miércoles, 19 de marzo de 2008

Pecado Perfecto





-An Ash and Misty’s fic-
Capitulo 01


Su mirada la recorrió por entera.
La elegante, delicada curva de su cuello al inclinarse sobre la mesa para depositar la bandeja. Los mechones de lustroso cabello color mandarina derramándose por sus hombros y espalda tras su acción. Los ojos claros, verdes, lindísimos que evitaron inocentes su agónico escrutinio. Los labios carnosos y purpurinos, que intentaron no sonreír de pena, luego de la nerviosa reverencia que hizo ante su persona, para luego retirarse, presurosa. Ocultando el intenso rubor de sus mejillas.
“Hermosa. De hecho, muy hermosa…”
El príncipe Ash se giró hacia su interlocutor. Inseguro de lo que había oído “¿Perdón?”
“La doncella” recalcó el joven moreno que estaba sentado frente a él. Se tocó la fina chaqueta a la altura del corazón “Es nueva, cierto?. No creo haberla visto en mis anteriores visitas. Un rostro tan bonito como ese es difícil de olvidar…”
“Supongo que si es nueva” Ash se incorporó tomando las copas que la muchacha de antes había dejado en la mesa. Le tendió una a su amigo, ignorando su último comentario “Mi madre debe de haberla empleado estos días… Tampoco la había visto en el palacio…”
“Ha de haberte causado un efecto muy importante, perdiste el hilo de la conversación tras su entrada. Y eso abarcó un lapso de quince minutos”
“Ya sabes lo vergonzoso que es hablar delante de los sirvientes. Lo vulgares que pueden llegar a ser”
“Perdóneme que insista, alteza” el otro joven sonrió, girando la copa entre sus dedos y estudiando el liquido pensativo “Pero la cara que tenía su majestad al entrar la muchacha, era extremadamente cómica”
“¿Qué estas tratando de insinuar, Gary?”
“Que conozco ese tipo de mirada, Ash” el joven se inclinó, observando los marrones ojos de su compañero “No es bueno quedarse con ese tipo de deseo, alteza”
El príncipe se aclaró la garganta “Detesto cuando hablas de esa forma”
“Hay algunas cosas a favor que tiene el ser príncipe, ya lo sabes, no?. ¿Por qué no aprovechas y te quitas el gusto?”
“No soy como tú, Gary”
“Ya lo sé. De ser tú, ya me habría dado el placer con esa hermosa pelirroja” se puso de pie “Espero que su alteza no desoiga mi consejo”


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“Oí que Gary estaba en el palacio” la mujer levantó la vista del bordado. El bouquet de rosas que estaba creando con sus hilos de colores era bellísimo. Concentró su atención en la joven pareja que tenía delante ”No ha venido a saludar”
“Le dije que usted estaba descansando, madre” contestó el muchacho de cabello negro, sosteniendo delicadamente la mano de la linda jovencita que estaba sentada a su lado “Y ya sabe como es él…”
Esta soltó una risita divertida “Deberíamos buscarle una esposa a nuestro primo. ¿No lo cree así, alteza?”
“Ya he hablado con sus padres sobre ese tema, querida” la mujer del bordado habló otra vez observando a la muchacha. Los haces del sol arrancaron débiles reflejos dorados de la corona que descansaba entre su entrecano cabello “Pero dicen que ‘es demasiado joven’ para casarse”
Los tres dejaron escapar sus carcajadas, la masculina se oía por sobre las dos femeninas.
“Gary vive la vida de un casanova. Por nada del mundo haría de lado ese… beneficio”
“Es desagradable” la muchacha echó su cabello castaño tras su hombro. Luego observó de reojo al alto hombre junto a si “¿Es por esa razón que ustedes son tan amigos?. Su majestad debe de salir de cacería con ese pervertido”
La reina reprimió una risita y volvió a concentrarse en sus bordados.
“Por supuesto que no, milady” el joven llevó la mano femenina a sus labios y depositó una tibia hilera de besos en la pálida piel “Mi corazón tiene una sola dueña, pensé que tu lo sabías May…”
La expresión molesta de ella se suavizó, vio de reojo que la reina seguía ocupada en sus labores de costura y con un dedo acarició los suaves labios masculinos “Ash…”
Él le sonrió. Los ojos azules de la chica le devolvían la misma mirada repleta de amor y cariño. Volvió a besarle febrilmente la mano.
Se oyeron unos débiles pasos tras ellos, y luego alguien se aclaró cortésmente la garganta.
“Ah, querida” la reina dejó su labor en la mesa junto a si, y prestó atención a la doncella pelirroja que esperaba junto a la puerta con la bandeja en las manos “Pon eso aquí, linda”
Ash la observó a su pesar. Caminando lentamente frente a él portando su bandeja. Vestía como la mayoría de las aldeanas, no era algo extraordinario; una amplia blusa blanca que en nada ocultaba las misteriosas líneas que se adivinaban sensualmente bajo esta, y una falda marrón holgada y larga que escondía un par de pequeños pies de mujer.
Depositó el objeto en la mesa e hizo una reverencia, en ningún momento se atrevió a mirarlo.
Ash al contrario, captaba cada gesto, sus movimientos. Era hermosa. Gary tenía razón. Dueña de una belleza natural, que ni los maquillajes, las joyas y los vestidos de satén serían capaces de hacerle justicia a tanta perfección.
Ella hizo una pequeña reverencia y se alejó. Contoneando sensualmente las caderas tras sus pasos.
“ … Sus padres murieron en la ultima peste…” la reina estaba diciendo. Él ladeó la cabeza hacia su dirección escuchándola “Y no me pareció propio que una muchacha como ella destrozara su vida en el burdel… Dios, deberíamos abolir ese sitio… Sé que tiene un hermano mayor en algún lado, quizás en alguna guerra lejos del país… Por eso he decidido traerla al palacio, al menos aquí está protegida…”
“Naturalmente, majestad. ¿Y cual es el nombre de la muchacha?. Parece muy joven”
“Su nombre es Misty; y efectivamente May, es mas pequeña que tu por dos años. Tiene dieciocho, es toda una niña aún…”
La nombrada tocó el ruedo de su vestido amarillo de raso con aire pensativo “¡Pobrecilla!. Que horrible destino para alguien tan joven; sin familia ni nadie que se hiciera cargo de ella…”
“Es cierto…” la reina suspiró. Se puso de pie y tomó la fina porcelana entre sus manos, se volvió a la pareja “Discúlpenme, nos vemos en la cena”
“¿Desea que la acompañe a su habitación madre?” el muchacho se incorporó también.
“No. No es de buen gusto dejar a una dama sin compañía, hijo”
Y diciendo aquello, se alejó dejando a la joven pareja de novios solos en la habitación.


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“Su majestad ha estado muy callado desde la visita de Gary”
El joven volteó hacia la muchacha morena sentada a su lado. Todavía sostenía su mano, y esta parecía más pequeña dentro de la suya que era el doble de tamaño.
“Lo siento, May. ¿Decías algo?”
“¿Qué es lo que te preocupa?” ella se le acercó estudiándolo con sus cerúleos ojos. Soltó su mano por algunos segundos y le tocó las mejillas “Algo que Gary te dijo te mantiene muy turbado… ¿Hay algún problema?”
Él la miró fijamente por algunos segundos, luego sonrió y sacudió tranquilamente la cabeza. Tomó su mano y la llevó a su boca “Lamento preocuparte. No es nada”
Ella le devolvió la sonrisa y se inclinó hacia el joven, a punto estaba de tocar sus labios cuando unos débiles pasos se oyeron tras ellos, interrumpiéndola. Se incorporó avergonzada.
La misma muchacha pelirroja de antes se encontraba allí, con una mirada de vergüenza. Inclinó abruptamente la cabeza, e hizo una apresurada reverencia.
“L-lo siento…” murmuró con pena, aún teniendo la vista fija en el suelo “L-lo siento, alteza, su gracia… C-creí que no había nadie…”
En su voz había un suave acento que iba mas allá de la simple esencia femenina.
“Esta bien” May soltó un suspiro “Es parte de tu trabajo, hazlo”
La muchacha asintió y sin siquiera mirarlos, tomó el extenso trozo de tela que colgaba a un lado de su falda, y procedió a limpiar los vidrios.
Ash la observó en tanto los minutos corrían. La conversación con May se perdía a intervalos, pero sentía que no podía quitar la vista de la muchacha. Como si esta fuera un poderoso imán que lo atraía irresistiblemente.
Si la doncella se dio cuenta, no demostró ningún signo. Se ocupaba en mantener la cabeza baja y hacer su trabajo, como si la pareja allí presente no existiera.
“¿Ash?”
Él volvió la vista lentamente al ver la mano agitarse frenéticamente frente a su cara.
"Lo siento, ¿decías algo?" le sonrió a su novia a modo de disculpa.
"¿Qué es lo que ocupa tus pensamientos?"
"Ya sabes, May" la tranquilizó besando su mano otra vez, su piel se le antojó fría "Temas de protocolo"
Ella asintió con una suave sonrisa, se inclinó hacia él sin importarle que no estuvieran solos. Cerró los ojos en el último momento y sus labios se unieron con los del joven, sintió la presión en su mano conforme la caricia se intensificaba un poco.
Abrió los ojos tras ese momento notando que sus mejillas se habían encendido y sentía que sus labios estaban adormecidos. Suspiró complacida y por sobre el hombro del joven advirtió los ojos grandes y sorprendidos de la doncella pelirroja. Sin duda se había olvidado de su presencia en aquel lugar.
"¿Qué tanto me ves?" le preguntó con una ceja arqueada. No había querido sonar tan severa y cortante, pero su presencia de algun modo la intimidaba.
"L-Lo lamento, su gracia" le dio la espalda y recogió sus cosas del suelo, al segundo siguiente había hecho la reverencia y había desaprecido dejándolos a solas.
"¿Por qué hiciste eso?" Ash le peguntó alejándose imperceptiblemente, el ceño fruncido.
May lo miró como si no le entendiera "¿Hacer que?"
"Tratar de esa forma a la muchacha" se acomodó en su asiento "No estaba haciendo nada malo. Solo cumplía su trabajo. No puedes regañar a cada mucama por presenciar lo que hacemos ¿crees que ellas no se dan cuenta de la intimidad que existe entre nosotros?"
"¡Ash!" le recriminó sonrojada, pero él la envolvió en sus brazos y calló sus protestas con otro beso. A May no le importó, mientras tuviera al joven de esa forma en sus brazos nada importaba.
Absolutamente nada.

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Nota
El primer capítulo de la historia original de 'La Amante'. Si a alguien le gusta, puede que me anime algun dia a seguirlo.

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