para admitir que se gustan- May se miró las uñas de su mano izquierda. Las tenía lisas y bonitas, y ligeramente redondeadas.
- ¿Ya pueden dejar de hablar como si yo no estuviera presente?- Misty preguntó por fin, saliendo de su grado de estupor, y con un tono de voz bajo que a todas les produjo escalofríos -Si yo tuviera que decirle a Ash que me gusta -Lo cual no planeo, y nunca planearé hacer- no precisaría de su ayuda. Antes muerta que dejar que ustedes controlaran mi vida-
- No es control, Myst. Se llama 'ayudar'- Casey torció sus ojos claros hacia ella.
- Exacto- Dawn volvió a acomodar sus largas piernas en la cama- Y como no planeas hacer algo con Ash, deja que sigamos divirtiéndonos-

……-……-……-……-……-……-……

'Parec sr 1 super macho, Mist sta bien c/ todo eso?. S un entrenadr?. L conozco?. Xq no m ha dich nada al respct?' -sms recibido-
- Ohhh, está muy celoso- May asintió con una sonrisa -¿Y como sigue ahora, Dawn?-
- Déjamelo a mí. Duplica escribe-
'No un entrenador, un investigador Pokémon. Misty dice que se pasan noches enteras estudiando la teoría de "los cuerpos en movimiento". Y como es un investigador, se toma su tiempo para analizar detenidamente su anatomía. Si está bien? Es una broma!?. Claro que Myst está bien, mejor que nunca!!. Ahora porque no te lo ha dicho? No sé, debes preguntárselo a ella' -sms enviado-
El mensaje despertó agudas carcajadas de todas las muchachas, hasta Misty se permitió relajar su ceño fruncido y esbozar una tímida sonrisa. Después de todo siempre podía decir a Ash que era un invento de las chicas cuando todo eso acabase.
- Seria genial si tuviera un novio así- susurró sentándose frente a Dawn, pero en el suelo y cruzando sus largas piernas al estilo indio.
- Oh Myst, podrías tener el novio que quieres si te lo propusieras- Duplica le palmeó la rodilla con cariño- Eres una chica preciosa, pero aún no sabes manipular lo que la naturaleza te ha dado-
- ¿Y que quieres, que me vista como tú?- apuntó con un dedo a su micro minifalda negra, a sus botas largas de plataformas, y al top diminuto de color blanco que se ajustaba perfectamente al contorno de su pecho.
- No Myst. Para vestirte así- apuntó su cuerpo con orgullo- Hay que nacer con esta personalidad, y ese no es un derecho del cual todas puedan gozar…-
- La humildad en persona- Casey dijo revoleando sus ojos.
- Ya niñas, no peleen- Marina intercedió. Luego levantó un frasquito con esmalte de uñas -¿Alguien quiere pintarse las uñas?-

……-……-……-……-……-……-……

Cuarenta minutos después…

-… y entonces le dije que quería tomarme un tiempo, porque no estaba muy segura de a donde quería que fuera esta relación y …- Duplica se interrumpió al oír la melodía de un celular.
Cinco pares de ojos se giraron a Misty que con el ceño fruncido tomaba su Sony Ericsson de la mesa de noche. Se acomodó junto a la cama frunciendo aún más el ceño al notar que en su bandeja de entrada había un mensaje de Gary.
'Misty, puedes explicarme porque Ash acaba de dejarme un ojo morado al grito de "no te atrevas a tocar a mi chica"??' -sms recibido-
- ¡Dawn voy a matarte!- bramó golpeándose la frente con el celular, los ojos apretados intentando mantener la ira bajo control- ¡Mira lo que has logrado!-
Las chicas intercambiaron suaves carcajadas a la vez que sentían pena por la muchacha.
- Vamos Myst, debes ver el lado positivo- Duplica intervino sabiendo que en parte era su culpa también -Él está completamente celoso, deberías aprovechar esta oportunidad…-
- ¡No pienso aprovechar ninguna oportunidad!- resopló -¡Miren lo que han logrado con este jueguito!. ¡Ahora ni Ash ni Gary se hablaran, ni querrán hablarme a mí por culpa de ustedes!-
- Ya Misty no te exaltes- Marina le apretó fraternalmente el brazo.
- Tienes razón, tienes razón…- suspiró fuertemente y su rostro se relajó. Volvió a acomodarse en el suelo al estilo indio y tomó su preciado celular -Ya es hora de que yo también me meta en esta cosa de los sms-
'Ash Ketchum eres el hombre más denso e insensible que he conocido en mi vida!. Como crees que puedo estar saliendo con Gary?, y si aún saliera con él -o con otro hombre- no es de tu incumbencia. Mete la nariz en tus propios asuntos, Ketchum y deja mi vida privada en paz; por favor en el futuro recuerda eso, y guarda tus actos de heroísmo para ti mismo' -sms enviado-
Dejó el celular en la mesa de noche y se volvió a los rostros expectantes de sus amigas. Un minuto pasó, luego dos y tres. Era increíble como los segundos se extendían en ese agónico silencio.
- ¿Es que no planea contestar?- May suspiró en irritación justo cuando la pantalla del Sony Ericsson se encendía. Misty manoteó con absoluta paciencia el aparato y leyó el mensaje de Ash.
'Ey, tampoc s par q t exalts asi, yo solo kiero q m chik est bien' -sms recibido-
- Yo no soy tu chica- masculló entre dientes.
- Parece que él piensa lo contrario- Casey suspiró frunciendo los labios como si besara a un chico imaginario -Siempre dije que ustedes tenían algo muy fuerte-
- ¡No hay nada entre nosotros!- Misty exclamó roja como un tomate.
- Por supuesto, por supuesto Myst- Duplica la apaciguó con una palmada en el hombro- ¿Te creemos, cierto muchachas?. Ahora, qué tal si jugamos a las cartas, o tienes otra película totalmente melosa que podamos ver para llorar nuestras penas…-
- Las cartas mejor-
- Perfecto- Duplica volvió a sonreír mientras despacio tomaba su celular y lo escondía en el bolsillo. Se incorporó -Mientras ustedes mezclan pasaré al Toilette ya saben mucha coca cola Light-
Misty no le prestó atención, le dio el mazo de cartas a Marina para que mezclara, mientras ella traía hojas y una lapicera para anotar la puntuación.
Duplica se apoyó contra la pared contigua hacia la de la habitación y encendió la luz del baño. Sus dedos se movieron ágiles sobre la pantalla de su LG.
'Hey Ashy boy, te asuste?. Lo siento, pero había un punto que necesitaba ser esclarecido. Algún día Misty encontrará un novio ¿y que crees que pasará contigo?. Si te pasas todo el tiempo golpeando a los chicos que se le acercan tú nunca conseguirás una novia en serio…¿Cómo crees que podamos resolver este problema?. Creo que Misty tiene una idea pero está demasiado asustada para ponerla en practica… tú sabes a lo que me refiero. Eres un buen chico Ash, y estoy segura de que no eres tan denso como aparentas. Medita en esto y no cometas otra tontería. Buenas noches, y no contestes este mensaje. Al menos no a mí!.' -sms enviado-

……-……-……-……-……-……-……

Una hora después…

- Ok, vayamos con la siguiente pregunta- Marina se acomodó los anteojos en la nariz y continuó leyendo la Cosmopolitan - Tienes que salir con el hombre de tus sueños en la cita donde sabes que ocurrirá 'eso'. Tú, a) te pones un vestido con escote atrevido para insinuarle que estas completamente preparada; b) haces buen uso del maquillaje y los accesorios, como unos buenos zapatos de tacón, perlas y un perfume de Channel; o c) elijes una buena lencería intima…-
- Detesto esos tests- Misty farfulló entre dientes mientras oía como el resto de las muchachas contestaban, sus respuestas tan variadas como sus personalidades.
- Bien Myst ¿Qué opinas tú?. Para saber que tan apasionada eres debes responder esta pregunta- Casey se relajó apoyando la cabeza en las rodillas de Dawn.
- ¿Qué más da?. Esas son tonterías-
Las muchachas iban a seguir insistiendo cuando la conocida melodía del Sony Ericsson se volvió a oír aplacando sus voces. Misty se estiró para tomar el celular, sin notar la sonrisa radiante en el rostro de Duplica que con un imperceptible gesto le decía a las demás que siguieran como si nada ocurría. Marina leyó la siguiente pregunta con voz normal intercambiando miradas hacia la joven pelirroja que se había quedado pálida como un papel.
Era un mensaje de Ash.
'Mist, se que tendría que haber hablado contigo de esto mucho antes, pero nunca tuve suficiente valor. Podemos encontrarnos ahora?. Sé que es muy tarde, pero es algo que necesito decirte y no puede esperar hasta mañana. Por favor' -sms recibido-
Se incorporó lentamente mientras se ponía las zapatillas todavía en estado de shock, tomó la chaqueta y se la puso apresuradamente, acomodando al descuido su largo cabello rojo.
- Muchachas tengo que salir-
Las chicas sonrieron con comprensión, acostadas en el suelo formando un semi círculo. Todas relajadas como si supieran…
- Claro Myst no te preocupes por nosotras. Tómate el tiempo que necesites- Duplica asintió y levantó el pulgar -Suerte amiga-
- Si si- Misty las observó con curiosidad. A pesar del carácter que tenían, eran las mejores amigas del mundo y ella lo sabía. Tomó las llaves y con el corazón palpitante se dirigió a la puerta -Nos vemos chicas-
Y salió.
Su celular sonó una vez más, pero ahora no era un mensaje sino una llamada.
- Estoy saliendo… si en el café de siempre- una pausa y su voz se hizo mas intima -Yo también tengo algo que decirte…-

……-……-……-……-……-……-……











jueves, 3 de enero de 2008

Carmesí, Esmeralda y Oro

Carmesí, Esmeralda y Oro

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Carmesí.

- Creo que ha sido una idea acertada, Daisy- la joven pelirroja hizo un gesto complacido hacia su hermana, mientras observaba a un pequeño grupo de niños correteando fascinados alrededor de un encorvado Santa Claus, que gustoso recibía sus muestras de cariño -Los pequeños parecen disfrutarlo al máximo, sobretodo Brianna- su mirada se posó en una niña de largo cabello dorado y ojos similares a los suyos, que esperaba ansiosa su turno para saludar a Santa.
- Gracias, Myst- Daisy asintió con cierto nerviosismo tras intercambiar una mirada rápida con el Papá Noel en cuestión -Me pareció algo original, pasar la navidad en familia, trayendo a Santa Claus para los pequeños… y de paso nosotras también podríamos ser niñas por una noche…-
Misty se rió -¿Ser niñas otra vez?- obviamente aquello era ridículo a sus 26 años de edad, con su carrera como Maestra Acuática en ascenso y sus estudios de doctora Pokémon en la universidad de Viridian City.
-¡Tía Myst, tía Myst!- el grito de la niña rubia de antes se oyó, seguido del suave tintineo de sus zapatos. Se detuvo ante la joven pelirroja extendiéndole los brazos excitada, a simple vista no rebasaría los 5 años.
Misty la alzó con verdadero cariño -¿Qué ocurre Brianna?-
- ¡Ya le hice mi pedido a Santa!. ¡Y también lo hicieron Derek, Matt, Carl y Emma!- dijo encantada, refiriéndose al resto de los niños que aún continuaban congregados alrededor del anciano vestido de rojo -¡Santa prometió que traería mi obsequio si me portaba bien!-
- Y es lo que debes hacer cariño- Daisy añadió inclinándose hacia ella para quitar el flequillo que le caía sobre los ojos.
La niña se sacudió ante la acción y se abrazó al cuello de la joven pelirroja para luego estampar un sonoro beso en su mejilla -Voy a buscar a mi hermana tía Myst- se retorció para que la dejara en el suelo.
Misty le acomodó los pliegues del vestido rosa que llevaba puesto y apoyó la mano sobre su dorada cabeza -Muy bien, cariño-
- Quédate con Emma, Brianna y no salgan del gimnasio que ha empezado a nevar- Daisy le recomendó con seriedad.
La niña se volvió con gesto impaciente -Si mamá- se puso en marcha arrastrando los pies hasta donde estaba otra niña rubia, más alta que ella (de 7 u 8 años) la cual se encontraba prendida al brazo de un muchachito alto de su misma edad, de cabello castaño y sonrisa ancha.
- No deberías ser tan estricta con las pequeñas- Misty murmuró con suavidad.
- Es muy fácil opinar cuando no son tus hijos…- Daisy suspiró pasándose la mano por la frente.
- Pero son mis sobrinas- respondió la joven reprimiendo el deseo de decirle que muchas veces se sentía más madre que ella -Recuerda como éramos nosotras a su edad-
- Lo recuerdo- sonrió levemente y se interrumpió al notar que dos muchachitos se le acercaban con expresión preocupada. Ambos casi exactos con sus ojos azules y sus cabellos negros como la noche. Eran mellizos -¿Qué ocurre Matt, Carl?-
- No encontramos a mamá, tía Daisy-
- No sabemos donde se metió-
- Lily estaba en la cocina dándole los últimos toques a la cena- respondió Misty con una sonrisa. Los pequeños le devolvieron el gesto al unísono. No quedaban dudas de lo similares que eran -De seguro aún debe continuar ahí-
- Gracias tía Myst-
- Si, gracias tía Myst. Iremos a buscarla-
- Los acompañaré- Daisy añadió. No solo era sobre protectora con sus hijas, sino también con sus sobrinos. Rodeó los hombros de los niños con las manos y se alejó unos cuantos pasos, luego pareció recordar algo, se volvió con una sonrisa nerviosa -Myst ¿puedes ocuparte de Santa Claus?-
La aludida arqueó una ceja. El anciano se encontraba sentado en una silla y al parecer no necesitaba nada.
- ¿Ocuparme de él?-
- Si, ya sabes. Ser amable, servicial, y… eso- no podía decir más, los niños la miraban con suma atención, defendiendo completamente lo que su tía pedía.
Misty asintió -Claro, Daisy. Cuidaré que Santa se sienta como en su casa- los pequeños parecieron satisfechos con su respuesta, y se alejaron junto a la mujer rubia caminando a los saltos.
Misty desvió la vista de ellos, hacia el grupo a su derecha. Las niñas rubias se encontraban sentadas a los pies del anciano, de pie detrás de ellas se encontraba el otro niño de cabello castaño. Al parecer los tres estaban muy absortos en lo que Papá Noel estaba diciéndoles, ya que ni siquiera la escucharon cuando se acercó.
- Hola- sonrió con timidez -Me preguntaba si usted necesitaba algo- enredó las manos en su falda negra esperando que el visitante la mirara.
- Oh, no. Gracias jovencita, estoy muy bien- respondió con una voz pastosa, arrastrando las palabras como si le costara entonarlas.
- Quizás quieras algo de chocolatada caliente- Emma, la otra niña rubia dijo con una sonrisa, y añadió -Tía Myst sabe hacerla muy bien-
- Sip, así es. Mi tía Myst es la mejor haciendo chocolateada- Brianna asintió con grandes meneos de cabeza -¿No es así Derek?-
El niño restante sonrió enormemente cerrando sus grandes ojos negros -¡La mejor de todo el mundo!-
Misty pudo sentir como se sonrojaba ante los elogios de los niños. Era demasiado para ella, entendía que los pequeños la consideraran 'el hada madrina' de los cuentos, pero exponer sus infantiles deseos ante un completo desconocido -el disfraz de Santa Claus no contaba- hacía que se sintiera ridícula y avergonzada.
Los ojos del susodicho brillaron bajo las espesas cejas blancas mientras la observaba, y sonrió mostrando una perfecta dentadura.
- Me encantaría probar la chocolatada de tía Myst- añadió con la misma sonrisa, mientras los pequeños asentían con entusiasmo.
A Misty no le quedó otra que devolver el gesto avergonzada, mientras giraba sobre sus talones agitando los pliegues de su falda de raso color negro para dirigirse a la cocina. Le dedicó a Santa una rápida ojeada por sobre su hombro, y arqueó las cejas con interrogación.
'¿Su panza estaba moviéndose?'

……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..

- Como que, es muy amable de tu parte ofrecerle algo a nuestro invitado, Myst- Lily canturreó mientras cortaba una fina rodaja de cordero adobado para ver si ya estaba a punto. El delantal de cocina cubría un ligero vestido azul del que apenas se veían sus zapatos del mismo color.
- ¿Qué insinúas?. ¿Qué no puedo ser una buena anfitriona?-
- No es lo que quise decir y lo sabes- Lily rodeó la heladera y sacó un recipiente largo y de vidrio que a las claras denunciaba que era Aceite, y roció una pequeña cantidad en la ensalada que Daisy preparaba silenciosa.
Violet entró en ese momento portando una fuente llena de galletas, chocolates y trozos de turrón, adornada especialmente con detalles en rojo para la ocasión.
- Los niños están felices escuchando una de las anécdotas de Santa- dejó la bandeja en la mesa y se sacudió la falda púrpura -Como que, ha sido una genial idea organizar una Navidad como esta-
- Como que, y aún falta la frutilla de la torta ¿cierto Daisy?- Lily sonrió con picardía, y volvió a meter el cordero en el horno utilizando unas grandes manoplas para evitar que sus manos se quemaran.
Daisy solo se encogió débilmente en su lugar guardando silencio.
Misty le echó una cucharadita de azúcar a la bebida que tenía en las manos y abriendo un estante sacó un platito rojo que hacia juego con la taza -¿Por qué están tan quieta Daisy?. ¿Santa Claus te ha dicho que te dejará un trozo de carbón en lugar de un obsequio?-
Lily la observó con una sonrisa traviesa -Como que, tal vez así de negra tenga la conciencia-
- O quizás haya hecho algo que no debía- Violet añadió preparando otra bandeja con cosas dulces para después de la cena.
La joven rubia las observó con una mueca y siguió condimentando otra de las tantas ensaladas que la joven cocinera iba ubicando a su alrededor, las muchachas habían preparado comida como para un regimiento. Daisy suspiró con pena e ignoró sus comentarios maliciosos. Sus hermanas menos que nadie deberían hacer bromas respecto a Santa Claus…
- Aun no me has dicho quien es…- la voz de Misty se oyó por sobre sus pensamientos. Daisy se volvió a ella que la esperaba con la taza de cacao caliente, lista para llevarla al invitado.
- ¿Quién es quien?-
- Santa- sonrió -¿Es Tracey?. ¿El profesor Oak?. No me lo has dicho-
- ¿Y que importa?-
- Oh, bueno. Era solo curiosidad- Misty se encogió de hombros con cuidado -Es Gary ¿cierto?. Por eso no está aquí con nosotras. Déjenme decirles que el disfraz le queda muy bien, han hecho un excelente trabajo, ¡Hasta su barriga parece real!- les guiñó el ojo a las tres jóvenes y desapareció tras la puerta.
Daisy soltó un gemido culpable y observó a Lily con una mueca, esta solo se tocó las mejillas y estalló en carcajadas, a su lado Violet meneó la cabeza sonriendo con picardía.

……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..

Esmeralda.

La cena transcurrió sin mucho acontecimiento, charlas afables y amigables entre todos, salvo Tracey y Brock que por alguna razón estaban renuentes, y ambos comían en silencio con la vista fija en el plato como si se sintieran culpables de algo.
El Santa Claus se sentó en el otro extremo de la mesa, junto a los hombres de la familia, y rodeado de los niños. Misty se preguntó como comería, ya que en ningún momento se quitó la barba, pero el alimento escaseaba de su plato con mucha rapidez. Al pasar los minutos dejó de observarlo y se dedicó a probar su cena. Brianna y Emma se encontraban junto a ella así que se brindó a las pequeñas, olvidando al desconocido que a intervalos la observaba con una sonrisa amistosa desde la punta de la mesa.
Luego el grupo se congregó alrededor del inmenso árbol de navidad que se encontraba en el medio de la sala para comenzar con la ceremonia. Delicadas guirnaldas doradas y plateadas adornaban las paredes junto a pequeños ramilletes de muerdago, delgadas tiras color plata y oro cruzaban el techo de lado a lado, y junto a las velas encendidas que se encontraban diseminadas aquí y allá, creaban una atmósfera sobrecogedora e íntima.
El pino lucía hermoso bajo aquellas palpitantes luces, bañado por las esferas rojas y las coronas brillantes. Paquetes de diversas formas, colores y tamaños se encontraban acomodados a sus pies, casi como con reverencia.
Los niños observaban todo con deleite, sin duda imaginando todo lo que habría para ellos en esos obsequios.
- ¿Vamos a abrir nuestros regalos ahora?- Brianna preguntó esperanzada asiendo la mano de Misty.
- ¿Por qué no?- Tracey intervino por primera vez mirando con deleite a su hija.
- Pero aún no es la medianoche y la tradición dice que…-
- Cortemos las tradiciones tía Myst- Santa Claus dijo con una sonrisa en tanto se acercaba a Brianna con un paquete mediano y se lo daba -Y hagamos una Navidad diferente-
Dicho y hecho.
Los pequeños recibieron sus presentes no sin poco alboroto, sembrando el suelo de la habitación con moños y papeles brillantes. Sus gritos de alegría eran ensordecedores al igual que las muestras de cariño asfixiante de los que Santa era merecedor.
Y luego de que los niños tuvieron lo suyo esparciendo por todos lados sus risas, los mayores se dispusieron a abrir sus regalos. Misty encontró que todas sus amigas se habían hecho un tiempo para enviarle obsequios. May, Dawn, Casey, Duplica, Marina y hasta la Sra. Ketchum la tenían como destinataria bajo ese inmenso pino.
Sus ojos se humedecieron al leer la tarjeta que la dama le había enviado junto al sweater blanco, hecho sin duda con sus propias manos. Había cortado la relación con ella sin quererlo realmente, fruto de otra de las tantas inverosímiles peleas con su hijo. Ash a veces era tan imposible que con solo recordarlo, hacía que su temperamento volátil se encendiera.
'Por favor visítanos, Ash y yo te echamos mucho de menos'
Soltó un suspiro en tanto apretaba el sweater de lana contra su mejilla. En fechas como aquella era cuando la añoranza de su época de adolescente la atacaba. Las cariñosas palabras de la afable mujer, sus consejos, y su trato maternal era algo que echaba mucho de menos.
- ¿No te gusta tu obsequio?- Brock se le acercó usando la bufanda que ella le había comprado.
- Me encanta- sonrió y se secó la lagrima rebelde que pretendía bajar por su mejilla -¿Quién lo ha traído?-
- Yo por supuesto-
- Ah…- un dejo de desilusión se hizo presente en las profundidades de su garganta.
- Tía Myst- la voz de Emma se oyó detrás suyo. Se giró. La pequeña se encontraba abrazando una inmensa muñeca contra su pecho y sonreía -Tía Myst-
- ¿Si cariño?- se inclinó a su altura tras entregarle el sweater a Brock.
Pero la niña la tomó de la mano y obligándola a incorporarse, la arrastró junto a sí hasta el inmenso pino esmeralda que seguía majestuoso erguido bajo las parpadeantes luces de las velas.
- ¿Qué ocurre cariño?-
- ¡Feliz Navidad tía Myst!-
Cinco pares de pequeños brazos se cerraron en torno a ella con tanta brusquedad que por poco y la tiran sobre el árbol. Misty rió y se inclinó a recibir las muestras de cariño de sus cinco sobrinos, llenándose de besos, abrazos y caricias.
- ¡Feliz Navidad para ustedes!- exclamó.
- Y ahora tía Myst - dijo Brianna tomándola de la mano en tanto los demás pequeños se alejaban unos pasos -Santa Claus nos dijo que había un último obsequio para ti-
- ¿Para mí?- preguntó observando a los pies del árbol y encontrando que obviamente no quedaba ningún paquete.
- Sip- Derek asintió con energía -Pero Santa dijo que solo él debía dártelo-
- Oh, bueno- Misty se enderezó mirando a los niños con complicidad. Segura de que esa era alguna clase de actuación que Gary había armado para los pequeños -¿Y donde se encuentra Santa?-
- Aquí- sonó directamente la voz detrás de ella.
- Oh- se volvió con una ligera sonrisa, acomodando un mechón de cabello rebelde detrás de su hombro. Papá Noel la recibió con el mismo gesto ambiguo que tuvo para con ella toda la noche, sus cejas grises dejaban entrever unos pícaros y atrevidos ojos oscuros. Misty sintió que sus mejillas se encendían ante esa mirada audaz y enigmática -Aquí estoy Santa-
- Lo veo- murmuró él con suavidad y su voz de pronto pareció tímida -¿Me acompañarías unos segundos?- la tomó del brazo con suavidad y la guió hacia el otro lado del árbol, rodeándolo.
Otra vez la informe barriga de Santa estaba moviéndose.

……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..-……..

Oro.

Los niños quedaron sonrientes a su espalda, abrazando con emoción sus tesoros nuevos. Ella no entendía, habían rodeado el pino inmenso, y ahora se encontraban del otro lado, de cara al ventanal del gimnasio viendo el pálido paisaje de allá afuera.
Santa se aclaró la garganta y se tocó la barriga que en esta ocasión estaba quieta.
Misty abrió los ojos esperando, algo nerviosa porque ese teatro se estaba alargando demasiado. Retuvo el nombre del joven investigador en los labios, segura de que esa era otra de sus bromas.
- Misty…- comenzó el rechoncho hombre en voz baja, cortando lo que sea que ella iba a decir. Metió la mano en su bolsillo y le ofreció un estuche pequeño, envuelto en dorado.
Ella lo miró, abriendo más sus ojos verdes -¿Para mí?-
Él asintió con un movimiento de cabeza, pero la joven pudo advertir que estaba algo tenso.
Misty tomó el delicado estuche entre ambas manos y lo examinó cuidadosamente antes de aventurarse a abrirlo. Imaginaba la clase de bromas que Gary -segura de que era él- podría hacerle, por algo era amigo de Ash Ketchum y ambos sabían que tipo de jugarretas les proporcionaría un buen espectáculo. 'No parece ser algo dañino' su subconsciente le dijo mientras con sus dedos pulgar e índice lo abría. No estaba preparada para lo que encontró.
Un anillo.
Desnudo, de suave oro pálido. Sin brillantes o adornos, y que descansaba placidamente entre una delgada almohadilla blanca.
Clavó sus ojos verdes en él, sus labios rígidos en una apretada línea. Poco a poco la cara de Santa fue deformándose en un gesto de súplica y preocupación. Su barriga comenzó a moverse otra vez y un pequeño sonido escapó de ella.
- ¡Pika!- su disfraz rojo se abrió y la dulce cabeza amarilla de un roedor se hizo presente -¡Pikachupi…!-
Misty se tapó la cara con una mano y retrocedió un paso. La criatura saltó a sus pies y la observó, al no notar respuesta de ella bajó sus puntiagudas orejas en tristeza.
- ¿Cómo pudiste hacerme esto?- preguntó con un hilo de voz extendiéndole el estuche con el anillo, dispuesta a no mirarlo.
- Era la única manera- la voz de Santa era la de un joven normal de 25 años -Tú lo haces todo tan difícil…-
Por fin lo miró. Se había quitado la barba, el gorro rojo y la ridícula peluca de cabellos blancos. Allí estaba la brillante e inconfundible melena azabache, su piel morena, y sus rasgos firmes. Sus ojos marrones lucían suplicantes y temerosos. Era el Ash Ketchum que conocía. El mismo Ash Ketchum que había hecho que su corazón de adolescente palpitara deprisa cuando pasaba junto a sí; y el mismo Ash Ketchum al que había jurado odiar por una tontería que ya no recordaba.
- ¿Qué significa esto?- frunció los labios.
Su mano seguía extendida en el aire sosteniendo el estuche que él no pensaba agarrar.
- Es… - su voz descendió una octava y ella supo que estaba peleando con algo que no se animaba a decirle -Es un anillo…-
- ¡Ya sé que es un anillo!-
Ash se encogió débilmente de hombros. Ahora que no llevaba a Pikachu en su interior el traje le quedaba enorme, y se notaba.
- Es una alianza de…-
-¿Te parece gracioso?- lo interrumpió Misty, volteó la cabeza hacia un lado y volvió a extenderle el pequeño estuche -Llévate esto y no vuelvas nunca más por aquí-
Ash se adelantó con determinación, tomó la cajita pero en lugar de dar media vuelta y desaparecer, la sujetó bruscamente de la muñeca atrayéndola hacia si. Ella dio un pequeño grito de sorpresa.
- Vas a escuchar lo que tenga para decir y luego me iré- dijo el joven en un rapto de valentía, notando cuan pequeña se sentía la mano femenina entre las suyas de doble tamaño - Soy culpable de nuestro distanciamiento, y he venido aquí para solucionar eso-
- Te tardaste mucho…- fue la replica entre dientes por parte de Misty.
Él la ignoró, observó sus pies todavía enfundados en esas gruesas botas negras, parte del disfraz -Perdón- farfulló débilmente.
Abrió los ojos. El Ash Ketchum que conocía nunca pediría perdón, y mucho menos a ella. Soltó una risita sarcástica, la cual cesó inmediatamente al ver la expresión intrépida con que la recibió. Sintió que el color huía de sus mejillas y luchó por liberar la mano que él aún sostenía de prisionera.
- Este anillo simboliza lo que tú eres para mí- abrió el estuche con habilidad, todavía sujetándola y tomó el pequeño aro dorado entre firmes dedos -Vas a casarte conmigo-
Misty dejó de tironear, el color regresó a sus mejillas con mayor intensidad, casi imitaban el carmesí de sus cabellos. Ash sostuvo el anillo unos cuantos segundos, antes de depositarlo en el dedo anular de la mano que aprisionaba.
- ¿Vas a casarte conmigo?- preguntó débilmente, ya sin la valentía y el atrevimiento de hacía un rato, como el joven torpe e ingenuo que en verdad era.
Misty lo observó a él, y luego al intruso que fulguraba entre sus dedos. Entreabrió los labios pero no supo que decir. Ash Ketchum la había hecho buena dejándola sin palabras.
- Por favor…- la súplica le llegó a lo más profundo. Dio un paso, el único e ínfimo que los separaba, y rodeándolo con su brazo libre aprisionó sus labios contra los de él en un besos cargado de intensidad y arrepentimiento. Ash soltó su mano y la rodeó de la cintura para atraerla más hacia sí.
Poco a poco la caricia fue descendiendo hasta convertirse en roces pequeños y suaves choques de labios, hasta que finalmente se separaron. Ash apoyó su frente contra la de Misty y suspiró con los ojos cerrados.
- ¿Eso fue un si?-
- No- respondió ella con voz lánguida -Es que sobre nuestras cabezas había muerdago, y ya conoces la tradición…-
Él abrió los ojos y miró hacia arriba, a la par que oía aquella risa que había extrañado por tanto tiempo. Ninguna rama sospechosa se encontraba en el techo. Volvió a mirarla, esta vez ella lo recibió con sus hermosos ojos abiertos.
- ¿Y bien?-
- No entiendo…-
- Eres un tonto- rió y abrazó el cuello masculino con gesto posesivo -Pero a partir de ahora serás mi tonto-
Lo besó otra vez, soltando la afirmación a su pregunta contra sus labios una y otra vez. A Ash ya no le quedaron mas dudas, y cuando se separaron ya no se sintió ridículo por usar un disfraz de Santa Claus, y tampoco le importó que sus cuñadas, sobrinos y amigos estuvieran detrás del pino observándolo todo. Solo estaba atento a la linda pelirroja y al anillo dorado que fulguraba entre sus pálidos dedos, el cual le demostraba a todo el mundo que de ahora en más aquella mujer le pertenecería solo a él.

Carmesí, Esmeralda y Oro.

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Fin.








miércoles, 2 de enero de 2008

The Mistress

The Mistress
-La Amante-

Inglaterra, 1876
Londres.

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Misty cerró la puerta tras de sí. Caminó algunos pasos a tientas por la pequeña habitación que le habían asignado, recordando los muebles toscos que decoraban su paso para evitarlos. Se movió con cautela dentro de las sombras hasta encontrar la cómoda, que tanteó en busca de la yesca para encender las velas.
Estaba prendiendo la cuarta vela cuando una voz gruesa y masculina se oyó quebrando su familiar silencio.
- No creo que nos vaya a hacer falta mucha luz-
Ella giró sobre sus talones, la tela ordinaria de su falda casi enredándose en sus pies, las manos cubriendo sus labios del grito que por poco escapa de su garganta. El hombre que abarcaba sus sueños estaba sentado frente a ella en la única silla del cuarto. Con las piernas cruzadas al descuido y el cuello de su camisa abierto, era la imagen de la elegancia relajada. Pero su expresión era indiferente.
Demasiado indiferente.
De alguna manera Misty sabía que él estaba tomando ese momento con una frialdad que no era apropiada, pero por otro lado se sentía tan jubilosa, tan fascinada de verlo, de tenerlo frente a ella que nada importaba. Absolutamente nada.
- Abajo, durante la fiesta…- él interrumpió la quietud haciendo un gesto con su mano -Tuve la impresión de que me estabas ofreciendo algo ¿me equivoco?-
Ella meneó la cabeza -No…-
Volvió a mirarla en silencio y notó con el ojo del conocedor, no que él actuaba como un tonto adolescente en sus primeras horas de amor, sino que ella era tan fascinante y única como recordaba… salvo el peinado tan severo… y las prendas sombrías que llevaba. Eso era algo que no le gustaba, algo que nunca le gustó. Sobretodo en ese momento en el que permitía que la lujuria y las palabras de Gary se mezclaran en sus pensamientos y acciones, junto a los tragos de whisky que lo habían llevado a presentarse en ese lugar, para asociarse con esa sirvienta fácil y experimentada, que en ese momento crucial más bien parecía una virgen ingenua.
- Suéltate el cabello. Ya-
Misty se sorprendió ante el pedido, y más aún ante el tono autoritario. Inclinó levemente la cabeza y se quitó las horquillas que mantenían en orden su pesada e indómita cabellera, rápidamente mechones y ondas de fuego se derramaron como liquido sobre sus hombros. Las depositó sobre la cómoda y se volvió a mirarlo con timidez, él estaba de pie y se desabrochaba la camisa de seda con lentitud, habiéndose quitado de antemano los guantes.
- ¿Señor… sire, que está haciendo?-
Volvió a verla. Pálida, tentadora, con la luz agonizante de las velas a su espalda. Gruñó para sí y se llevó las manos a la corbata.
- Lo que voy a hacer es irme de aquí- contestó dirigiéndose hacia la puerta.
- ¡No!- exclamó ella con desesperación saliendo tras él -No… señor, por favor no te vayas…-
Él se volvió con intenciones de rechazarla pero Misty se arrojó sobre su pecho muy mujer, muy suave y tentadora, y drogó sus sentidos con su tacto y su perfume siempre tan familiares. Pero prohibidos
- Por favor… por favor… mi señor… Ash, sire…- murmuró quedo. Y era la primera vez que osaba pronunciar su nombre. Lloraba y le clavaba las uñas, pese a todo el joven seguía con los brazos caídos al costado del cuerpo, pero estaba perdiendo la batalla y lo sabía -No te vayas, Ash…-
Tomó su fino rostro entre las manos para hacerla callar, con su oscura mirada completamente absorta en sus labios entreabiertos.
- Quiero que entiendas algo- le rugió, soltando una mano para deslizarla por el contorno cálido de su cuerpo -Nada de lo que puedas decirme será capaz de cambiar el concepto que tengo sobre ti-
- Está bien- ella asintió con lágrimas en los ojos -Entonces dejaré las palabras a mi cuerpo…-
Y lo besó.
Apretándose a él, rodeando su cuello con los brazos, presionando con fiereza los labios contra los suyos. Las lagrimas rodeando sus tibias mejillas mientras le imploraba con sus besos que se rindiera a ella.
Era la cándida inexperiencia la que hablaba, esa sensualidad innata que lo volvía loco. Y que todavía lo hacía. Ash metió las manos en el cabello de ella y le devolvió el beso con ferocidad, mostrándole en parte el deseo que le estaba haciendo sentir. Luego se apartó un poco, brindándole algo de espacio para respirar. Sus bocas aún muy cerca, ladeó la cabeza, mirándola fijamente y le proporcionó la última oportunidad de escape.
- ¿Estas segura?-
Misty asintió -Sé lo que estoy haciendo-
Entonces él tomó lo que ella le ofrecía, el cuerpo que había deseado con vehemencia desde que la hubo visto por primera vez. Desmoronando las defensas de una pobre muchacha que no tenía la menor idea de cómo oponerse. Movido por una violenta convulsión de hacerla suya, de hacerle sentir lo que él estaba sintiendo a medida que sus manos ávidas recorrían aquel exquisito cuerpo femenino. Y la rindió utilizando toda su experiencia sexual, teniéndola en el punto donde quería; bajo sus brazos, entre las sabanas ásperas de su cama, vencida por aquellas sensaciones sorprendentes que la subyugaban. Y entonces la hizo suya, conteniéndose solo lo suficiente para ver el color profundo de los ojos de ella a medida que entraba en su cuerpo. Solo algunos segundos pasaron hasta que la sintió retorcerse de dolor, percibió que le clavaba las uñas en las espalda y dejaba escapar un pequeño grito que lo dejó petrificado.
'Sé lo que estoy haciendo…'
Confundido se obligó a verla. Los ojos de Misty estaban llenos de lágrimas, pero en ellos no había acusación ni triunfo por lo que le había obligado a hacer, sus labios temblaban mientras que de ellos nacía un susurro de súplica.
- Abrázame, por favor abrázame…-
Y él lo hizo. Fue un acto de rendición, de entrega, como si algo se hubiera roto en ese momento, mientras sus brazos la rodeaban y calmaba su llanto con los labios. Las manos de ella le acariciaban los hombros apaciguándole al tiempo que lo recibía, lo saciaba y se ofrecía. Ya no existió más llanto ni dolor. La lujuria se mezcló con una sensación más suave, dulce y pura que lo obligó a bajar las revoluciones para convertirse en un amante amoroso y delicado.
Y así culminó aquel instante mágico.
Todos los pensamientos de rabia y resentimiento que lo llevaron a acostarse con ella habían quedado olvidados por completo cuando le envolvió el cuerpo con los brazos y la colocó de costado encima de él; su cuerpo pegado al suyo, la cabeza femenina bajo su mentón, su cabello rojo desplegado sobre su pecho como un río de seda.
Misty era demasiado magnifica para que se la utilizara como venganza, demasiado exquisita y suave en sus brazos para que estuviera en cualquiera otra parte. Desde el momento en que su boca tocó la de ella supo que eran una extraña y combustible combinación, pero lo que acababa de suceder en esa habitación era demasiado solemne como para describirlo con palabras, y nunca había experimentado tal satisfacción sexual con otra mujer.
Y mientras ella dormía él volvió a repasar lo ocurrido. Viéndola en sus brazos con las sábanas cubriendo su cuerpo desnudo, la misma sensación extraña volvió a atacarlo. Y era que esa pequeña pelirroja cuya edad no rebasaba los 18 años no parecía una cualquiera, y mucho menos una sirvienta. Lo que la joven había demostrado durante la unión de ambos había sido real… era una de las pocas cosas de las que él no podía dudar. Ninguna mujer podía haber simulado una respuesta tan apasionada como esa, por lo menos sin una enorme practica y Ash ahora sabía que ella había sido virgen.
Cerró los ojos y dejó que el aroma femenino lo envolviera… esa emoción dulce y pura estaba ahí de nuevo y él no podía determinar que era. Nunca había experimentado tal sensación luego de estar con una mujer, y realmente no sabía como actuar.
Después de todo ella era una sirvienta… y pese a su fama de fácil -cierta o no- aquello era algo que no iba a cambiar por más buena predisposición que él tuviera. Pero tal vez pudiera encontrar un arreglo que los satisficiera a ambos, después de todo podría sacarla de ese modo de vida y ofrecerle el mundo… Todo si ella fuera lo suficientemente astuta como para aceptarlo...
Apretó los párpados en tanto se ordenaba dejar de pensar y sumirse en el descanso que sus cansados músculos le exigían.

..-..-..-..-..-..-..-..-..-..

Misty despertó sola en la cama, lo cual le pareció bastante normal… aunque al mismo tiempo, no. Abrió los ojos al sentir el inusual frío rondándola y descubrió que la mayor parte de las ásperas sábanas estaban enredadas en sus piernas. Se incorporó en el colchón y al hacerlo descubrió que él estaba sentado en la silla junto a la cama, y la recorrió una dulce sensación de alivio. Ash ya estaba vestido, con la camisa abierta y una expresión inescrutable y pensante en el rostro. Con timidez estiró las arrugadas sábanas y se cubrió el pecho rogando que no se viera tan apenada como se sentía. Se apoyó contra el respaldo de la cama y se preguntó con desesperación como él podía verse tan indiferente luego de lo que había ocurrido entre ellos. En alguna parte de su mente comenzaba a comprender que había sido un proceder vergonzoso, pero se negó a pensarlo.
Ash clavó la mirada en las sábanas que sujetaba contra su pecho, luego levantó la vista hacia su rostro, diciéndole con tanta claridad como si hubiera hablado, que le divertía ese súbito arranque de timidez. Misty no lo podía culpar por eso, pero deseó que él dejara de mostrarse tan indiferente, ni tan divertido y desinteresado, sobretodo cuando ella estaba tratando de parecer de algún modo normal, después de haberse entregado a sus brazos. Por otro parte él no parecía ni cínico, ni sarcástico, ni frío con ella y eso le pareció un cambio maravilloso.
- Sire…- susurró con suavidad.
- Tengo una proposición que hacerte- empezó él inclinándose hacia delante para verla mejor. Notó como los ojos de ella se alzaban al oír la palabra 'proposición' y no pudo suponer que lo creyera tan tonto como pedirle matrimonio -Un ofrecimiento. Un acuerdo de negocios- explicó, enfatizando -Creo que será la solución más razonable para ambos-
Ella no dijo nada, esperando que Ash siguiera pese a los frenéticos saltos de su corazón.
- Parece que a pesar de nuestras muchas diferencias somos sexualmente muy compatibles-
Misty no podía creer que él usara esos términos para definir la tormentosa pasión que compartían.
- ¿Qué es lo que me propones?- preguntó temiendo la respuesta.
- Tú compartirás mi cama cada vez que yo deseé tu cuerpo. En compensación tendrás una casa propia, sirvientes, joyas, ropa, un carruaje y la libertad de hacer lo que tengas ganas en tanto no le ofrezcas a otros hombres aquello por lo que yo pago-
Ella mantuvo su mirada horrorizada en él -¿Me estás proponiendo que me convierta en tu amante?-
- ¿Por qué no?. Eres ambiciosa e inteligente y lo que yo te ofrezco es mucho mejor que lo que haces en este momento. No querrás pasar toda tu vida fregando pisos y lavando platos- al ver que ella no respondía, agregó con tono de aburrimiento -Por favor, dime que no habrás esperado que te ofreciera matrimonio por lo que acaba de suceder. Dime que no eres tan simple ni tan tonta-
Misty se encogió débilmente en su lugar. Miró ese rostro duro y apuesto y percibió un cinismo que hasta entonces nunca había conocido en él. Tragó el nudo de su garganta y respondió.
- Nunca esperé nada de esto, señor…-
- Perfecto. Ya ha habido demasiados malos entendidos entre nosotros y no quería que volviéramos a equivocarnos- le pareció ver un manto acuoso bañando sus ojos pero se negó a prestarles mayor atención. Se levantó de la silla y se acercó a ella -Por lo menos eres lo bastante inteligente como para no dejarte llevar por un acceso de ira por lo que te acabo de proponer. Piénsalo -le besó los labios trémulos sin una pizca del calor con que lo hubo hecho la noche anterior -Pero antes de que decidas nada, hay algo que quiero advertirte; si alguna vez me mientes o me ocultas algo -cualquier cosa y tan solo una vez- te echaré a la calle -se enderezó y se dirigió hacia la puerta -Piénsalo y dame tu respuesta antes de que acabe el día-
Sin decir más, abrió la puerta y salió sin volver la cabeza ni una sola vez.
Misty subió las rodillas y enterró la cabeza entre ellas. Lágrimas calientes rodaron por los laterales de su cara. Pero lloraba por su propia falta de carácter cuando Ash la tomó en sus brazos, y por haberse sentido tentada, durante breves instantes a aceptar su propuesta indecente y fría.

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- Así que su majestad al fin se ha quitado el gusto…- Lord Gary ironizó alzando su copa de vino hacia su amigo quien se mantenía pensante en su silla -Hago un brindis por eso- y bebió esperando que el otro joven dijera algo.
Pero los segundos pasaron y el joven monarca no pronunció palabra. Su vista se mantenía fija en la ventana, hacia el vacío en realidad, como si estuviera pensando en algo importante.
- ¿Y bien?. ¿Va sire a narrarme como fue o tendré que conformarme con los chismes de la servidumbre?- al ver que el otro no se percataba de su habla, abandonó la copa en la mesa y chasqueó los dedos con fuerza -¡Ash!-
El nombrado se giró, tomó su propia copa de vino y se mojó los labios, se tomó su tiempo antes de ver a su amigo -¿Qué?-
- ¿No vas a contarme como te fue con la exquisita doncella pelirroja?- se reclinó en su asiento y sonrió pasando la mano a través de su castaño cabello -Quizás ahora pueda quitarme el gusto yo también…-
Los ojos marrones de Ash refulgieron cuan chocolate liquido, su mandíbula se tensó al verlo con un resentimiento poco común en él -No le vas a tocar ni un pelo. No lo permitiré-
- Oye, tampoco es para que te pongas así, yo solo…-
- Con permiso, alteza- una joven de cabello violeta se asomó tras la puerta e hizo una rápida reverencia. Su vestido de aldeana se dejó ver ante la acción. Miró nerviosa al joven de cabello castaño, y luego se dirigió a su empleador quien se había puesto de pie tras su entrada.
- ¿Qué ocurre Casey?- preguntó.
La nombrada era la mejor amiga de la doncella pelirroja, y sin duda su presencia allí tenía que ver con aquel asunto. La mirada confusa de la muchacha hablaba por sí sola.
- Tengo un mensaje para usted, sire- volvió a inclinarse y nerviosa continuó -El pequeño salón de música… junto al vestíbulo principal… ahora mismo…-
Ash no se dejó repetir, pasó junto a la joven atravesando la puerta entreabierta, dejando a su amigo mudo de asombro y a la doncella todavía manteniendo su postura de respeto.
- Bueno, bueno- Gary silbó poniéndose de pie, recorriendo la pequeña estancia con pasos lentos mientras miraba a la joven recoger las copas y ponerlas en una bandeja -¿Qué tal si dejas lo que estás haciendo, Casey, y disfrutamos de nuestra mutua compañía de un modo más… íntimo…?-
- Piérdase- le escupió ella saliendo por la puerta y dirigiéndole tal mirada asesina que lo intimidó.
- No sé como lo haces Ash…- murmuró el joven Lord -Y sinceramente te envidio-

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El joven abrió la puerta con suavidad, disfrazando con delicadeza la enorme ansiedad que sentía. La conocida habitación se abrió ante sus ojos; los altos ventanales que reproducían la luminosidad del día, los floreros inmensos que decoraban las esquinas repletos de tulipanes y jazmines, el largo piano de cola, y la exquisita alfombra persa que cubría el suelo a sus pies.
Aquel seguía siendo su lugar favorito.
Y ella estaba de pie en el medio de aquel salón. Se giró a verlo cuando lo oyó entrar, tenía las manos tras la espalda y sus ojos lucían claros y tristes.
Sin embargo había algo en esa joven, algo que hizo su expresión afable cambiara a un gesto apático, indiferente. Rasgo que no podía dejar de usar cuando estaba junto a ella. Como una coraza, un modo de defensa…
- ¿Querías verme?- le preguntó con sequedad luego de que la pelirroja cabeza se inclinara respetuosamente tras su ingreso. Mantuvo las manos firmes a sus lados, ahogando la necesidad de tomarla entre sus brazos y reclamar esa boca con la suya. Misty estaba tentándolo otra vez. Como siempre lo hizo. Tentándolo con sus ojos, con su boca suave, con sus cabellos, y aún con esa expresión de pena y melancolía se veía más seductora que cualquier cortesana -vestida o desvestida- que hubo conocido en su vida.
- Si- Misty asintió - Quería decirte que me voy. Dejaré la ciudad-
Y esperó estudiando ese rostro irónico en busca de alguna señal que le indicara que él sentía algo, cualquier cosa, por ella, por el hecho de que se marchara, por el regalo de su cuerpo. Pero Ash alzó las cejas con tranquilidad como preguntándole que esperaba que él hiciera al respecto.
- No aceptaré tu propuesta- le aclaró sin creer que él no tuviera el menor interés en una decisión que afectaba su vida entera… una decisión tomada después de haber pasado una noche entre sus brazos, después de haberle entregado su virginidad y su amor.
Ash la miró sintiendo una furia tremenda dentro suyo, furia hacia ella, hacia él…Ladeó la cabeza disfrazando cualquier sentimiento contradictorio que transmitieran sus ojos. No quería mostrarse afectado por eso. Existían muchísimas mujeres que no rechazarían una propuesta como esa. Mujeres a las que solo les bastaría una señal para alinearse frente a él y desplegar sus encantos para entretenerlo…
Pero otra vez, Misty era la única capaz de rechazar una posición que la beneficiaría en lugar de perjudicarla. ¿Realmente era tan tonta?. ¿O el lujo no le interesaba…?
Así que alzó los hombros anchos, los encogió apenas y contestó fríamente -Perfecto-
Aquella respuesta fue el ultimátum para la pobre muchacha, lo observó fijamente otra vez; grabando sus rasgos, su rostro, sus sensuales labios, el frío fulgor oscuro de sus ojos. Quería recordarlo, mantenerlo fresco en su memoria para recordar cuanto dolía enamorarse. Para que su recuerdo no la endulzara, sino que la volviera más fuerte.
- Creo que merezco algo mejor ¿sabes?- susurró, luchando por no largarse a llorar -Algo mejor que una relación ilícita-
- ¿Esperabas que me hincara de rodillas y te ofreciera matrimonio solo porque pasamos una noche juntos?-
Las lágrimas pugnaron por salir de su verde mirada, sacudió la cabeza -No…- se pasó la mano por los parpados -No esperaba nada de eso. Lo hice porque te amaba… te amo…-él abrió los ojos -Y lo haría una y otra vez por amor, porque amo a la persona que eres, no al titulo que portas…- rió suavemente a pesar del llanto que ya era demasiado obvio en su voz -Solo que no lo entendiste, o quizás sí, pero no quieres asumirlo. El placer se paga con dinero…- tomó aire y lo miró -El amor no-
Misty volvió a inclinarse, tomando el borde su ordinaria falda marrón e hizo la acostumbrada reverencia mordiéndose el labio para no dar rienda suelta a los sollozos que le quemaban la garganta. Luego se incorporó y pasó junto a él dirigiéndose a la puerta.
Ash la observó y a punto estuvo de extender el brazo y frenarla para que le explicara que significaban sus palabras. Pero sus extremidades permanecieron entumecidas a los costados de su cuerpo, negándose a hacer un solo movimiento.
Ella se fue. Y él sabía que esta vez era para siempre.
¿Amor…?. ¿Amor era esa sensación dulce que desplazó a la lujuria?. ¿Esa emoción que lo obligó a ser suave y delicado?. ¿Qué lo mantuvo toda la noche junto a ella viéndola dormir en sus brazos?
Eso era amor.
Y el amor no se paga con dinero.

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Nota:
Este one shot esta basado en un fic mío -viejito- que el otro día encontré por casualidad en mis archivos mientras buscaba algo para leer. Tengo el primer capítulo hecho, y mientras lo leía se me ocurrió esto -estuve tres día para hacerlo! Rápido!-
Y bueno, quizás con esto me anime a seguir el fic original que lleva sus buenos dos añitos durmiendo. El original se titula 'Pecado Perfecto' y a grandes rasgos, en este one shot quise resumir medianamente de que se trata la historia. Todavía no sé si terminará así o no, pero de momento quise acabar un poco con esta racha de 'finales felices'

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La Amante, © Sumi Chan. Agosto de 2007.

El Diario

El Diario

…--…--…--…--…--…

La puerta de la habitación se abrió dándole paso a una joven rubia. Daisy - Misty lo siento- se detuvo al ver a su hermana hecha un ovillo en la cama -Las muchachas se pasaron esta vez…-
La nombrada levantó la cabeza de la almohada, se abrazó a sí misma y sopló un mechón de cabello que se le había metido en los ojos, intentó respirar pero un ligero sollozo se escapó de su pecho.
- ¿Alguna vez se detienen a pensar antes de hablar?- preguntó sonándose la nariz con un pañuelo desechable.
- Sabes que no- Daisy sonrió con simpatía y se acercó un poco más. De debajo de su brazo sobresalía la cubierta de un libro.
Las riñas entre Misty y el resto de sus hermanas comenzaban a sucederse con más frecuencia, y el resultado siempre era el mismo; y podía verlo ahora frente a sus ojos. Frunció ligeramente el ceño, y se preguntó porque el carácter de su hermana pequeña había dado tal giro…
- Es duro que digan esas cosas, ¿sabes Daisy?- tragó un nuevo nudo de llanto de su garganta -A veces pienso que no soy parte de esta familia-
- Vamos no digas eso- le recriminó sentándose junto a ella en la cama, le puso una mano en el hombro.
- Es que actúan como si me odiaran-
- No es eso, debes tener paciencia y…-
- ¡No es justo!- exclamó mirando a su hermana mayor con ojos enrojecidos y húmedos -¡Siempre soy yo la que debe mostrar consideración!. ¿Por qué no hacen lo mismo por mí?. ¿Por qué tengo que ser la que de el brazo a torcer…?-
Daisy suspiró, tomó el libro que había dejado a su lado en la cama al sentarse, y lo colocó en las rodillas de la joven.
- ¿Qué es esto?- preguntó Misty echando un mechón de su enmarañado cabello rojo detrás de su hombro. Tomó el objeto en sus manos y lo examinó; estaba forrado en cuero negro, y sus hojas lucían amarillas como si llevara mucho tiempo -años- de vida. Sobre la cubierta tenia la palabra 'Diario' impreso en dorado.
- Es el diario de mamá- Daisy sonrió al ver la expresión asombrada y de temor casi reverencial que adquirieron los ojos de la menor -Creo que ya estás lo suficientemente grande para leerlo, y también creo que te será de ayuda…-
- El diario de mamá…- repitió en un susurro, deslizando los dedos con suavidad sobre la desgastada cubierta, delineando las letras doradas. Miró a su hermana de improvisto -No sabía que mamá tenía un diario-
- Tampoco nosotras lo sabíamos, creímos que papá había quemado todas sus cosas luego de su muerte…- hizo una pausa -Violet lo encontró hace un par de años, estaba escondido entre las cosas que mamá guardaba de nosotras cuando éramos bebés… A papá nunca se le ocurrió que mamá dejaría esto entre un montón de recuerdos…-
- ¿Pero, porque ahora?- Misty sostuvo el libro entre sus manos.
- Porque ahora es el momento indicado para que lo leas- comenzó a ponerse de pie y se dirigió a la puerta.
- ¿Dónde está Ash?- preguntó Misty recordando de pronto a su amigo.
Daisy se volvió riendo -Creo que se asustó al oír la pelea entre tú y las muchachas y prefirió tomar una siesta en el sillón del living…-
La joven pelirroja arqueó una ceja con ironía -Era esperar demasiado que subiera a mi habitación a intentar consolarme ¿cierto?-
La rubia soltó otra carcajada -Supongo que es su forma de decir 'me preocupas', otro en su lugar hubiera salido corriendo tras oírlas-
- ¿Tomando una siesta es su forma de preocuparse?. Si, claro…- volvió a mirar el libro.
- Bueno te dejaré. Léelo con calma Myst-
- Oye Daisy- la nombrada se detuvo ya con la mano en el picaporte, la hoja de madera entreabierta -Gracias- Misty estiró la esquina de sus labios en una débil sonrisa.
La mayor solo devolvió el gesto, y tras salir cerró la puerta con suavidad dejando a la joven envuelta en aquel familiar silencio.
Misty volvió a acomodarse en la cama, se sentó contra el respaldo de madera cruzando las piernas, con el libro fuertemente asido entre sus manos.
Soltó un pequeño suspiro y finalmente se dedicó a abrirlo…

…--…--…--…--…--…

Mi nombre es Rose Elizabeth Waterflower. Tengo veintitrés años de edad, y soy la líder del gimnasio de Cerulean City. Decidí comenzar este diario para poder expresar mis sentimientos. Algunas veces hay cosas que quiero decir pero no sé como hacerlo, y suelo esconder mis emociones detrás de un rostro alegre.
Will suele decir constantemente que si lo intentara sería una buena jugadora de poker. Porque siempre intento sonreír para que nadie se preocupe por mí, y nunca dejo que las emociones se demuestren en mi cara…pero yo solo quiero que las personas que amo -Will, mis tres niñas- sean felices.
Este diario es mi escape. El único lugar donde puedo mostrarme como soy…

…--…--…--…--…--…

Querido Diario:
El hospital huele tan raro como lo recuerdo, y eso que han pasado casi cinco años desde que he estado aquí dando a luz. Mi último bebé ha decidido mostrarse hoy, ¿y sabes? Es una niña. Una pequeña y hermosa niña. A pesar que Will y yo esperábamos un varón, Dios ha decidido cambiar nuestros planes y lo hemos aceptado gustosos.
La pequeña Misty -¿te gusta ese nombre?. Hay toda una historia tras su elección, luego te la contaré- ha causado mas dolor del que pudiera haber imaginado. No recuerdo haber sufrido tanto con los otros partos. Hasta mi doctor se mostró preocupado.
La pequeña Misty ha sacado el color de mi cabello y los ojos de Will, al igual que Daisy. De algún modo sé que será una mujer fuerte y decidida, y que no ocultará sus emociones como yo, sino que les hará frente. Será osada, atrevida y valiente. Una curiosa fusión de lo que Will y yo somos…
No sé porque estoy escribiendo esto, diario, de algún modo puedo ver el abismo que separará al nuevo bebé del resto de las niñas.
Pero Misty será diferente. Lo sé.
Bueno, el doctor dice que debo descansar, y que sino dejo de escribir me inyectará un sedante, pero tú sabes, tenía que decirte esto. A pesar de que el parto fue terrible, y del dolor, tenía que escribirlo…

…--…--…--…--…--…

Misty se secó las nuevas lágrimas que corrían por sus mejillas, soltó un pequeño suspiro y se dedicó a recorrer las páginas. Había muchas cosas que desconocía, sobre su padre, sobre su madre. Habiendo ellos muerto cuando era pequeña, casi no recordaba como eran, o sus personalidades. De pronto le parecía extraño estar leyendo de ellos en aquel diario, bebiendo de su vida, de sus actividades, conociendo sus miedos, sus sueños, sus anhelos. Siempre pensó en ambos como seres reales, pero lejanos; de algún modo perfectos y seguros del lugar que les había tocado vivir.
Pero lo más extraño de todo era conocer detalles sobre ella. Detalles que nunca pensó llegaran a importarle a alguien…

…--…--…--…--…--…

Luego de poner nombres de flores a mis hijas mayores Will decidió romper con la tradición y llamar al nuevo bebé de un modo diferente. Le di el placer de que fuera él quien lo escogiera, y no fue hasta esta mañana, que yo estaba en pleno trabajo de parto, que finalmente se decidió. Misty Waterflower. ¿No es bonito diario?
Hasta parece hacerle honor a su nombre, el color de sus ojos contrasta de un modo notable con sus cabellos, Will dice que será una completa belleza cuando crezca. Yo puedo imaginármelo. Tan distinta al resto de sus hermanas, y sin embargo tan similar a nosotros. Lleva el amor por los pokémon en la sangre, el sabor de la aventura y la valentía…

…--…--…--…--…--…

Dio vuelta una nueva hoja y notó que las entradas al diario se hacían más cortas y la letra cada vez era más suave y confusa, como si quien escribiera lo hiciera en un modo cansado o triste.
Se acomodó en la cama, despejando los mechones de cabello húmedo de sobre su cara y se concentró de nuevo en la lectura.

…--…--…--…--…--…

Querido Diario:
Hoy he estado más cansada de lo usual. Mis fuerzas parecen evaporarse con cada segundo del día y necesito dormir con más frecuencia.
No sé lo que me ocurre.
La pequeña Misty da más trabajo que cualquier otro bebé… ¿o seré solo yo que estoy tan agotada?. Sencillamente lo único que he hecho en estos días es mecerla en mis brazos y cantarle para que deje de llorar y duerma. Will lo ha notado y me ayuda con el resto de las niñas, aunque se lo ve silencioso y triste. Creo que de algún modo sabe que esto no es normal, pero como yo, evita hablar del tema, fingiendo que no ve nada.
Pero necesito el silencio, la quietud. La luz fuerte y el llanto del bebé me provocan dolor de cabeza. Me irrita.
Las niñas también se han vuelto insoportables, hablan todo el día y me cansan con su plática sin fin… pero las pequeñas no tienen la culpa. ¿Qué pueden saber mis tres ángeles de lo que le ocurre a su mamá?
Sin embargo, Daisy con sus ocho años cumplidos sospecha algo. La siento de pie junto a mi cama cuando estoy tomando una de esas largas siestas, sus ojos claros no se despegan de mi silueta mientras intento descansar. Es tan sabia que no dice una palabra, conserva su silencio y se aleja para cooperar con su papá, ella sola se hace cargo del bebé.
Mi pequeña Misty…
Ella no tiene la culpa de nada.

…--…--…--…--…--…

Querido Diario:
Sé que me voy a morir.
No necesito ir al doctor para saberlo. Es una precisión que palpita en mi pecho.
Voy a morir.
Joven, y con mi pequeña familia sin disfrutar. Es triste darse cuenta que no estaré aquí para los cumpleaños de las niñas, o para cuando realicen su primer viaje pokémon. No podré verlas crecer ni enamorarse. No confeccionaré sus vestidos, ni oiré sus confidencias, no me hablaran de sus sonrojos, ni de sus futuros amigos.
¡No presenciaré nada de sus vidas, diario!. Seré como un fantasma, una sombra que alguna vez existió en sus vidas…
Pero lo peor de todo es que no estaré aquí para cuando mi pequeño bebé diga su primera palabra, o para cuando aprenda a caminar. Misty será la única de las niñas que nunca tendrá un recuerdo mío… no recordará mi voz, ni mis consejos. Nunca la veré crecer, ni celebraré sus cumpleaños, ni la ayudaré a desenvolver sus regalos para navidad…
Es triste diario, de todas, ella será la que más sufrirá y eso me horroriza. No quiero irme así, no quiero dejarlas así…
Pienso en Will, y en toda la responsabilidad que caerá en sus hombros y ruego que pueda con esa carga. Por el bien del bebé y de las niñas.
Porque de algún modo quiero irme en paz.

…--…--…--…--…--…

Querido Diario:
Hoy he visto el sol asomándose por la ventana, las cortinas estaban corridas y ese aire de primavera me invadió la nariz arrancando una sonrisa de mis labios resecos. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de algo tan trivial como eso…en estas últimas semanas no he tenido ganas de nada… solo quería dormir y rodearme de mucho silencio… las niñas casi no hablan cuando suben a verme, y el bebé me mira con sus enormes ojos verdes como pidiéndome permiso para balbucear… ¡Dios!. ¿Qué ha pasado conmigo?. ¿Por qué tengo que morir así?

…--…--…--…--…--…

Hoy la pequeña Misty ha cumplido ocho meses… y es hermosa, diario.
Su cabello llamea como el sol naciente, haciendo que luzca más pálida, pese a sus mejillas regordetas y sonrosadas. Sus ojos verdes parecen piedras de jade y me recuerdan a Will.
Will… hace lo posible con las niñas. Es un excelente padre y será de gran ayuda para ellas. Lo sé.
Escucho el llanto del bebé, ya debe de haber despertado de su siesta, Daisy se ha tomado muy en serio la responsabilidad de cuidarla.
Me complace saber que entre ellas -la mayor y la menor- existe un lazo de amor que pese a las circunstancias se ha fortalecido…

…--…--…--…--…--…

Las entradas se acababan allí. Había varias hojas en blanco y luego un nuevo escrito que no tenía fecha, pero la letra -suave y prolija- poseía la vitalidad de las primeras hojas del Diario. Misty entendió que su madre debió de haber escrito eso cuando todavía se hallaba bien.
Volvió a limpiarse la nariz con el pañuelo desechable y se inclinó para seguir leyendo. Su nombre -su propio nombre- encabezaba la parte superior de la hoja.

…--…--…--…--…--…

Misty:
Contigo me ha pasado algo extraño que con el resto de tus hermanas. Es como si supiera antes de verte, como serías y lo mucho que tu padre y yo estaríamos orgullosos de ti. Sé que el destino te tiene miles de acertijos preparados, pequeña, y que los resolverás con una habilidad que a muchos les resultará envidiable.
Aún a tus hermanas.
Pero ese es el camino que te tocó seguir, el de la aventura y el peligro, el de la osadía y el sacrificio. Algo que Will y yo siempre dejamos trunco por estar a cargo del gimnasio. Pero tú lo harás, Misty; recorrerás el mundo y conocerás nuevas especies de pokémons, tendrás amigos que te valorarán por lo que eres no por el apellido o el titulo que portas.
Y aunque el significado de sentimientos nuevos te duelan, aunque tus hermanas no te entiendan, y aunque muchas veces te sientas excluida de la familia, debes recordar quien eres.
Y aunque tu carácter te cause dolor de cabeza y las palabras no sean tu fuerte, quienes te rodean te valoran. Valoran lo que haces, valoran tu persona y como eres.
¿Cómo no han de amarte, hija?. Si eres nuestro pequeño orgullo, nuestra combinación.
Sé que debiera decirte esto personalmente, cuando crezcas y seas capaz de entender pero…las cosas a veces no salen como uno las planea ¿cierto?
Y cuando ese momento especial llegue -ese momento en que las mariposas salten en tu estomago porque has conocido a alguien- no dudes en experimentar esos sentimientos. ¡Eres una persona valiosa, Misty!. Y el joven que elijas para depositar tu cariño será merecedor de nuestra estima. Nosotros lo aceptaremos y lo sabrás en lo profundo de tu corazón.
Sé feliz con él, pequeña. Pelea por tus sentimientos, tú no eres cobarde, eres valiente, demuestra que vales. Demuestra que eres una Waterflower.
Y por tus hermanas mayores no te preocupes. Ellas te aman, cariño. Te aman al igual que nosotros.
Recuerda que debes vivir tu vida, lo más hermoso está esperando que lo reclames ¿vas a perdértelo?
Sé feliz hijita.

-Rose Elizabeth Waterflower-

…--…--…--…--…--…


Cerró el diario emocionada, y se quedó recostada por unos segundos. Sus ojos brillaban húmedos de lágrimas y de excitación, su mirada se concentraba en el blanco techo de su habitación, apretó el libro contra sí y se permitió sonreír levemente.
- Gracias mamá…- susurró en tanto una nueva lágrima descendía por su mejilla.
Se la secó con energía y se incorporó. Peinó su cabello hacia atrás y se puso las zapatillas que estaban abandonadas a un lado de la cama. Apretó el libro contra su pecho y se encaminó hacia la puerta. Se detuvo unos segundos y se refregó la cara con una mano, borrando cualquier vestigio de llanto.
Salió de la habitación y bajó las escaleras, encontró a sus dos hermanas mayores afanadas en el arreglo de un florero, que sin duda debido al lugar donde se encontraba, nunca podría ser apreciado por quienes visitaran el inmenso Aquarium pokémon. Pero se guardó de comentar algo.
Se detuvo tras ellas y sonrió.
- Es un bonito arreglo- dijo estudiando los gladiolos y los helechos largos y delicados que sobresalían del recipiente de porcelana.
Violet y Lily se giraron a verla sorprendidas. Advirtieron el libro que llevaba bajo el brazo y ambas bajaron la mirada con pena.
Misty se acercó a las dos y de un salto las abrazó. Pero lo hizo con fuerza, con cariño, en una muestra de afecto que era nueva y genuina. Las dos jóvenes mayores lo advirtieron y se apretaron a ella con la misma intensidad.
- Las amo muchachas- susurró ahogando las palabras contra el hombro de Lily, para luego repetir lo mismo contra el hombro de Violet.
Ambas solo atinaron a abrazarla más fuerte incapaces de decir algo.
Misty rió, mezcla de llanto y euforia. Luego se separó y vio a Daisy de pie tras ellas y con los ojos llenos de lágrimas. Sin pensarlo se arrojó a ella también con los brazos abiertos, sin importarle que el Diario se hallara volcado, de cara en el suelo.
Ambas se abrazaron con fuerza por incontables segundos. Había tal emoción en ese gesto que las dos muchachas restantes no vacilaron en congregarse junto a ellas y sumarse a ese abrazo familiar.
Misty volvió a reír y presionó cariñosamente las manos de ambas, antes de incorporarse y besar sus mejillas húmedas.
- Las quiero muchachas…- cerró los ojos con una sonrisa.
- Nosotras también Myst- Violet tomó la palabra sonándose la nariz con uno de los pañuelos desechables que Daisy acaba de repartir para todas.
- Gracias chicas- ella asintió aliviada y volvió a abrazarlas levemente.
- Bueno, bueno- Daisy la cortó riéndose y secándose también los ojos -Deja de perder el tiempo con nosotras y ve a hacer lo que sabes que tienes que hacer-
- ¿Eh?- miró a sus hermanas con una ceja arqueada.
- Oh, vamos Myst- Lily intervino ahora con una mueca -Como que, tampoco es para que aparentes…- levantó el Diario del suelo y se lo colocó entre las manos -Ve, ve a verlo…-
- ¿A quién…?-
Misty las miró de pronto comprendiendo todo. Se sonrojó a más no poder y negó débilmente con su cabeza.
- Muchachas no creo que sea lo que corresponda luego de que…-
- Deja de decir tonterías, Misty- Violet estaba molestándose -Como que, ¡ve a tomar al toro por las astas!-
- Demuestra que eres una Waterflower- Lily añadió -Toma la iniciativa-
- Eso es- Daisy asintió tomándola de los hombros y empujándola hacia el recibidor -Toma la iniciativa hermanita…-
- ¡Suerte!- exclamaron las otras dos al unísono levantando sus pulgares para ilustrar sus palabras.
A Misty solo le quedó suspirar con pena.

…--…--…--…--…--…

Apretó el Diario nerviosamente contra su pecho y se permitió exhalar y aspirar aire hondamente mientras recorría todo el pasillo hacia el living. Estaba nerviosa y realmente no alcanzaba a entender por que.
Nadie le había dicho que tenía que hacer algo específico ¿o sí?
Llegó hasta el sillón largo donde su mejor amigo dormitaba y se permitió observarlo. El joven parecía tan reposado y tranquilo como si se encontrara durmiendo en su propia casa.
Misty sonrió malignamente para sí y dándose la vuelta, depositó con suavidad el Diario sobre el borde de una mesa.
Observó una vez más al joven que roncaba con suavidad y de un gesto brusco se sentó en sus rodillas, utilizando su peso para despertarlo.
El pobre muchacho abrió los ojos con un gemido y prestó atención a la causante de su brusco despertar.
- ¿Qué haces ahí?- le preguntó con voz adormilada mientras se refregaba los ojos y reprimía un nuevo bostezo.
Misty rió y con sus dedos índices le hincó en las costillas haciendo que se incorporara de un salto reprimiendo una aguda carcajada completamente lúcido.
- Hey, hey…- le tomó de las muñecas y la miró con atención. Ella estaba sonriendo pese a sus ojos levemente hinchados y enrojecidos -¿Te encuentras bien?-
Misty se echó a reír y siguió picándole con los dedos a sus costados -¡Eres un desconsiderado Ketchum!. ¿Ahora vienes a preguntar si estoy bien?-
- Bueno, estabas hecha un ciclón… Cualquier persona cabal evitaría toparse de frente contigo…- ella le hincó más fuerte y él reprimió nuevas carcajadas.
Misty lo miró reír y lentamente dejó de torturarlo. Dejó las manos inmóviles a sus lados y se mordió el labio.
- ¿Qué?- él la miró notando su pasividad -¿Sigues peleada con tus hermanas?- ella negó con la cabeza -¿Entonces?-
- ¿Por qué no te fuiste?-
- ¿A dónde?- alzó una ceja acompañando la pregunta -¿Irme a donde?-
Ella suspiró -Tras la pelea… podrías haberte ido a tu casa…-
- Ah- le sonrió - Quería cerciorarme de que estabas bien-
- ¿Quedándote dormido era tu forma de hacerlo?- soltó una risita logrando incomodarlo. Luego añadió picándole en las costillas una vez más -De todos modos gracias-
- Oye, no tienes que agradecer. Eres mi amiga y aunque tengas un carácter endiablado voy a seguir preocupándome por ti-
- ¡Muy gracioso Ketchum…!-
Volvió a hacerle cosquillas solo que esta vez él estaba preparado para su asalto y se defendió haciéndole exactamente lo mismo. Las manos de Misty se volvieron débiles ante la tortura y ante su propio ataque de risotadas. Luego de unos segundos de intentar defenderse inútilmente se dejó caer vencida casi sobre él. El joven usó sus brazos para evitar un contacto total que a ambos les resultara incómodo, solo que no contaba que el cuerpo de la chica fuera tan suave, tibio y en cierto modo todavía vulnerable ante su ataque de cosquillas.
- Ash…- Misty se miró en sus ojos castaños por unos segundos, para luego recordar que todavía seguía sentada sobre sus piernas y que seguramente su peso estaría acalambrándole. Sin mencionar que era una situación embarazosa. Comenzó a moverse: -¿Estoy pesándote mucho?-
- No- él le sostuvo la vista con sus brazos sosteniendo sus hombros impidiendo que se moviera.
Ella se mordió el labio otra vez y recordó el Diario, suspiró con suavidad - Ash ¿Qué piensas de mí?-
- ¿Eh?-
- Eso… que piensas de mí…-
- Pues… -el joven meditó por unos momentos -Creo que eres independiente, osada y una de las personas más fuertes que conozco. Y que aunque tienes un carácter que asustaría a varias docenas de Gyarados…- sonrió- Posees un corazón inmenso y una valentía que por momentos me causa envidia…- la miró -Pero te valoro mucho, Myst. Eres mi compañera incondicional, mi amig…-
Misty no lo dejó terminar se inclinó hacia él y sepultó el resto de sus palabras en sus labios. Fue un beso brusco y torpe, y obviamente no había sido planeado, pero a ella no le importó ninguno de esos detalles cuando él finalmente liberó sus hombros y la tomó de la barbilla devolviéndole dulcemente la caricia.
Sonrió contra sus labios y advirtió que los ojos le ardían una vez más, se dijo que no iba a llorar y cuando el joven depositó el último beso en su boca suave, se permitió relajarse y apoyar su cabeza contra su pecho ahogando las lágrimas traicioneras en su ropa.
- Myst… ¿sabes lo que esto significa cierto…?-
- Sip- asintió contra su cuello en tanto las manos masculinas vagaban por su espalda apaciguándola como si supiera de la tormenta de emociones que estaba engulléndola.
- Me alegro que lo sepas…- susurró -Pues no me importa que tan independiente o valiente seas, seguiré cuidando de ti tanto o más que ahora…-
Misty rió, se secó torpemente los ojos y se incorporó -Lo sé- dijo con voz clara y lo besó bruscamente otra vez -Mamá me lo ha dicho…-
- ¿Eh?-
- Mamá sabe lo que siento por ti, y está de acuerdo y hasta te aprueba…-
- Como sabes eso si…-
- ¡Solo cállate!- le puso la mano en la boca -Limítate a besarme ¿quieres…?-
Y Ash así lo hizo.
Ninguno se percató de aquel débil rayo de sol que por un momento hizo resplandecer la gastada tapa del Diario. Ambos estaban tan concentrados en si mismos que tampoco advirtieron el trío de cabezas femeninas que se acercó a verlos de la habitación contigua con una sonrisa de aprobación en sus labios…

…--…--…--…--…--…



Nota:

Sip! Antes que alguien me lo pregunte no es mera casualidad que los padres de Misty se llamaran Elizabeth y Will... Es debido a mi alto fanatismo por la pareja principal de 'Piratas del Caribe' xDDD
Jejeje, en fin, estoy planeando otro one shot para este hermoso blog, solo que no sé para cuando lo tendré listo.
Gracias a todos por sus comentarios! Los aprecio realmente ^^

Su Chan*




A Sensual Understanding (Un sensual entendimiento)

Original Autor: TheBossGeo
Traductor: Laberinto de Cristal
Rating: M

Anuncio – Pokémon no me pertenece

-Nota de Autor – Muy bien, gente, otra pieza corta para aumentar la cantidad de historias aquí, espero que la disfruten. (Por favor, fíjense en el Rating en caso de que este tipo de cosas no sea de su estilo).

ATENCIÓN: Esto es una traducción, ok?. La historia no me pertenece, solo la traducción -aunque esto tampoco es del todo cierto n.n ya que la hizo mi amiga Lys-, yo solo arreglé algunas palabras y frases que a mi entender estaban de mas.

Gracias Lys!

Ahora si, disfruten del fic n.n

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“Ella venía a mí en la noche, cada noche, nunca igual, siempre era diferente. Y así, yo no pude evitar enamorarme de ella (Ash POV)”

A Sensual Understanding
Un sensual entendimiento

Ash

Mis párpados se abrieron no por primera vez esa noche. Desvié mis ojos hacia abajo para mirar a la joven envuelta en suaves sabana junto a mí; Solo la observé por un momento mientras se movía levemente, murmurando con suavidad y girando su cuerpo para crear menos distancia del mío. A pesar de la cantidad de tiempo que había transcurrido desde que comenzó nuestra relación, aparentemente todavía estaba ajustándome a esta extraña pero maravillosa noción de tener a alguien en la misma cama conmigo.
Con la mayor gentileza que pude reunir, envolví tiernamente su cuerpo con mis brazos, mientras ella emitía un suave suspiro desde lo profundo de su garganta, nuevamente reacomodando su cabeza con cautela y dejándola descansar en mi pecho. Mis ojos abandonaron su figura inmóvil por la aparentemente continua batalla de supremacía que había afuera de la ventana de mi habitación, por que esta era una de las peores tormentas que había visto en mucho tiempo, probablemente una de las peores en acaecer sobre Pallet Town desde que puedo recordar.
El romper de los truenos, el aullido del viento, el sonido de la lluvia golpeando contra el vidrio de mi ventana, mientras las luces de los relámpagos cubren el cielo. Tuve que preguntarme por un breve segundo si eso era posiblemente lo que me estaba manteniendo despierto esta noche. Una sonrisa se formó en mis labios cuando me llegó un recuerdo, porque me acordé que la ultima vez que una tormenta como esta había hecho lo mismo, fue hace unos 5 meses atrás, y ahora que lo pienso, me alegra que haya pasado, porque, verán, esa fue la noche en que nuestras vidas y nuestra relación, cambió para siempre.

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5 Meses Antes.

Para ponerlo claro, estaba exhausto. Había sido un largo día, el hecho que Brock nos hiciera perder antes de que entráramos en la ciudad significó que llegáramos tarde, May y Misty tenían, digamos la urgencia, de realizar una salida de chicas para ir de compras nocturnas, y Max estaba ansioso por pequeñeces como era su costumbre, una bola llena de energía y súper inteligente para un niño de su edad, me hace preguntar como los padres de May podían seguirle el ritmo. Me atrevo a decir que todos estos factores así como la fatiga general del día, estoy seguro que tuvieron una mano en mi cansancio, y que a esa hora de la noche me hallara rendido en la cama.
Dios, como anhelaba el sueño, sentía como si hubiera estado moviéndome y girando en mi lecho por lo que parecía ser una eternidad, las violentas y arrasadoras, y por momentos algo aterradoras, vibraciones de la tormenta en el exterior de mi habitación dentro del Centro Pokemon de Olivine City, solo añadían nuevos rasgos a las distracciones de lo que estoy seguro podría ser causada por un exceso de cansancio.
Despues de unos minutos más de espera sin sentido, esperando que por algún milagro pudiera dormirme, fui interrumpido de mi batalla perdida, al notar un pequeño resplandor de luz y un sonido proveniente de la puerta de mi cuarto. Me quedé quieto por un momento, preguntándome si mi imaginación me estaba jugando trucos, oyendo la puerta cerrarse segundos mas tarde, y la subsecuente luz que los seguía desaparecía. Ahí me di cuenta que no estaba solo.
Me senté de golpe en la cama, forzando desesperadamente mis ojos con el fin de determinar la identidad de mi visitante nocturno. Podía vislumbrar el contorno de la segunda persona en mi habitación, y juzgando por sus esbeltas y proporcionadas curvas, a menos que por una remota casualidad los transexuales sean comunes en los alrededores de Olivine city durante la noche, era una mujer con la que estaba tratando aquí.
Por varios segundos se quedó inmóvil, apoyándose contra la puerta de la habitación casi con timidez. Era como si estuviera paralizada por miedo a algo. Estaba preparado para hablar, intentando adivinar en voz alta quien se encontraba allí, cuando un sucesivo número de relámpagos atravesaron el dormitorio por la ventana, iluminando y revelándome a la persona con quien me encontraba a solas en esa noche.
“¡Oh! Hey, ¿Esta todo bien?” Le pregunté, dándole una sonrisa agradecida al descubrir su identidad. No obtuve ninguna respuesta; Suspiré, mientras estiraba la mano y prendía el velador. Me froté los ojos un segundo, y los reenfoqué en su dirección. Cuando lo hice la pude ver bien por primera vez, y por alguna extraña razón, mi respiración se atoró en mi garganta. Porque ella no era como la joven que conocía durante el día. Su cabello caía pasando sus hombros, su elección de vestuario era un pequeño camisón que envolvía su cuerpo en seda.
“¿Tienes problemas para dormir?” Logré tartamudear. Nuevamente nada salió de sus labios, mientras dejaba la puerta y daba unos pasos hacia mi cama, cruzando los brazos y solo mirándome una vez más. Esto era irreal ¿Acaso ella había perdido completamente el concepto de comunicación oral o que? Intenté permanecer tan compuesto como podía, sin querer alarmarla en caso que algo de naturaleza seria, estuviera mal.
“¡Vamos! ¡Háblame! ¿Como esperas que te ayude?” Le pregunté apenas por encima de un susurro, para este momento ella ya había alcanzado los pies de mi cama.
“Tengo frío…” Murmuró finalmente, mordiéndose el labio. Rasgué los ojos casi escéptico, mientras una sonrisita juguetona se dibujaba en mi rostro.
“¡Vamos! Se que esta diluviando afuera, pero aquí no hace frío” Le aseguré. Hice una pausa y sonreí burlón.
“No te has estado tomando la reserva de licores de Brock otra vez, ¿no? Te dije que solo es para ocasiones especiales” Su mirada me dejó, mientras se sobaba, nerviosamente me pareció, el brazo. Finalmente, sus ojos volvieron a mí, una pequeña sonrisa nuevamente iluminando sus tiernos y rosados labios.
Pero junto a eso, pude detectar algo más cruzar su rostro, una mirada que ilustraba que ella estaba mas cómoda con la situación que la rodeaba, una mirada que básicamente me decía que su lenguaje corporal estaba dispuesto a aceptar las consecuencias de lo que fuera que tuviera en mente
Yo solo podía yacer allí y mirar sorprendido mientras ella ponía a gatas, porque para este momento estaba a mi lado en la cama, encima mío. Extendió el brazo y apagó mi pequeño velador, y con la agilidad de una gato y una gracia sensual descendió sobre mis cobertores, trabando mis piernas con las suyas, mientras yo solo podía contener el nerviosismo que comprimía mi estomago. Estaba tan cerca de mí, tan cerca que podía saborearla, sus ojos claramente visibles, lisas fuentes reflejantes de anhelo, lujuria y deseo en la leve luz del cielo nocturno.
“Mmmm” Intenté decir su nombre como intento de romper la tensión; sin embargo ella solo rozó un dedo sobre mis labios, como resultado, deteniendo mi habla. Deslizó los ojos sobre mí, finalmente juntando el valor necesario para colocar sus manos en mis hombros, sus ojos cerrados brevemente al tirar la cabeza hacia atrás y dejando una aguda exhalación salir de su cuerpo.
Lo siguiente que descubrí fueron sus ojos mirando directamente a los míos mientras ella, sin ninguna vergüenza puedo agregar, dejaba caer el camisón de seda de sus hombros. Centímetro a centímetro, curva a curva, su cuerpo me era revelado. La pálida tonalidad de su piel cubriendo mis sentidos visuales aún en la débil luz del cielo nocturno. Al mismo tiempo, mi cerebro estaba haciendo extras, había tantas preguntas y tanta confusión; No tenia tiempo de procesar los porques y los tal vez de la situación, ya que antes de yo poder reaccionar, ella había tomado mis manos en las suyas, y con lo que sentía era una tentativa incomodidad, suavemente las ubico en sus senos, sus ojos nuevamente fijos en los míos, enviando silenciosos mensajes, cuyo significado era que esto era lo que ella quería y me atrevo a decir, esperando que yo deseara lo mismo. Tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta, mientras mis manos dejaban sus pechos, deslizándose por su torso, deteniéndose en su cintura.
Sus manos comenzaron a delinear mi cuerpo, llevándolas desde arriba de mis hombros hasta debajo de mi pecho. Las pocas prendas que usaba como ropa de cama habían desaparecido en un parpadeo, sus manos expertas removiéndolas con tímidas grandiosidad y elegancia. Mi mente resurgió, no podía sobreponerme al hecho de cuan radiante lucía, nunca la había visto así, ni siquiera había pensado en verla en esta luz, y ahora esto estaba sucediendo... Dios.
Los siguientes segundos me pasaron como una imagen borrosa, y antes de notarlo ambos nos habíamos consumado en uno, nuestros cuerpos y ritmo, solo meciéndose a la tonada de nuestros palpitantes corazones. La esencia de su piel era revigorizante; tan delicada, casi como la seda. Su suave piel era para mi perfecta en todo sentido.
Mientras nuestra expresión de amor se intensificaba, ni palabra ni sonido alguno surgía de su cuerpo, los únicos sonidos que podía distinguir ocasionalmente, mientras intentaba mantener mi propia actividad de audio a nivel mudo, era el ritmo creciente de su respiración agitada.
Sus manos temblorosas hallaron mi rostro, en mitad de nuestras desenfrenadas actividades, ella lo acercó con ternura al suyo, nuestras frentes en contacto, mientras comenzaba a acariciarme desesperadamente con sus labios, sin dejar ni un solo centímetro de mí inmune.
Ella era voluptuosa, lujuriosa y suave, y al mismo tiempo algo agresiva en su asalto, tanto que uno terminaba preguntándose si esto era algo que había estado esperando por mucho tiempo.
Cuando su cuerpo no pudo resistir más, arqueó la espalda temblando y convulsionándose en mis brazos, mordiéndose levemente el labio como para no provocar ningún sonido. Yo por mi parte no duré mucho mas, mi cuerpo se desarmó en la cama, enterrando mi rostro en su cabello, mientras ella se quedaba junto a mí, sus manos extendiéndose por mi pecho mientras yo la abrazaba tiernamente.
“Ash...” La oí decir ronca, después de varios minutos de silencio. Por un momento solo, giré lentamente mi rostro, fijando mis ojos a los suyos. Me paralicé momentáneamente, preguntándome si esto se iba a volver uno de esos larguísimos debates que intentan establecer el porque ocurre tal cosa y demás.
“¿Si…?” le pregunté con ansiedad marcando levemente mi voz, casi temiendo su respuesta. Esos supuestos miedos fueron prontamente apartados cuando ella me miró desde mi pecho, una sonrisa impresionante emergiendo de sus labios. Por mi vida que jamás había visto a nadie tan feliz, tan satisfechamente feliz en solo un momento, a como la vi a ella en esa noche.
“Ya no tengo frío...” Murmuró, acercándose y dándome un beso en los labios Cuando se separó, le respondí con una sonrisa propia, y cerrando los ojos con un suspiro. No acababa de hacerlo, que descubrí a mi cuerpo ceder ante el sueño que me envolvía.
Cuando desperté la siguiente mañana, descubrí que no solo la tormenta de la noche anterior se había terminado, sino que el sol habia salido, atravesando las nubes grises lo suficiente para llenar el aire con una sensación primaveral. Mis ojos se volvieron del horizonte de Olivine City a mi lado de la cama, extendiendo la mano y encontrándolo vacío, sin rastro alguno de su presencia la noche previa. Comencé a preguntarme si estaba perdiendo la razón. ¿Había sido la noche anterior, sin importar cuan maravilloso, fantástico y extasiante se había sentido, un simple sueño? ¿Un fragmento de mi imaginación? ¿Una fantasía que anhelaba, pero que estaba muy asustado para obtener?
Pronto obtuve mi respuesta cuando la vi en el desayuno, estaba evasiva, por momentos nerviosa y tendía a comunicarse conmigo lo menos posible cuando los otros miembros de nuestro grupo estaban cerca. Resultó ser otro de esos días supuestamente desperdiciados. Resultó que tendríamos que pasar otra noche aquí, ya que el festival local en el que May e incluso Misty nos habían anotado para participar, había sido pospuesto por 24 horas debido a una causa desconocida para todos.
Como había ocurrido haría 24 horas antes, ella apareció en mi habitación otra vez mas tarde esa misma noche. Sus ojos me miraron retratando hambre, deseo, expectación, lujuria, pero sobre todo, esperanza. Porque esta noche no había pretextos que dar, sin tormentas ni viejas excusas sobre falta de calor. Me senté en la cama y giré mi cuerpo apenas estudiándola. Lentamente se acerco, arrodillándose a mi lado y sosteniendo mi rostro con sus manos.
“¿Por qué de esta forma?” Le pregunté desesperado. No me dio respuesta oral, en vez de eso mezcló nuestros labios en un beso sensual. Al igual que en lo ocurrido la noche anterior, ocasionalmente se murmuraba alguna palabra durante nuestro enlace, dejando en nuestros dedos la conversación. El tiempo debió pasar muy rápido, porque en esta noche nuestra unión ya había terminado y ella yacía a mi lado, envuelta en suaves sabanas, nuestros cuerpos entrelazados. La sentí desperezarse levemente y sin advertencia preparó su cuerpo para abandonar el lecho.
“Quédate...” Le pedí con ternura, estirando la mano y tomando sus muñecas. Ella me sonrió y acomodó unos cabellos desordenados de mi cara, antes de inclinarse y besarme apasionadamente una vez más. Luego, con tanta gracia como podía, dejó el calor de mi cama, se colocó su pequeño camisón y abandonó la habitación, mientras todo lo que podía hacer era quedarme allí y verla irse, mi mente, un fluir de emociones intentando desesperadamente entender que era exactamente lo que ella quería.
Y así fue como siguió nuestro ritual, noche tras noche, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, los únicos intervalos, breves, eran las ahora raras noches en las que nos veíamos forzados a acampar. Me estaba cansando cada vez más de esta situación, porque algo que había comenzado como simple gratificación sexual, se había convertido en una especie de relación. Y me sentía mal basar una relación en tal cosa, más tomando en cuenta que en alguna punto del camino en los pasados 3 meses, me di cuenta que me había enamorado de ella, y enamorado mal.
Mi razonamiento para esto, no era solo debido al hecho de que era una amante increíble, sino que había sido una de mis mejores amigas por muchos años a la fecha; conocía mis gustos, lo que no me gustaba, mis sueños y demás. Supongo que si ella estuviera siendo sincera te diría lo mismo, que probablemente nos conocemos uno al otro mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Ante ese pensamiento no pude evitar suspirar, mientras me dirigía al baño de mi dormitorio.
Otra hora más o menos, pasó antes de que escuchase el sonido del familiar movimiento del picaporte de la habitación del centro. Por un impulso, salté de la cama y corrí hacia la entrada, encontrándomela en la puerta, cerrándola e igual de rápido presionándola contra el muro más cercano. Su alarma se notó cuando un sorpresivo jadeo se escapó de la profundidad de su garganta, sus ojos recorriendo con rapidez todo mi cuerpo, estudiando cada centímetro de mi ser. Tiernamente deslicé una mano sobre sus labios, rozándolos y deteniéndome en el contorno de su rostro.
“Te necesito…” Murmuré mientras ella enrollaba sus brazos alrededor de mi cuello, disfrutando el hecho de que ni siquiera un haz de luz nos separaba. Dios… Sus ojos tenían tal magnetismo propio... decidí ignorar las mariposas en mi estomago y continuar con lo que mi corazón me estaba gritando, ya que mi objetivo era que este supuesto entendimiento sensual entre nosotros fuera disuelto.
“Estoy enamorado de ti” Dije cerrando los ojos, algo asustado y temeroso de su reacción. Mis ojos se reabrieron ante su caricia, moviendo sus manos por mi rostro. Por varios segundos solo se quedo así, sus ojos fijos en mí, sus manos acariciando los contornos de mi cara. Repentinamente bajo la mirada, enviando mi corazón a un profundo y desolado abatimiento
“Por favor…” Logré decir algo ahogado, al menos esperando una explicación, para cualquiera fuera su respuesta. Ella me miró antes de apartar nuevamente los ojos.
“Nunca…” Empezó suavemente, mientras yo me esforzaba para escuchar. Tragué.
“Nunca ¿que…?” pregunte en voz alta, intentando, sin mucho éxito, mostrar mis decrecientes ideas. Ella se adelantó, y enterró su rostro en mi cuello, deslizando sus labios por este.
“Nunca… me dejes ir otra vez…” gimió. No podía expresar el enorme peso que sentí me quitaba de encima, mientras la abrazaba. Comenzando con las primeras caricias suaves, contacto que se propagaría y manifestaría en ambos haciendo el amor ahí mismo contra la pared.
Cuando hubo terminado, ella yacía a mi lado, impresionante, hermosa, y lo mas feliz y completa que la habia visto en toda su vida. ¿Y yo que? Bueno, solo vamos a decir que me sentía seguro al saber que por una vez, no despertaría ante una cama vacía en la mañana.

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Mi reflexión fue repentinamente interrumpida cuando un trueno se hacia oír a través de mi habitación y una mano delineaba mi mandíbula.
“¿No puedes dormir?” Susurró una voz angelical, acercándose a mí y dándome una mirada burlona. Yo sonreí de igual forma.
“Tengo frío…” Me burlé imitando sus palabras de aquella primera noche. Ella hizo un puchero breve y me palmeó el brazo juguetonamente, mientras acomodaba su cabeza en mi pecho.
“Mañana será un gran día” Murmuró somnolienta.
“Si” Respondí, acomodando los cobertores sobre nuestros cuerpos.
“Otra vez de regreso al camino” murmuró disfrutando la sensación de mi cuerpo contra el suyo.
“Ajá… solo una parada rápida en Celladon City para encontrarnos con Brock y los demás, luego vamos hacia la región de Hoen para otro intento”. Le recordé. Asintió contra mi pecho con pereza, y sentí que el sueño estaba apoderándose nuevamente de ella. Sonreí con ternura, notando cuan afortunado soy. Dicen que en la vida, detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. Nunca había entendido porque esa frase se usaba tanto. Bueno, ahora estoy inclinado a concordar con quienquiera que sea el que la haya ideado.
“Buenas noches Ash…” Murmuró apenas audible para que la oyera yo. Suspiré contento mientras me inclinaba y le daba un breve beso en los labios, y reposé mi cabeza por última vez esa noche.
“Buenas noches, Misty…”