martes, 3 de junio de 2008

Pecado Perfecto


Por un pequeño error mìo tuve que subir esta entrada otra vez ^^U. mañana estará online el 3er chap de Tierra Audaz


"An Ash and Misty’s fic"

-Surge es el Líder de gimnacio de una ciudad de Kanto, aparece en la 1ra temporada y tenía un Raichu. También le dijo a una muy sorprendida Misty que era una 'niña muy bonita'- ^^

Capitulo 02

El sol aún no había salido de su escondite cuando ella se levantó. Se acercó junto a la ventana examinando el día que se avecinaba, el cielo se teñía de dorado en el horizonte confirmando lo temprano de la hora. Se alejó de allí y tomó una jarra, depositó agua en el lavamanos y procedió a lavarse la cara y humedecerse el cabello para peinarlo como lo hacía diariamente.
Una rápida mirada de soslayo a la cama vecina a la suya le confirmó que su compañera no tenía pensado levantarse.
" Casey…" dijo en un susurro mientras deslizaba un viejo cepillo por su cabello largo y ensortijado. A la luz del amanecer arrancaba destellos anaranjados, y ella sabía que acarrearía un grandioso escándalo si no se lo recogía. Tomó una arrugada cinta negra de debajo de su almohada y lo anudó con precisión al extremo de la larga trenza que ahora coronaba perfecta la mitad de su cuello y espalda "Casey" repitió con algo de impaciencia, poniéndose la remendada falda marrón y anudando el lazo alrededor de su pequeña cintura.
Una cabeza de cabellos violáceos se dejó ver de la cama vecina "Dame diez minutos más, Myst…"
La aludida sonrió ante ese gesto infantil. Tomó la blusa blanca que descansaba a un costado de su lecho y se la metió por encima de la cabeza. Le quedaba algo grande así que la ajustó a un costado de la cintura haciéndole un nudo "Puedo cubrirte una hora si quieres " dijo agachándose mientras se abrochaba las botas "Pero solo antes de que la señorita May despierte. Creo que me odia y es capaz de echarme el desayuno a la cara si ve que se lo he preparado yo"
" ¿Por qué será?" Casey volvió a hundirse entre las almohadas, un bostezo se oyó "Esa arpía no quiere a nadie, salvo quizás a ella misma. No le hagas caso…"
" Bueno, debo preparar el desayuno para su alteza…" se palmeó el cabello de modo inconsciente y revisó que su apariencia estuviera en orden. Suspiró. El dinero de su próxima paga podría usarlo para reemplazar la desgastada blusa por una nueva y comprarse un par de botas en el mercado.
" No creas que no lo he notado…" la voz somnolienta volvió a oírse justo cuando la joven pelirroja estaba por abrir la puerta.
" ¿Qué cosa?"
" Como él te mira. La manera en que sus ojos te siguen por todas partes, en como deja de hablar cuando estás cerca…"
Bajó la cabeza, la trenza resbaló a un costado de su cuello tras la acción "No sé de que estás hablando…"
" No tengas miedo Myst. Sé que no lo haces a propósito… otra en tu lugar no hubiera dudado en sacar beneficio de eso" Casey se sentó en la cama. Tenía un rostro pálido y juvenil. Sus ojos parpadearon de sueño, volvió a bostezar "No todos los días descubres que el heredero a la corona ha puesto su atención en ti…"
" El príncipe Ash tiene una prometida" se obligó a responder. Aunque quizás la respuesta fue más para ella misma. Su mano tembló aferrada al frío picaporte. No quería pensar en eso, se confundía. La perturbaba la actitud del futuro monarca. La manera en como esos ojos castaños la seguían cuando pasaba junto a él, la sonrisa perezosa que le dedicaba cuando le llevaba algo, la amabilidad de la que hacía gala en su trato con ella, y que la hacía sentir como una dama de sociedad a pesar de ser solo una sirvienta. Esa sensación desconocida que la obligaba a bajar la cabeza frente a él, que llenaba sus mejillas de rubor y vergüenza.
" Otra en tu lugar se aprovecharía de eso… "
" Yo no sería capaz" contestó mordiéndose el labio antes de enfrentar la mirada de su amiga. Sus ojos verdes parecían más claros de lo usual "No es más que una tontería, una confusión"
" Si tú lo dices"
" Si" asintió y finalmente abrió la puerta "Una hora Casey, la reina madre me pidió que la acompañara al pueblo a media mañana y ya no podré cubrirte"
" Desde luego, Myst. Gracias. Estoy en deuda contigo"<><><><>Se dedicó a observar el paisaje por la ventana. Distraídamente revisó las praderas verdes y los lacayos que iban y venían cumpliendo sus labores matinales. Todo allá afuera seguía un rumbo pactado e inamovible, cerró los ojos un segundo y se concentró en borrar la extraña arruga que surcaba su frente. Suspiró.
" ¿Señor?"
La voz arrancó un cosquilleo que le erizó los cabellos de la nuca. Se volvió preparándose mentalmente para encontrarse con ella. Como siempre los ojos verdes evitaron los suyos centrándolos en cualquier otra cosa que estuviera más allá de él.
" El desayuno está listo" dijo la joven pelirroja estrujando la tela de su falda.Ash asintió y se sentó en la cabecera de la mesa como le correspondía. Luego de hacerle un imperceptible gesto, la joven pelirroja comenzó a servir el desayuno. Las manos de la muchacha temblaban cuando depositó la bandeja con los pocillos de porcelana frente a él, hizo la acostumbrada reverencia y luego escapó hacia la cocina.
Él degustó la infusión con el ceño otra vez fruncido ¿Por qué se sentía así?.
Nuevamente las palabras de Gary bailoteaban en su cabeza de un modo constante haciéndole sentir sucio y humillado. Él no era así. Él quería sentar cabeza, casarse con May, formar una bonita familia y ocuparse de su reino…Pero sus pensamientos se iban detrás de aquella doncella. Y no era solo lujuria, era algo más… algo extraño que tenía que ver con la forma en la que su humor variaba, en como su actitud cambiaba cuando la veía.
" Buenos días" la reina madre hizo su entrada con afabilidad. Se sentó a la derecha del joven pasando por alto su expresión.
" Buenos días madre" este se esforzó por devolver el saludo con alegría y despreocupación. Tomó la mano de la dama entre las suyas y le dio un cálido apretón "¿Qué tienes pensado hacer hoy?. Podríamos dar un paseo por…"
" Iré al poblado cariño" le interrumpió sonriendo, se acomodó en la silla justo cuando la doncella pelirroja llevaba la nueva bandeja con el desayuno "Misty y yo daremos una recorrida por la parte baja de kanto…"
Ash la miraba de soslayo intentando no perder el hilo de la conversación "Es peligroso su alteza"
" Para nada, llevaremos una escolta si eso te hace feliz. A menos de que desees acompañarnos…"
Ash las miró a ambas. La joven pelirroja estaba de pie junto al asiento de la reina sin duda esperando nuevas órdenes. Por un momento esos increíbles ojos verdes se cruzaron con los suyos, pero tan rápido como sucedió, centró la mirada en el suelo adquiriendo una actitud sumisa.
" Lo siento mamá. No podré ir con ustedes, Richie me traerá una nueva especie de halcón para entrenar y debo esperarlo"
" No me gustan esos animales, hijo" la reina pareció alarmada " Puede quitarte el ojo en un descuido…"
Él rió "No te preocupes, eso nunca pasará" la joven seguía mirando el suelo azorada, se apresuró a agregar "Escucha… puedes marcharte"
" Misty es su nombre, Ash" la dama intervino y le hizo un gesto a la estupefacta doncella "Ve a alistarte para salir querida, y ordena que nos preparen el carruaje"
" Si alteza, con su permiso. Señor…" se inclinó haciendo una reverencia y salió.
" Es una buena muchacha, le he tomado gran cariño"
Ash no contestó se sirvió café otra vez." Me gustaría convertirla en mi doncella personal ¿Qué crees hijo?"
" No suelo intervenir en ese tipo de detalles, alteza" respondió él divertido.
" Tienes razón lo discutiré con May. Si ella va a ocupar el puesto de mi doncella personal habrá que contratar una mucama nueva… a propósito ¿Dónde está esa niña?"
" Creo que aún no se levanta" comentó y ahogó el siguiente comentario "Asumo que habrá tenido una noche muy… complicada…"
" ¿Qué has dicho?"
" Le pediré a Surge que las acompañe" replicó y se puso de pie, besó la frente de la dama con ternura y salió del salón.
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" Casey, gracias a Dios que ya estás aquí" la joven pelirroja dejó las bandejas al costado de la gran mesada y se volvió a su amiga que parpadeando de sueño se anudaba el delantal a la cintura.
" Si, aquí estoy"
" La señorita May aún no se levanta, pero la reina ha ordenado que se le suba el desayuno a su aposento"
" Muy bien" bostezó y la miró fijamente "¿Y tú?"
Misty estaba colocándose un chal de lana sobre los hombros "Debo decirle algo al cochero…" salió mientras hablaba y su voz fue perdiéndose por el corredor.
Casey se encogió de hombros y procedió a calentar el agua con extremo cuidado, pues a la prometida del príncipe no le agradaba que su té tuviera el gusto rancio del agua pasada del primer hervor.
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" Un carruaje para dentro de dos horas, si" el cochero, un hombre que peinaba sus primeras canas sonrió ante el pedido "¿Quienes viajaran?"
" La reina madre y yo"
" Muy bien" el hombre asintió y acarició el cuello de una hermosa yegua blanca que relinchó con suavidad ante el gesto "Pondré la yunta favorita de su alteza entonces" retrocedió llevándose al elegante animal "Con tu permiso, Misty"
" Claro Sam" el hombre se alejó silbando, y la muchacha ciñó el chal a sus hombros. A esa hora aún hacía frío. Se giró con la intensión de volver al palacete cuando de frente se encontró con un par de ojos azules que la obligaron a dar dos pasos hacia atrás.
" Buenos días Misty"
" Señor Surge" siguió retrocediendo "Buenos días…"
" Hacía mucho que no te veía " el hombre, rubio, grandote y que casi la doblaba en edad, adelantó en un tranco lo que ella había puesto de distancia y la agarró con fuerza del brazo "¿Has estado escondiéndote de mí?" sus ojos relampaguearon mientras la miraba fijamente.
" Señor… me está lastimando…"
" Eso es para que no te olvides, querida" le dobló el brazo hacia atrás y la inmovilizó contra su cuerpo grande y hosco "No te olvides a quien perteneces…" le besó la mejilla riendo "Las muchachitas como tú tienden a no recordar ese tipo de cosas… pero yo sé como tratar a las de tu clase…"
" Por favor" Misty se retorció sin éxito. Él era muy rudo, y sentía sus huesos pequeños y delicados bajo esa gran manaza de hombre." Aún no hemos terminado" su mano descendió y con los dedos le tocó la parte baja de la espalda. Ella se puso rígida y él sonrió "¿Te gusta que te toque así, verdad?"
" ¡Suélteme!"
" ¡SUÉLTALA!" una nueva voz entró en escena, y en un tono que evidenciaba el alto rango que poseía. Aquel titulo que ponía en manifiesto el dar órdenes, y el ser obedecido sin discutir.
Misty giró la cabeza para ver quien era su salvador, y el corazón se le fue a los pies. El príncipe estaba frente a ellos envuelto en un chaquetón de cuero. Desde allí y debido a su apariencia, pasaba como un joven cualquiera. Pero era debido a su porte, su actitud y en como su mandíbula tensa se elevaba mientras hablaba, lo que lo distinguía como el futuro joven monarca.
Algo en la forma en la que estaba de pie, majestuoso, imperturbable ante ellos lo señalaba como alguien fuerte, valiente y noble.
" Señor" el hombre rubio suavizó su gesto pero no soltó a la muchacha.
" Surge, suéltala" él dio un paso hacia ellos sin quitarle la vista de encima a la chica cuyo rostro se escondía bajo la madejas de cabello rojo. Era obvio que no quería verlo.
" Pero señor, ella es…" Surge empezó, pero al ver la actitud cortante de su empleador la soltó sin más "Ella es una zorra…"
Misty se encogió débilmente ante ese comentario, se abrazó a si misma y se alejó del grandote a paso trémulo.
" Por tratarse de alguien conocido por mi familia, y por haber servido a mi padre en sus años de reinado, pasaré por alto esta conducta y ese comentario…" Ash dijo en tono gélido "Pero que esta situación no vuelva a repetirse"
" Claro que no, alteza" fue la respuesta a regañadientes, luego de la cual ensayó una reverencia forzada "Con su permiso" y se alejó rumbo a las caballerizas.
Misty se quedó ahí, preguntándose si después de agradecerle también la despediría. Después de todo, las palabras de un hombre mayor y experimentado tenían más peso que las de una simple muchacha sin hogar, y ella sabía que aquel era un mundo demasiado injusto, y muchas veces la mentira y la codicia se imponían sobre la justicia y la sinceridad. Se encogió ante la idea… si la echaban, fuera de aquel palacio no tenía un lugar donde vivir.
" Muchas gracias, alteza…" dijo con voz suave y temerosa, luego de lo cual hizo una reverencia tomando los bordes de su falda.
" ¿Te encuentras bien?" preguntó él en cambio dando unos pasos hacia ella, manteniendo la distancia señalada entre un patrón y su sirvienta.
" Si señor, gracias" lo reverenció otra vez, viendo la punta de las botas masculinas y sus piernas enfundadas en esos pantalones de caza "Gracias" reiteró, y levantó la cabeza para mirarlo. Le sonrió levemente intentando no ser impertinente.
Ash la observó fijo sin decir palabra. Ella tenía unos dientes perfectos, y labios carnosos y suaves.
" Intenta ser más precavida la próxima vez" le dijo con la voz carente de emoción "Provocar a un hombre no tiene nada de seguro"
Misty abrió la boca para decirle en verdad como fueron las cosas, pero el príncipe giró sobre sus talones y se alejó dando por terminado la plática.
La joven soltó un suspiro, se cuadró de hombros y con pasos suaves volvió a entrar al palacio.
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Lady May acariciaba con ternura los oscuros cabellos de su prometido, cuya cabeza descansaba en su regazo. El joven estaba anormalmente callado y renuente a las caricias de la chica. Parecía abstraído, como si algo importante ocupara sus pensamientos.
" Ash ¿Qué te pasa?" May preguntó por milésima vez, recorriendo con las yemas de sus dedos los contornos de la cara masculina.
Él no contestó inmediatamente, cerró los ojos unos segundos antes de tomar la mano femenina y llenarla de besos cortos y pálidos.
" No me ocurre nada, milady"
Ella le delineó los labios "Estás muy quieto y callado…"
" Anoche te quejabas de todo lo contrario…"
" ¡Ash!" May exclamó avergonzada golpeando el hombro de su prometido quien ya se había incorporado.
Instantáneamente, él cayó sus protestas con un beso que pretendió ser suave. Pero la mujer que sus brazos sostenían insistió en hacer eso más apasionado. Uno de sus brazos se enredó alrededor del cuello masculino, en tanto su otra mano ascendía por su chaqueta, metiéndose entre su camisa hasta hallar la piel desnuda, y Ash le respondió como debía cuando las uñas de ella le rasguñaron la carne. La apretó contra el diván inmovilizándola con su cuerpo.
" Ash…" May gimió contra sus labios, feliz de saber como complacer al hombre que amaba. Le dio besos más suaves recordándole el lugar donde estaban.Él besó su barbilla manteniendo cierta imagen en su mente.
" ¡Ejem!" alguien exclamó desde el umbral de la habitación "Por favor, les rogaría mantener la compostura" siguió diciendo una alegre voz masculina. Los pasos se acercaron y la silueta de un hombre moreno fue bien apreciada.
"¡Brock!"
" Este joven fue muy gentil en escoltarnos hasta aquí" la reina madre añadió entrando en la habitación cargada de varias cajas, detrás de ella y como él esperaba, otra silueta fue legible, y la doncella pelirroja hizo su aparición llevando otro número de cosas. Sus mejillas enrojecidas le daban la pauta de que quizás lo transcurrido allí había contado con un pequeño número de espectadores. Lo siguiente dicho por la reina se lo confirmó.
" Por amor de Dios, intenten mantener las reglas de etiqueta, al menos cuando uno de nosotros está presente…"
"Mamá" el futuro monarca sonrió y se acomodó en el sillón, tomando con cariño la mano de su prometida "Prometo que nos portaremos bien cuando tú estés presente"
May estaba demasiado abochornada para hablar. Se acomodó las mangas del vestido verde que tenía puesto, alisando las arrugas con sus manos. Se aclaró la garganta y por fin enfrentó a los ocupantes del salón. Sonrió a su tía y futura suegra "Lo siento, alteza. Procuraré ser más perceptiva y no mancillar mi nombre…"
" No es para tanto querida" la reina dejó los paquetes a un lado y fue a sentarse, Brock sonriente le alcanzó una silla.
"Tú trae algo de tomar" May añadió dirigiéndose a Misty cuya vista se centraba en el suelo "Rápido"
"No May" la reina la contradijo "Desde hoy, Misty será mi doncella personal"
"Pero…"
"Le traeré algo de beber, su alteza" Misty murmuró avergonzada de que su nombre estuviera en medio de un desacuerdo. Era obvio que a la prometida del príncipe no le hacía gracia que la reina madre le hubiera dispuesto un nuevo cargo. Tragó con dificultad ¿Por qué esa mujer la odiaba tanto?. May no tenía nada que envidiarle, había nacido en una buena cuna y estirpe. Usaba vestidos bonitos y era dueña de una belleza única. En cambio ella… Ella a lo máximo que podía aspirar era a contraer matrimonio con un noble generoso que portara un titulo insignificante y pequeño.
Preparó varias copas en una bandeja y dispuso una enorme jarra de limonada y otra de agua fresca. Sus manos se tambalearon bajo el peso, pero se animó a apresurarse otra vez al salón.
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"Su alteza, deseo casarme"
El hombre grandote y rubio, esta haciendo una reverencia ante los allí presentes.
"Esa es una muy buena noticia, Surge" la reina sonrió encantada.
"Por supuesto que si" May añadió juntando las manos en un gesto complaciente "Ya iba siendo hora de que un hombre como tú vaya sentado cabeza"
"He oído su consejo, su gracia" el hombre le sonrió solemnemente a la joven morena, quien le devolvió el gesto con un movimiento de cabeza "Y siento que ya ha llegado la hora de que forme mi hogar"
"Estoy de acuerdo" la reina prosiguió viendo de soslayo a su hijo que mantenía un silencio prudencial. Estaba serio y miraba al hombre rubio con cautela
"¿Tienes alguna candidata en mente?"
"Si, alteza. Por eso estoy aquí, para que usted apruebe mi solicitud de cortejarla…"
"Desde ya cuentas con mi aprobación"
"Vamos Surge, vas a matarnos de la intriga ¿Quién es?" prosiguió May con una sonrisa manteniendo el rostro expectante.
Misty se acercó en ese momento portando la bandeja. Evitó mirar al hombre rubio y siguió su camino con manos trémulas.
"Es ella" Surge la señaló con humildad "Deseo casarme con ella, alteza"
Las manos de Misty se hicieron agua y la bandeja con todo lo que contenía fue a parar al suelo derramándose por todo el mármol a sus pies. Un horrible zumbido taladraba sus oídos, así que se los cubrió con las manos mientras sentía que sus gastadas botas se mojaban con la limonada y el agua derramadas.
"¡Una grandiosa elección!" May exclamó batiendo palmas. Junto a ella, su prometido se había quedado tieso. La reina madre estaba estupefacta y el visitante, Brock, miraba hacia uno y otro lado preguntándose si debía socorrer a la atolondrada doncella o darle las felicitaciones al futuro novio.
May pareció ser la primera -y la única- en reparar su falta de descortesía se acercó de un salto al hombre, quien de pie le llevaba más de dos cabezas, y extendiéndole su mano pequeña se la estrechó de arriba abajo "Felicidades Surge. Si no es de molestia, me gustaría contribuir con el ajuar de la futura novia…"
Las palabras de esta llegaron a los oídos de Misty, quien lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos con fuerza y evitar las lágrimas -que como docenas- se amontonaron entre sus pestañas.

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