miércoles, 9 de abril de 2008

Bajo la Lluvia


-no les haría nada mal darse una leidita de los demás chaps antes de empezar esto… Pueden leerlos aqui.... Bajo la Lluvia-

Bajo la lluvia 03

Gary POV

- Adiós Gary- sus manos de muñeca me cubrieron suavemente.
Contuve el aliento saboreando esa tibia sensación de encontrarme entre sus brazos. Oí unos murmullos molestos y abrí los ojos separándome de inmediato. Sus hermanas estaban hablando en voz baja y me miraban riendo de un modo extraño. ¿Acaso era tan evidente?.
- Gracias por traerme- el sonido de su voz me hizo verla de golpe.
- Ah, no fue nada- me rasqué detrás de la cabeza -¿Estarás bien?-
Sonrió -Creo que sí. Verás, esta es mi casa-
Me sonrojé. Yo y mí enorme boca que hablaba por si sola…
- ¿Gary?- Misty me apretó el brazo -¿Serías tan amable de pasarme mi bolso?-
- Ah, si claro- '¡Despierta tonto!'
Le entregó el bolso a una de sus hermanas y finalmente se volvió a mí -¿Quieres entrar un rato?-
- Eh… no- jugué con las llaves del auto y dije sin pensar -Tengo cosas importantes por hacer-
Ella me miró, sus pupilas convertidas en piedras, la boca se le contrajo ligeramente en un gesto de fastidio -Supongo que descuidaste tu trabajo por mí ¿verdad?- ¿había un tono desdeñoso en su voz normalmente suave? -Lamento haber interferido en tu vida, espero que esto no te traiga mayores problemas -me extendió la mano en forma casi abrupta -Entonces será hasta siempre, dudo que vuelva a ir a la liga. De ahora en adelante mis hermanas se encargaran del aspecto legal y la parte externa del gimnasio-
- Oh…- entrelacé sus dedos a los míos sintiéndome muy decepcionado. Secretamente había acariciado la esperanza de verla en las reuniones y los eventos que la asociación realizaba a menudo.
Bien, pues este era el baldazo de agua fría a mis tibias intenciones…
- Será como dices -La solté bruscamente -Adiós-
Sentí que me observaba muy sorprendida- Adiós-
Me di la vuelta y a grandes zancadas caminé hasta mi BMW. Arranqué a gran velocidad y me fui. Ok, esto era todo. Tras una semana de sentirme inquieto, incómodo y nervioso, con un humor de perros y cansado; luego de conocer una parte de mí cuya existencia carnal ignoraba, me encontraba listo para el manicomio.
Había sido una prueba difícil de soportar esos tres días que duró la convalecencia de Misty. Ella se comportaba como un ángel, atendiéndome y brindándome compañía. Y yo me sentía como un demonio. Desde luego los pensamientos que tenía hacia la muchacha estaban lejos de ser santos y recatados.
Oh, mi preciada libertad…
Bien, ahora que ya la tenía ¿Por qué sentía que me faltaba algo?. Dios me estoy volviendo loco…
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Misty no fue tan fiel a su palabra. Un mes después la vi en el cocktail que Brock Slate organizó para la nueva inauguración de su gimnasio en Pewter city. Ash también estaba allí.
Traté de ignorarlos a ambos hablando con Tracey, la investigación de mi abuelo -de la que él estaba ahora a cargo- había avanzado mucho y estaba poniéndome al tanto de las últimas novedades. A pesar de que lo que Tracey decía era importante, no podía quitarle los ojos de encima a la linda pelirroja.
Quizás era la forma en la que el vestido azul pálido revelaba las íntimas líneas de su cuerpo dándole un aspecto de porcelana a su piel. O la manera en que llevaba recogido el cabello, cubierto ahora de bucles que caían en desorden sobre sus hombros desnudos. Vaya que se veía hermosa esa noche.
Volteó un minuto de su charla con Duplica y me sonrió haciéndome una sutil seña con la mano. Le retribuí. Cuando volví a verla descubrí que se acercaba hacia nosotros y me entró pánico. Venía sonriendo y sus ojos habían adquirido el mismo azul descolorido de la falda. Me giré para esperarla, cuando vi que a cierta distancia Ash nos estaba mirando fijamente y comenzaba a acercarse también. Misty lo notó, pero en vez de seguir me espió con tristeza por lo bajo y rompió a caminar abruptamente hacia la derecha, despareciendo tras la puerta que conducía al parque. Segundos después y luego de dirigirme una ojeada severa, Ash pasó con rapidez tras ella perdiéndose tras el mismo lugar.
En mi mente pude imaginar al dedillo la tierna escena de la reconciliación. Los besos anhelados y las nuevas promesas de amor ferviente.
Me despedí de Tracey y los demás, y me fui. Soy un tonto. Por treinta días albergué esperanzas que esa misma noche se hicieron trizas.


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Al otro día metí unas cuantas mudas de ropa en un bolso y salí de viaje. En el avión puse al tanto a mi hermana de mi partida y por primera vez sentí su tristeza hacia mi situación. No quise oír sus argumentos y luego de darle las indicaciones pertinentes sobre mi casa y oficina, le corté sin esperar su consentimiento.
Esta era mi vida acabada, muerta. Tenía que encontrarla y recuperarla. ¿Dónde?. No lo sé pero en algún día debía estar esperándome…
Sin embargo el viaje que debía durar unas cuantas semanas acabó extendiéndose por un año. Al cabo del cual, parecía que mi corazón estaba conmigo otra vez.


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Pero los días comenzaron a tornarse grises y lluviosos, por lo que resolví regresar. No sé porqué pero odiaba la lluvia.
Ver el cielo cubierto y amenazante me deprimía. Pensé que no había mejor forma de deprimirse que estando en mi propia casa.
Nada más alejado de la verdad. Había empezado la estación húmeda y las tormentas me recibieron a mi regreso. ¿Pero que importaba?. Ya estaba aquí de todos modos.
La primera semana evité la oficina y esquivé con éxito los llamados insistentes de mi hermana. Sabía que había estado guardando por doce meses su discurso de sermones contra mí y a toda costa quería librarme de ellos…
Al otro día, mañana gris y lluviosa de primavera, resolví salir a caminar. El ejercicio es bueno para no pensar y yo necesitaba desesperadamente mantener mi cabeza ocupada para no hacer ninguna locura.
Mis pies me llevaron a esa plaza. Lugar que inconscientemente odiaba al igual que la tormenta infinita que caía del cielo. Si, ahora no solo me deprimía el clima húmedo sino que también lo aborrecía. Pero lo mas notable de mi 'nuevo' descubrimiento era que el coraje coincidía justo con el día lluvioso en que aquella pelirroja había irrumpido en mi vida.
- Detesto la lluvia- farfullé por lo bajo y como reafirmando esto, pisé una baldosa suelta embarrando todavía más mis empapados pies -La odio...-
Cerré el paraguas que a estas alturas no me había servido de mucho y proseguí con mi caminata incierta. Este lugar me torturaba de una forma que por momentos resultaba patética. En todo ese tiempo no había hecho otra cosa más que pensar constantemente en ella. Y a la vez trataba de hacerme a la idea que Misty era feliz con Ash y…
Resoplé. ¿Por qué era tan complicado enamorarse?
- Vaya, y al fin te dignas en aparecer…-
Me quedé inmóvil al oír esa inconfundible voz femenina detrás de mí.
- Llevo siete días viniendo a este lugar desde que me enteré que llegaste-
Volteé incrédulo. Misty estaba parada frente a mí sonriendo. Su apariencia era tal y cual como la recordaba; solo su cabello denotaba el cambio, estaba más largo y parecía oscurecido. Llevaba el paraguas abierto en una mano, mientras que con la restante se abanicaba el sonrojado rostro. No había dudas de que se había echado una larga carrera hasta aquí.
- Hum, hola Gary- se tocó la mejilla -Caminas muy rápido-
Abrí la boca para contestar pero no pude decir nada.
- Mírate, estás todo mojado -se acercó frunciendo el ceño -Te enfermarás, cúbrete-
- Yo…- tartamudeé -Tengo un paraguas aquí-
Pareció no importarle el hecho pues me cubrió con el suyo, y yo tuve que contener el aliento al notar lo cerca que estábamos. Extrajo un pañuelo del bolsillo y me secó la cara con suavidad. Me miró.
- May dijo que no has contestado a sus llamados y estaba muy preocupada. Te fuiste tan de golpe que me sorprendió. ¿Tienes problemas con la policía?-
Reí aliviando un poco mi tensión -No, en realidad necesitaba hacer este viaje-
- Ya veo…- se detuvo en su acción -¿Te pasó algo Gary?- involuntariamente acercó su rostro- Te has comportado muy extraño conmigo. Esa vez en el cocktail de Brock te fuiste sin siquiera despedirte-
Su cercanía era muy peligrosa. Apreté los puños para evitar el súbito impulso de abrazarla y besarla que corrió por mis venas. Retrocedí un paso poniendo parte de mis sentidos a salvo -Bueno, tú y Ash…-
- Ash y yo ¿que?- preguntó con cautela -Nosotros terminamos. Creo habértelo dicho durante mi estadía en tu casa-
Sin darme cuenta dejé caer mi paraguas - Oh…-
El clima pareció variar y tranquilizarse. Ella estaba apenada y nerviosa, pude notarlo.
- La verdad…- sonrió tímidamente poniendo su delicada mano sobre mi mejilla rasposa, por varios días sin afeitar -Estoy enamorada de otra persona- bajó la mirada -Solo que… no estoy muy segura si él siente lo mismo…-
Mientras hablaba se acercó colocando su otra mano en torno a mi rostro. Observé sus ojos claros expectantes, pidiéndome permiso antes de dar el siguiente paso. Incliné la cabeza, ella se puso en puntas de pie y nuestros labios por fin se encontraron. Rodeé con mis brazos su pequeña forma y le retribuí una y otra vez.
El beso se profundizó haciéndonos olvidar por un momento la leve llovizna que caía sobre nosotros y los paraguas que yacían olvidados a un lado. Solo era consciente de su cuerpo, su abrazo, su boca suave sobre la mía y la forma en la que murmuraba mi nombre entre besos cada vez más duros y exigentes.
Pasaron varios segundos más hasta que finalmente Misty se apartó. Me miró sonriendo, levemente agitada. Yo alcé una mano y con la yema de los dedos le acaricié los labios.
- Te amo- le dije casi sin pensar.
Su sonrisa se volvió mas ancha, tomó mi mano entre las suyas y la unió a la que estaba en su cintura. Luego me abrazó y me impulsó hacia ella dándome otro beso. Un beso más intimo.
- Yo también te amo, Gary- susurró después viéndome con esa expresión que para mí era tan familiar encontrar en sus ojos.
Y quizás era la lluvia, y quizás la odiaba. Pero esa mañana la tormenta hizo que Misty se viera para mí, más hermosa que nunca.


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Siempre me he maravillado de las vueltas que da el destino.
Durante toda mi vida lamenté mi existencia. La muerte de mis padres, la perdida de mi mejor amigo, el hecho de que mi abuelo nunca estuviera en casa para May y para mí, mi niñez floja que me impulsó a madurar de golpe en un mundo de adultos, a conocer los sinsabores de una adolescencia precoz cuando todavía era pequeño… Si, la infancia dejó huellas dolorosas que aún pesan en mi espíritu.
Luego vino el viaje Pokémon y el turno de ocupar siempre el segundo lugar en los torneos, de estar continuamente a la sombra de otro. De mi ex mejor amigo en este caso. A soportar el peso de la mediocridad bajo un titulo que nada tenía que ver con mi personalidad ni conmigo. Pero la gente suele ser extremadamente cruel en ocasiones… Así que esta era la vida que me había tocado vivir. Perdiendo más de lo que ganaba. Restando más que sumando.
Pero se acabó. Gracias a Dios se acabó.
La mujer pelirroja que duerme en mi cama -mi esposa, vale aclararlo- siempre me recuerda que tan importante soy en su vida; y que si no fuera por Ash Ketchum, ella y yo nunca nos hubiéramos conocido. Tiene razón. Así que solo me resta decir que todo lo que viví no fue tan malo, y lo pasaría otra vez -y muchas más- con tal de tener el resultado que hoy ven mis ojos.


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Nota:
Después de ¿4? Años me dignó a traer la conclusión de esta historia!. Debo decir que me gustó -Misty y Gary hacen linda pareja a mi parecer- y puse mucho empeño a la hora de finalizar esto -a pesar de que estaba escrito en un viejo cuaderno, allá sepultado en la caja de 'viejas ideas' la cual estaba llena de polvo… O.o-
En fin, que nadie se asuste! Sumi Chan sigue fiel al pokeshipper, aunque variar de vez en cuando no le hace mal a nadie, nop?. Y creo que esto esta bueno para que Ash se de cuenta de una vez por todas de lo que se puede perder por prestarle tanta atención a los pkmn :P
Y como sigo en esta racha de actualizar fics viejos -no sé porque me ha dado nostalgia por mis 'primeros hijos'- esta semana subiré el 3er capitulo de 'Cuando las cosas solo ocurren'
Nada más que decir, se me cuidan!
Sumi chan







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