miércoles, 2 de enero de 2008

A Sensual Understanding (Un sensual entendimiento)

Original Autor: TheBossGeo
Traductor: Laberinto de Cristal
Rating: M

Anuncio – Pokémon no me pertenece

-Nota de Autor – Muy bien, gente, otra pieza corta para aumentar la cantidad de historias aquí, espero que la disfruten. (Por favor, fíjense en el Rating en caso de que este tipo de cosas no sea de su estilo).

ATENCIÓN: Esto es una traducción, ok?. La historia no me pertenece, solo la traducción -aunque esto tampoco es del todo cierto n.n ya que la hizo mi amiga Lys-, yo solo arreglé algunas palabras y frases que a mi entender estaban de mas.

Gracias Lys!

Ahora si, disfruten del fic n.n

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“Ella venía a mí en la noche, cada noche, nunca igual, siempre era diferente. Y así, yo no pude evitar enamorarme de ella (Ash POV)”

A Sensual Understanding
Un sensual entendimiento

Ash

Mis párpados se abrieron no por primera vez esa noche. Desvié mis ojos hacia abajo para mirar a la joven envuelta en suaves sabana junto a mí; Solo la observé por un momento mientras se movía levemente, murmurando con suavidad y girando su cuerpo para crear menos distancia del mío. A pesar de la cantidad de tiempo que había transcurrido desde que comenzó nuestra relación, aparentemente todavía estaba ajustándome a esta extraña pero maravillosa noción de tener a alguien en la misma cama conmigo.
Con la mayor gentileza que pude reunir, envolví tiernamente su cuerpo con mis brazos, mientras ella emitía un suave suspiro desde lo profundo de su garganta, nuevamente reacomodando su cabeza con cautela y dejándola descansar en mi pecho. Mis ojos abandonaron su figura inmóvil por la aparentemente continua batalla de supremacía que había afuera de la ventana de mi habitación, por que esta era una de las peores tormentas que había visto en mucho tiempo, probablemente una de las peores en acaecer sobre Pallet Town desde que puedo recordar.
El romper de los truenos, el aullido del viento, el sonido de la lluvia golpeando contra el vidrio de mi ventana, mientras las luces de los relámpagos cubren el cielo. Tuve que preguntarme por un breve segundo si eso era posiblemente lo que me estaba manteniendo despierto esta noche. Una sonrisa se formó en mis labios cuando me llegó un recuerdo, porque me acordé que la ultima vez que una tormenta como esta había hecho lo mismo, fue hace unos 5 meses atrás, y ahora que lo pienso, me alegra que haya pasado, porque, verán, esa fue la noche en que nuestras vidas y nuestra relación, cambió para siempre.

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5 Meses Antes.

Para ponerlo claro, estaba exhausto. Había sido un largo día, el hecho que Brock nos hiciera perder antes de que entráramos en la ciudad significó que llegáramos tarde, May y Misty tenían, digamos la urgencia, de realizar una salida de chicas para ir de compras nocturnas, y Max estaba ansioso por pequeñeces como era su costumbre, una bola llena de energía y súper inteligente para un niño de su edad, me hace preguntar como los padres de May podían seguirle el ritmo. Me atrevo a decir que todos estos factores así como la fatiga general del día, estoy seguro que tuvieron una mano en mi cansancio, y que a esa hora de la noche me hallara rendido en la cama.
Dios, como anhelaba el sueño, sentía como si hubiera estado moviéndome y girando en mi lecho por lo que parecía ser una eternidad, las violentas y arrasadoras, y por momentos algo aterradoras, vibraciones de la tormenta en el exterior de mi habitación dentro del Centro Pokemon de Olivine City, solo añadían nuevos rasgos a las distracciones de lo que estoy seguro podría ser causada por un exceso de cansancio.
Despues de unos minutos más de espera sin sentido, esperando que por algún milagro pudiera dormirme, fui interrumpido de mi batalla perdida, al notar un pequeño resplandor de luz y un sonido proveniente de la puerta de mi cuarto. Me quedé quieto por un momento, preguntándome si mi imaginación me estaba jugando trucos, oyendo la puerta cerrarse segundos mas tarde, y la subsecuente luz que los seguía desaparecía. Ahí me di cuenta que no estaba solo.
Me senté de golpe en la cama, forzando desesperadamente mis ojos con el fin de determinar la identidad de mi visitante nocturno. Podía vislumbrar el contorno de la segunda persona en mi habitación, y juzgando por sus esbeltas y proporcionadas curvas, a menos que por una remota casualidad los transexuales sean comunes en los alrededores de Olivine city durante la noche, era una mujer con la que estaba tratando aquí.
Por varios segundos se quedó inmóvil, apoyándose contra la puerta de la habitación casi con timidez. Era como si estuviera paralizada por miedo a algo. Estaba preparado para hablar, intentando adivinar en voz alta quien se encontraba allí, cuando un sucesivo número de relámpagos atravesaron el dormitorio por la ventana, iluminando y revelándome a la persona con quien me encontraba a solas en esa noche.
“¡Oh! Hey, ¿Esta todo bien?” Le pregunté, dándole una sonrisa agradecida al descubrir su identidad. No obtuve ninguna respuesta; Suspiré, mientras estiraba la mano y prendía el velador. Me froté los ojos un segundo, y los reenfoqué en su dirección. Cuando lo hice la pude ver bien por primera vez, y por alguna extraña razón, mi respiración se atoró en mi garganta. Porque ella no era como la joven que conocía durante el día. Su cabello caía pasando sus hombros, su elección de vestuario era un pequeño camisón que envolvía su cuerpo en seda.
“¿Tienes problemas para dormir?” Logré tartamudear. Nuevamente nada salió de sus labios, mientras dejaba la puerta y daba unos pasos hacia mi cama, cruzando los brazos y solo mirándome una vez más. Esto era irreal ¿Acaso ella había perdido completamente el concepto de comunicación oral o que? Intenté permanecer tan compuesto como podía, sin querer alarmarla en caso que algo de naturaleza seria, estuviera mal.
“¡Vamos! ¡Háblame! ¿Como esperas que te ayude?” Le pregunté apenas por encima de un susurro, para este momento ella ya había alcanzado los pies de mi cama.
“Tengo frío…” Murmuró finalmente, mordiéndose el labio. Rasgué los ojos casi escéptico, mientras una sonrisita juguetona se dibujaba en mi rostro.
“¡Vamos! Se que esta diluviando afuera, pero aquí no hace frío” Le aseguré. Hice una pausa y sonreí burlón.
“No te has estado tomando la reserva de licores de Brock otra vez, ¿no? Te dije que solo es para ocasiones especiales” Su mirada me dejó, mientras se sobaba, nerviosamente me pareció, el brazo. Finalmente, sus ojos volvieron a mí, una pequeña sonrisa nuevamente iluminando sus tiernos y rosados labios.
Pero junto a eso, pude detectar algo más cruzar su rostro, una mirada que ilustraba que ella estaba mas cómoda con la situación que la rodeaba, una mirada que básicamente me decía que su lenguaje corporal estaba dispuesto a aceptar las consecuencias de lo que fuera que tuviera en mente
Yo solo podía yacer allí y mirar sorprendido mientras ella ponía a gatas, porque para este momento estaba a mi lado en la cama, encima mío. Extendió el brazo y apagó mi pequeño velador, y con la agilidad de una gato y una gracia sensual descendió sobre mis cobertores, trabando mis piernas con las suyas, mientras yo solo podía contener el nerviosismo que comprimía mi estomago. Estaba tan cerca de mí, tan cerca que podía saborearla, sus ojos claramente visibles, lisas fuentes reflejantes de anhelo, lujuria y deseo en la leve luz del cielo nocturno.
“Mmmm” Intenté decir su nombre como intento de romper la tensión; sin embargo ella solo rozó un dedo sobre mis labios, como resultado, deteniendo mi habla. Deslizó los ojos sobre mí, finalmente juntando el valor necesario para colocar sus manos en mis hombros, sus ojos cerrados brevemente al tirar la cabeza hacia atrás y dejando una aguda exhalación salir de su cuerpo.
Lo siguiente que descubrí fueron sus ojos mirando directamente a los míos mientras ella, sin ninguna vergüenza puedo agregar, dejaba caer el camisón de seda de sus hombros. Centímetro a centímetro, curva a curva, su cuerpo me era revelado. La pálida tonalidad de su piel cubriendo mis sentidos visuales aún en la débil luz del cielo nocturno. Al mismo tiempo, mi cerebro estaba haciendo extras, había tantas preguntas y tanta confusión; No tenia tiempo de procesar los porques y los tal vez de la situación, ya que antes de yo poder reaccionar, ella había tomado mis manos en las suyas, y con lo que sentía era una tentativa incomodidad, suavemente las ubico en sus senos, sus ojos nuevamente fijos en los míos, enviando silenciosos mensajes, cuyo significado era que esto era lo que ella quería y me atrevo a decir, esperando que yo deseara lo mismo. Tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta, mientras mis manos dejaban sus pechos, deslizándose por su torso, deteniéndose en su cintura.
Sus manos comenzaron a delinear mi cuerpo, llevándolas desde arriba de mis hombros hasta debajo de mi pecho. Las pocas prendas que usaba como ropa de cama habían desaparecido en un parpadeo, sus manos expertas removiéndolas con tímidas grandiosidad y elegancia. Mi mente resurgió, no podía sobreponerme al hecho de cuan radiante lucía, nunca la había visto así, ni siquiera había pensado en verla en esta luz, y ahora esto estaba sucediendo... Dios.
Los siguientes segundos me pasaron como una imagen borrosa, y antes de notarlo ambos nos habíamos consumado en uno, nuestros cuerpos y ritmo, solo meciéndose a la tonada de nuestros palpitantes corazones. La esencia de su piel era revigorizante; tan delicada, casi como la seda. Su suave piel era para mi perfecta en todo sentido.
Mientras nuestra expresión de amor se intensificaba, ni palabra ni sonido alguno surgía de su cuerpo, los únicos sonidos que podía distinguir ocasionalmente, mientras intentaba mantener mi propia actividad de audio a nivel mudo, era el ritmo creciente de su respiración agitada.
Sus manos temblorosas hallaron mi rostro, en mitad de nuestras desenfrenadas actividades, ella lo acercó con ternura al suyo, nuestras frentes en contacto, mientras comenzaba a acariciarme desesperadamente con sus labios, sin dejar ni un solo centímetro de mí inmune.
Ella era voluptuosa, lujuriosa y suave, y al mismo tiempo algo agresiva en su asalto, tanto que uno terminaba preguntándose si esto era algo que había estado esperando por mucho tiempo.
Cuando su cuerpo no pudo resistir más, arqueó la espalda temblando y convulsionándose en mis brazos, mordiéndose levemente el labio como para no provocar ningún sonido. Yo por mi parte no duré mucho mas, mi cuerpo se desarmó en la cama, enterrando mi rostro en su cabello, mientras ella se quedaba junto a mí, sus manos extendiéndose por mi pecho mientras yo la abrazaba tiernamente.
“Ash...” La oí decir ronca, después de varios minutos de silencio. Por un momento solo, giré lentamente mi rostro, fijando mis ojos a los suyos. Me paralicé momentáneamente, preguntándome si esto se iba a volver uno de esos larguísimos debates que intentan establecer el porque ocurre tal cosa y demás.
“¿Si…?” le pregunté con ansiedad marcando levemente mi voz, casi temiendo su respuesta. Esos supuestos miedos fueron prontamente apartados cuando ella me miró desde mi pecho, una sonrisa impresionante emergiendo de sus labios. Por mi vida que jamás había visto a nadie tan feliz, tan satisfechamente feliz en solo un momento, a como la vi a ella en esa noche.
“Ya no tengo frío...” Murmuró, acercándose y dándome un beso en los labios Cuando se separó, le respondí con una sonrisa propia, y cerrando los ojos con un suspiro. No acababa de hacerlo, que descubrí a mi cuerpo ceder ante el sueño que me envolvía.
Cuando desperté la siguiente mañana, descubrí que no solo la tormenta de la noche anterior se había terminado, sino que el sol habia salido, atravesando las nubes grises lo suficiente para llenar el aire con una sensación primaveral. Mis ojos se volvieron del horizonte de Olivine City a mi lado de la cama, extendiendo la mano y encontrándolo vacío, sin rastro alguno de su presencia la noche previa. Comencé a preguntarme si estaba perdiendo la razón. ¿Había sido la noche anterior, sin importar cuan maravilloso, fantástico y extasiante se había sentido, un simple sueño? ¿Un fragmento de mi imaginación? ¿Una fantasía que anhelaba, pero que estaba muy asustado para obtener?
Pronto obtuve mi respuesta cuando la vi en el desayuno, estaba evasiva, por momentos nerviosa y tendía a comunicarse conmigo lo menos posible cuando los otros miembros de nuestro grupo estaban cerca. Resultó ser otro de esos días supuestamente desperdiciados. Resultó que tendríamos que pasar otra noche aquí, ya que el festival local en el que May e incluso Misty nos habían anotado para participar, había sido pospuesto por 24 horas debido a una causa desconocida para todos.
Como había ocurrido haría 24 horas antes, ella apareció en mi habitación otra vez mas tarde esa misma noche. Sus ojos me miraron retratando hambre, deseo, expectación, lujuria, pero sobre todo, esperanza. Porque esta noche no había pretextos que dar, sin tormentas ni viejas excusas sobre falta de calor. Me senté en la cama y giré mi cuerpo apenas estudiándola. Lentamente se acerco, arrodillándose a mi lado y sosteniendo mi rostro con sus manos.
“¿Por qué de esta forma?” Le pregunté desesperado. No me dio respuesta oral, en vez de eso mezcló nuestros labios en un beso sensual. Al igual que en lo ocurrido la noche anterior, ocasionalmente se murmuraba alguna palabra durante nuestro enlace, dejando en nuestros dedos la conversación. El tiempo debió pasar muy rápido, porque en esta noche nuestra unión ya había terminado y ella yacía a mi lado, envuelta en suaves sabanas, nuestros cuerpos entrelazados. La sentí desperezarse levemente y sin advertencia preparó su cuerpo para abandonar el lecho.
“Quédate...” Le pedí con ternura, estirando la mano y tomando sus muñecas. Ella me sonrió y acomodó unos cabellos desordenados de mi cara, antes de inclinarse y besarme apasionadamente una vez más. Luego, con tanta gracia como podía, dejó el calor de mi cama, se colocó su pequeño camisón y abandonó la habitación, mientras todo lo que podía hacer era quedarme allí y verla irse, mi mente, un fluir de emociones intentando desesperadamente entender que era exactamente lo que ella quería.
Y así fue como siguió nuestro ritual, noche tras noche, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, los únicos intervalos, breves, eran las ahora raras noches en las que nos veíamos forzados a acampar. Me estaba cansando cada vez más de esta situación, porque algo que había comenzado como simple gratificación sexual, se había convertido en una especie de relación. Y me sentía mal basar una relación en tal cosa, más tomando en cuenta que en alguna punto del camino en los pasados 3 meses, me di cuenta que me había enamorado de ella, y enamorado mal.
Mi razonamiento para esto, no era solo debido al hecho de que era una amante increíble, sino que había sido una de mis mejores amigas por muchos años a la fecha; conocía mis gustos, lo que no me gustaba, mis sueños y demás. Supongo que si ella estuviera siendo sincera te diría lo mismo, que probablemente nos conocemos uno al otro mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Ante ese pensamiento no pude evitar suspirar, mientras me dirigía al baño de mi dormitorio.
Otra hora más o menos, pasó antes de que escuchase el sonido del familiar movimiento del picaporte de la habitación del centro. Por un impulso, salté de la cama y corrí hacia la entrada, encontrándomela en la puerta, cerrándola e igual de rápido presionándola contra el muro más cercano. Su alarma se notó cuando un sorpresivo jadeo se escapó de la profundidad de su garganta, sus ojos recorriendo con rapidez todo mi cuerpo, estudiando cada centímetro de mi ser. Tiernamente deslicé una mano sobre sus labios, rozándolos y deteniéndome en el contorno de su rostro.
“Te necesito…” Murmuré mientras ella enrollaba sus brazos alrededor de mi cuello, disfrutando el hecho de que ni siquiera un haz de luz nos separaba. Dios… Sus ojos tenían tal magnetismo propio... decidí ignorar las mariposas en mi estomago y continuar con lo que mi corazón me estaba gritando, ya que mi objetivo era que este supuesto entendimiento sensual entre nosotros fuera disuelto.
“Estoy enamorado de ti” Dije cerrando los ojos, algo asustado y temeroso de su reacción. Mis ojos se reabrieron ante su caricia, moviendo sus manos por mi rostro. Por varios segundos solo se quedo así, sus ojos fijos en mí, sus manos acariciando los contornos de mi cara. Repentinamente bajo la mirada, enviando mi corazón a un profundo y desolado abatimiento
“Por favor…” Logré decir algo ahogado, al menos esperando una explicación, para cualquiera fuera su respuesta. Ella me miró antes de apartar nuevamente los ojos.
“Nunca…” Empezó suavemente, mientras yo me esforzaba para escuchar. Tragué.
“Nunca ¿que…?” pregunte en voz alta, intentando, sin mucho éxito, mostrar mis decrecientes ideas. Ella se adelantó, y enterró su rostro en mi cuello, deslizando sus labios por este.
“Nunca… me dejes ir otra vez…” gimió. No podía expresar el enorme peso que sentí me quitaba de encima, mientras la abrazaba. Comenzando con las primeras caricias suaves, contacto que se propagaría y manifestaría en ambos haciendo el amor ahí mismo contra la pared.
Cuando hubo terminado, ella yacía a mi lado, impresionante, hermosa, y lo mas feliz y completa que la habia visto en toda su vida. ¿Y yo que? Bueno, solo vamos a decir que me sentía seguro al saber que por una vez, no despertaría ante una cama vacía en la mañana.

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Mi reflexión fue repentinamente interrumpida cuando un trueno se hacia oír a través de mi habitación y una mano delineaba mi mandíbula.
“¿No puedes dormir?” Susurró una voz angelical, acercándose a mí y dándome una mirada burlona. Yo sonreí de igual forma.
“Tengo frío…” Me burlé imitando sus palabras de aquella primera noche. Ella hizo un puchero breve y me palmeó el brazo juguetonamente, mientras acomodaba su cabeza en mi pecho.
“Mañana será un gran día” Murmuró somnolienta.
“Si” Respondí, acomodando los cobertores sobre nuestros cuerpos.
“Otra vez de regreso al camino” murmuró disfrutando la sensación de mi cuerpo contra el suyo.
“Ajá… solo una parada rápida en Celladon City para encontrarnos con Brock y los demás, luego vamos hacia la región de Hoen para otro intento”. Le recordé. Asintió contra mi pecho con pereza, y sentí que el sueño estaba apoderándose nuevamente de ella. Sonreí con ternura, notando cuan afortunado soy. Dicen que en la vida, detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. Nunca había entendido porque esa frase se usaba tanto. Bueno, ahora estoy inclinado a concordar con quienquiera que sea el que la haya ideado.
“Buenas noches Ash…” Murmuró apenas audible para que la oyera yo. Suspiré contento mientras me inclinaba y le daba un breve beso en los labios, y reposé mi cabeza por última vez esa noche.
“Buenas noches, Misty…”

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