viernes, 5 de diciembre de 2008

Sin Misericordia

-Capítulo 2-

- Baila usted con magnificencia, doctor-

El joven le dirigió una mirada risueña. Era más alto que ella y por ende podía ver por encima de su cabeza. Su mano se sentía pequeña y tibia entre las suyas tan grandes, mientras la guiaba en el perfecto vals a través del abarrotado salón. Cerró los ojos dándose una pequeña pausa para disfrutar aquel familiar perfume a flores cítricas.

- Ya le he dicho que puede hablarme por mi nombre de pila- la miró de perfil. Ella sonreía viendo hacia otro lado. En aquella oportunidad vestía de negro y la palidez de su piel resultaba evidente y tentadora. -Mi experiencia en el arte, se debe al tiempo que he practicado asiduamente… Pero créame que al principio parecía tener dos pies izquierdos- Se apresuró a agregar antes que su mente despertara del letargo

Calló el hecho de que había tenido mucho tiempo -años- en los cuales aprender a gusto y medida, pero ese era un detalle que no debía importarle.

Ella rió y finalmente lo miró.

No. Sus ojos no eran tan solo azules, había un levísimo toque de esmeralda justo en el centro, cerca de las pupilas. Había que mirarla con mucha atención para detectarlo.

- ¿Qué?- preguntó algo azorada al notar su deliberado escrutinio.

- Perdón- sonrió disculpándose -No puedo dejar de admirar algo bonito cuando lo veo…-

Volvió a reír y a ocultar sus mejillas rojas de él. Dieron una pequeña voltereta y el paisaje nocturno se extendió por completo a través de uno de los ventanales. La luna brillaba en todo su esplendor como una esfera de plata suspendida en un trozo de terciopelo negro. La noche era bellísima, el clima agradable para la época.

- Que bueno que finalmente ha dejado de llover- comentó la joven y levantó la mirada hacia él -En general adoro este clima húmedo, pero mi padre lo aborrece; es que las cosechas y los campos se pudren debido a la falta de sol. Este ha sido un año muy malo debido a las lluvias…-

- No sabía que una señorita de sociedad tuviera conocimientos sobre la agricultura de la región-

- Oh- bajó la cabeza, arrepentida por su atrevimiento -No lo tome a mal, de ninguna manera quise inmiscuirme en un tema de…-

- Lady William- él la apaciguó tomándola de la barbilla. Era el primer acercamiento que tenía con ella y lo había hecho a ciegas. Sus dedos de mármol se sentían cálidos al contacto de su piel -Me parece completamente generoso de su parte interesarse en el estudio de la agricultura y brindarle ayuda a su anciano padre, cuando este aún no posee un heredero hombre-

- Gracias por la comprensión, doctor- al ver que él arqueaba una ceja, añadió - Ash-

- Eso está mejor- la pieza había acabado por lo que la dejó ir. Se acercaron al ventanal en mutuo acuerdo, le ofreció una silla y la muchacha se dejó caer con gracia. Extrajo un abanico del diminuto bolso que llevaba anudado a su muñeca y comenzó echarse aire. Sus mejillas y sus labios tenían el sugestivo color del rubí. Le indicó el asiento de al lado para que siguiera haciéndole compañía.

- Lamento haberla extenuado-

- Oh, no. Es que estoy algo fuera de forma. Adoro bailar, no tiene que disculparse- le confió acomodando un rizo detrás de su oído -Y esta es una magnifica fiesta-

- Ya lo creo-

- Aunque su prometida debe estar disgustada conmigo por haberle robado toda su atención…-

Ash la miró de soslayo. Ella no parecía apenada por eso, por otro lado se veía increíblemente viva y fresca. El brillo que despedía su pálida piel era algo único. Casi cautivante.

Sintió que su respiración comenzaba a agitarse y se ordenó guardar serenidad. Había logrado con éxito apaciguar las llamas de su antigua naturaleza. Y no quería destruir con una salvaje acción el delgado lazo de comunicación que estaba manteniendo con ella.

- May es una mujer comprensiva y para nada celosa- dijo con absoluta convicción.

- Lo imagino. La mayoría de nosotras en su lugar obraríamos de manera completamente diferente…-

- ¿Usted también?-

- Créame que si- sonrió -Algo me dice que soy increíblemente celosa-

- Perdone mi atrevimiento ¿está usted comprometida?-

- Aún no- rió -Pero mi padre me pondrá en 'subasta' de un momento a otro…-

- Eso debe causarle un profundo disgusto-

Ella meneó la cabeza- Mi padre ha logrado convencerme de que es lo mejor para mí. Él teme que su vida se escape sin verme casada con un hombre responsable. Creo que quiere asegurarse que mis hermanas y yo estemos bien antes de que él…- se le fue perdiendo la voz.

- Entiendo- le tocó el hombro desnudo con comprensión. Su piel era tibia y suave al tacto. Parecía frágil y completamente maleable.

- Perdón la interrupción- sonó una voz femenina con un suave acento extranjero. La dama estaba frente a ellos y su expresión era inescrutable -¿Milord?-

- Le ruego me dispense lady William- Ash murmuró solemnemente tras entender la fría cara de su prometida, se puso de pie con presteza y la tomó del brazo con educación.

- Por supuesto, doctor- la joven le dedicó una graciosa inclinación de cabeza -Lady Maple ha sido un placer-

La morena le dedicó una sonrisa seca y le indicó a su prometido que se moviera

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- ¿Qué es lo que pretendes? - May le recriminó mordazmente mientras él se servía una copa

- ¿Puedes bajar la voz?. No es necesario que todo Londres te oiga- bebió el brandy con rapidez y se giró a verla -¿Qué es todo esto?-

- Creí que deseabas evitarla. Alejarte de ella todo el tiempo, y sin embargo…- May lo miró con lástima -¿Por qué te torturas?. Casi podría decir que eres su sombra…-

- Exageras-

- ¿Quieres hacerte de su cuerpo?. ¿Es eso?- May se mordió el labio.

- ¡Claro que no!-

- Si la deseas no tienes más que dar rienda suelta a tu instinto… Después de todo ciento de mujeres jóvenes mueren todos los días por causas desconocidas en este país…-

- ¡No es mi naturaleza la que proclama mi cercanía hacia ella!- la cortó indignado -Por mas extraño que parezca no deseo su sangre-

May decidió sentarse. Observó el pliegue de muselina de su falda que se enredaba en tono a sus piernas -No entiendo…-

Él se tocó la cabeza con un gesto distraído -Tampoco yo, May-

- Entonces vayámonos de aquí-

- No puedo-

- ¡Si puedes!. No hay nada que pudiera atarte a este lugar… Hay cientos de regiones, países por recorrer, quizás hasta encontremos gente igual a nosotros…-

Él la miró -No puedo dejar el hospital, estas personas me necesitan-

- ¿Te necesitan?. ¿No será que tú los necesitas a ellos para abastecerte?-

Aquello pareció molestarlo sobremanera, se aproximó a ella y la tomó de la nuca levantando su cabeza con fuerza. La mujer emitió un leve chillido, más por sorpresa que por dolor.

- No vuelvas a repetir algo así- le dijo en un tono de voz bajo y amenazante
-Mi trabajo es el que nos mantiene como personas normales en este lugar, deberías agradecer que no se levantaran sospechas en torno a nosotros…-

May lo miró con fijeza, a pesar de que su rostro estaba cerca de él, no había más que tensión. Tragó con dificultad, Ash ahora estaba tirándole los cabellos en el agarre.

- Reputación que se está comenzando a perder gracias a tu misteriosa amistad con la hija del alcalde… ¿no crees que se sospeche el que pases tanto tiempo con ella en todos los eventos sociales y dejes de lado a tu prometida?-

Él la dejó ir y retrocedió unos pasos. May se masajeó el cuello por inercia y se acomodó el cabello desplegándolo sobre sus hombros, mantuvo sus fríos ojos azules fijos en el joven durante todo el tiempo -¿Qué acaso las leyes de decoro y etiqueta que has estudiado con tanto ahínco no te han hablado del desaire que puedes causarle a la sociedad estando a solas con una mujer soltera cuando tienes un compromiso formal?. ¿Lo has olvidado?-

- Estas llevando esto demasiado lejos-

- ¡Tú lo estás llevando demasiado lejos paseándote en toda fiesta con esa mujer!-

- ¡Bien!- volvió a acercársele con los ojos encendidos y le tomó el rostro con ambas manos -¿Y que quieres que haga entonces?. ¡Dímelo!-

May levantó su mano pálida y fría como el mármol y le tocó la mejilla -Déjala Ash. Olvídate de ella… o…- bajó la vista por un segundo.

- ¿Qué?- la instó

- Hazte de su cuerpo, de su sangre… es la única manera-

- ¡No!- la soltó y le dio la espalda enfurecido.

- Entonces déjala…- May se había levantado y se le acercó por detrás hasta abrazarlo, con suma confianza apoyó su mejilla en su espalda -Por favor aléjate de ella...-

Ash miró el techo por un segundo, luego se volvió y la abrazó también -¿Es lo que quieres?-

- Si-

Intentó sonreír -Esta bien…-

Los labios de May encontraron los suyos en un beso frío y monótono.


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- Sabía que podía encontrarlo aquí-

Ash levantó la cabeza de la planilla que estaba llenando. Sostuvo la pluma inmóvil en el aire al notar el sonriente rostro femenino que se encontraba del otro lado de su escritorio. Se sorprendió al no haberla oído entrar.

- Buenos días, doctor- ella lo saludó haciendo una leve inclinación de cabeza.

- Lady William- Ash se incorporó saludándola a su vez con una reverencia y le hizo una seña de que se sentara frente a él -¿Qué la trae al hospital en este horrible día?-

- Creo que mi padre ya ha hablado con usted, no hay mucho que decir- ella le sonrió excusándose. Tenía el cabello levemente humedecido, por la lluvia quizás.

Él se aclaró la garganta -¿Está segura de que desea volcar todo su tiempo libre en este lugar?-

- Así es. ¿Es eso acaso tan extraño?-

- No, no, la verdad es que se necesita mucha ayuda, y desde luego, veo que se siente muy preparada para darla-

- Si. ¿Cuándo cree que puedo empezar?-

- Mañana mismo a primera hora-

- Muy bien- ella se puso de pie acomodando con las manos el ruedo húmedo de su vestido, al hacer la acción la sutil fragancia –ya tan familiar- inundó la pequeña habitación, y él la miró con unas ansias que nunca antes había sentido. Calculó mentalmente la poca distancia que los separaba y sin pensarlo se puso de pie. En menos de un segundo estaba detrás de ella, con la vista clavada en su cabello.

La joven se dio vuelta al acomodar la capa sobre sus hombros, y advirtió la silueta del joven prácticamente sobre la suya. La duda bailó asiduamente en sus pupilas al preguntar con voz queda.

- ¿Doctor...?-

Él la observó fijo, consciente de que su respiración se habia agitado y que sus pupilas muy dilatadas seguían la fragilidad nata de su cuello. El color de sus mejillas igualó por un momento el de su cabello, al igual que sus labios.

Ash tragó con dificultad y sin pensarlo sus fríos dedos se anudaron con fuerza a un extremo del abrigo de ella, eso hizo que la joven se inclinara en su dirección, la duda aún presente en sus ojos. Él aspiró el aroma natural que emanaba de su piel y no se preocupó en ocultarlo.

- Veo que ha seguido mi consejo- la voz masculina fue ronca y contenida –Y ha echado las flores cítricas en el agua de su baño...-

Misty no hizo más que asentir mansamente, en tanto su cabeza se acercaba cual imán poderoso a él, y sus labios ascendían sedientos como nunca al encuentro de ese hombre, que desde que hubo aparecido fue el motivo de sus desvelos y pensamientos.

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Al que no le guste la tematica del fic, pues que no lo lea. Este es mi obsequio para mi queridisima amiga Blue y me interesa que a ella le guste ^^

Besos a todos